Brasil/ para recuperar legitimidad de la política, ruptura radical con Lula y Dilma [Reinaldo Gonçalves - entrevista]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Mie Sep 9 00:12:01 UYT 2015


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Correspondencia de Prensa

boletín informativo – 9 de setiembre 2015

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A l’encontre – La Breche

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Brasil

Entrevista a Reinaldo Gonçalves

No hay como recuperar la legitimidad de la política sin ruptura radical con
Lula y Dilma

Gabriel Brito

Correio da Cidadania

http://www.correiocidadania.com.br/

Traducción de Ernesto Herrera – Correspondencia de Prensa

Brasil continúa viviendo su crisis política y económica generalizada,
reflejada en un momento de manifestaciones conservadoras y gubernamentales
carentes de grandes propuestas, y en medio del lanzamiento de una nueva fase
del ajuste fiscal, bautizado de “Agenda Brasil”. En tanto, los principales
bloques de la burguesía articulan el mantenimiento de la gobernabilidad y
blanden el fantasma del impeachment (impedimento). Para analizar la
coyuntura, desde el punto de vista del interés de la mayoría, Correio da
Cidadania entrevistó al economista Reinaldo Gonçalves, profesor de la
Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ). Para mejor situar al lector,
vale recordar que el autor del libro “Desenvolvimentismo às Avessas”
(Desarrollismo al contrario), siempre trató de manera impiadosa al proceso
engendrado por el lulismo y su política conciliatoria (concretizado en la
afirmación del Modelo Liberal Periférico). En su opinión, el lulismo arruinó
décadas de luchas populares que llevaron al PT (Partido de los Trabajadores)
al poder para aplicar, en fin, una agenda que combatiese las estructuras de
la desigualdad brasilera, sueño abortado desde el primer día de sus mandatos
presidenciales. 

-Correio da Cidadania: Para empezar ¿qué análisis económico hace del primer
semestre del llamado ajuste fiscal comandado por Joaquim Levy y defendido
por la cúpula petista?

Reinaldo Gonçalves: La herencia trágica del primer gobierno Dilma incluye
una profunda desestabilización macroeconómica. La cuestión técnica relevante
es un ajuste simultáneo (interno y externo) con el agravante de que los
desequilibrios son mucho más fuertes y algunos con tendencia a empeorar
(recesión, desempleo, etc.).

La cuestión política relevante es que, hace algunos años, estamos atorados
en una seria crisis de legitimidad del Estado (descreimiento en la capacidad
del gobierno Dilma de resolver los problemas de corto, medio y largo plazo).
La mediocridad esférica del gobierno Dilma resulta en el hecho que es
evaluado como malo por los capitalistas y los trabajadores, por ricos y
pobres, por la derecha y por la izquierda. 

La cuestión estructural relevante es que el país persiste en la trampa del
Modelo Liberal Periférico (MPL) introducido en el gobierno de FHC (Fernando
Henrique Cardoso) y ampliado en los gobiernos de Lula y Dilma. 

Ese modelo coloca al país en una trayectoria de inestabilidad y crisis, cuyo
final es, invariablemente, la inestabilidad política y la crisis
institucional. El MPL implica graves problemas estructurales: el
desplazamiento de la frontera de la producción en dirección del sector
primario-exportador, la reprimarización del padrón de comercio exterior, la
desnacionalización del aparato productivo, el atraso del sistema de
innovaciones y el agravamiento de la dominación financiera. 

Como si no bastarán las graves restricciones estructurales, el gobierno
Dilma se caracteriza, desde el inicio de 2011, por un déficit de gobernanza.
Incluso cuando hay buenas ideas y proyectos, el gobierno se muestra
incompetente en la ejecución. 

Además del déficit de gobernanza está la nulidad de liderazgo de Dilma. En
realidad, Dilma es una figura superflua dentro del Estado brasilero. Tiene
un desempeño desastroso, conducta grotesca y deficiencia cognitiva. No hay
como recuperar la credibilidad del Estado brasilero con Dilma en la
presidencia. 

