EEUU/Nueva Orleans/ diez años después del Katrina, segregación social y racial [Larry Bradshaw y Lorrie Beth Slonsky - entrevista]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Mie Sep 9 23:32:39 UYT 2015


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Correspondencia de Prensa

boletín informativo – 9 de setiembre 2015

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A l’encontre – La Breche

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Estados Unidos 

Entrevista con Larry Bradshaw y Lorrie Beth Slonsky

Nueva Orleans: diez años después del Katrina, segregación social y racial

Elizabeth Schulte 

Socialist Worker, Chicago, 31-8-2015

http://socialistworker.org/

Traducción de Viento Sur

Cuando el 29 de agosto de 2005, el huracán Katrina golpeó la costa del Golfo
de México, Larry Bradshaw y Lorrie Beth Slonsky, colaboradores de la web
SocialisWorker.org, estuvieron bloqueados en Nueva Orleans. Después de
varios días, participaron en una conferencia de trabajadores de la Ayuda
Médica Urgente (EMS, Emergency medical services) y no pudieron irse. Pasaron
la mayor parte de la semana siguiente atrapados por las inundaciones así
como por el cordón de seguridad, bajo ley marcial, desplegado alrededor de
la ciudad.

Cuando al fin pudieron contar lo que les había sucedido en el sitio
SocialistWorker.org, la información se propagó por todo el mundo
contribuyendo a desvelar lo que verdaderamente había pasado en Nueva Orleans
durante el Katrina. Estaban presentes, especialmente, cuando centenares de
personas intentaron evacuar la ciudad pasando sobre un puente encima del río
Misisipi antes de ser detenidos por policías armados que disparaban balas
reales encima de sus cabezas. En esta entrevista con Elizabeth Schulte,
Lorrie Beth y Larry, a la luz de sus experiencia de hace diez años, hablan
sobre lo que ha cambiado -así como lo que, sin duda, no ha cambiado- en
Nueva Orleans.

-Hace diez años, escribisteis vuestras experiencias en Nueva Orleans durante
el huracán Katrina para  SocialistWorker.org.  Mirando al pasado, ¿qué es lo
más destacable para vosotros hoy? ¿Qué significa eso en este décimo
aniversario?

Lorrie Beth : Hoy, lo más sobresaliente es que las personas que fueron
abandonadas, olvidadas e ignoradas cuando el Katrina llegó, siguen, en su
conjunto, abandonadas, olvidadas e ignoradas en la recuperación y
reconstrucción de Nueva Orleans.

Larry : mirando las emisiones especiales sobre el aniversario del Katrina,
nos asombró la jactancia y el triunfalismo de muchos comentaristas y
representantes gubernamentales. Los políticos y las élites empresariales nos
presentan su gran trabajo en la reconstrucción de Nueva Orleans. Mich
Landrieu, el alcalde demócrata de Nueva Orleans, así como la Fundación
Rockefeller lanzaron un proyecto llamado Katrina 10 que menciona a nueva
Orleans como la “ mejor historia de recuperación de la historia americana”.

En la página de internet www.katrina10.org, el alcalde Landrieu presume de
que “Nueva Orleans se ha convertido en el laboratorio más rápido de
innovación y cambio de esta nación- y desde muchos puntos de vista, del
mundo. Actualmente es la oportunidad de posicionar Nueva Orleans como líder
mundial de la resiliencia, de la tenacidad” 

Los “socios de Katrina 10” constituyen un elenco destacado de empresas y
organizaciones civiles, incluida la Cámara de Comercio. Su página de
internet cuenta la historia oficial, rosa, de la “recuperación” a partir de
la perspectiva de quienes han logrado la reconstrucción. El eslogan del
alcalde es “resiliencia”. Se repite “ ad nauseam” en los medios de
comunicación.

Lorrie Beth : Es verdad que hay muchas reconstrucciones en Nueva Orleans y
que sus habitantes han dado muestra de una gran tenacidad. Pero hay otro
relato de la reanudación del crecimiento, de la recuperación: una mirada
desde abajo de Nueva Orleans diez años después del Katrina.

Se puede hacer esto en la página www.katrinatruth.org. Katrina Truth
(truth:la verdad) cuenta la historia de quienes han sido dejados de lado en
la recuperación. Su eslogan es: resistencia.

Larry : El Presidente Obama (en su discurso del 27 de agosto de 2015 en
Nueva Orleans) reconocía que aunque el Katrina había sido una “catástrofe
natural”la mayoría de los muertos, de la destrucción, de las inundaciones y
la falta de evacuación de algunas personas son de origen humano. Las
desigualdades estructurales, de clase y de raza, establecen una relación
entre quienes vivieron, quienes murieron y quienes sufrieron.

Por el contrario, lo que el alcalde y el presidente no reconocían es que las
desigualdades económicas y sociales anteriores al Katrina han vuelto de
forma vengativa. Esto se observa en lo que concierne a la pobreza, los
cuidados, la vivienda, el mantenimiento del orden, la educación y el medio
ambiente.

