Venezuela/ adiós al chavismo [Roland Denis]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Mar Sep 29 23:49:33 UYT 2015


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Correspondencia de Prensa

boletín informativo – 29 de setiembre 2015

germain5 en chasque.net

A l’encontre – La Breche

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Venezuela

Adiós al chavismo

Roland Denis *

Rebelión 

http://www.rebelion.org/

Al paso por calles y campos, si en algún momento cualquiera de nosotros ha
tenido que ser parte de la historia reunida en estos últimos 20 o 30 años,
sin duda alguna se encontrará con caras malgastadas, frustradas, rabiosas,
despidiéndose de una historia que al fin y al cabo es la de ellos y ellas,
la historia por muchos años apasionada de lo que se ha llamado el chavismo.
Una despedida que no es formal, se mueve entre la duda y hasta el llanto, en
otras con la alegría de descargarse de un peso insoportable, pero despedida
al fin de la historia que no se pudo. 

Este escrito ya desde hace mucho tiempo ha debido hacerse, pero ya es hora
de echarlo sobre la rueda pública, palabras que en realidad tienen una
connotación tan personal como política. Poco importa, porque ni en lo más
íntimo dentro de todos los perfiles de una vida controversial siempre se van
uniendo irremediablemente los asuntos personales y los políticos, las cargas
sociales y propias que llevamos por dentro. Es por eso que las cosas en
definitiva “hay que decirlas” si algo todavía tiene sentido decirse. La
revolución son tonterías románticas, utópicas, quizás, pero que cobran toda
su razón de ser cuando vemos como el corazón se une a la cantidad de sueños
que han atravesado nuestras vidas, y que muchas veces han tenido que sufrir
la atrocidad de las bestias represivas; dolor y querencia allí está la
confrontación imposible de resolver. Y así como han tenido que sufrir al
bárbaro también han sentido la maravilla de la apoteosis colectiva en su
propio grito. Seres desplegados pidiendo el olvido a toda la maldición
centenaria de la esclavitud, la pobreza y la sumisión para al fin hacerse
dueños de sus cuerpos y tierras, que quisieron en su momento decirle adiós
para siempre a esa historia odiada. Esa era la revolución y seguirá siéndolo
pero en su senda perdida; la premonición de un gran fracaso que se revienta
ante nuestros ojos, y que en mi caso lo pude percibir desde muy temprano. 

“Prefiero decir un NO” como dice la canción de la diva a seguir convalidando
circunstancias que son algo que nos niega dentro de cualquiera que sea el
sentido que le hemos dado a los pasos que uno a uno se han hecho entre
luchas y sueños, ese es el mensaje latente que se siente tras bastidores de
miles y miles de gentes que aún hacen lo posible de darle algún sentido a
alguna franela roja que les sobra en el armario. Venezuela es un país
mediano, sin connotación alguna dentro de la risa imperial que no sea su
inmensa masa de recursos minerales y biocarburos, pero lleno de
recordatorios legendarios que la vuelven una ensalada entre los mitos
repetidos y las presencias de certeros engañadores a la zaga de la riqueza
pública concentrada entre el BCV y PDVSA. Curioso país que no tiene nada que
ofrecer en lo que acontece a su actualidad pero es el bolsón originario de
todos los heroísmos "nuestramericanos". Un meollo al fin sin síntesis
posible entre grandezas pasadas y la realidad más inanimada sujeta al mando
de quienes jamás entendieron lo que es un paso a favor de la alegría
colectiva, ni tampoco les interesó en lo más mínimo. Cuando no hay visión de
nación, no hay colectividades profundamente morales y mucho menos de una
nación que propone al mundo una vida radicalmente distinta a la que nos
impuso el devastador capitalismo, cuando ella es simplemente una guerra que
se mueve entre discursivas grandiosas de heroísmos pasados y las ansias
desesperadas por tomar el control de las rentas de riqueza que deja el
subsuelo sortario, entonces pueden estar seguros que la “razón
revolucionaria y emancipadora” rápidamente se esfuma, como ciertamente ha
pasado y con ella lo mejor del chavismo.

El chavismo se fraguó como una apuesta subversiva que supo en su momento
recoger todas las fuerzas que quedaron pendientes luego de los grandes
fracasos de las izquierdas armadas y reformistas, al mismo tiempo que una
jugada con seres gansteriles que supieron entender que lo mejor era
entremezclarse con la diáspora rebelde que desde mediados de los años
ochenta no tuvo manera de contenerse, poniendo bajo la mesa muy bien
escondida el verdadero conservadurismo que unía en una misma cofradía
conspirativa al gánster con el ser más reaccionario, unidos al vuelo
subversivo de los soñadores. Desde esa majestuosa ensalada donde no hay
sabor que se combine, es que se entiende que el nuevo apogeo revolucionario
tenía que asumir las formas de una gesta caudillista, como en efecto pasó.
De hecho era imposible para aquel entonces una dirección colectiva,
ideológicamente homogénea, más bien las apologías “a la diversidad, a la
horizontalidad” que una y otra vez repetimos, en nuestro caso particular
paradójicamente no eran más que una bienvenida al caudillismo, un rechazo al
nosotros unificado y organizado y una raro retraimiento al “pueblo” liso y
pobre comandado por su hijo elegido, de siglos pasados. Por estas mismas
razones, era inaceptable la emergencia de un caudillo imponente y despótico,
sino un aprendiz de la base popular que dio vida; la maravillosa senda y
personalidad de Chávez. El también tenía que ser “diverso y horizontal”, es
decir, igualitario, algo que Chávez entendió y militó en ello, aunque me
haya pateado en la cara el libro de “Los Fabricantes de la Rebelión”, por
indudable soberbia.

