EEUU/ nuevo fervor por el socialismo [Socialist Worker]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Vie Abr 15 23:31:26 UYT 2016


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Correspondencia de Prensa

15 de abril 2016

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Estados Unidos

Nuevo fervor por el socialismo 

La campaña de Sanders está generando entusiasmo por una alternativa
socialista al estatus quo, pero un verdadero cambio requerirá mucho más que
elecciones.

Socialist Worker, Chicago, 11-4-2016

http://socialistworker.org/

Traducción de Orlando Sepúlveda – Obrero Socialista

Un espectro recorre las páginas de opinión de los medios en Estados Unidos;
el espectro del socialismo, así como los comentaristas y columnistas lidian
con explicar la inesperada popularidad de Bernie Sanders y su campaña
presidencial.

Sus palabras muestran la misma confundida desesperación que Hillary Clinton
y la dirección del Partido Demócrata expresan con el electorado en las
primarias. Por ejemplo, el ex representante Barney Frank, quien, en una
entrevista con Slate.com, no sólo desestimó a Sanders por tener "poco que
mostrar" en sus 25 años en el Congreso, sino que además se burló de sus
seguidores por tener "una gran cantidad de tiempo en sus manos" e "ideas
poco realistas" sobre el sistema político.

Su malestar con el atrevimiento del electorado demócrata a tener opiniones
diferentes a las de la elite del partido es parecido al de la propia
Clinton, aunque ella deba tratar de hacerse pasar por una candidata con un
mensaje "positivo". El último ejemplo de ello: la confrontación verbal entre
Clinton y una activista de Greenpeace que le preguntó si ella rechazaría
donaciones de la industria de los combustibles fósiles.

El verdadero problema de Clinton no es que "la campaña Sanders [esté]
mintiendo sobre mí", como se ella quejó cuando se enfrentó a la activista,
sino su propia campaña diciendo la verdad sobre lo que ella apoya o, de
hecho, está en contra. Es como si su eslogan electoral, en contraste con
Barack Obama hace ocho años, fuera "No, no podemos": No a un sistema
universal de atención de la salud, no a una educación universitaria
gratuita, no a luchar contra Wall Street...y la lista continúa.

Aunque Clinton aún lidera el recuento general de delegados que determinará
la nominación, en particular gracias a los no muy democráticos
"súper-delegados", la popularidad de Sanders es un testimonio a su mensaje
anti-corporativo y pro-laboral, en desafío a los líderes del llamado
"partido del pueblo" unidos tras Clinton.

*****

Hillary Clinton y el Washington Post pueden estar sorprendidos de que el
socialismo ya no sea una mala palabra, y que no la pueden usar para asustar
a los votantes, como solía ser hecho. Pero con sólo prestar atención a la
creciente insatisfacción de la gente con el estatus quo, económico, político
y social, esto tiene sentido y razón.

Lo más cerca que hemos estado del "socialismo", recientemente, fue la cruda
caracterización que Newsweek hizo de Obama, al comienzo de su presidencia,
con el titular "Somos todos socialistas ahora" cuando él propuso el paquete
de estímulo económico en respuesta a la Gran Recesión. Desde entonces hemos
vivido bajo la austeridad.

El socialismo de Sanders es más cercano a la cosa real, incluso si la
corriente socialista que él abraza es una visión limitada a las moderadas
reformas que se puedan alcanzar trabajando dentro del sistema, y obviando
aspectos significativos de su política, como su deplorable coqueteo con el
imperialismo.

Es positivo que la izquierda en EE.UU. pueda involucrarse con un círculo
mucho más amplio de personas interesadas en el socialismo, y Sanders es
definitivamente la causa inmediata de esto. Sin embargo, hay que recordar
que el descontento político y la ira clase que subyacen su popularidad no
comenzaron con su campaña.

Sanders es el beneficiario de una radicalización impulsada por los
trastornos económicos de la Gran Recesión, y las consecuencias de la
creciente desigualdad y la crisis social que afecta a los desposeídos.

La expresión más concreta de esta reciente radicalización fue el movimiento
Ocupa, popularizando la idea de que el dominio del 1 Por Ciento se produce a
expensas del 99 Por Ciento.

Pero Ocupa tuvo muchos precursores, inmediatos y lejanos; algunos
internacionales, como la Primavera Árabe y el "movimiento de las plazas" en
Europa; y otros domésticos, incluyendo el alzamiento en Wisconsin, el
movimiento por la igualdad matrimonial y las mega-marchas de la Primavera
Inmigrante de hace 10 años.

Desde Ocupa, las protestas contra los epidémicos y racistas asesinatos
policiales ha dado otra forma al descontento, alimentando no sólo una
furiosa indignación por casos individuales de violencia, sino también un
creciente reconocimiento de que una transformación más fundamental será
necesaria para que verdaderamente las Vidas Negras Cuenten.