Lorrie Beth : Al movernos por las calles de Nueva Orleans los días
siguientes al huracán Katrina, nos llamó la atención la cantidad de familias
con hijos e hijas pequeñas. También vimos muchas personas mayores y con
discapacidad en las calles así como el gran número de personas sentadas
alrededor y en el Centro de convenciones de la ciudad, en medio de un calor
sofocante. Cerca del 40% de las personas que murieron debido al huracán
Katrina, eran ancianas. Las personas abandonadas pertenecían con más
frecuencia a la capas vulnerables de la sociedad.

Larry : En lo que se refiere a niñas y niños, la reconstrucción puede ser
considerada como un fracaso. A comienzos de año, una nueva encuesta revelaba
que la tasa de pobreza infantil en Nueva Orleans alcanza actualmente el 39%.
Es decir, que este porcentaje es el 17% más elevado que el porcentaje de
pobreza infantil nacional y próxima al 41% anterior al Katrina. Más de la
mitad de las niños y niñas negras viven en la pobreza.

Lorrie Beth : Los expertos en desarrollo infantil nos advierten de que la
pobreza produce un “estrés tóxico crónico” en la infancia. Diría que un gran
número de familias y sus hijas e hijos abandonados cuando el Katrina golpeó
sufrieron un “estrés tóxico agudo”. Para muchas familias, la recuperación
solo ha significado sustituir un estrés tóxico grave por un estrés tóxico
crónico.

Pero no son solo las niñas y niños, las personas mayores y las que padecen
minusvalías también fueron abandonadas. El factor de raza y clase
determinaron quien fue abandonado. Ningún “millonario” acampaba en las
calles con nosotros. Casi todas las personas con las que nos cruzábamos
pertenecían a la clase trabajadora o eran pobres, la mayoría afroamericanas.

Larry : La vida y la muerte en Nueva Orleans así como la calidad de vida
siempre han estado atravesadas por la raza, la clase y la lubicación en la
ciudad. Hace diez años, ser negro, pobre o pertenecer a la clase trabajadora
aumentaban mucho tus “posibilidades” de morir durante el Katrina.
Actualmente, diez años más tarde, la esperanza de vida en Nueva Orleans
varía hasta en 25 años según tu código postal y la raza a la que
pertenezcas. Los códigos postales con la esperanza de vida más baja son los
de aquellos lugares donde se encuentra el porcentaje más elevado de
habitantes pobres y gente de color.

Las personas afroamericanas de cada grupo de edad tienen actualmente y en
igual situación, una probabilidad mucho más elevada de fallecer que las
blancas. Las personas afroamericanas en Nueva Orleans, por ejemplo, tienen
tres veces más probabilidades de morir de sida o de enfermedades renales que
las blancas. Se estima que un 30% de la muerte de personas afroamericanas de
15 años o más, entre 2008 y 2010, eran evitables. Esta catástrofe no natural
ocurre ahora mismo, no hablamos de 2005.

Lorrie Beth : Muchos habitantes de Nueva Orleans no tienen acceso a
prestaciones de cuidados ofrecidos por la Affordable Care Act [Ley de
Cuidados de Salud. NdT] (más conocida con el nombre de “Obamacare”, nuevas
disposiciones, bastante limitadas, y que se supone que aseguran una
cobertura médica a 32 millones de americanos que carecen de ella) porque el
gobernador republicano de Luisiana, Bobby Jindal, rechaza extender el
Medicaid (seguro de enfermedad para personas con pocos ingresos) para cubrir
un mayor número de personas adultas con bajos ingresos.

Al igual que la mayoría de las ciudades americanas, el mayor establecimiento
psiquiátrico de Nueva Orleans es trágicamente la cárcel de la parroquia
[división administrativa. NdT] de Orleans (Orleans Parish Prison). Se estima
que el 45% de los presos de esta cárcel sufren enfermedades mentales. En vez
de darles acceso a servicios psiquiátricos, los políticos de Nueva Orleans
discuten sobre el tamaño de una nueva cárcel.

Larry : En lo que respecta a la pobreza infantil y el acceso a los cuidados
sin duda, hay mucho más que hacer.

-Lo que habéis escrito en 2005 contradecía la versión “oficial” que provenía
de Nueva Orleans según la cual, los “desórdenes” estaban extendidos. ¿Podéis
hablar de esto, describir algunas cosas que os ocurrieron allá: cómo la
gente actuaba unos con otros? 

Larry : La cobertura mediática de entonces afirmaba que Nueva Orleans estaba
sumida en la anarquía. Un miembro del ayuntamiento declaró que el Barrio
Francés (el centro histórico y turístico de la ciudad) se encontraba
sometido a un “estado de sitio” y los medias estaban llenos de reportajes
sensacionalistas de saqueos masivos, de menores violados en el Superdome (el
gran estadio que acoge los grandes acontecimientos y bautizado Mercedes-Benz
Superdome, pues la multinacional compró en 2011 para 10 años el derecho a
ponerle su nombre), así como disparos contra los helicópteros de socorro.

