Internacionalismo/ la crisis mundial de refugiados y la crisis de la Unión Europea [Pierre Rousset]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Mar Sep 29 23:39:04 UYT 2015


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Correspondencia de Prensa

boletín informativo – 29 de setiembre 2015

germain5 en chasque.net

A l’encontre – La Breche

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Internacionalismo

La crisis mundial de refugiados y la crisis de la Unión Europea

Pierre Rousset *

Inprecor

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Traducción de Faustino Eguberri – Viento Sur

Nunca, desde la Segunda Guerra Mundial, los desplazamientos forzados de
población habían conocido tal amplitud y habían sido tan mortíferos ni tan
aleatorios y peligrosos, imponiendo a tantos niños y niñas, mujeres y
hombres condiciones de existencia tan inhumanas, sufrimientos tan
intolerables. Una verdadera tragedia que pone al desnudo la realidad del
nuevo orden internacional establecido por la mundialización capitalista,
como muestran la multiplicidad y la universalidad creciente de los flujos
migratorios.

Actualmente la atención se dirige hacia los refugiados de guerra
provenientes de Medio Oriente; pero hay muchos otros conflictos militares,
en particular en África, con sus cortejos de poblaciones desplazadas. Hace
poco, la prensa hablaba de las víctimas climáticas, golpeadas por millones
en Asia. En cuanto a las llamadas “migraciones económicas” contemporáneas,
son también “forzadas” (por tanto, políticas) por el desgarramiento del
tejido social bajo los golpes del neoliberalismo y la violencia de los
regímenes apoyados por las potencias occidentales.

Las migraciones tienen una historia. En el período precedente, vivíamos ya
una migración sin esperanza, encarnada por la institutriz filipina
convertida en empleada de hogar en Italia, clandestina. Hoy ivimos la hora
de las migraciones de supervivencia. La población europea no está todavía en
esa situación pero, signo de los tiempos, en países como España o Grecia
están de nuevo en marcha verdaderos movimientos migratorios debido a la
falta de porvenir para la juventud. No se había visto algo así desde hace
decenios.

Se construyen centenares, miles, de kilómetros de muros fronterizos y no
solo en Europa. En Israel despreciando los derechos de los palestinos a sus
tierras. En los Estados Unidos, frente a México -el mismo México en el que
la descomposición del Estado, convertido en narco-Estado, y el aumento
inaudito de la violencia, que llega hasta el feminicidio, contribuye a la
huida de las poblaciones.

La explosión de las migraciones tiene por tanto múltiples causas: las
guerras sin fin, la crisis climática, el desgarro del tejido social, la
descomposición de los Estados, el desencadenamiento de violencias sin
límites; y, también, la destrucción de los suelos, el hundimiento de las
poblaciones que viven de la pesca, el acaparamiento de las tierras
campesinas, la marginación de los pobres urbanos, la desposesión de los
pueblos en beneficio de las transnacionales…

Todas estas causas concretas tienen un origen común: el modo de dominación
impuesto por la mundialización capitalista con la consecuencia de una
situación inédita: el permanente estado de desorden geopolítico y, herencia
de las derrotas pasadas, una lucha de clases en sentido único llevada a cabo
de forma feroz por el núcleo duro de las burguesías mundializadas. La
contrarrevolución sin la revolución abre las compuertas a todas barbaries.
Una competencia aguda entre antiguos y nuevos imperialismos, entre
subimperialismos y otras potencias regionales, como en el Medio Oriente Irán
y Arabia Saudita. La guerra de forma permanente como respuesta a la
inestabilidad permanente.

