Grecia/ Syriza se enfrenta a decisiones difíciles [Dimitris Belladis]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Lun Ene 19 20:26:24 UYST 2015


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Correspondencia de Prensa

boletín informativo – 19 de enero 2015

germain5 en chasque.net

A l’encontre – La Breche

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Grecia

Syriza se enfrenta a decisiones difíciles

Dimitris Belladis *

A l´encontre-La Breche

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Traducción de Viento Sur

Syriza puede convertirse en una fuerza de contestación antineoliberal y
anticapitalista, aunque por desgracia esta coalición también puede ser la
base de un gobierno que aplique una política social-liberal. No existe una
tercera solución.

Tras la caída del gobierno de coalición entre Nueva Democracia y el Pasok
(Movimiento Socialista Panhelénico) –a pesar de los esfuerzos coordinados
del capital y de las instituciones de la eurozona por apuntalar al gobierno
de Samaras y a pesar de la propaganda que vaticina el hundimiento de la
economía griega–, la perspectiva de las elecciones ha abierto una
posibilidad histórica para Syriza y para el conjunto de la izquierda griega
e internacional. Es la primera vez desde el periodo de la ocupación durante
la Segunda Guerra Mundial –periodo en que la izquierda comunista tradicional
tuvo la oportunidad de asumir el poder gubernamental en Grecia y en Europa–
que la izquierda radical puede acceder al gobierno sola o en coalición. Es
también la primera vez desde el comienzo de la crisis económica
internacional en 2007-2008 que un país sometido a la supervisión de
instancias internacionales (la Troika) tendrá la oportunidad de aupar a un
gobierno de izquierda.

El éxito o el fracaso de esta experiencia tendrá enormes consecuencias
políticas, ideológicas, morales y psicológicas para los diversos componentes
de la izquierda que se sitúan “a la izquierda de la socialdemocracia”, y
esto determinará el éxito o el fracaso inmediato en este periodo de lo que
se ha calificado de “guerra de posiciones” o de “vía democrática al
socialismo”, según las distintas maneras de enfocar esta situación. O bien
la izquierda abre una vía de ruptura decisiva con el capital –muy distinta
de una simple “gestión humanitaria” de la crisis capitalista– y emprende una
transición al socialismo, en cuyo caso adquiriría un peso moral suficiente
para echar por la borda la famosa fórmula de que “hoy por hoy no podemos
avanzar hacia el socialismo; esta perspectiva pertenece a un futuro muy
lejano”. O bien la izquierda (Syriza) no se convertirá en una fuerza
socialdemócrata clásica, sino en una gestora social-liberal, una correa de
transmisión de las políticas variables del Banco Central Europeo (BCE) o de
EE UU, en un gobierno que mantenga buenas relaciones con Merkel, Schäuble,
Juncker y compañía.

La única alternativa creíble al liberalismo puro y duro no consiste en
restaurar un keynesianismo clásico o edulcorado, sino que pasa por poner el
acento en una perspectiva anticapitalista que abra la vía hacia el
socialismo como única estrategia de salida de la larga crisis capitalista
estructural sobre la base de un programa transitorio. Desde este punto de
vista, estamos de acuerdo con la afirmación de que Syriza “no puede
convertirse en una socialdemocracia”, como declaran a menudo los líderes de
la coalición de la izquierda radical. Con un añadido importante: Syriza
puede convertirse, o bien en una fuerza antineoliberal y anticapitalista
–mediante la construcción de un frente de izquierda, de abajo arriba–, pero
también puede abrir la vía a un gobierno de gestión social-liberal.

El programa inmediato

Si se confirma la perspectiva de una ruptura, lo que adquirirá actualidad y
una gran importancia táctica será la cuestión de un programa gubernamental
inmediato (los “cien primeros días”), acompañado de un apoyo popular y
social de naturaleza dinámica. Este programa debe marcar un retorno a la
postura fuerte y enérgica expresada por Syriza durante el periodo 2008-2012
o incluso en ciertos momentos de 2012-2014, como la larga ocupación de la
ERT (la radiotelevisión pública griega clausurada por Samaras en junio de
2013) o la resistencia en los bosques de Skouries (región en que el gobierno
había adjudicado a un grupo canadiense la licencia para explotar una mina de
oro, provocando una resistencia amplia y decidida por parte de la
población). El programa expuesto en la Feria Internacional de Salónica en
septiembre de 2014 puede servir de “vehículo” para extender nuestra
influencia, pero es insuficiente.

