Siria/ Alepo masacrada y la complicidad de la izquierda estalinista [Rolando Astarita]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Lun Dic 19 00:21:15 UYT 2016


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Correspondencia de Prensa

19 de diciembre 2016

Boletín Informativo

redacción y suscripciones

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Siria

Alepo masacrada y la complicidad de la izquierda estalinista

Rolando Astarita

Blog Marxismo & Economía, 17-12-2016

https://rolandoastarita.wordpress.com/

Después de una serie de intentos fallidos que los exhaustos pobladores
vieron deshacerse con desesperación, las bombas dejaron de caer ayer sobre
el sector rebelde de Alepo, donde el régimen coronó su mayor victoria
militar desde 2011 y permitió ayer la evacuación de civiles y rebeldes (…)

La ONU, que supervisa los operativos de evacuación de Alepo, afirmó que se
prepara para la llegada de hasta 100.000 personas a Idlib, entre ellos
civiles y combatientes, pero advirtió que no puede garantizar su protección
porque sus colaboradores no se pueden mover libremente en esa zona. Idlib es
uno de los últimos bastiones de la rebelión siria, que controla también
sectores dispersos de en la sureña ciudad de Deraa y cerca de la capital
Damasco (…)

En los últimos días, la ofensiva sobre Alepo dejó más de 460 civiles muertos
en el este de la ciudad, y 130 del lado bajo control del gobierno. También
agregó miles de heridos y desplazados a un conflicto que, desde el comienzo,
en marzo de 2011, va dejando 30.000 muertos y desplazó a la mitad de la
población dentro y fuera de las fronteras (La Nación, Buenos Aires,
16/12/16).

Redacción de A l’encontre (http://alencontre.org/) 13-12-2016, reproducido
por Ernesto Herrera, Boletín Correspondencia de Prensa:

Entre el lunes 12 y el martes 13 de diciembre, la milicia controlada por el
régimen iraní - la Guardia Revolucionaria, Hezbollah y milicias provenientes
de Irak - y las fuerzas especiales de la dictadura de Bashar Assad, apoyadas
por el bombardeo de la aviación rusa, retomaron distrito por distrito, la
mayor parte de Alepo Este, la barrera de fuego sigue creciendo. Se conoce,
de manera documentada, como el lanzamiento de bombas de fósforo, es decir,
obuses incendiarios, han quemado a civiles en plena calle. Los jóvenes
rebeldes se niegan a ir a las zonas controladas por los servicios
especiales, la policía y el ejército de la dictadura. En las redes sociales,
confiesan su temor a ser encarcelados, torturados y ejecutados. De hecho,
los reiterados informes sobre tales abusos se confirman, además del
reclutamiento forzoso. Los hombres jóvenes que huyeron de Alepo Este -como
documentan periodistas ubicados en Alepo Oeste- fueron incorporados en las
brigadas del régimen y enviados a la primera línea de fuego contra los
últimos focos en poder de los rebeldes. De ahí que rechazan “confiar” en los
servicios especiales del régimen, los Mukhabarat, que asesinaron a unas
40.000 personas desde principios de 2011. (...)

Para la dictadura de Assad y de los poderes políticos y militares que lo
rodean (Irán y Rusia), también se trata de imponer una derrota completa a la
expresión y el potencial que representaba, desde 2012, la "revolución
siria", con sus estructuras locales en virtud de la lucha y la resistencia
de sobrevivencia, ante los ataques de una contrarrevolución apoyada por la
intervención aérea masiva rusa desde principios de octubre de 2015. Esto fue
subrayado, claramente, por Brita Hagi Hasan, presidente del Consejo local de
Alepo Este, durante las dos conferencias realizadas en Lausana y Ginebra, el
11 de diciembre.

Jean-Pierre Filiu, historiador especialista en Siria, reproducido por
Ernesto Herrera, Boletín Correspondencia de Prensa:

Hace más de cuatro años que una parte de la población siria, de los barrios
norte y este de Alepo, intenta construir cómo puede un espacio de libertad y
de administración fuera del control del régimen de Assad. Como se ha
demostrado, resultó ser algo insoportable, no sólo para el déspota sirio y
para sus padrinos rusos e iraníes, sino también para el resto del mundo, que
no ha dejado de ensuciar y calumniar –para abandonar al horror actual– a
este Alepo libre, que lo único que quería era seguir siéndolo.

Cierto es que cualquier proceso de liberación presenta algunas sombras y he
sido uno de los primeros en denunciar los abusos cometidos por insurgentes
sirios, pero también documenté que los manifestantes de Alepo-Este
protestaban en contra de la comisión de semejantes crímenes. En esos barrios
de Alepo, podían salir a la calle, a diferencia de lo que sucede en zonas en
manos del régimen de Assad o controladas por Daesh (Estado Islámico).

