Brasil/ el legado de Dilma: la destrucción de derechos de la previsión social [Fernando Silva]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Sab Feb 20 00:06:08 UYT 2016


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Correspondencia de Prensa

20 de febrero 2016

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Brasil

El legado de derechos destruidos       

Fernando Silva *

Correio da Cidadania, 18-2-2016

http://www.correiocidadania.com/

Traducción de Ernesto Herrera – Correspondencia de Prensa

En una cena reservada con grandes empresarios el 15 de febrero, el ministro
de la Casa Civil Jacques Wagner, habría dicho que la presidenta Dilma quiere
dejar como un gran legado de su gobierno la reforma de la Previsión Social.
Aunque, según el ministro, la presidenta tendría conciencia de que no iría a
recuperar una alta popularidad en lo que resta de su mandato y que le
importaba ante todo dejar ese legado. 

Convengamos que hay innumerables otras razones para que la popularidad de
Dilma nunca más retorne, por ejemplo, la profunda recesión económica y el
colapso de los servicios públicos provocados por el ajuste neoliberal. Pero
quien pretende dejar ese tipo de legado no puede merecer ninguna popularidad
relevante o confianza del pueblo. 

Si bien el proyecto de reforma del gobierno no está pronto, la idea es
presentarlo en abril al Congreso Nacional con tales ideas llaves: aumentar
la edad mínima para jubilarse y buscar unificar en un régimen único hombres
y mujeres, trabajadores del sector público y privado, trabajadores urbanos y
rurales. 

Vamos a resumir la conversación: se trata de atacar el derechos a una
jubilación digna haciendo que las personas trabajen más, buscando para eso
una unificación que va a retirar derechos constitucionales de sectores como,
por ejemplo, los trabajadores y trabajadoras rurales que se pueden jubilar
con 60 y 55 años de edad, respectivamente. Por la lógica de la reforma
gubernamental el régimen jurídico único de los trabajadores y trabajadoras
del sector público también irían a ese espacio. 

La trampa que el gobierno, grandes capitalistas y sus portavoces presentan,
es que esta reforma sería para las generaciones futuras, para comenzar a
regir al final de la próxima década, como se proyecta en la unificación de
los regímenes, y que no afectaría los derechos de quién ya está trabajando.
De cierta forma, es todavía más grave que un gobierno petista quiera dejar
como legado a las generaciones futuras una Previsión Social con menos
derechos y más aumento del tiempo de explotación en el trabajo. 

Por más que el envejecimiento de la población irá a aumentar los gastos de
la Seguridad Social, ninguna discusión, desde el punto de vista de los
intereses de los trabajadores y trabajadoras, puede comenzar con la lógica
del mercado y del capital: ésta siempre busca eliminar derechos. 

Pero es exactamente eso lo que hace el gobierno Dilma, como hizo el gobernó
Lula al inicio de su mandato con la reforma de la Previsión del sector
público; que, a propósito, genera un círculo vicioso, pues luego de la
reforma en 2003, diversos gobiernos estaduales de la derecha tradicional,
especialmente del PSDB, estuvieron años intentando ejecutar la reforma
previsional en el sector público estadual, como vimos en los casos notorios
y relativamente recientes de San Pablo y Paraná bajo la batuta del PSDB. 

Se podría comenzar el debate con otros parámetros, como, por ejemplo, acabar
con el verdadero fraude que es el discurso y lo números torcidos del
supuesto rombo de la Previsión Social, que no toma en consideración cuanto
fue robado de los cofres de la Seguridad Social, por décadas, a través de
mecanismos como la DRU (Desvinculación de Recetas de la Unión) al servicio
de, por ejemplo, pagar los intereses de la deuda pública. Sin hablar de la
creciente precarización de los derechos sociales y laborales, que afecta
también a la Previsión Social. 

Lo más terrible es que ese puede no ser el único legado que la presidenta
pretenda dejar para el futuro. Por lo que fue divulgado, el gobierno
desistió de presentar ahora un proyecto de Reforma Laboral por razones
puramente tácticas, para no tener que comprarse dos peleas al mismo tiempo
con dos reformas tan impopulares. O sea, puede ser que el próximo año,
especialmente si consigue pasar la Reforma de la Previsión, venga el otro
pilar de la destrucción futura de derechos. 

Sería perfecto para el capital: una amplísima nueva clase trabajadora cada
vez más precarizada en su derechos laborales y trabajando prácticamente
hasta morir. ¡Que legado! Resulta espantoso que todavía haya gente que
considere a este gobierno como de “izquierda” o “progresista”. 

En términos prácticos, la lucha por impedir la Reforma de la Previsión que
retira derechos, debe ser uno de los centros de la agenda de los movimientos
sociales y representaciones no cooptadas de la clase trabajadora. Reforma
propuesta por el gobierno federal (que será apoyada por los gobiernos
estaduales del PSDB).Y, por tanto, se trata de una lucha de máxima prioridad
contra el gobierno Dilma, no dando lugar a ninguna contorsión política de
aquellos que quieran subirse al carro de esa bandera para defender a un
gobierno cada vez más indefendible. 

El ajuste en el presente

Mientras prepara su futuro legado junto al gran capital, el ajuste del
gobierno Dilma destruye derechos y vidas en el presente. Las epidemias
avanzan, en la brecha del saneamiento básico precario para más de la mitad
de la población; ante el colapso de la salud pública, el gobierno federal y
17 gobiernos estaduales cortan los recursos para prevenir las epidemias. La
caída en 2015 de estos recursos fue casi 10% en relación a 2014. Instaladas
las epidemias este año, se corre de atrás, movilizando hasta el ejército
para combatir al mosquito. Pero el agujero de esta crisis y más hondo y
dramático. Recordemos que para el Presupuesto de 2016 el gobierno cortó R$
3,8 billones a la Salud...No debe espantarnos que en plena carrera de tres
epidemias, la atención en la red pública llegue a ser de solamente 10 horas.


Y viene más por ahí. Vamos a ver en marzo, cuándo el gobierno Dilma anuncie
el tamaño de los cortes contingentes finales al Presupuesto de 2016.
Detalle: de todos los cortes lanzados por el gobierno sobre el Presupuesto
de 2016, ya desde el año pasado, de todos los decretos gubernamentales para
contener gastos de costeo e inversión (como el publicado el día 12 de
febrero), ninguno de ellos, nada, cosa alguna, dice respecto a cortar,
reducir o tocar, el religioso pago de intereses de la deuda pública. Las
epidemias que devastan al país pueden esperar, los banqueros no pueden
esperar. ¡Qué legado!

* Fernando Silva es periodista y miembro de la Dirección Nacional del
Partido Socialismo e Liberdade (PSOL).

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