Los puntos programáticos presentados en aquella ocasión se refieren a lo que
es estrictamente necesario para la gestión y la resolución de una crisis
humanitaria aguda, pero hay que poner el acento en medidas que modifiquen
notablemente el equilibrio de fuerzas entre las clases y reflejen la
potencial hegemonía de las masas trabajadoras en el seno de Syriza. Se trata
de medidas como el retorno al salario mínimo de 751 euros, la reintroducción
de los convenios colectivos, la exención fiscal de los ingresos anuales
inferiores a 12 000 euros, la abolición de la ENFIA (impuesto sobre la
propiedad del suelo, incluidas las superficies no habitadas), la
reintroducción de las 14 pagas para los jubilados y el aumento a 700 euros
de la pensión mínima. A esto se añaden los gastos para los sectores de la
educación y la sanidad y las inversiones para el empleo público.

Sin embargo, la financiación de estas medidas no se ha concretado
suficientemente, salvo con respecto a las fuentes señaladas en Salónica, a
saber, el cese temporal del pago de la deuda o un cambio del sistema
tributario con respecto al capital, a los banqueros, a los armadores y a los
grandes terratenientes. Para un gobierno de izquierda no es posible ni
deseable –en la medida en que no se trata de un gobierno de “salvación
nacional”– satisfacer todas estas necesidades como si acabáramos de salir de
una guerra social que ha durado cinco años y como si lo que ha sucedido
fuera el fruto de un malentendido. Por tanto, hemos de clarificar qué
significa la “abolición” unilateral e innegociable de los memorandos en
términos de leyes que se apliquen punto por punto: leyes relativas a los
salarios, las pensiones, la seguridad social y el derecho al trabajo, sobre
el control de la banca, la renacionalización de los sectores privatizados y
la eliminación del TAIPED, es decir, el fondo para el desarrollo de la
propiedad pública, creado por Samaras para vender a cambio de nada los
bienes públicos. Se trata asimismo de poner fin a los despidos y al
desmantelamiento de sectores públicos (educación, sanidad, etc.) y de
asegurar unas condiciones de vida dignas a los parados que dejen de percibir
el subsidio, a los ciudadanos excluidos de la seguridad social y a los
inmigrantes. Finalmente, es preciso restablecer el derecho de manifestación
y retirar del espacio público a las fuerzas especiales de la policía. Al
mismo tiempo habrá que lanzar una campaña y adoptar medidas concretas contra
el fascismo y el racismo. A medio plazo habrá que abolir todas las leyes y
reglamentos derivados de la adopción de los memorandos, lo que afectará a
400 leyes y miles de decretos y ordenanzas.

El programa de conjunto

Conviene recordar que Syriza no solo accederá al poder gubernamental ni
desarrollará su programa político sobre la base de lo que manifestó Alexis
Tsipras en la feria internacional de Salónica de 2014. Syriza tiene un
programa que habrá que desarrollar y que se adoptó en el congreso de julio
de 2013. Dicho programa establece claramente los instrumentos políticos y
económicos para avanzar hacia una redistribución social y una reconstrucción
productiva que responda a las necesidades de la sociedad. Esto implica un
control público y la propiedad de la banca, la suspensión de la
privatización de empresas públicas que desempeñen una función estratégica,
así como la adopción de medidas encaminadas a responder a las presiones y al
chantaje del capital, de la troika y de los acreedores.

Estas medidas no dejaron de ser válidas tras la feria de Salónica, donde se
puso de manifiesto el programa mínimo de aplicación inmediata, pero no el
conjunto de nuestro programa de gobierno aplicable a corto y medio plazo.
Uno de los objetivos principales sigue siendo la supresión de lo esencial de
la deuda, que por lo demás es imposible de pagar, en vez de medidas a medias
como una restructuración (con ampliación de los plazos de devolución), una
renegociación de los tipos de interés o siquiera una estricta moratoria. Es
imposible desarrollar una política favorable a las masas populares y
trabajadoras si continúa la pesadilla de la deuda y de su reembolso o el
objetivo de un presupuesto equilibrado acorde con las exigencias de los
mecanismos europeos de estabilidad.

Para terminar, las relaciones con las demás fuerzas de izquierda tras las
elecciones, las iniciativas a escala regional y local con los aliados y la
movilización popular son condiciones absolutamente necesarias para la
supervivencia de un gobierno de izquierda, un gobierno que tenga a Syriza
como columna vertebral. Necesarias también para iniciar un proceso de
derribo del sistema y no simplemente para “frenar” la “restructuración
capitalista” que tiene lugar en Grecia y en Europa desde hace años. La
victoria puede ser nuestra. 

* Dimitris Belladis es miembro independiente de la Plataforma de Izquierda
de Syriza y candidato en las elecciones parlamentarias del próximo 25 de
enero.

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