Lorrie Beth : Estoy convencida de que algunas cosas malas les sucedieron a
algunas personas en los días siguientes al Katrina, pero las historias
mediáticas sensacionalistas, que nunca se verificaron, se revelaron falsas.
El relato de los “desórdenes” era indispensable para justificar los
esfuerzos tristemente inadecuados del Gobierno Federal, del Estado y de la
región. Refleja igualmente el racismo en los medios y en la sociedad.

Larry : No sé si la gente recuerda la distinción entre los “saqueadores”
negros y los blancos que “encuentran”.

Una foto de entonces de la Associated Press mostraba un joven negro
chapoteando con el agua hasta el pecho, llevando un paquete con gaseosa y un
bolso flotando detrás de él. La leyenda decía “que había robado en una
tienda de comestibles”. Comparad esto con otra foto de agencia que muestra
una pareja blanca, con el agua también hasta el pecho, llevando agua y una
bolsa de comestibles. La leyenda decía que “habían encontrado pan y gaseosas
en una tienda de comestibles del lugar”. Alguien publicó en Internet las dos
fotos, una al lado de la otra, lo que provocó un intenso debate sobre el
sesgo racial de los periodistas.

Lorrie Beth : Antes de que decidiéramos evacuar nuestro hotel, estábamos en
el balcón y habíamos visto a algunas personas aprovisionarse en la tienda
Walgreens del otro lado de la calle. Una mujer blanca, más o menos de mi
edad, declaró: “Es terrible, estas gentes roban Walgreens”. Mirando su
maleta entreabierta, llena de sábanas y toallas del hotel, le pregunté:
“¿Por qué el hecho de que usted coja toallas y sábanas del hotel no es un
robo al hotel Monteleone?” Ella se mostró muy indignada y me respondió: “¡
Yo no robo! ¡Solo cojo lo que necesito para mi supervivencia!”.

Larry : En los días que siguieron al Katrina, la máquina de propaganda de
Karl Rove (célebre relaciones públicas, entonces responsable de
“comunicación” de Georges W. Bush) se puso en marcha.

La respuesta especialmente insensible e inepta de la Casa Blanca, del
Departamento de Seguridad Interior, de Estados Unidos y del ejército fue
manipulada y reformulada para afirmar: “Katrina ha sido una catástrofe
natural imprevisible y la Casa Blanca no es responsable por la falta de una
respuesta adecuada a la catástrofe, lo son las autoridades locales y del
Estado”. Efectivamente, el relato de la nueva administración Bush era que
quienes no habían salido eran responsables de su suerte y además, muchos
eran, en cualquier caso, criminales.

Esto es ignorar el hecho de que entre 80.000 personas que no pudieron salir
de la ciudad, la mayoría era pobre, no tenía coche, estaba enferma o era
discapacitada. O eran personas que se quedaban para cuidar a un miembro de
la familia que estaba enfermo o discapacitado. O se trataba de turistas como
nosotros cuyos vuelos habían sido anulados cuando el aeropuerto cerró. O
eran trabajadores de hostelería cuyos patronos les habían pedido que se
quedasen. O incluso, se trataba de funcionarios indispensables, como este
“gestor del 911” (que recibía las llamadas de urgencia y organizaba en envío
de servicios de socorro) que recibió la orden de permanecer hasta que el
agua llegara demasiado arriba, entonces su jefe la llevó al Centro de
Convenciones.

Lorrie Beth : El problema en relación al saqueo es que empezó demasiado
tarde y que no estaba organizado. Una buena parte de los alimentos en los
almacenes y los restaurantes ya estaba en mal estado cuando los famosos
ladrones, sedientos, agotados y coléricos empezaron a romper los
escaparates. De todas formas, buena parte de los productos no perecederos
que fueron tomados habría sido destruida por el calor, la humedad, la
inundación y el moho.

El alcalde y la gobernadora priorizaron sin embargo, la propiedad sobre la
supervivencia de la gente. Desplegaron centenares de agentes de policía para
perseguir a los ladronzuelos en vez de desplegar la policía para distribuir
alimentos y artículos de primera necesidad o, incluso mejor, para socorrer a
decenas de personas que aún estaban atrapadas en sus graneros o en sus
tejados. Vergüenza debería darles al alcalde y a la gobernadora.

Larry : Creemos que el verdadero saqueo de Nueva Orleans empezó con la
reconstrucción. No recuerdo quién describió el Katrina como la catástrofe
más aprovechable de la historia de Estados Unidos.

Naomi Klein llama a esto la “doctrina del skock”: cuando las empresas
privadas trabajan con el estado, sacan ventajas de una crisis para esquilmar
lo público y enriquecerse. La empresa de seguridad Blackwater (que también
fue contratada, entre otras, en Irak), recibió un contrato, sin concurso
público, de 70 millones, al mismo tiempo que Bechtel (la mayor empresa de
obras públicas de Estados Unidos, cuyos lazos con la familia Bush eran
estrechos) y otras empresas bien conectadas políticamente recibieron
contratos similares para la reconstrucción, sin concurso público.
Acertadamente, Klein y Caroline Heldman llaman esto “capitalismo del
desastre”.