-Correio da Cidadania: Continuamos con políticas y medidas de la misma
orientación, como lo propone la Agenda Brasil, bajo los auspicios de Renan
Calheiros (1); ¿qué proyección hace usted para la economía brasilera en el
mediano y largo plazo y cuales sus impactos en la vida de la población?

Reinaldo Gonçalves: La evaluación es que estaremos todavía peor en el largo
plazo si quedamos focalizados en la estabilidad asentada en políticas
fiscales y monetarias restrictivas. Esas políticas tienden a agravar las
restricciones estructurales que influencian la estabilización macroeconómica
en el corto plazo, la capacidad de recuperación en el mediano plazo y el
desarrollo en el largo plazo. 

Los desequilibrios macroeconómicos brasileros, luego de la eclosión de la
crisis global en 2008, resultan tanto de errores de política de los
gobiernos Lula y Dilma como de la vulnerabilidad externa estructural del
país, que se agravó durante esos gobiernos. La situación de inestabilidad y
crisis de Brasil se debe extender por mucho tiempo en función de los errores
y de las vulnerabilidades. 

Los principales problemas estructurales del país, en el ámbito del Modelo
Liberal Periférico y de las relaciones económicas internacionales del país,
son: 1) desplazamiento de la producción en la dirección del sector
primario-exportador, principalmente, a partir del gobierno Lula; 2)
desnacionalización de la economía con las privatizaciones, las concesiones y
la penetración de la inversión externa; 3) atraso del sistema nacional de
innovaciones; 4) elevado pasivo externo financiero.  

El hecho de gran relevancia es que el sector dominante (primario-exportador)
sustrae recursos (capital, mano de obra calificada y tecnología) de otros
sectores más dinámicos. Además, está el agravante de la creciente
dependencia de la economía brasilera en relación a la demanda por
importaciones de commodities por China.

-Correio da Cidadania: ¿Qué otros caminos podrían ser adoptados para
combatir la actual recesión? 

Reinaldo Gonçalves: Actualmente, el ajuste tipo “corte y costure” es
errático e ineficaz. Ese ajuste tiene un costo elevado y está basado en el
recorte de gastos con criterios poco claros y marcado por el clientelismo
corrupto del mostrador de la pequeña política. Hay, todavía, el agravante de
lo aleatorio y el oportunismo en la generación de la receta tributaria.
Aumentar impuestos indirectos sobre la actividad de los bancos implica
inmediatamente la transferencia de esa carga fiscal para la población en
razón de prácticas de abuso del poder económico por parte de los bancos. 

En perspectiva de la izquierda, el ajuste vía tributación implica
progresividad sobre los rendimientos del trabajo y mayor incidencia de los
impuestos sobre las ganancias del capital, principalmente de los sectores
dominantes (bancos, agronegocios, minería y constructoras). ¿Por qué no
crear un tributo sobre la exportación de commodities?

En lo que se refiere al ajuste monetario, cabe mencionar que un número cada
vez menor de países usa el régimen de meta de inflación. Según el FMI,
actualmente menos del 18% de los países miembros del FMI usan ese tipo de
régimen. En Brasil el régimen cambiario es ambiguo y la política cambiaria
también es errática e ineficaz. Hay momentos en que la política cambiaria
está enfocada en el control de la inflación; hay momentos en que está
direccionada para el ajuste de las cuentas externas; y hay momentos en que
el gobierno pierde totalmente el control sobre la trayectoria de esa
variable clave de la gestación macroeconómica. 

La situación brasilera es todavía más grave cuando hay inconsistencia entre
las políticas macroeconómicas, en particular, entre la política de crédito y
la política monetaria. 

-Correio da Cidadania: Es inevitable hablar de todo eso observando el actual
momento político, peleas entre las fracciones enclavadas en el poder,
masivos cacerolazos y manifestaciones de diversos perfiles. ¿A este
respecto, cuales desdoblamientos imagina para el país y la sociedad?

