Refugiados/ Europa ante su niño muerto [Rafael Poch]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Sab Sep 5 12:11:09 UYT 2015


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Correspondencia de Prensa

boletín informativo – 5 de setiembre 2015

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Refugiados

Europa ante su niño muerto

Rafael Poch

La Vanguardia, 4-9-2015

http://blogs.lavanguardia.com/

Es justo que quienes fomentan guerra y miseria con imperialismo y un
comercio abusivo y desigual, reciban las consecuencias demográficas de sus
acciones.

«Una imagen que ha dado la vuelta al mundo y despierta las conciencias»,
explica Bernard Henry Levy, sobre la foto del cadáver del niño sirio varado
en una playa turca. El “popular diario” Bild animando una campaña de acogida
de refugiados con ayuda de igualmente populares futbolistas. La Canciller
Merkel apelando a la humanidad y a los valores, y reafirmando su “gran
liderazgo europeo” en esta cuestión, nos explican editorialistas de
renombre. Tres momentos que confirman que en Europa ya no hay ni lugar para
la vergüenza. Es la hora de la gran tomadura de pelo.

La estrella mediática parisina, agitador de todas las intervenciones
militares del humanitarismo euroatlántico, no relaciona sus prédicas
belicistas con el niño muerto huido de Siria. Tampoco lo hizo con las
oleadas balcánicas, afganas, libias o iraquíes. Los Estados cuya destrucción
y disolución ayudó a justificar en nombre del interés supremo de la
geopolítica y economía occidentales, producen éxodos -y terrorismos-
claramente identificables. Cuanta más guerra y desolación se siembra en la
regiones en crisis, mayor será el flujo hacia Europa. Es una consideración
bien banal pero, ¿quién nos la va a recordar estos días? ¿El “popular
diario”, quizás?

Bild es el primer diario xenófobo del continente y el de mayor tirada. Su
campaña es genuina: la gran operación de imagen del país del “Nein” y del
“Grexit”, cuyo nacionalismo post reunificación -inscrito en los tratados
europeos, en las reglas del Banco Central Europeo y hasta en la misma moneda
única- ha mandado al traste medio siglo de integración europea y de
redención por el desastre nazi. El establishment alemán necesitaba,
ciertamente, una campaña de imagen y la crisis de los refugiados se la ha
dado.

Alemania recibirá este año 800.000 refugiados, según las infladas cifras del
gobierno federal, de momento poco más de 200.000 solicitaron asilo en los
primeros siete meses del año. Alemania es el “primer receptor europeo” de
refugiados, el ejemplo para una Francia acomplejada bajo la sombra de su
Frente Nacional. “La hipocresía francesa y el ejemplo alemán”, titula el
portal Mediapart.

¿Quién recordará que en territorio alemán se han cometido algunos de los
mayores crímenes xenófobos de la posguerra europea-occidental, incluida la
mayor trama terrorista de los últimos veinte años (NSU) con manifiestas
complicidades en el aparato de seguridad, que es allí donde las residencias
para emigrantes arden con mayor frecuencia y donde los pasillos del metro
son más peligrosos para los morenos? Un “ejemplo” que pasa por encima del
hecho de que la inmensa mayoría de los “emigrantes” en Alemania son europeos
de tradición cristiana. Un paseo comparativo por las calles de Berlín y
París ofrece una evidencia visual abrumadora a este respecto. Una ciudad con
los colores étnicos de Marsella es completamente impensable en Alemania,
donde el número de matrimonios mixtos entre alemanes y turcos (la excepción)
es insignificante. La frase atribuida a un ayudante de Nicolas Sarkozy de
que en la crisis actual, “los alemanes administran un flujo, mientras que
nosotros tenemos que administrar un stock, por lo mucho que hemos acogido en
las últimas décadas”, responde a una realidad que los propios franceses
ignoran, por más que el racismo y la xenofobia sean problemas verdaderamente
paneuropeos.

Ciertamente, todo esto no nos lo recordará la Federación de la Industria
Alemana (BDI), con sus fantasmagóricas quejas por la falta de mano de obra.
Estos sirios educados y de clase media que gritan “¡Germany, Germany!” en la
estación de Budapest y que huyen de una guerra que Europa, y Francia en
particular, han fomentado, son la solución: el recurso ideal de una
estrategia para mantener la política de salarios bajos que arruinó a los
pocos socios europeos aún capaces de producir como Francia. Varios millones
de ellos ayudarán a mantener las cotizaciones del geriátrico federal cuyos
fondos de pensiones se fundieron en el casino bancario, de la misma forma en
que ocurrió en España con los cinco millones de extranjeros que entraron en
nuestro “mercado laboral” entre 1998 y 2008 para alimentar la caldera de la
burbuja.

800.000 extranjeros son de todas formas muchos. Sobre todo vistos en un
titular de prensa. Pero los extranjeros no solo entran en Alemania sino que
también se van. Cada año a razón de medio millón. En los últimos diez años
5,4 millones de extranjeros han abandonado Alemania, según la estadística
federal. La simple realidad es que las cifras del actual flujo que se están
haciendo pasar por críticas, son anecdóticas tanto para Alemania como para
un conjunto de 500 millones de habitantes como es la Unión Europea.

Vivimos en un mundo integrado y es justo que quienes fomentan guerra y
miseria con imperialismo y un comercio abusivo y desigual, reciban las
consecuencias demográficas de sus acciones. Lo mismo ocurrirá, con creces,
con los futuros emigrantes del calentamiento global, ese desastre en
progresión de factura esencialmente occidental. Las estimaciones que la ONU
baraja para el futuro en materia de éxodos ambientales convertirán en un
chiste lo de ahora, incluido el trágico balance de muertos en el
Mediterráneo.

La experiencia demuestra que las barreras y los alambres de espino no sirven
para nada. En 1993 Texas levantó su barrera en la frontera con México y el
flujo creció. Un año después lo hicieron California y Arizona. Desde
entonces la presencia de emigrantes mexicanos en Estados Unidos se ha
triplicado. Las barreras no solo no sirven para impedir la entrada de
ilegales, sino que impiden la salida de los que quieren regresar a sus
países. Con lo que costó entrar, nadie se arriesga a hacer el camino de
regreso. Así que lo mejor sería ir pensando en; una política de paz activa,
de resolución diplomática de conflictos, de prohibición de la exportación de
armas (negocio del que Alemania es líder europeo y la Unión Europea líder
mundial), en un orden económico menos injusto y desigual, en de una manera
de vivir menos crematística y más sostenible.

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