Desgraciadamente ese mismo aprendiz de multitudes, de sus sueños y de sus
programas, de la radicalidad extrema a la hora de proponer un nuevo
horizonte a nuestro país, de esa fantasía inicialmente maravillosa del poder
popular, del vomitar cualquier pasado para hacer cierta la posibilidad de
algo que se asemeje a la realización material bolivariana, al mismo tiempo
convirtió en tesis de gobierno arrastrar esa ensalada gansteril que poco a
poco se fue comiendo no solo las antesalas burocráticas de la presidencia y
ministerios sino a colectivos, dirigentes, cuadros históricos de la lucha
revolucionaria. Si hay un legado de Chávez realmente oscuro es el no haberse
sacado de encima el caudillo que lo obligaron a ser para convertirse en el
dirigente con disposición a utilizar el mando de Estado en contra del
sustrato gansteril que lo acompañó en su fase conspirativa y posteriormente
democrática.

Esta maraña de situaciones tengo años tratando de entenderla después de
sufrirla, en algunos casos de escribirla, sin mayores éxitos, lo cierto es
que tenía que suceder lo que hoy sucede para tomar el paso del cual muchos
sencillos seres de mi país hacen sin mayores complejidades mentales, aunque
sean muy intensos sus sentimientos: el adiós al chavismo. Una revolución
supone situaciones de dura decisión que llevan consigo todos los riesgos de
la historia, sin esas decisiones es absurdo, cobarde y mentiroso hablar de
ella y mucho menos dirigir en nombre de ella. Si aquí no se hizo desde los
inicios que era indispensable entonces desde hace mucho tiempo hemos debido
hablar en estos términos. El chavismo muere con Chávez al igual que el
fidelismo muere con la ida de Fidel de la dirección de Estado. Cuba y
Venezuela han sido las últimas utopías de Estado revolucionario encarnadas
en los héroes que le dieron paso. Chávez al no romper con el caudillo que le
crearon alrededor suyo, no tuvo otra salida que gritar la necesidad de la
ruptura cuando su vida se sabía acabado, pero aun así, y personalmente sin
entender aún porque no se atrevió a ello, dejo intacto el sustrato
gansteril. No entiendo porque más miedo se le tiene al poder que te rodea
que a la propia muerte. ¿Es que las estructuras de burocráticas de Estado
son tan inmensamente poderosas que aún frente a la evidencia de la muerte se
imponen?. Aquí hay algo que no entiendo, es un fondo metafísico desconocido
o simplemente alguna información que me falta, o será que soy un imbécil.

A partir de allí ha venido un desastre que harto estamos de denunciarlo en
sus efectos y orígenes material-económicos, políticos, sociales, pero en
este caso no se trata de repetir lo gritado. Un amigo me decía que en estos
días en uno de estos programas de chismes contra la oposición de Diosdado
Cabello, el amigo ya no solo habla de chismes acompañados por cualquier
cantidad de discursos de Chávez, sino que ahora, asemejando al caudillo,
hace programas junto a civiles y militares que lo aplauden. Pero burlándose
de su héroe y comandante, hace poco monta un programa donde su público
militar y civil, aplaude nada menos que una hora de televisión presentando a
su familia. No es la familia de su cachifa que las deben tener a montones la
que vale, no es la familia haciendo colas condenada a un sueldo pírrico que
no es más que explotación pura de una fuerza de trabajo que paga con su
esfuerzo lo que otros han desfalcado, es su familia, padres, tíos, hijos,
hermanos, y dele, gozando las consecuencias infectas de una historia. Su
goce es el retrato perfecto de la burla a nuestra explotación como pueblo.
Pero en fin, más que el aborrecimiento que personalmente me da semejante
manipulación mediática con valores fotográficos "gomecistas" o propios de
las culturas pictóricas de la oligarquía del siglo XIX, quiero simplemente
acotar que el “adiós al chavismo” no es solo del honor indignado del pobre,
es también de los que se gozan con televisión al frente, todas las
divinidades del poder. Si mi familia es lo bonito, el caudal de una fama
política heredada, entonces mi amigo usted quedó absorbido del todo dentro
de una equivalencia sonámbula de que su familia pueda ser el retrato de
algún placer que dignifique al ser nacional. ¡Que locura egocéntrica,
reaccionaria y hedonista!...¡Adiós al poco chavismo realmente profuso y de
pueblo que queda!...y súmenle una cuota simbólica evidente: militares
aplaudiendo el acto, es al mismo tiempo un mensaje de terror que bajo sus
sonrisas compradas nos están añadiendo haciendo uso familiar del orden
mediático que controlan. 