Reinaldo Gonçalves: La actual onda de protestas populares es la única fuente
de optimismo en los últimos meses. Es un soplo de esperanza. La crisis de
legitimidad del Estado es muy seria. Conciliación y reformitas no resuelven
el problema. 

Precisaremos de décadas para superar la herencia maldita de FHC, la herencia
desastrosa de Lula, y la herencia tragicómica de Dilma. Con esperanza
negativas, sólo resta al pueblo brasilero el mecanismo de desafío-respuesta.
Cabe partir, inmediatamente, hacia un proceso de ruptura con esas herencias.
La onda de protestas populares es una de las herramientas en esa dirección. 

La ruptura exige, para comenzar: 1) la reversión del bies favorable al
sector primario-exportador de la matriz de producción; 2) el rechazo del
secular vicio brasilero de conciliación y reformitas, basado en la cobardía
atávica que, por su turno, genera el argumento de que la “correlación de
fuerzas” no es favorable a un cambio estructural.

Esto lleva a “navegar es preciso”, al son de los vientos (de las
circunstancias, sin estrategia). El navegar sin rumbo lleva en la dirección
de una estructura de producción cada vez más retrograda y vulnerable y en
dirección de una sociedad cada vez más corrupta, violenta y bárbara. 

-Correio da Cidadania: ¿Cree en la posibilidad del impeachment? Caso
ocurriese, cuales impactos usted supone Brasil encararía, inclusive en
términos de repercusión internacional, y como se reflejarían en la economía?


Reinaldo Gonçalves: Soy a favor del impedimento de Dilma. No importa quién o
qué grupos políticos asumirían. Lo fundamental es la continua y creciente
presión de las calles. ¿Quién sabe, siguiendo el padrón argentino, no
logremos defenestrar a Dilma y, enseguida, a los Temer, Cunha, Renan y otros
tipos de la misma especie? ¿Ingenuidad? Tal vez si, tal vez no.
Naturalmente, está el riesgo de que aparezcan demagogos, farsantes y
aventureros. Pero, por lo menos, se crea la oportunidad de profundizar la
democracia, el fortalecimiento de las instituciones, reorganizando la
sociedad, y reagrupando a las fuerzas de izquierda. Vale destacar que la
reconstrucción de la izquierda brasilera exigirá décadas. El impedimento de
Dilma es una oportunidad inigualable para comenzar lo más rápidamente ese
proceso. 

Su permanencia (de Dilma) implica camino errático e inestable y,
consecuentemente, permite al bloque de poder consolidar y promover su agenda
conservadora (privatizaciones, previsión social privada, reducción de los
derechos laborales, desnacionalización, etc.). Eso ya está ocurriendo en
vista del vacío de poder. En la “cucaracha vuela”, los sectores dominantes
consolidan y ganan posiciones y los oportunistas sacan sus ventajitas
(inclusive, ¡enriquecimiento personal!)

En síntesis, la solución para la crisis brasilera requiere: 1) el
impedimento de Dilma (la figura superflua); 2) la derrota del PT en función
de su desmoralización, su podredumbre y de su carencia de funcionalidad para
la izquierda brasilera; 3) el combate frontal a la corrupción, lo que causa
la desestabilización del sistema patrimonialista y reduce los grados de
libertad de las oligarquías políticas y del bloque de poder (bancos,
constructoras, agronegocios, mineras); y 4) la investigación, la citación,
el juzgamiento, la condena y prisión de Lula. 

Esos temas son prioritarios en la agenda de las protestas populares. ¡La
realidad generó la luz! Parte del pueblo brasilero está con una mejor
comprensión de la realidad del país y de las soluciones para la crisis
sistémica, de que muchos políticos y analistas, inclusive, de la izquierda.