Los pueblos pagan un precio enorme por este desorden mundial. A su vez, la
“crisis de los refugiados” pone hoy al desnudo el fracaso de la construcción
europea/1. Ayer, para poner a Grecia bajo tutela, el Eurogrupo (19 países de
los 28 que constituyen la Unión) impuso su ley a costa de las instituciones
que están en el corazón de la UE: la Comisión y el Consejo. Hoy, en lo que
respecta al tema de la acogida de los sirios, lo que domina es el cada país
resuelva los problemas por su cuenta. No solo en Europa del Este, sino
también en Francia frente a Italia, hay fronteras que se cierran en el seno
mismo del espacio Schengen, de libre circulación. En ciertos países se han
movilizado amplios movimientos de solidaridad ciudadana para acoger a los
refugiados -en particular en Alemania/2; en otros prevalecen la xenofobia y
el racismo en beneficio de un poder de extrema derecha; particularmente en
Hungría.

La UE existe, pero la integración europea ha fracasado. Antidemocrático, el
proceso de construcción de la Unión no ha dado nacimiento a una ciudadanía
europea. Se podía esperar que una identidad común así, solidaria, tomara
nacimiento por abajo, en el marco del Foro Social Europeo o de las Marchas
contra el Paro y la precariedad, pero esta dinámica se ha atascado.

Dos proyectos han fundado el proceso “por arriba” de construcción de la
Unión. El del mercado único, que revela toda su impotencia en tiempos de
crisis. El de la Europa potencia capaz de desempeñar un papel particular en
el mundo frente a los Estados Unidos y, hoy, China; pero los imperialismos
europeos están desdentados. Los ejércitos francés y británico están
sometidos a sucesivos recortes presupuestarios. Alemania, pilar económico,
sigue siendo un enano militar. ¿Cómo brillar en la escena internacional
cuando ni siquiera se es capaz de enfrentarse a los desafíos que lanza Putin
a sus propias puertas?

Enfrentarse a la fuente de la “crisis migratoria” es enfrentarse a la
mundialización capitalista. Atacar a la fuente de la “crisis europea” es
refundar sobre otras bases una Europa abierta a los pueblos tanto hacia el
Este como hacia el Sur, comenzando por el espacio mediterráneo. Esta
perspectiva es esencial para permitir una acción sostenida y no engañarse
con los discursos engañosos de nuestros gobiernos; comenzando por sus
pretensiones humanitarias. Así como la movilización ciudadana en Alemania da
fe de un verdadero impulso solidario, la patronal germánica dirige una
mirada cínica sobre la situación: juzgando que el paro es demasiado pequeño,
desea que el país acoja una mano de obra, a menudo cualificada, pero
desesperada y dispuesta a aceptar cualquier empleo.

Más que humanitaria, la respuesta europea es muy a menudo militar. En nombre
de la lucha contra las mafias y en lugar de abrir vías de inmigración
legales y seguras, se da luz verde para llevar a cabo operaciones armadas
contra los navíos que les transportan. París utiliza la tragedia de los
refugiados para justificar la extensión de la zona de intervención de sus
fuerzas aéreas de Irak a Siria. En un número creciente de países miembros de
la UE, los soldados son movilizados al lado de los policías para controlar a
las poblaciones “extranjeras”.

Es una tendencia de fondo que conocemos bien en Francia, donde los militares
patrullan contra la amenaza terrorista/3. Para numerosos expertos, esta
política es muy costosa, ineficaz y moviliza demasiados medios cuando el
ejército está ya implicado en diversos teatros de operaciones en Medio
Oriente y en África. Si se mantiene es porque establece una frontera entre
las situaciones de guerra (que competen al ejército) y las situaciones de
paz (que competen a la policía), habituando a la población a una especie de
estado de excepción permanente. Actualmente, la crisis de los refugiados
está instrumentalizada en la misma perspectiva. Cuando las extremas derechas
surfean sobre los repliegues identitarios (en Francia, con el Frente
Nacional) y cuando tendencias estatales fascistizantes se manifiestan hasta
en las puertas de Europa (Turquía) y en el seno mismo de la Unión (Hungría),
para defenderlos mejor, tendríamos necesidad de la recuperación de los
movimientos antimilitaristas/4, igual que tenemos necesidad de una extensión
del combate contra la xenofobia y contra todos los racismos. Muy
lógicamente, la brutalidad destructiva de la mundialización capitalista crea
las condiciones de emergencia de nuevos fascismos.

