Argentina/ reducción de retenciones: un alto precio para asegurar dólares [Esteban Mercatante]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Mar Dic 15 00:00:32 UYT 2015


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Correspondencia de Prensa

15 de diciembre 2015

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Argentina

Reducción de retenciones: un alto precio para asegurar dólares

El anuncio realizado por Macri de reducir las retenciones para la soja y
eliminar para demás cultivos, la carne y economías regionales, significa
devolver de acá en más al entramado del agropower una cuantiosa renta, a
cambio de que entreguen dólares.

Esteban Mercatante

La Izquierda Diario, Buenos Aires, 14-12-2015

http://www.laizquierdadiario.com/

El anuncio realizado por Macri en la localidad bonaerense de Pergamino, de
que serán reducidas las retenciones a la soja en 5 % y se eliminar para el
resto de la producción agropecuaria, concretó una de las primeras medidas
que había anticipado Macri después de resultar electo el 22 de noviembre. El
apuro por concretarla se explica por una de las mayores urgencias que tiene
la nueva administración: asegurar los dólares que permitan cumplir la
promesa de eliminar los controles cambiarios y unificar la cotización del
dólar con una fuerte devaluación. Las patronales agrarias venían reclamando
dos cambios en la política económica para vender: la reducción de
retenciones (o preferentemente su eliminación lisa y llana) y el ajuste
cambiario. Macri concreta la mitad esta exigencia. A cambio, logra el
compromiso de las cerealeras de adelantar parte de los dólares que el campo
irá ingresando cuando se concrete el segundo de estos cambios.

Las estimaciones sobre los dólares que podrían generar los granos retenidos
que podrían liquidarse en los próximos meses, más lo que se exportará de la
cosecha de trigo, rondan los 10 mil millones de dólares (según las
estimaciones que hacía el ex jefe de la AFIP Ricardo Etchegaray sólo los
granos retenidos sumaban 13 mil millones de dólares).

La medida tomada por la administración entrante representa un fuerte giro en
la política económica que se estableció en la Argentina desde el año 2002.
Durante ese año, luego de la megadevaluación que llevó el dólar de 1 peso a
3 pesos, se establecieron las retenciones a las exportaciones del 5 % en la
industria y el 20 % en el agro, para aprovechar las ganancias
extraordinarias que genero la reducción de los costos internos, y, en el
caso del agro desde finales de ese año, los altos precios internacionales.
Con las retenciones el Estado se apropiaba en el caso de las producciones
agropecuarias de una parte de la renta agraria diferencial. Cuando hablamos
de renta, nos estamos refiriendo a aquella parte del precio de las
mercancías agrarias (sean granos, carne u otros) que va a manos de los
propietarios de la tierra en virtud del monopolio que tienen sobre el suelo
cultivable. En el caso de la producción agraria en la Argentina, la renta se
amplía gracias a las ventajas agronómicas y climáticas que permiten producir
con una mejor relación rinde/capital que en otras latitudes, lo que permite
obtener una mayor rentabilidad por hectárea.

Por esta diferencia, el capital agrario local es capaz de realizar con la
venta de su mercancía no solo una ganancia media,sino una plusganancia. Esta
plusganancia, que se debe a la mayor productividad del trabajo con la que
opera el capital abocado a las mejores tierras, es lo que se define como
renta agraria diferencial. Este plus se convierte en renta diferencial, que
va a manos delos dueños de la tierra. Aunque en nada contribuya la propiedad
a las ventajas que permiten la renta diferencial, ya sean naturales o
producidas (porinversiones acumuladas que elevan el rendimiento del suelo),
su monopolio sobre esta condición sine qua non para la producción agraria
les permite imponer esta apropiación. Pero no sólo ellos se apropian de
renta diferencial. También las cerealeras, los pooles de siembra y grandes
sociedades agropecuarias, así como los proveedores estratégicos de semillas
y agroquímicos, logran participar de la apropiación (como analizamos en el
capítulo 7 de La economía argentina en su laberinto. Lo que dejan doce años
de kirchnerismo).

Con las retenciones, el Estado se apropia de una parte de esta renta. Esta
apropiación fue motivo de escándalo por parte de las patronales agrarias
desde que fueran implementadas en 2002, y esto, a pesar de que como muestra
Juan Iñigo Carrera durante este período se registró un notorio incremento de
la magnitud de renta total (ver “Terratenientes, retenciones, tipo de
cambio, regulaciones específicas:Los cursos de apropiación de larenta de la
tierra agraria1882-2007”).

En promedio, las retenciones representaron un 30 % de la renta agraria
durante este período según nuestras estimaciones. Con la eliminación de
retenciones para todos los cultivos excepto la soja, y la reducción de estos
últimos, le Estado renuncia a apropiarse de algo así como un 35 % de esta
renta agraria de acá para adelante (se seguirá apropiando de una proporción
de la renta de la soja, que es la mayor parte del total). Esta medida, aún
sin considerar el efecto favorable que tendrá la devaluación, representa ya
un formidable incremento del excedente que queda en manos del sector
agropecuario.