En el verano de 2013… había un millón de habitantes en las zonas
consideradas liberadas. Cuando los revolucionarios de Alepo llevaron a cabo
lo que denominan « segunda revolución », expulsado a Daesh de la ciudad en
enero de 2014, se intensificaron de repente las campañas de demolición
sistemáticas con barriles, es decir lanzando contenedores cargados de
granalla. La población pasó de un millón a estar conformada por
250.000-300.000 personas. Ahora pueden ser alrededor de 100.000, en
cualquier caso decenas de miles, las personas entregadas a la barbarie del
régimen y de sus milicias aliadas porque no hay ningún –literalmente
ninguno– testigo exterior sobre el terreno para impedir semejantes
atrocidades. (…)

Las negociaciones entre Washington y Moscú, tapadera de la escalada militar
rusa sobre el terreno. (…)

No creo que actualmente se pueda hablar de “ejército sirio”, en el sentido
de un Ejército del régimen de Assad. Existe una guardia pretoriana que
combate en Alepo; hay milicias consideradas de defensa popular, las más
temibles, y las cuales también han sido movilizadas en Alepo. Pero hay que
tener en cuenta que, sin la presencia sobre el terreno de las tropas de
choque de la Guardia Revolucionaria Iraní, del Hezbollah libanés y de las
milicias iraquíes y afganas, la ofensiva actual nunca habría sido posible.
Vemos el resultado de la decisión, perfectamente consciente, de abandonar a
sectores enteros del país para dar prioridad al aplastamiento de cualquier
forma de tercera vía entre Assad y los yihadistas, incluido Daesh, para
presentar al régimen como único recurso frente a este último.

Izquierda Socialista:

Las tropas de Al Assad pudieron tomar la parte oriental de Alepo (rebelde)
con apoyo de miles de iraníes, libaneses de Hezbollah y chiitas iraquíes
(ambos armados por Irán) y con los criminales bombardeos de la aviación
rusa.

Para ello también contaron con la hipócrita complicidad tanto de Estados
Unidos, como de la Unión Europea, Turquía y Arabia Saudita, supuestos
“defensores” de los rebeldes, pero que bloquearon la entrada de armas a los
combatientes de Alepo y dieron luz verde a los bombardeos rusos.

Aunque a muchos luchadores les parezca increíble, también debemos denunciar
la complicidad directa de los gobiernos seudoizquierdistas de Venezuela,
Cuba y Nicaragua que votaron en la ONU (9/12/2016) con China y Rusia, en
contra de una resolución que condenaba los terribles abusos genocidas de Al
Assad en Siria. Lamentablemente la izquierda mundial reformista traicionó la
causa por la libertad del pueblo sirio y acompañó a los genocidas Al Assad y
Putin.

Por eso el heroísmo de los combatientes de Alepo quedará en la historia de
las rebeliones. Como el del pueblo que los apoyó. Hay que recordar que desde
julio en la parte rebelde vivían cerca de 300 mil personas bajo un bombardeo
criminal sistemático. (El Socialista N° 337, Buenos Aires, diciembre 2016,
http://izquierdasocialista.org.ar/index.php/periodico-el-socialista/ultimo-n
umero
<http://izquierdasocialista.org.ar/index.php/periodico-el-socialista/ultimo-
numero> )

Dos comentarios

El primero es que la derrota de Alepo es parte de las derrotas y retrocesos
que ha experimentado el movimiento de lucha contra las dictaduras y
regímenes opresivos en el mundo árabe, que arrancó en diciembre de 2010 en
Túnez.

El segundo comentario es que el voto de Venezuela, Cuba y Nicaragua junto a
China y Rusia en la ONU, contra la condena de la dictadura de Al Assad no
tiene nada de “increíble”. Fidel Castro y el PC cubano tienen un largo y
triste récord que no hay forma de disimular.

Recordemos que, entre otras “cosillas”, Fidel Castro evitó condenar a la
dictadura de Videla en los foros internacionales e invitó al dictador a
participar en la Cumbre de No Alineados; respaldó al genocida Mengistu, de
Etiopía; apoyó y calificó de “revolucionario  y legítimo” al gobierno de Idi
Amin, de Uganda; respaldó al presidente Robert Mugabe, (recibió la Orden
José Martí) de Zimbawe; apoyó a Denis Sassou-Nguesso (también condecorado
con la Orden José Martí), de la República Popular del Congo; y a Nguema
Macías y Teodoro Obiang (recibido en 2008 con honores en Cuba), de Guinea
Ecuatorial; apoyó a la dictadura de Gadafi; aplaudió la invasión soviética a
Checoslovaquia; recibió con honores al asesino de Trotsky, Ramón Mercader;
otorgó la Orden José Martí a Nicolae Ceausescu de Rumania, a Erich Honecker
de Alemania Oriental y a Leonid Brezhnev. Y calificó de “gran líder” a Kim
Il Sung.

Recordemos también que la izquierda Nac & Pop y estalinista se ha educado en
esta tradición. Lo de Alepo, para esta gente, es un mero “accidente
histórico”. Los cientos de miles de muertos, los millones de desplazados, la
tragedia sin fin de Siria, solo cuentan como números en la “alta estrategia
de la geopolítica mundial”. Por eso, el que no aplaudió al genocida, miró y
mira para otro lado; Alepo apenas es un punto del mapa.

