Paraguay/ un nuevo umbral desde la lucha campesina [Carlos Verón De Astrada]
Ernesto Herrera
germain5 en chasque.net
Jue Abr 28 16:03:18 UYT 2016
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Correspondencia de Prensa
28 de abril 2016
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Paraguay
Un nuevo umbral desde la lucha campesina
Carlos Verón De Astrada *
Alai
http://www.alainet.org/
Sin mucha pompa, sin anuncios rimbombantes, como un tumulto venido de las
sombras, una masa de campesinos se fue insertando en una Asunción sumida en
su magra rutina. La población asuncena amaneció un lunes 4 de abril de 2016
con un ventarrón inesperado. Era un sorpresivo torrente que fue creciendo a
medida que avanzaban las horas. Comenzaron a producirse los primeros atascos
en el tránsito. Los asuncenos absortos sentían como que su espacio les fuera
usurpado por quienes desde siempre debían estar invisibles. Tanto que su
existencia no cabía en la consideración de su estrechísimo horizonte. La
sorpresa de algunos era que ya estábamos en abril, y la acostumbrada marcha
de marzo de todos los años, no podía ser. De cualquier manera, a nadie se le
ocurrió que la nueva presencia campesina, tendría la dimensión y la
tenacidad a la que fue llegando y a donde llegó.
Cuando el carácter de esta lucha iba dando cuenta de sus claros y precisos
propósitos, sin consignas generales a las que nos tenían acostumbrados las
anteriores inmediatas marchas, y sobre todo, cuando se iba confirmando la
inequívoca intención obstinada que se percibía en el espíritu de sus
componentes de aguantar el tiempo que sea necesario hasta lograr los
resultados que le motivaron, los histéricos perifoneros de la prensa
empresarial paraguaya se hicieron sentir. Era un coro monocorde, recurrente,
con la poquísima creatividad que les caracteriza. Le faltaban adjetivos que
iban sacando de donde podían para descargar su amarillenta ponzoña para
desdeñar y satanizar la presencia de quienes necesitaban hacerse oír por
fin. Pocas veces en nuestra vivencia ciudadana y sobre todo citadina, se
habrá podido sentir tanto racismo en nuestro país. La experiencia estaba
sirviendo para mostrar toda la miseria de que es capaz nuestra prensa
empresarial criolla, expresada en la voz y la tinta de sus personeros.
¡No!, ¡esto era intolerable! Cómo podían pretender estos “haraganes”,
“sinvergüenzas”, “delincuentes”, “facinerosos”, “inadaptados”, y sobre todo,
irrespetuosos de los derechos de terceros, pretender impedir nuestra sana e
impoluta cotidianeidad.
Pero quiénes son los tan mentados “terceros”. En virtud de qué principios se
funda esa fantasiosa categoría que pretende separarnos de una parte enorme
de nuestra sociedad que está sumida en la miseria, y a la cual más temprano
que tarde habrá que considerar si no queremos que esto explote
inexorablemente, porque son parte de la sociedad en que vivimos y que
supuestamente organizada políticamente, se constituye en Estado. Nada
justifica la postergación indefinida de los millones de compatriotas que
vienen padeciendo la exclusión como consecuencia de los abusos de una
oligarquía latifundista y financiera en una obscena y ancestral
concentración de las tierras.
Los “terceros” que instalan la matriz de opinión desde el dominio del
oligopolio mediático, a los “terceros”, muchos incautos honestos empleados
del crisol de clases que abarca, no tienen más remedio que reproducir los
epítetos generados por la usina mediática. Estos “haraganes” no nos dejan
trabajar, “las deudas que se contraen hay que pagar”, “a mí me gustaría que
me condonen mis deudas”. Versitos recurrentes de los mediocres perifoneos
que se dicen periodistas. Pero estos servidores del gran capital mediático,
no dicen, no porque no saben, sino por su incondicionalidad a sus patrones,
que no todos pagan sus cuentas. No sólo lo que tiene que ver con Azucarera
Iturbe y el empresariado del transporte, de lo cual mucho se habló. Ellos no
emiten sonido alguno acerca de cómo llegaron a acumular quienes hoy
conforman la clase privilegiada que hoy sojuzga al campesinado. De cómo se
hicieron de esas grandes extensiones de tierra destinadas al cultivo de
soja, que desde su despiadada y contaminante expansión, expulsa campesinos
que van configurando los cinturones de pobreza en la ciudad, tratando de
sobrevivir con múltiples recursos, “infestando “el aire de los “terceros”.
Una lucha se justifica cuando logra resultados
Pero soportando todos los agravios, durmiendo en el piso de una plaza,
marchando y tragando insultos, la lucha campesina aguantó nada menos que 23
días. Una tenacidad no vista en décadas en nuestro país. Desde el insulto
presidencial de “sinvergüenzas”, pasando por la indiferencia y el desprecio
de los altos funcionarios del gobierno, la obstinada tenacidad de los
campesinos, logró llegar hasta la residencia presidencial, para negociar de
igual a igual con los mismos. Ahí tuvieron que estar, mal que les pesó, en
la mesa de negociación, ministros, presidentes de la Banca Central y de
Fomento, secretario del Indert y otros jerarcas del aparato gubernamental.
El motivo real de la lucha
Bien cabe aclarar para quienes quisieron y siguen queriendo buscar invalidar
la lucha campesina, que lo que realmente motivó la lucha era la preservación
de las tierras de una gran cantidad de pequeños productores campesinos que
estaban a punto de perderlas, porque tenían las deudas vencidas, por la
imposibilidad de pagar dada la acumulación de los intereses de los préstamos
contraídos. Si ese fue el propósito, al fin y al cabo, la condonación pasa a
ser una cuestión accesoria. Con el acuerdo alcanzado con la lucha, si el
mismo se cumple, esta lucha campesina habrá sido sin dudas, justificada.
Simplemente porque fue una lucha con resultados. Y el resultado fundamental
es, sin dudas, la preservación de lo que para el pequeño productor rural es
esencial: la tierra. Esa tierra que estaba en la mira de los voraces e
históricos buitres de la tierra en nuestro país. Esos que de esa forma
vienen concentrando tierras para desgracia del campesinado pobre se quedaron
con las ganas, al lograr la lucha la liberación de los intereses de sus
deudas y la financiación a 10 años a una tasa accesible, con dos años de
gracia.
Hoy los citadinos del área metropolitana de Asunción podemos decir, sin
ambages, que esta marcha campesina fue un ejemplo para toda la ciudadanía
paraguaya. Fue una lección de quienes al límite de la sobrevivencia,
llevados por su necesidad impostergable de vivir, superaron todas las
barreras marcadas por el ignominioso cerco mediático que trata en lo posible
de mantener el estado de cosas. Creo que bien cabe reconocer que, un sector
importante de nuestra población fue, sin embargo, salvado de ese cerco del
oligopolio mediático, por la heroica y desigual lucha emprendida por los
medios alternativos.
Hoy podemos decir que empezamos un nuevo capítulo en nuestra historia.
Podemos hablar de un antes y un después de esta lucha.
Bienvenido sea este nuevo capítulo que abrirá el camino de las luchas que
vendrán hacia un ordenamiento más equitativo en el Paraguay.
* Carlos Verón De Astrada, abogado y economista, es miembro de la Secretaría
de Relaciones Internacionales del Frente Guasu.
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