Estas luchas y movimientos contribuyeron de diversos modos, grandes y
pequeños, al fenómeno Sanders: la profunda identificación con cuestiones de
clase; la percepción de que el sistema político es inalterablemente
corrupto; el reconocimiento de la necesidad de un cambio sistémico; y por
encima de todo, la urgencia de hacer algo al respecto.

A su vez, y debido a la respuesta entusiasta a la campaña Sanders, las
batallas venideras, durante y después de las elecciones, serán
diferentes...por la nueva presencia del socialismo, y por la confianza que
la campaña de Sanders inspira en aquellos que quieran ver un cambio real.

*****

La campaña Sanders agarró fuego conectando el descontento con las
corporaciones al sistema bipartidista, incluyendo el ala liberal de la clase
política gringa, el Partido Demócrata.

Sin embargo, buscando la nominación presidencial demócrata, Sanders, por
definición, está movilizando ese descontento hacia una batalla dentro de los
confines del estatus quo.

Puede que esto no sea tan evidente en la fase actual, con las críticas de
Sanders a Clinton agudizándose en el transcurso del año, así como ambos
luchan por los votos en las restantes primarias. Sin embargo, en algún
momento, la carrera por la nominación será decidida, y la consecuencia de
Sanders corriendo como un demócrata quedará al manifiesto, de una manera u
otra.

Si en contra de todos los augurios, Sanders gana la candidatura presidencial
demócrata, la dura realidad es que él se convertiría en el líder de un
partido que está institucionalmente opuesto a todo aquello que es
significativo sobre su política. En cada asunto en que él está a la
izquierda de Clinton y del establecimiento del partido, Sanders tendrá una
lucha cuesta arriba para superar la oposición de los demócratas, no sólo de
los republicanos.

Y esto no porque el establecimiento demócrata sea un mal perdedor, sino
porque a pesar de pretender hablar en nombre de pueblo trabajador y
representar actitudes liberales, el Partido Demócrata sirve a Wall Street y
las corporaciones, antes que nada. Ellos dirigirán la respuesta del partido
a Sanders, no a sus millones de seguidores.

Por lo tanto, si Sanders llega a ser presidente y, por ejemplo, tratase de
implementar un sistema de salud de pagador único, como lo ha prometido, una
mayoría de los miembros del Congreso de su propio partido, en deuda con
contribuciones electorales y cabildeado del complejo farmacéutico y de
seguros médicos, se alinearían para apuñalarlo por la espalda.

Eso en el escenario hipotético de que, de alguna manera, Sanders ganara la
nominación. Pero el resultado más probable es que Hillary Clinton sea la
nominada, y Sanders tendrá que enfrentar una simple pregunta: ¿llamará a sus
seguidores a votar por una candidata que representa el estatus quo que él
declara querer volcar?

A pesar de que ha desafiado los llamados a mitigar sus críticas de Clinton
durante las primarias, todo lo que sabemos acerca de Sanders sugiere que, si
Clinton se convierte en la candidata, él se unirá al coro llamando a la
unidad detrás del "mal menor" para derrotar al "mal mayor" republicano.

Sanders lo ha dicho durante su campaña, pero si aún hay alguna duda, su
trayectoria de apoyar al candidato demócrata a la presidencia, incluso
cuando hay una opción de izquierda independiente, se remonta décadas.

En 2004, por ejemplo, Sanders no sólo apoyó al candidato demócrata John
Kerry, sino que además se comprometió a "recorrer el país y hacer todo lo
posible para disuadir a la gente de votar por Nader", el candidato
independiente cuya plataforma anti-corporativa era una mucho más cercana a
la suya.

Obrero Socialista cree que es importante ofrecer una respuesta diferente. La
izquierda debe aguantar la presión a "votar contra" los republicanos, si eso
significa votar por los demócratas.

Un voto por el "mal menor" para detener el "mal mayor" no sólo pospone
cualquier avance de una agenda genuinamente de izquierda, sino que ni
siquiera se detiene al "mal mayor". Como escribimos el mes pasado:

Piense en todas las expectativas invertidas en Barack Obama cuando se
postuló para presidente en 2008, con su promesa de traer cambios
fundamentales a Washington.

¿Cuál fue el resultado? Obama adoptó el mega-rescate financiero de Wall
Street propuesto por la administración Bush después de la crisis de 2008,
mientras olvidaba a los dueños de casas enfrentando evicción. Continuó la
"guerra contra el terrorismo" de Bush con algunos cambios tácticos y
estratégicos. Deportó a más inmigrantes indocumentados en un tiempo más
corto que Bush. Aceleró la deforma corporativa de las escuelas. 