Lorrie Beth : Nuestra experiencia en las calles estaba muy lejos de las
terribles historias de los medios de comunicación. Generalmente, encontramos
personas simpáticas, que se prestaban atención unas a otras y muchas
intentaban ayudar a los demás.

No quiero exagerar esto y dar la impresión de que estar en la calle en Nueva
Orleans después del huracán Katrina no tenía problemas. Las calles estaban
en tensión, la gente estaba agotada, hambrienta, y sedienta y el calor era
sofocante. La mayoría de las personas solo tenían la ropa que vestían.
Personas que sufrían enfermedades crónicas se encontraban sin sus
medicamentos y cada día estaban más enfermas.

La gente estaba frustrada, algunas personas desanimadas, otras llenas de
resentimiento. Vivíamos en una cloaca, con la suciedad y los excrementos
humanos. Los “socorristas” -de la policía a la Guardia Nacional, pasando por
numerosos agentes federales- se mostraron fríos e indiferentes y, en ciertos
casos, abiertamente hostiles.

Larry : Es un aspecto de las cosas. Como lo escribimos en nuestro artículo
de entonces, pudimos establecer un campamento sobre un puente de la autovía,
a la vista de los helicópteros de los medios. Una vez que pudimos conseguir
alimentos y agua -alguien nos llevó un camión de reparto de agua- y habíamos
recuperados dos palés de víveres de supervivencia aparentemente perdidos en
un viraje cerrado a kilómetro y medio- la cooperación y la comunidad
afloraron.

En medio de la tragedia y la miseria, pudimos ver lo que el espíritu humano
tiene de grande y de bueno. El problema es que tan pronto como nos reuníamos
en mayor número de cuatro o cinco personas para trabajar juntas o reunir
nuestros escasos recursos, los agentes veían una “multitud” y nos percibían
como una amenaza.

Lorrie Beth : La única violencia de la que fuimos personalmente testigos
procedía de la servicios de policía de Gretna (localidad situada cerce de
Nueva Orleans, al otro lado del río). Los agentes de policía de Gretna
dispararon para impedirnos salir de Nueva Orleans, desde el Greater New
Orleans Bridge (Crescent City Connection).

Larry : Hablando de saqueos, el peor saqueo del que fuimos testigos fue
cometido por un agente de policía de Gretna que nos amenazó con su arma
mientras robaba alimentos y agua de nuestro campamento. Al principio,
descendió un helicóptero “de socorro” y sobrevoló sobre nuestro frágil
campamento de cajas de cartón que reunía aproximadamente 100 personas y lo
rompió en mil pedazos dispersando a mujeres, hombres, niñas, niños y
personas minusválidas.

No podíamos creérnoslo e intentamos “razonar” con el agente de policía que
cargaba el vehículo de la policía con los “hallazgos” de nuestro campamento.
Algunos de los nuevos compañeros del campamento nos empujaron físicamente
hacia atrás diciéndonos: “ Al policía le importa un bledo quién eres o de
dónde vienes, ve que estás con nosotros”.

Lorrie Beth : Según nuestra experiencia, podemos decir que quienes tenían
menos compartían con nosotros lo poco que tenían mientra que los que tenían
recursos agitaban un arma delante de nuestra cara.

-Un elemento de la historia que habéis contado hace diez años abordaba lo
que la policía hacía a la gente pobre y a la gente de la clase trabajadora
de Nueva Orleans, especialmente el enfrentamiento en el puente que cruza el
Misisipi en dirección a Gretna, en la otra orilla. Los agentes de policía de
Gretna dispararon balas reales a la cabeza de las personas que intentaban
salir de la ciudad. 

Larry : Los hechos sobre lo que ocurrió sobre el Greater New Orleans Bridge,
que describimos en nuestro artículo del Socialist Worker, no son discutidos.
El alcalde y el jefe de la policía de la pequeña localidad suburbana de
Gretna pidieron que les enviaran agentes armados al puente para cerrar el
paso a los peatones. El puente, conocido a veces como Crescent City
Connection, era la única vía terrestre que permitía salir de Nueva Orleans.

Lo que los medias oficiales no os decían es que los supervivientes válidos
no tenían ninguna razón para estar atrapados en Nueva Orleans. Muchos
habrían podido salir de la ciudad si el puente no hubiera estado bloqueado
por policías armados.

Una vez que Socialist Worker sacó la historia, diversas agencias de prensa
nacionales e internacionales preguntaron al alcalde y al jefe de la policía.
Los dos declararon públicamente que habían ordenado el cierre del puente,
que mantenían esa decisión y lo que es más preocupante, que lo repetirían.

Un mes después del Katrina, Arthur Lawson, jefe de la policía de Gretna, fue
citado por el New Orleans Times-Picayune diciendo: “ Si estás en tu casa y
hay disturbios a tu alrededor para entrar, los vas a dejar entrar? Hemos
salvado nuestra ciudad y hemos protegido a su gente”. 

