Cuba/ Congreso del PCC: ¿cómo planificar cuando no se sabe lo que ocurrirá? ¿acaso con un “wiki-plan”? [Pedro Monreal González]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Dom Abr 24 18:25:02 UYT 2016


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Correspondencia de Prensa

24 de abril 2016

Boletín Informativo

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germain5 en chasque.net

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Cuba

A propósito del VII Congreso del PCC: 

¿Cómo planificar cuando no se sabe lo que ocurrirá? ¿Acaso con un
“wiki-plan”?

Pedro Monreal González *

Cuba Posible, La Habana, 19-4-2016

http://www.cubaposible.net/

La idea de que es posible planificar rigurosamente el desarrollo
contemporáneo es un mito. Pudiera resultar atractivo, pero en realidad es
poco relevante para las necesidades de Cuba. Las supuestas evidencias de que
estrategias de desarrollo magistrales han funcionado con precisión en China
o Vietnam son cuestionables (1). 

La evidencia que se esgrime -casi siempre consistente en la existencia de un
plan y de entidades planificadoras del desarrollo en esos países- no es
suficiente para validar una relación de causalidad entre plan y desarrollo.
Entre otras cosas, porque al desarrollo no se ha llegado en parte alguna
cumpliendo disciplinadamente un calendario de metas establecidas de
antemano. Muy por el contrario, el análisis cuidadoso de la experiencia real
del desarrollo pone de relieve que este es un caso típico de lo que las
ciencias sociales –especialmente los estudios de complejidad- han catalogado
como un “problema torcido” (wicked problem) (2).

No estoy diciendo que esos países no hayan avanzado notablemente hacia
niveles superiores de desarrollo, los cuales por cierto parecen tener serios
problemas de sustentabilidad. Lo que afirmo es que no es demostrable que tal
avance se deba fundamentalmente a la ejecución de un plan predeterminado y
detallado. ¿Ha sido acaso parte de algún plan la transformación de grandes
ciudades en inmensas aglomeraciones humanas donde la contaminación del aire
supera en veinte veces los niveles de calidad del aire considerados como
aceptables por la Organización Mundial de la Salud (OMS)? 

De hecho, existe una acreditada literatura académica sobre el desarrollo que
postula que casi todas las supuestas estrategias de desarrollo que son
consideradas exitosas en realidad resultan coherentes solamente cuando se
les analiza a posteriori. Se plantea que tales estrategias fueron el
resultado de la agregación de políticas y de acciones no necesariamente
coordinadas, frecuentemente contradictorias entre sí, adoptadas de manera ad
hoc y que a menudo fueron modificadas durante sus trayectorias. En ese
sentido, los planes y estrategias deben ser vistos más como procesos que
como guiones para el desarrollo (3).

Lo que los planificadores cubanos pudieran poner por escrito respecto a una
estrategia de desarrollo para el 2030 corre el riesgo de convertirse en
papel mojado antes de que termine el año 2016. No digo que ello vaya a
ocurrir, simplemente anoto que existen probabilidades de que tal cosa
pudiera suceder, algo que debería ser suficiente para adoptar una
perspectiva de modestia intelectual a la hora de acometer cualquier
ejercicio de planificación. 

Existen procesos de discontinuidad notables y vertiginosos en la sociedad
contemporánea que solamente percibimos cuando se nos vienen encima de manera
masiva. Por citar solamente un ejemplo, la empresa Airbnb surgió de la nada
para convertirse en una compañía con una capitalización de 10 mil millones
de dólares que en 2015 gestionó 550,000 alojamientos en 192 países y que
rápidamente ha sobrepasado a gigantes tradicionales de la hotelería como
Wyndham y Hyatt.  Para algunos expertos, Airbnb representa la cúspide actual
de un nuevo modelo de “sharing economy” y se vaticina que en un futuro
cercano pudiera desplazar a InterContinental Hotels Group y a Hilton
Worldwide de los primeros lugares de gestión hotelera del mundo (4).

Las implicaciones de algo así para los planes de desarrollo de Cuba pudieran
ser significativas. ¿Quién debería ser considerado como socio preponderante
en la planificación del desarrollo turístico de Cuba, una entidad
tradicional como Marriot, o Airbnb? ¿O quizás el asociado más conveniente
para la expansión turística de Cuba pudiera ser una “estrella” que todavía
no ha surgido? ¿Sería realmente necesario invertir miles de millones de
dólares en construir nuevos hoteles en Cuba en medio de lo que parece ser la
transición del “modelo de negocios” del turismo hacia un enfoque que le
concede una creciente función al alojamiento no hotelero? 