Es por eso que Obrero Socialista apoyará una alternativa de izquierda a los
candidatos de los dos partidos mayoritarios, sin la ilusión de ganar.
Nuestra adhesión a la campaña presidencial del Partido Verde de Jill Stein
es un voto de protesta contra el sistema bipartidista, y un modesto intento
de avanzar en el proyecto de organizar una alternativa de futuro fuera del
Partido Demócrata.

*****

Al mismo tiempo, mantendremos la vista puesta más allá de las elecciones. El
movimiento socialista ha por mucho tiempo sido parte de campañas
electorales, pero esto es sólo un aspecto de nuestra actividad.

Nuestra tradición define el socialismo como la "auto-emancipación de la
clase obrera", usando las palabras de Karl Marx. Por eso miramos a las
protestas masivas, las huelgas y luchas de los trabajadores, los movimientos
sociales y la acción directa como instrumentos de cambio, porque estos dan
confianza y experiencia a las masas acerca de su propio poder.

Las elecciones no deben ser vistas como algo separado de estas luchas. Las
ideas expuestas por Sanders y su campaña, el entusiasmo que han generado, y
el regreso del socialismo a la discusión política pueden inspirar a la gente
a extender su compromiso político más allá de la elección.

La protesta en Chicago contra el multimillonario Donald Trump, que el mes
pasado lo obligó a cancelar su mitin, es un buen ejemplo. Muchos de los
manifestantes eran partidarios de Sanders, pero el reto al mensaje racista
de Trump vino de mucho más allá que su campaña electoral.

Participaron en la protesta anti-Trump negros, inmigrantes, musulmanes,
blancos, mujeres y hombres, la comunidad LGBT; todos juntos de pie contra la
intolerancia y la reacción. Ese tipo de resistencia tiene que continuar, no
importa quién gane la elección en noviembre.

El Partido Demócrata tirará en la dirección opuesta. Su objetivo, sobre todo
en época de elecciones, es canalizar la energía y la iniciativa no hacia una
lucha y movilización de base, sino hacia apoyar a candidatos, recaudar de
dinero, hacer llamadas telefónicas, y cosas similares.

Las voces liberales insisten en esto es "realismo político"; que si queremos
lograr algo concreto, tenemos que trabajar dentro del sistema.

La historia nos enseña una lección diferente. Sólo piense en los derechos
políticos y los programas sociales que valoramos--el Seguro Social, el
derecho al voto, las políticas contra la discriminación, los derechos
reproductivos, la protección del medio ambiente y la igualdad matrimonial,
para nombrar unos pocos--todos ellos fueron el resultado, sobre todo, de la
protesta y la presión desde fuera del sistema político.

Como dijo el historiador Howard Zinn en un discurso en 2009:

No debemos ponernos en la posición de mirar el mundo de eso ojos [de los
políticos] y decir: "Bueno, tenemos que comprometer, tenemos que hacer esto
por razones políticas". Debemos hablar nuestra mente.

Esta es la posición en que los abolicionistas se encontraban antes de la
Guerra Civil...Lincoln no creía que su primera prioridad era abolir la
esclavitud. Pero para el movimiento antiesclavista si lo era, y los
abolicionistas dijeron: "No vamos a ponernos en la posición de Lincoln.
Vamos a expresar nuestra propia posición, y vamos a expresarla con tanta
fuerza que Lincoln tendrá que escucharnos".

Y el movimiento antiesclavista creció tanto en poder que Lincoln tuvo que
escuchar. Así es como llegamos a la Proclamación de Emancipación y las
Enmiendas 13ª, 14ª y 15ª.

Esa ha sido la historia de este país. Doquiera se ha progresado, doquiera
una injusticia ha sido anulada, ha sido porque la gente actuó como
ciudadanos, no como políticos. No se limitaron a quejarse. Trabajaron,
actuaron, se organizaron, y se amotinaron cuando fue necesario. 

Suceda lo que suceda en noviembre, las elecciones de este año ni siquiera
comenzarán a resolver los desastres del capitalismo que han dado origen a
este urgente deseo de cambio. Necesitamos una izquierda que pueda responder
con nuevos niveles de resistencia.

Los socialistas podemos contribuir a ese proyecto en diversas formas, aquí y
ahora. Podemos presentar nuestra propia visión del socialismo: una sociedad
fundamentalmente diferente al capitalismo en la que mayoritaria la clase
obrera gobierne. Y necesitamos luchar por una alternativa electoral de
izquierda, independiente a los demócratas.

Y podemos construir resistencia a la injusticia y la opresión en todas las
luchas que están tomando lugar en toda la sociedad, con la temporada
electoral en marcha y después.

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