Estado español/ elecciones generales: claves del cambio para el 26 de junio [Manuel Garí]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Jue Abr 28 16:04:15 UYT 2016


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Correspondencia de Prensa

28 de abril 2016

Boletín Informativo

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Estado español

Elecciones generales

Claves del cambio para el 26-J

Manuel Garí *

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Los resultados obtenidos por Podemos, En Comú Podem, En Marea, Compromis e
IU-UP del pasado 20-D (diciembre 2015) fueron excelentes, suponen una avance
sin precedentes de las fuerzas del cambio, pero no son suficientes. Ni se
logró desalojar al PP del gobierno, ni sorpassar al inmovilista PSOE en
escaños ni mucho menos formar un gobierno favorable a los intereses de la
mayoría social. En la segunda parte del partido que se jugará el próximo 26
de junio todas las posibilidades están abiertas, incluyendo opciones tan
regresivas como la resurrección temporal de la derecha o la formación de un
gobierno de “gran coalición” entre los partidos del régimen del 78 contra el
fantasma del avance de las fuerzas democráticas del cambio. Dejemos la
especulación sobre el futuro a los tertulianos y las previsiones
demoscópicas a los expertos en la materia.

La situación, pese al cansino juego de las élites políticas, sigue fluida,
la inestabilidad político-institucional continúa, la crisis adopta nuevas
formas y la economía no acaba de remontar, los ataques a los salarios y
condiciones de trabajo se multiplican, la desigualdad creciente ya forma
parte de la osamenta del país y desde las instituciones comunitarias
recibimos gélidas órdenes “de obligado cumplimiento” sobre los recortes
presupuestarios a realizar para cumplir con las absurdas y antisociales
normas del déficit fiscal y el pago de la deuda creciente, exigible, por
cierto, constitucionalmente gracias a los partidos del régimen. El conflicto
social sigue constituyendo el eje sobre el que se vertebra la batalla
política real entre las diferentes clases y sectores de la sociedad actual
en disputa por el ingreso y la riqueza, conflicto que explica y da pie a los
diferentes discursos políticos, las leyes que aseguran las ganancias o
“amordazan” a las gentes. Asuntos todos ellos que pareciera que en los
últimos meses, sumidos en el ballet de la formación de coaliciones proto
gubernamentales, hubieran desaparecido de la escena.

La suerte no está echada. Todo depende de cómo actúe cada sujeto político,
de cómo sea percibido y de cómo logre maximizar sus fortalezas y minimizar
sus debilidades. Por ello prefiero centrar esta reflexión sobre lo que
pueden (y deben) hacer las organizaciones de izquierda y movimientos
sociales para impulsar un tercer aliento a la ilusión popular a favor de un
nuevo marco político, institucional y económico al servicio de la mayoría
social. Para lograrlo, las fuerzas del cambio tendrán que introducir las
modificaciones pertinentes en tres cuestiones: la delimitación del objetivo
principal, la táctica de juego y la alineación del equipo haciendo los
relevos necesarios y jugando con todo el banquillo. Publicidad

En este marco, como ocurrió en la fase ascendente de Syriza, las fuerzas del
cambio pueden multiplicar su influencia y llegar a ser mayoritarias si se
presentan conjuntamente como candidatas al gobierno para sacar al país del
pantano del austeritarismo y el autoritarismo, así como quienes van a
asegurar el derecho a decidir y una profunda democratización constitucional.
En este momento no basta acertar en la crítica, es preciso asegurar las
alternativas. Ello implica que las fuerzas del cambio salgan a la cancha “a
ganar” con el claro objetivo de desalojar al PP del gobierno, el partido del
saqueo de lo público, las políticas confiscatorias de las clases subalternas
y cancerbero de los pueblos de las naciones sin estado. Y también que esas
fuerzas del cambio no intenten simplemente sustituir al PSOE en el papel de
“leal oposición” en el marco de lo establecido –en una suerte de recambio
generacional de élites- sino superarlo en votos y diputados como condición
sine qua non para construir una nueva hegemonía en el campo popular que
posibilite un bloque político-social mayoritario capaz de afrontar los
enormes retos del cambio. Y si no lograran el 26 J acceder al gobierno del
país, al menos quedaran con suficiente fuerza como para –tras una oposición
implacable a un gobierno oligárquico posiblemente inestable- conseguirlo en
la siguiente ocasión.

Una primera conclusión de lo anterior es que la hipótesis, relato y discurso
de una parte minoritaria pero muy activa y bien situada de los componentes
de las fuerzas del cambio se han metido y quieren meter al conjunto en un
callejón sin salida. Para seguir avanzando no basta el tacticismo carente de
estrategia al que se supedita una siempre fluctuante posición política. De
nada vale el discurso vacío y academicista del dogma de la transversalidad
como catalizadora de una nueva identidad colectiva, verdad absoluta a la que
se sacrifica el programa político con el objetivo de ocupar el centro
político –que no la centralidad del tablero- hasta “sumar” a todo el cuerpo
electoral construido y constituido (¡por fin!) en pueblo que vota y… delega
dejando gobernar a la nueva élite. En política, y más si es en clave
emancipatoria, es necesario poner sobre el tapete los objetivos, las tareas,
riesgos y fortalezas de un gobierno del cambio. Y, por tanto, las propuestas
concretas que piensa implementar al servicio de las cuales construye y
adquiere sentido el discurso político.

Para que no se repita, esta vez en la costa oeste del Mare Nostrum, lo que
sucedió en Atenas ante las imposiciones de la Troika, es preciso partir de
una evidencia: la pugna con los hombres de negro no se gana por chicos tan
listos como Varoufakis o Tsipras en la sala de negociaciones, sino mediante
la adopción anticipada de medidas materiales que aseguren la independencia
del gobierno ante las maniobras de los mercados financieros o de oligopolios
como por ejemplo el eléctrico. Y no sé si son medidas de derecha o de
izquierdas, pero deberán adoptarse algunas como una reforma fiscal “modelo
Robin Hood”, el control de las mercancías dinero y energía sustituyendo la
propiedad privada de bancos y empresas eléctricas o comercializadoras de gas
y petróleo por la propiedad social, pública y democrática de las mismas. Y
hacerlo posibilitando la propuesta y la participación de la ciudadanía
organizada, activa y movilizada que vota pero no delega. Todo ello no
disipará los ataques y problemas, pero permitirá estar en disposición de dar
la batalla, amenazar el confort de los dueños del euro y abrir la
posibilidad de victoria.

La segunda conclusión es que, como se plantea en el Llamamiento por la
confluencia política y electoral de las fuerzas del cambio en el Estado
español, “El momento es ahora. Podemos, IU y las confluencias diversas han
sido capaces de sacudir inercias y conectar con millones de ciudadanas y
ciudadanos hartos de la vieja política y de los abusos de los poderosos:
estas formaciones se han ganado autoridad para encabezar el proceso. Pero en
esta confluencia no sobra nadie y todo el mundo debe recibir reconocimiento
por sus aportaciones específicas a la resistencia frente a la oligarquía y
sus agentes políticos. La generosidad, la responsabilidad y el espíritu
cooperativo deben presidir el proceso”. Dejar pasar la ocasión por motivos
sectarios, abstractas teorías identitarias, defensa de la marca o cualquiera
otra causa, constituirá un crimen de lesa sociedad. 

* Economista. Miembro del Consejo Asesor de Viento Sur.

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