La incertidumbre es una característica esencial de los sistemas sociales
complejos de cuya transformación depende el desarrollo. Sin embargo, no
todos los procesos que intervienen en el desarrollo son “problemas
torcidos”; es decir, no todos se relacionan con la modificación de sistemas
complejos. La relación entre planificación y complejidad es usualmente
abordada a través de tres metáforas que intentan ilustrar las diferencias
entre procesos: “hornear un cake”, para referirse a sistemas simples (las
relaciones de causa y efecto son estables y predecibles); “lanzar un
cohete”, para denotar sistemas complicados (las relaciones de causa y efecto
se encuentran separadas en tiempo y espacio); y “educar un niño”, para hacer
referencia a sistemas complejos (las relaciones entre causa y efecto
solamente pueden ser apreciadas de manera retrospectiva y son relaciones que
raramente se repiten en otros sistemas) (5).

La planificación del desarrollo incluye transformaciones de sistemas simples
que admiten la aplicación de procedimientos estandarizados: “recetas”,
“guiones” y “buenas prácticas”. El establecimiento de sistemas de
contabilidad mejorados es un ejemplo típico de ese tipo de transformación
que se corresponde con la metáfora de “hornear un cake”. Por otra parte, las
estrategias de desarrollo también deben promover transformaciones para las
cuales hay que crear cada vez el guión desde una página en blanco, pues no
existen recetas preconcebidas. Sin embargo, mejorar el conocimiento que se
tiene del fenómeno, así como la aplicación de determinadas herramientas de
análisis, hace posible el diseño de soluciones. Se trata de problemas
“complicados” (no complejos) que presentan grados de dificultad que pueden
ser enfrentados mediante la aplicación perseverante del conocimiento. El
establecimiento de una actividad económica nueva, por ejemplo, la industria
farmacéutica, pudiera ser un ejemplo del tipo de problema complicado que se
asocia a la metáfora de “lanzar un cohete”.  

Sin embargo, para la transformación de sistemas complejos no basta con
pensar mejor, se necesita pensar diferente. Las transformaciones de sistemas
sociales complejos -caracterizados por los “problemas torcidos” que tales
sistemas contienen- representan una elevada proporción de los retos
centrales del desarrollo: regulación del mercado, coordinación de las
dinámicas de diferentes formas de propiedad, establecimiento de
instituciones efectivas para el desarrollo, creación de una nueva cultura
económica, armonización de la eficiencia productiva y de la justicia social,
la sustentabilidad del desarrollo, la apropiación local de procesos globales
“positivos” y el bloqueo de procesos globales “negativos”, entre otros.

A riesgo de ser excesivamente escueto en la presentación de la relevancia
que tiene la comprensión de los sistemas complejos para poder entender las
restricciones y oportunidades que tiene la planificación del desarrollo en
Cuba, considero que deben ser claramente identificadas al menos cuatro
características de los sistemas sociales complejos que se intentan
transformar en el país: a) son sistemas no lineales (el comportamiento del
sistema no se expresa como la suma del comportamiento de sus componentes);
b) un sistema dado tiene un “ecosistema” formado por otros sistemas que lo
influyen (por ejemplo, la trasformación de un sistema económico se produce
en el contexto de un “ecosistema” que rebasa ampliamente lo económico); c)
los sistemas sociales complejos son reflexivos y “aprenden” durante el
propio proceso de cambio (son capaces de adaptarse a la propia evolución del
sistema); y d) son sistemas esencialmente políticos (directamente
relacionados con la distribución del poder y con el ejercicio del poder)
(6).

¿Significa lo anterior que resulta necesario abandonar la planificación del
desarrollo?

En modo alguno. El reto al que se enfrenta Cuba al tratar de prever el tipo
de desarrollo que es deseable y factible para el país no consiste en
descartar la planificación, sino en modificar la idea que actualmente se
tiene de ella. La clave pudiera ser reconocer que el plan no es efectivo
como guión del cambio, pero que puede ser útil como un instrumento que
permita reflejar sistemáticamente la manera en que un sistema puede ser
transformado sobre la base de constantes adaptaciones resultantes de la
retroalimentación del cambio y del conocimiento mejorado que pueda
adquirirse sobre la marcha.