Lorrie Beth : Ahora, imagínate que todos los primeros participantes,
incluida la policía, los bomberos,y la ayuda médica de urgencias (AMU)
reciben un entrenamiento preparatorio para las catástrofes idéntico. Así que
lo escribimos en una Carta abierta a los habitantes de Gretna, una de las
primeras cosas que se enseña a las personas que responden al 911 (número de
emergencias) ante cualquier incidente que implique una masa de gente (que
desborde el servicio de emergencias) antes de tratar con cualquiera, es
dirigir hacia hacia la salida a la gente y trasladarla hacia una zona
segura.

Así que podéis imaginaros, la finalidad de esto es poder hacer varias cosas:
trasladar a las personas que no están heridas o que tienen heridas leves a
un lugar seguro; permitir a los socorristas concentrarse en las personas que
tienen heridas más graves. ¡Es algo básico, tan básico como respirar! No se
tendría que reflexionar más allá de este simple plan de clasificación.

Lo que me irrita es que la policía haya declarado que estaban desbordados
por la urgencia y es por eso que ha infringido la ley. Dado que el
mantenimiento del orden no parece funcionar en caso de urgencia, ¿deberíamos
invertir tanto en las comisarías o más bien trasladar una parte del
presupuesto para entrenar personas deseosas y capaces de seguir simples
planes de catástrofes?

Larry : Nos preguntamos qué habría pasado si Socialist Worker no hubiera
contado esta historia: el cierre del puente hubiera llamado la atención de
los medas nacionales e internacionales?

-¿Qué significa lo que dijisteis a propósito del papel de la policía ahora
que cada vez más personas conocen el rol racista y violento de la policía
después del ascenso del movimiento  Black Lives Matter ?

Antes del Katrina, el racismo, la pobreza y la opresión en Nueva Orleans
pocas veces eran objeto de atención mediática. No tenía valor mediático. No
era considerado como lo bastante importante para ser objeto de reportajes.
Incluso, en el pasado, los medios no informaban de las muertes
extrajudiciales de jóvenes negros. No tenían valor mediático, así que no se
cubrían.

En ambos casos, se trataba de desinterés por negligencia. Y entonces ocurre
algo como el Katrina o Ferguson, que lleva la cuestión al espacio público.
Únicamente la negligencia y la negación ya no funcionan.

La segunda línea de defensa consiste en demonizar y criminalizar a las
víctimas. Mike Brown, por ejemplo, adolescente negro que fue asesinado por
la bala de un agente de policía blanco en Ferguson, en el Estado de Misuri,
se convirtió en agresor, en “maleante” y cada policía blanco que mata un
hombre o una mujer negra sin armas nos cuenta que temía por su vida.

“Tenemos el derecho que nos concede la ley marcial de disparar sobre los
saqueadores”

Lo mismo ocurrió con la población negra de Nueva Orleans después del
Katrina. Recordad el relato de Karl Rove: los habitantes habrían debido
evacuar y, además, muchos eran criminales que vivían en los grandes
complejos de viviendas de protección oficial, por tanto merecían su suerte.
Kathleen Blanco, la gobernadora (demócrata) de Luisiana, calificó a los
saqueadores de “maleantes” y emitió un decreto de “tirar a matar”
(autorización de usar fuerza letal). 

En fin, cuando las faltas de la policía son innegables, los medios nos dicen
que es la acción de un “mal policía” o una parte de las “manzanas podridas”.

Lorrie Beth : Fuimos citados a declarar sobre lo que había pasado en el
Greater New Orleans Bridge al despacho del procurador general de Luisiana,
así como más tarde durante las investigaciones de iniciativa pública.

En los dos casos, los interrogatorios se centraron exclusivamente en la
acción de policías individuales y en si podíamos identificar a los agentes
que habían disparado. Intentamos repetidamente darle la vuelta a los
interrogatorios para pasar de las acciones de policías individuales a
centrarse sobre las declaraciones públicas explícitas tanto del alcalde como
del jefe de la policía de Gretna que habían ordenado el cierre del puente.
Es conocido públicamente que la oficina del sherif de la parroquia de
Jefferson también envió policías para bloquear el puente.

Larry : Una de las contribuciones del movimiento Black Lives Matter (Las
vidas negras importan. NT) es abordar que los policías individuales,
simplemente son el último eslabón de una estructura represiva político-legal
y racista. Black Lives Matter nos ha ayudado a mirar el conjunto de la
estructura del poder, de la que cada agente solo es la parte más visible.

Lorrie Beth : En el caso de los policías de Gretna que cerraron el puente,
pudimos aproximarnos suficientemente, una vez que dejaron de disparar, para
hablar personalmente con ellos. Oímos justificaciones de carácter fascista:
“Esto no es Nueva Orleans” y “no queremos Superdome por aquí.” Claramente,
se trataba de palabras codificadas para decir “ningún negro se aproxima o
entra en nuestra ciudad”.

No obstante, es importante recordar que fueron el jefe de policía y el
alcalde de Gretna quienes ordenaron el cierre del puente a los peatones
precisamente para impedir que la población mayoritariamente negra marchara
hacia los lugares seguros porque la carretera pasaba demasiado cerca de su
ciudad.