La “crisis de los refugiados” es por tanto una faceta trágica de la crisis
global inducida por la mundialización capitalista. Exige ser tratada
teniendo en cuenta sus especificidades, lo que exige por nuestra parte
importantes “puestas al día”. En el período reciente, no hemos dejado de
responder, apoyándonos en datos, a los demagogos xenófobos sobre que el
flujo de inmigración en Francia permanecía constante. Evidentemente, esto ya
no es cierto. Hacemos frente a una crisis humanitaria de una amplitud
excepcional; sin embargo, las “formas de pensar” tradicionales de las
izquierdas radicales no están adaptados a un desafío solidario así. Han
juzgado en lo esencial que la urgencia humanitaria era algo que correspondía
solo a los Estados (las Cruz o Creciente rojos) o a asociaciones
especializadas. Felizmente, hay importante excepciones, como la notable
movilización de la coalición Mihands en Mindanao, en el sur de Filipinas, de
la que podemos sacar muchas lecciones/5.

Necesitamos, en efecto, repensar la relación entre lo humanitario y lo
político. En un pasado ya lejano, enviábamos ayuda médica a los Frentes de
liberación que tenían sus propios servicios de salud, eficaces e
implantados. Hoy, en su gran mayoría, las poblaciones desplazadas carecen de
organización, si exceptuamos las redes informales por lugares de origen y el
recurso a Internet o al teléfono móvil para hacer circular la información.

La respuesta a las crisis humanitarias se impone como un campo esencial para
el internacionalismo. La inmensa mayoría de los refugiados no se encuentra
en Europa, sino en países del Sur que no tienen ni la infraestructura ni los
recursos de los países del Norte -cuando los gobiernos del Norte, hay que
recordarlo, tienen una responsabilidad enorme en la actual situación. Los
“refugiados del interior” se siguen encontrando en sus propios países, e
incluso han permanecido en sus lugares de origen, como las víctimas de una
catástrofe climática que no han podido intentar encontrar un refugio en otra
parte. Efectivamente, ninguna cifra oficial da cuenta de la amplitud del
problema. Las solidaridades Norte-Sur deben organizarse y reforzarse, de
forma muy particular, en este terreno. 

* Pierre Rousset, del Comité Ejecutivo de la IV Internacional, militante del
NPA, anima la asociación Europe Solidaire Sans Frontières
(www.europe-solidaire.org). Este artículo fue publicado originalmente en la
página de ESSF.

Notas

1/ Etienne Balibar Borderland Europe and the challenge of migration – On the
relationship between European construction (or de-construction) and the new
reality of human migration », https://www.opendemocracy.net/can-e...

2/ Manuel Kellner, “Elan de solidarité – Réfugiés, bienvenue ! Du nouveau en
Allemagne… “, http://www.europe-solidaire.org/spip.php?article35838, en
español, http://www.vientosur.info/spip.php?...

3/ Franck Johannès, “Vigipirate et le fantôme de la guerre d’Algérie” ,
http://libertes.blog.lemonde.fr/2015/09/07/vigipirate-et-le-fantome-de-la-gu
erre-dalgerie/

4/ Nick Buxton, Ben Hayes, “Ten years on : Katrina, militarisation and
climate change”,
https://www.opendemocracy.net/nick-buxton-ben-hayes/ten-years-on-katrina-mil
itarisation-and-climate-change

5/ Sally Rousset, (intervención en la sesión de apertura de los Segundos
Encuentros Internacionales “Alternativas frente a los desafíos ecológicos”,
Madrid, 26-28 junio 2015), “La crise socio-écologique et les victimes
climatiques : quelques leçons d’Asie” ,
http://www.europe-solidaire.org/spi...

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