El apoyo de las fuerzas políticas de centro y derecha a esa agenda, no es
razón para intentar descalificar o rechazar las protestas pacíficas,
populares, democráticas. El argumento de que esa agenda es promovida por los
conservadores o por la derecha es, en la mejor de las hipótesis, un error
analítico que puede ser un error histórico. ¡El punto central es que la
izquierda tiene muchas más razones para apoyar esa agenda que la derecha! El
combate a las herencias malditas de FHC, desastrosa de Lula y tragicómica de
Dilma, ofrece un soplo de esperanza: quien sabe, en 10 o 20 años, las
fuerzas progresistas -y, principalmente, la izquierda brasilera- consigan
reconstruirse y reagruparse. 

-Correio da Cidadania: Usted siempre afirmó que los movimientos, partidos,
grupos y personas que luchan por un país más igualitario deben ser
implacables con el lulismo y toda la lógica orientadora de sus gobiernos.
¿Mirando en perspectiva, cómo integra ese fenómeno político a la luz de la
actualidad? ¿Estamos a las puertas de su fin?

Reinaldo Gonçalves: Estoy convencido de que la herencia desastrosa de Lula
es peor que la herencia maldita de FHC o la herencia tragicómica de Dilma.
El lulismo, entre otras muchas marcas, expresa:

- la traición y el aborto de un proyecto de transformación que se fue
gestando durante más de dos décadas por distintas fuerzas de la izquierda
brasilera;

- la desmoralización, el debilitamiento y la pulverización de la izquierda
brasilera, una notable parte se sometió al oportunismo, la venalidad, la
corrupción y la cobardía, y aquí no se trata solamente de los actuales
condenados por el Mensalão y en el Petrolão y en la Operação Lava Jato
(actuales y futuros condenados), que son las puntas de iceberg; 

- la fractura de la sociedad civil -cooptación, fragilidad y la corrupción-
de organizaciones representativas de la sociedad civil como la UNE (Unión
Nacional de Estudiantes), la CUT (Central Única de Trabajadores), el MST
(Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra), etc., que llevó a la
desmoralización de algunos de sus líderes y de las propias organizaciones;  

- la ilusión de la inclusión social, pobres travestidos de nueva clase media
con televisores de dos metros, que mueren en los corredores de los
hospitales, son humillados por las empresas prestadoras de servicios
públicos, son víctimas de la violencia creciente y sufren la humillación de
tener concluido el curso medio deficiente o el curso superior igualmente
deficiente y hacen el trabajo de semianalfabetos; pobres que cayeron en el
“canto de sirena” criminal del crédito fácil, que compran en 72 meses para
sufrir 5 horas por día las condiciones del tránsito bajo amenaza permanente
de asalto, homicidio, etc.;

- la creciente dominación financiera, durante los gobierno del PT, el
patrimonio líquido de los tres mayores bancos privados prácticamente duplica
al patrimonio líquido de las 500 mayores empresas del país; 

- la extensión y la profundización de un sistema político patrimonialista,
clientelista, nepotista y corrupto que generó el Mensalão, Petrolão, la
Operação Lava Jato etc.; 

- el debilitamiento, tal vez sin retorno, de la mayor empresa del país
(Petrobrás) y de las grandes constructoras nacionales que protagonizaron
casos de mala gobernanza pública, mala gobernanza privada y corrupción a
gran escala;  

- y la selección adversa que generó la figura superflua (Dilma), que desde
el inicio del primer mandato ya evidenciaba la herencia tragicómica y la
crisis de legitimidad del Estado brasilero. 

Ciertamente, el lulismo agrede más los valores e intereses de la izquierda
que los valores e intereses de la derecha. La izquierda brasilera tiene más
motivos que la derecha para estar a favor del impedimento de Dilma y la
condena de Lula. 

Dilma es la figura superflua, mientras que Lula es el protagonista en el
drama del desarrollismo al contrario del Brasil. La izquierda brasilera
precisará décadas para reconstruirse. El impedimento de Dilma y la condena
de Lula, son condiciones necesarias para reconstruir la izquierda brasilera.

Nota de Correspondencia de Prensa 

1) Presidente del Senado, dirigente del PMDB (Partido Movimiento Democrático
Brasilero).

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