Impacto fiscal

¿Qué representa en términos impositivos esta concesión al sector
agropecuario? A primera vista parecería que no demasiado. Veamoslo con los
datos de recaudación del año 2014: durante ese año los Derechos de
exportación (retenciones) totalizaron 84 mil millones de pesos, lo que
equivale al 6,6 % de la recaudación del Estado nacional. Si descontamos los
derechos de exportación a la industria, minería, y otras actividades,
tenemos 64,5 mil millones que corresponden al sector agropecuario. De estos,
53 mil millones corresponden a la soja y sus derivados. Con números de 2014,
podemos decir que los cambios en las retenciones anunciados hoy, representan
la renuncia a recaudar impuestos por algo menos de 2 % de la recaudación
total.

Esto no parece demasiado a priori. Pero se trata de una cesión que cobra más
relieve en términos de lo que cuesta al Estado nacional si consideramos que
se trata de impuestos no coparticipables (sólo en el caso de la soja se
coparticipa un 30 % de lo recaudado).

Esta cesión de renta se justifica desde el punto de vista gubernamental con
la consideración de que el campo aporta un insumo en muchos aspectos más
importante: dólares. Si para que los productores vendan sus granos,
aceptando terminar en sus manos con pesos argentinos para que el Banco
Central se quede con los dólares de la exportación, es necesario hacer esta
jugosa concesión y soportar el impacto fiscal, el gobierno está bien
dispuesto a hacerlo.

Precios descuidados

El impacto de las retenciones no se limita a la dimensión fiscal. La
apropiación parcial de la renta agraria por parte del Estado nacional
mediante retenciones también significa una disociación de los precios de los
productos agrarios en el mercado interno, de los que tienen esas mercancías
en el mercado internacional. El efecto que tienen las retenciones no se
limita a las mercancías de exportación alcanzadas por el gravamen, sino que
tiene también impacto en los precios de las mercancías que “compiten” con
estas por el uso de la tierra. Por eso, incluso un cambio en la retención de
un producto sobre la soja, de la que la mayor parte de lo sembrado en el
país no es para consumo humano y por ende no afecta la alimentación, tiene
impacto sobre los demás precios. Este es directo y mucho más poderoso cuando
se trata del trigo o de la carne, como es el caso en la actualidad.

Por eso, podemos prever que el impacto de estos anuncios será un fuerte
incremento en el costo de la canasta alimentaria. La sonrisa de Alfredo de
Ángeli al acompañar a Macri en el acto de hoy, siendo quien en medio del
lock out agropecuario proclamó que el lomo debería estar a 80 pesos cuando
por entonces costaba casi la mitad (a precios de hoy su planteo equivaldría
a un lomo costando más de 300 pesos), es un sugerente anticipo de lo que
vendrá.

La reducción de la apropiación de renta del Estado a través de las
retenciones, tiene consecuencias que impactan sobre el reparto de la
plusvalía entre todos los sectores capitalistas, así como en la distribución
del ingreso entre el capital y el trabajo.

La Argentina “supermercado del mundo”

La decisión de Macri no está anclada sólo en las urgencias coyunturales. Es
resultado de las ilusiones que su administración comparte con los muchos
nostálgicos de la “Argentina potencia” de principios del siglo XX, de
reeditar el sueño de La Pampa próspera como base del proyecto nacional. Una
Pampa, eso sí, ahora ampliada hacia el norte y el oeste gracias al
corrimiento de la frontera agropecuaria. Un sueño agiornado al siglo XXI, ya
que a los granos y las carnes se les agrega sus derivados industriales. Por
eso Macri sostiene que aspira a “lograr que exportemos menos cereales.
Tenemos que dejar de ser el granero del mundo para ser el supermercado del
mundo”. La lógica subyacente para pasar del granero al supermercado sigue
siendo la misma: “liberar” las iniciativas del sector agropecuario,
restringiendo el arbitraje estatal operado a través de la apropiación de
renta. Este sueño de los chacrers sólo puede traducirse como pesadilla para
la mayor parte del pueblo trabajador, ya que el correlato de todas las
implicancias distributivas que tiene la reducción de las retenciones, con la
menor apropiación de renta vía intervención estatal, será siempre un
reforzamiento de la presión para abatir las condiciones de remuneración de
la clase trabajadora para compensar así el estrechamiento que impone el
menor reparto de renta. Aunque las posibilidades de esto quedarán
determinadas por la relación de fuerzas entre las clases, incrementa el peso
en la balanza en favor de todo el capital (agrario e industrial) contra la
fuerza de trabajo, ya que significa una limitación (voluntaria) de algunos
de los mecanismos con los cuales el Estado busco arbitrar para operar como
acolchonador de las contradicciones entre las clases.

Que Macri se apurara para hacer este guiño al campo el mismo día que
concluirá visitando a la industria, muestra la importancia de la nueva
administración en mostrar un gesto hacia un sector considerado estratégico,
a pesar de que la perspectiva difícilmente sea para el agro volver a vivir
un boom como el de la última década. Una muestra de la Argentina que viene.

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