El poder corrompe, si claro pero más allá de todo el poder es una creación
histórica desde que un hombre se puso por encima de otro creando las
diferencias sociales, algo que solo desde Maquiavelo se entendió cuan poco
tenía que ver con lo moral sí mucho de la capacidad de mover las técnicas de
la manipulación de circunstancias en la relación amigo-enemigo. Fue genial
su aprendizaje o lo que inspiró, dejó en claro de que se trata la política
frente a un mundo que se preparaba para invadir el mundo bajo su modelo
mercantil-explotador que habrían de llamar “democracia”. El chavismo como a
todos le tocó también corromperse, reproduciéndose en un legado de digna
manipulación maquiavélica donde a diferencia de tantas memorias
revolucionarias pasadas no deja materialmente nada. No deja nada que suponga
inteligencia, productividad, ciencia, organización colectiva, de lo cual
podamos estar orgullosos a pesar de todo. Es un legado vacío y meramente
simbólico, donde solo los pocos que han podido resistir al cerco violento y
burocrático al que han condenado este país, quedan medrando un grito
revolucionario y auto-gobernante posible: comunidades, comunas, órdenes de
control obrero decaídas, sin posibilidad alguna de unificarse para
despedazar esta infernal burla. Eso ahora es imposible, más tarde quizás
pero los pasos de unión habrá que darlos. Y son muchos y largos.

El “adiós al chavismo” es el adiós a un extraordinario sueño que frente a
nuestras caras se nos convirtió en una pesadilla, en una especie de
maldición a la cual todas las tendencias que se dicen revolucionarias día a
día le proponen una salida; unas más principistas, otras más pragmáticas,
otras valientemente se despegan del comando político oficial. Pero así
mismo, todos los días esto va perdiendo más y más sentido, ya que el
chavismo dejó de tenerlo, siendo inútil proponerle salidas cuando su esencia
quedó totalmente ahogada en el fichaje gansteril que gobierna el gobierno,
gobierna sus bases, gobierna el saqueo monumental que han generado.

Los afiches del recuerdo chavista y del mismo Chávez se desmoronan ante la
indiferencia colectiva, para pasar a la nada, al símbolo sin contenido
propio de los capitalismos informáticos, esa “estética del vacío” que
inauguraron ya hace unos años nuestros espléndidos escuálidos. Y esa es
precisamente la razón por la cual el chavismo muere condenando a todo un
pueblo a la improductividad, fascinado por la capacidad de manipulación que
le ha dejado su comandante-presidente y que se la arrebatan después de
muerto, pero deshaciéndose a su vez en esta fascinación mediatizada. Se
olvidaron de hacer el cálculo en el tiempo de cuánto funciona semejante
imposición al subconsciente colectivo. Ya llegó su fin, ya llegó el adiós
que millones le estamos dando.

Estoy seguro no obstante, que este adiós, y los que se van a ir acotando, no
son solo un final de frustraciones dejando castrada la aventura
revolucionaria. Precisamente ese enorme vacío, ese contexto de radical
improductividad con que deja tirado el chavismo este país, puede ser al
mismo tiempo, el punto de partida de un nuevo brote soñador, sin caudillos
ni ordenes simbólicos preestablecidos, de relaciones directas, horizontales,
comunicantes y productivas entre comunidades de seres trabajadores donde
resplandezca de nuevo la “moral del alzado”. Sin nos fijamos en el proceso
de pacificación de las FARC y probablemente el ELN en Colombia, también
podría decirse que muere lo que fue un gran sueño lleno de sangre. O la
misma Cuba de donde renace el placer de la usura y la acumulación, después
de décadas de increíbles esfuerzos, combinada a la amistad con los EEUU.
Puede ser que generaciones que ya hemos pasado los años nos quedemos
atrapadas en esta frustración, trataré que no sea mi caso. La sangre
"nuestramericana" no se va a quedar quieta, y mucho menos entre nosotros
venezolanos donde el chavismo al irse finalmente al carajo, nos deja todo
por hacer, vivitas las utopías de quien no acepta morir entre afiches y
propagandas; la nada nos forzará a la creación. Un mundo nuevo sigue por
crearse y la belleza vital del Che que todavía muerto parecía en vida, lo
sigue inspirando, mientras tanto váyanse al coño de lo que sea grandísimos
farsantes, ladrones, mentirosos, traidores, que el pueblo venezolano y
"nuestramericano" pide paso, y si no se lo dan será de nuevo con su sangre
que sabrá dárselo, ¡no hay pueblo vencido!.  

* Roland Denis es un luchador popular revolucionario de larga trayectoria en
la izquierda venezolana. Graduado en Filosofía en la UCV. Fue viceministro
de Planificación y Desarrollo entre 2002 y 2003 en el gobierno de Chávez. En
los años 1980 militó en el movimiento La Desobediencia y luego en el
Proyecto Nuestramerica / Movimiento 13 de Abril. Es autor de los libros Los
Fabricantes de la Rebelión (2001) y Las Tres Repúblicas (2012).

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