Hay que superar esa indiferencia del que se ve a sí mismo por encima del
sufrimiento humano porque se cree cumpliendo una “misión histórica”. Hay que
dejar atrás el argumento deshumanizante. Hay que parar con la bestialización
de las relaciones humanas.

Es necesario tomar conciencia de que no se avanza hacia la liberación social
apoyando dictaduras, campos de concentración y genocidios. Ni aplaudiendo
burócratas, por más “revolucionarios” que se pinten a sí mismos. No habrá
recuperación de la izquierda revolucionaria en tanto no recuperemos al
comunismo como un humanismo. Y Alepo es la negación de todo humanismo.

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No hay síntesis posible

Rolando Astarita

Blog Marxismo & Economía, 17-12-2016

La nota anterior, “Alepo masacrada y la complicidad de la izquierda
estalinista”  ha generado una fuerte diferencia de opiniones en el blog. Mis
críticos, además de decir lo acostumbrado –que soy agente o funcional al
imperialismo- sostienen que me falta información.

Pero lo cierto es que las diferencias no se deben a fallas de información,
sino a puntos de partida programáticos e ideológicos opuestos. Por esta
razón recordé, en la nota anterior, que existe una trayectoria del castrismo
que es coherente con su apoyo a Al Assad. No se trata de un exabrupto.

Para que quede más claro, volvamos a marzo de 2011: en ese momento, y como
parte de las movilizaciones que sacudieron al mundo árabe, centenares de
miles de sirios salieron a las calles reclamando por libertades
democráticas. Allí no había intervención de Arabia Saudita, ni de EEUU, ni
de Turquía. Sin embargo, el régimen reprimió salvajemente: solo ese año hubo
más de 5000 muertos y decenas de miles de detenidos. Pues bien, ya en ese
momento el castrismo y el chavismo tomaron posición a favor de Al Assad. Y
esto no es casual. Está de acuerdo con lo que ha hecho históricamente el
castrismo (que es una variante del estalinismo), de apoyar regímenes de
capitalismo de Estado represivos, pero supuestamente "anti-imperialistas".
Por eso sostengo que las trayectorias echan luz sobre el criterio político
de fondo. Para que se entienda mejor:

El señor A, en nombre del socialismo, aplaude la invasión de la URSS a
Checoslovaquia; se niega a condenar a la dictadura argentina de Videla;
apoya activamente a Mengistu (y los bombardeos al Frente de Liberación de
Eritrea); elogia el régimen de los Kim en Corea; y apoya a Al Assad. El
señor B, también en nombre del socialismo, toma exactamente las posturas
opuestas: critica la invasión soviética a Checoslovaquia; pide la condena de
Videla en los foros internacionales; critica al régimen de Corea del Norte;
se opone a Mengistu (y a las masacres de eritreos) y apoya las rebeliones
contra el régimen de Al Assad. Como es costumbre, en cada uno de esos
episodios el señor A acusa al señor B de “no estar debidamente informado” y
de “ser funcional al imperialismo”

Sin embargo, todas estas diferencias no se deben a diferencias de
información. Puede haber algún desacuerdo sobre algún dato, pero los hechos
fundamentales los conocen tanto A como B. El problema es que A y B tienen
concepciones distintas que afectan ab initio la forma en que admiten y
procesan datos.

Por ejemplo, recuerdo que cuando en la Praga ocupada por los soviéticos el
estudiante Jan Palach se prendió fuego, el Partido Comunista dijo que Palach
había sido pagado por el imperialismo para suicidarse. Los militantes del PC
aceptaron a pie juntillas la explicación, y la repitieron. Los críticos no
la aceptaron, y dijeron que era un invento del stalinismo. La cuestión no se
podía resolver siquiera con datos empíricos, porque los militantes del PC
estaban dispuestos a creer en todas las pruebas que daba la dirigencia
soviética sobre los supuestos pagos a Palach, en tanto los críticos no
creían palabra de esas pruebas (si al lector no le gusta el ejemplo, puede
tomar los Juicios de Moscú; o cualquier otro “juicio” por el estilo). Los
criterios básicos no coincidían.

Por supuesto, no se trata de una mera discusión sobre diferencias del
pasado. Lo que trato de señalar es que el encuadre básico permanece intacto
a lo largo de décadas. Por eso los argumentos se repiten, aunque cambien las
circunstancias

Así, nuestro señor A, que ha tomado posición de antemano por el
“antiimperialista” Al Assad estará inclinado a creer que los miles que
reclamaban libertades en 2011 solo podían ser agentes del imperialismo, y
que debían ser reprimidos a cualquier costo. Aplica el mismo criterio con
que en 1968 explicaba el suicidio de Palach. Y el señor B, ante las
manifestaciones en Siria, dice lo opuesto de lo que dice A. Aplica el
criterio con que en 1968 condenaba la intervención soviética en
Checoslovaquia y no creía la historia que contaba el PC sobre Palach.

A pesar de que ambos se consideran socialistas, A y B responden a
tradiciones políticas e ideológicas opuestas. No hay síntesis posible entre
ellos. Este es el fondo que subyace a la polémica sobre Siria y Alepo.

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