Larry : ¿Qué les pasó a los responsables de Gretna? Absolutamente nada. El
procurador general no tomó ninguna medida. Blanco, la gobernadora de
entonces, no hizo nada, ni siquiera condenar públicamente o prohibir estos
actos. La Cámara de representantes (el legislativo federal) elaboró un
informe de 600 páginas sobre los problemas de la respuesta gubernamental al
Katrina. El Senado elaboró un informe de 800 páginas, pero el Departamento
de Justicia (el Ministerio de Justicia) no investigó ni siquiera a los
responsables de Gretna por haber interrumpido, por el cierre del puente, el
tráfico entre dos Estados.

Lorrie Beth : La actuación de los responsables de Gretna plantea la cuestión
de por qué miles de personas nos encontrábamos en el puente intentando
evacuarnos por nuestros propios medios cinco días después de la llegada del
Katrina. ¿Por qué la FETMA (Agencia Federal de Emergencias) no fue capaz de
juntar miles de autobuses para evacuar a las 80.000 personas que se
encontraban aún en Nueva Orleans?

Mientras que más de 1800 personas murieron en esta catástrofe de origen
humano, los máximos responsables del gobierno siguieron con sus asuntos
indiferentes e insensibles ante las víctimas, la mayoría negras.

Condoleezza Rice, la Secretaria de Estado, estuvo en el US Open para hacer
algunos hoyos (de golf), fue vista mientras compraba zapatos de varios miles
de dólares y asistió a una comedia musical de Broadway. El presidente Bush
también se fue de vacaciones, llevando un pastel de cumpleaños al senador de
Arizona, Jonh McCain. El Secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, asistió a
un partido de beisbol de los San Diego Padres y Michael Brown, el jefe de la
FEMA, discutía con su equipo sobre sus reservas en un restaurante.

Todo esto mientras personas negras morían o estaban atrapadas en sus casas,
se pudrían en el Superdome o en el centro de Convenciones, incluso en la
calle. La vida de los negros no contaba en Washington, en Baton Rouge (la
capital de Luisiana) o Nueva Orleans.

Larry : Creo que otra relación entre lo que se produjo durante el Katrina y
el movimiento Black Lives Matter es que los dos son un desplazamiento del
estado del Estado social hacia la represión.

Por un lado, tanto demócratas como republicanos nos dijeron que no había
dinero para los servicios públicos, para la red de protección social o para
asuntos como la sanidad y educación. No hay dinero para reconstruir nuestras
infraestructuras. El último informe para saber por qué los diques cedieron
durante el Katrina concluyó que la seguridad se cambió para reducir costes.
En otras palabras, los servicios responsables recortaron los refuerzos para
economizar dinero. No hay dinero para hacer frente al cambio climático que
es el origen de los grandes huracanes como el Katrina.

Los neoliberales que están en el gobierno y entre la élite de las empresas
dicen que debemos reducir las dimensiones del estado e incitan a la adopción
de agendas de austeridad a nivel federal, de estado y local. Paralelamente
al retroceso del sector público y a la disminución de los recursos públicos,
sin embargo, vemos a un aumento enorme de los gastos ligados al
“mantenimiento del orden” y a las cárceles. Richard Seymour ha destacado la
existencia de un autoritarismo moral en el corazón del programa de
austeridad. El ataque ideológico contra la “cultura de la dependencia”, las
“welfare queens” (término muy peyorativo utilizado entre otros por Reagan,
para designar a las mujeres negras supuestamente beneficiadas por las ayudas
sociales) y en consecuencia, la criminalización de los jóvenes negros.

A la par del ataque a los estándares de vida de las personas trabajadoras,
vemos el aumento de la “ley y orden policíaco”, de la “tolerancia cero”, de
la “retención y el cacheo según el color de piel (stop and frisk: para y
cachea)”, así como la “vigilancia de las ventanas rotas” (tolerancia cero,
famosa expresión de una teoría de la criminología según la cual, si no se
hace nada frente a los delitos menores, como la rotura de un cristal,
vendrán los mayores desórdenes; se aplicó, especialmente, en Nueva York a
partir de los años 90 del siglo pasado por el alcalde republicano R.
Giuliani). Todo esto tiene poco que ver con la lucha contra el crimen y sí
todo que ver con el desvío de los recursos del estado social hacia la
represión. Esto explica la creciente militarización de las fuerzas
policiales que tan bien se ha visto en Ferguson y en otras ciudades.

Lorrie Beth : Y desgraciadamente, esto explica la militarización creciente
de la respuesta a las urgencias médicas o a las catástrofes. Aún hoy estoy
horrorizada de que un agente paramédico haya sacado como parte del
“socorro”, un arma en lugar de un kit de primeros auxilios.

Larry : En Nueva Orleans, la tasa de encarcelamiento es cuatro veces mayor
que la media nacional: 236 presos por 100.000 habitantes frente a 912 por
100.000 en Nueva Orleans. 84% de las personas presas son afroamericanas.