El plan no puede pretender ser un reflejo del futuro, pero la planificación
puede incorporar mecanismos efectivos de adaptación que le permitan lidiar
con la incertidumbre. La visión predominante de la planificación del
desarrollo que todavía parece existir en Cuba presenta el riesgo de asumir
un mundo imaginario en el que las consecuencias de las políticas serían
fundamentalmente aquellas que se han planificado. Un enfoque distinto, más
flexible y adaptativo de la planificación, permitiría dar cuenta de las
otras consecuencias no previstas que pueden ocurrir y, sobre esa base, poder
adaptar el plan.

Las transformaciones sociales que requiere el desarrollo de Cuba son
principalmente complejas, impredecibles, no lineales, adaptativas, de gran
amplitud social y de naturaleza política. La planificación de tales
transformaciones conlleva requerimientos de diseño, de retroalimentación y
de mecanismos sistemáticos de adaptación que rebasan ampliamente las
capacidades de los expertos y de un número limitado de entidades
gubernamentales y políticas. 

La planificación del desarrollo pudiera ser el próximo gran espacio de
participación popular sistemática en el perfeccionamiento de la sociedad
cubana. Las tecnologías de la información y comunicación contemporáneas y la
rápida extensión de procesos de producción colectiva de conocimientos hacen
posible algo que es necesario para el desarrollo de Cuba: disponer de un
sistema en red de retroalimentación en tiempo real del cambio y de bancos de
datos masivos de posibles soluciones para el desarrollo. Con ello,
existirían entonces la posibilidad de ofrecerle al desarrollo nacional una
inteligencia colectiva muy superior a la que podrían proporcionar los
expertos, así como un mecanismo adaptativo mucho más ágil y eficiente que el
que puede brindar las posibles consultas periódicas de documentos.  

Siguiendo la práctica de identificar con el término “wiki” los proyectos de
creación y modificación de contenidos para bases de datos en línea mediante
la colaboración de una comunidad de usuarios, el establecimiento de un
mecanismo de participación popular  para la planificación del desarrollo en
Cuba pudiera concebirse como un “wiki-plan”. La pregunta no es tanto si eso
ocurrirá o no, pues la tecnología pone al alcance de cualquiera la
construcción de ese tipo de redes a muy bajo costo. La pregunta relevante es
si el gobierno -como parte del seguimiento del VII Congreso del Partido
Comunista de Cuba- se decidirá a tomar una iniciativa de ese tipo.  

* Economista, es Profesor-Investigador del Centro de Investigaciones de
Economía Internacional de la Universidad de La Habana.

Notas

1. S. Philip Hsu, Yu-Sahn Wu, Suisheng Zhao (2011). In Search of China´s
Development Model. Beyond the Bejing Consensus. Rouletdge. London; Eric Thun
(2004). “Industrial Policy, Chinese Style: FDI, Regulations and Dreams of
National Champions in the Auto Sector”, Journal of East Asian Studies, Vol 4
No 3 (September 2004); Eric Thun (2006). Changing Lanes in China: Foreign
Direct Investment, Local Governments and Auto Sector Development. Cambridge
University Press; y Thomas Moore (2002). China in the World Market: Chinese
Industry and International Sources of Reform in the Post-Mao Era. Cambridge
University Press. 2002.

2. Ben Ramalingam (2013). Aid on the Edge of Chaos: Rethinking International
Cooperation in a Complex World. Oxford University Press.

3. Keith Griffin (1989). Alternative Strategies for Economic Development.
MacMillan. London; y Peter Evans (1995). Embedded Autonomy. States and
Industrial Transformation. Princeton University Press.

4. Datos tomados de la publicación especializada Fast Company
http://www.fastcompany.com/3029361/most-innovative-companies-2014/airbnb-rep
ortedly-closes-new-round-of-funding-valuing-it-at-1

5. Metáforas popularizadas por Christopher J. Roche, especialista en
desarrollo internacional y Director del Instituto de Seguridad Humana y
Cambio Social, Universidad La Trobe, Australia. 

6. Sylvia Walby (2007). “Complexity Theory, Systems Theory, and Multiple
Intersecting Social Inequalities”. Philosophy of the Social Sciences. Vo.
37. 2007.

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