-Me habéis dicho que estabais hace poco en Nueva Orleans para otra
convención. ¿Que habéis visto allí? ¿Qué significa la “reconstrucción” para
Nueva Orleans? 

Lorrie Beth : Hace diez años, estábamos en Nueva Orleans para una
conferencia paramédica. Hemos vuelto este año para que yo pueda participar
en una conferencia de intérpretes del lenguaje de signos.

Una de las primeras cosas que nos ha chocado es el contraste entre la
gentrificación de algunas zonas del centro de la ciudad y la ausencia de
reconstrucción en los barrios históricos pobres, negros y de clase obrera.
Ahí vemos, una vez más, una intersección entre cuestiones de raza, clase y
espacio.

El Times-Picayune informa de que el precio de las viviendas ha aumentado un
46% después del Katrina. Es una media, algunos barrios no han conocido
ningún aumento. Cuatro de los barrios más pobres de la ciudad, incluido el
Lower Ninth Ward, siguen aún en gran parte abandonados. Durante este tiempo,
otros barrios populares gentrificados, próximos al centro se han convertido
en inalcanzables por su precio, lcomo lo son algunas zonas de Nueva York o
de Chicago.

Larry : Quién ha podido beneficiarse de la reconstrucción y por qué han
tenido ese resultado las decisiones tomadas por el gobierno y por qué las
empresas han priorizado la gentrificación, los desvíos de los recursos hacia
estos que son económicamente acomodados...

Lorrie Beth : Las viviendas sociales fueron diezmadas. Cinco de los más
importantes complejos de viviendas sociales han sido cerrados y/o demolidos.
Solamente un tercio de las 5.000 antiguos habitantes han encontrado en
sustitución, una vivienda.

Más de 13.000 familias, el 98% de ellas afroamericanas, están en las listas
de espera de la sección 8 del Housing Aact (adoptado en 1937, permite
beneficiarse de subvenciones para el pago del alquiler. En 2008, más de 4,8
millones de familias recibían esta prestación). Esta lista se cerró en el
2009. Los alojamientos públicos fueron reemplazados por un sistema de bonos.
Una reciente encuesta refleja que los habitantes que poseen bonos son
relegadas a los barrios más pobres y más segregados.

Larry : Además, ha habido una destrucción de escuelas públicas de Nueva
Orleans. Hemos pasado por el Louisiane Children’s Museum en Nueva Orleans y
nos ha llamado la atención el número de niñas y niños que asisten
actualmente a las charter schools (escuelas privadas que reciben fondos
públicos). El Museo analiza el tipo de escuela seguido por el alumnado: las
cifras para las escuelas públicas eran tan bajas que ni siquiera formaban
una categoría propia.

Después del Katrina, el Estado trasladó el 80% de las escuelas públicas de
Nueva Orleans a Louisiana Recovery School District con el mandato de
transformarlas en charter school. Actualmente, el 90% del alumnado de las
escuelas públicas de la ciudad va a las charter school. Ame Duncan, la
Secretaria de Educación de Obama, ha tenido la desfachatez de decir: “ El
huracán Katrina fue la mejor cosa que le ha podido pasar al sistema
educativo de Nueva Orleans.”

Lorrie Beth : Los políticos han dicho lo mismo a propósito de la destrucción
de viviendas sociales de la ciudad. Richard Baker, diputado federal
republicano, declaró: “Finalmente, hemos limpiado las viviendas sociales en
Nueva Orleans. Nosotros no podíamos hacerlo. Pero Dios lo ha hecho.”

Esta declaración es del mismo tipo que la que hizo la anterior primera dama,
Barbara Bush, a propósito de los supervivientes del Katrina realojados en
Texas, que, según ella, eran “ tan desfavorecidos, que esto les ha venido
muy bien”. 

Larry : Los partidarios de las charter school citan el argumento de los
resultados de los test y del número de diplomas como prueba del “
impresionante mejora realizada por las charter school” en Nueva Orleans. Lo
que no dicen es que la mejora de los resultados en los test así como del
número de diplomas es también el resultado de la selección de matriculación
de las charter school mediante  la creación de un proceso de selección
complejo y restrictivo, filtrando al alumnado con necesidades educativas
especiales, evitando alumnado “complicado”, rechazando alumnado con
resultados flojos y expulsando y dejando de lado al alumnado con más
necesidad.

Lorrie Beth : Los partidarios de las charter schools  dejan también de lado
que la FEMA acordó una subvención global de 1800 millones de dólares a las
charter school. ¿Os podéis imaginar lo que las escuelas públicas habrían
podido hacer con esta inversión de cerca de 2000 millones de dólares?

Larry : Y también está la cuestión de qué pasará cuando llegue el Katrina 2.
La mejor protección contra otro huracán es restaurar los humedales y las
marismas. Entre 1932 y 2010, Nueva Orleans perdió más de 2.450 Km² de
humedales y marismas. Además la costa de Luisiana está 40 km más cerca de
Nueva Orleans. Decenios de explotación petrolífera y gasística han degradado
la integridad de lo que quedaba de marisma y de zonas húmedas costeras
(véase, por ejemplo, el desastre de 2010 del Deepwater Horizon de BP)
[Explosión de la plataforma petrolera en el Golfo de México. NdT]. Las
canales industriales se han convertido en “autopistas” para los huracanes.
Han dirigido la corriente asesina directamente hacia los barrios populares
negros del Lower Ninth Ward.

Lorrie Beth : El Times-Picayune revela que el estado dispone de un plan de
50 000 millones de dólares en 50 años para la restauración costera y la
protección ante las inundaciones. El artículo afirma que los responsables
citaban esta “cantidad” porque era el máximo que pensaban recoger en 50
años. El coste real se estima en el doble como mínimo.

Mil o dos mil millones por año puede parecer una cantidad enorme de dinero a
menos que se tenga en cuenta que Estados Unidos ha gastado miles de millones
de dólares para salvar a los bancos de Wall Street y otros miles en la
guerra en Irak.

Larry : Otra cosa que nos ha chocado a propósito de Nueva Orleans, es la
pobreza. El turismo está vivo y se comporta bien. Es el sector que emplea
más personas. Sin embargo, este sector paga salarios miserables. El salario
mínimo de la mayoría de la gente trabajadora en Nueva Orleans es de 7,25
dólares a la hora.

Un estudio reciente indica que una persona que trabaja debe ganar 22 dólares
por hora para poder llevar una “vida modesta pero digna”. Un tercio de las
familias gana menos de 20 000 dólares al año. Decenas de miles de mujeres
ganan menos de 17 000 dólares al año. Cuatro de cada diez habitantes de
Nueva Orleans dedican al menos la mitad de sus sueldos al alquiler.

Lorrie Beth : Cuando andábamos por algunas zonas de Nueva Orleans, me llamó
la atención que las aceras estaban pavimentadas de forma desigual, con
losetas de piedra fuera de lugar y dejando grandes agujeros. Era fácil
tropezar y caer en una de las grandes grietas.

Pasamos delante de una madre y su hijo de cinco años que vendían a los
turistas abalorios de plástico del Martes de Carnaval (semillas utilizadas
para hacer colgantes, collares, etc. y lanzarlos después a la multitud en
las paradas del desfile de carnaval). En la calle, varios ancianos estaban
alineados a lo largo de la acera para pasar la noche.

Me ha chocado hasta qué punto las grandes grietas (agujeros) de las aceras
eran una metáfora de las grandes diferencias sociales para los habitantes de
la ciudad que habían sido rechazados por la recuperación económica.

Se necesita una gran resiliencia para dormir en la acera o para trabajar una
jornada completa y ganar menos de 16.000 dólares al año, así como para criar
a tus hijos o hijas en la pobreza. En lugar de los tópicos comunes para
ensalzar nuestra resiliencia [alusión a los eslóganes mencionados al inicio
de la entrevista], ¿por qué el alcalde, el gobernador y el presidente no
promulgan políticas para ayudar a los habitantes pobres y a miembros de la
clase trabajadora de Nueva Orleans?

Larry : Hemos hablado antes de la pobreza infantil. El estudio que hemos
mencionado cita los bajos salarios como el causante principal de esta
última. Los políticos, al insistir en los programas de austeridad, quieren
decirnos que la pobreza infantil es el resultado de la disfuncionalidad
familiar entre la clase trabajadora o las familias negras, pero las
investigaciones demuestran que la pobreza infantil puede ser barrida en una
noche subiendo los salarios de los sectores económicos de bajos sueldos.

Lorrie Beth : Leyes a favor del salario mínimo, apoyo a las viviendas
sociales, mejora en el acceso a los cuidados: ahí están todas las políticas
que los patrocinadores del Katrina 10 Projet pueden defender y poner en
práctica.

Larry : Sin embargo, esperar que los políticos actúen es lo que ha llevado a
la destrucción de Nueva Orleans. La gente ha esperado años a que le Bayou
(las marismas) sea restaurado y los diques aumenten su altura. Los
habitantes esperan aún que actúen cuando la crecida del río se produzca.

Lorrie Beth : Personas que estaban físicamente o económicamente paralizadas
esperaban a ser evacuadas antes del Katrina. Durante este tiempo, el alcalde
Ray Nagrin mandó un tren vacío fuera de la ciudad, rechazó movilizar los
autobuses urbanos y escolares y dudó hasta el último minuto en ordenar la
evacuación obligatoria porque temía ser demandado por las empresas de la
ciudad. La gente esperaba que los políticos actuasen hasta que la crecida
les obligó a huir o murieron. Muchos actuaron y ayudaron a sus vecinos o se
salvaron ellos mismos.

Larry : 80 000 personas esperamos días después de la tempestad y la
inundación para ser evacuados porque las autoridades locales y federales no
podían elaborar un plan conjunto para reunir un millar de autobuses en Nueva
Orleans. Quienes intentaron evacuarnos fueron rechazados a la entrada del
puente.

Lorrie Beth : La paciencia y la resiliencia son grandes cualidades. Pero
deben completarse con la resistencia y la autocrítica.

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