Egipto/ ¿qué perspectivas para la nueva ola de huelgas? [Jacques Chastaing]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Dom Ene 10 11:32:41 UYT 2016


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Correspondencia de Prensa

10 de enero 2016

Boletín Informativo

redacción y suscripciones

germain5 en chasque.net

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Egipto

¿Qué perspectivas para la nueva ola de huelgas?

Jacques Chastaing

A l´encontre

http://alencontre.org/

Traducción de Faustino Eguberri – Viento Sur

http://www.vientosur.info/

En realidad, las huelgas nunca han parado en Egipto/1 a pesar del régimen
ultrarepresivo del exmariscal Abdel Fattah Saide Husssein Khalil al-Sissi,
que llegó a la presidencia el 8 de junio de 2014, y más en concreto, a pesar
de todos sus ataques contra el derecho de huelga, la libertad de
manifestación y recientemente contra la simple autorización de la creación
de sindicatos independientes.

Ahora bien, desde mediados de octubre de 2015 han tomado una nueva
dimensión. Esta nueva oleada de huelgas atraviesa el país, del norte al sur,
del Canal de Suez al delta del Nilo, en numerosos sectores profesionales:
del textil al petróleo pasando por el acero, la salud o el turismo. Los
trabajadores y trabajadoras se lanzan a la huelga. No les detienen ni las
amenazas, ni la represión y, como informa la prensa, se abren negociaciones.

Huelgas en las grandes empresas emblemáticas

Tres mil trabajadores de la mayor compañía de aluminio -Egytalum Company,
mayoritariamente empresa del Estado, situada en Nagaa Hammady en la
provincia de Qena en el sur del país- emprendieron una huelga el 27 de
diciembre de 2015. Por el momento es parcial y no participa en ella más que
un tercio de los efectivos, pero podría extenderse. En esos mismos días, en
el suburbio de El Cairo, fueron los trabajadores y trabajadoras de la
empresa gigante del acero Iron and Steel Company en Helwan (11 000
trabajadores y trabajadoras) quienes entraron en huelga. En el mismo período
grandes empresas textiles de Shebin al-Kom así como trabajadores de otra
gran sociedad, la firma petrolera Petrotrade en Assiut (capital de
provincia, en el Alto Egipto, en la orilla occidental del Nilo), se pusieron
en movimiento.

Piden “bonus”, es decir, una parte de los beneficios de estas empresas, en
principio garantizados por ley y que constituyen una buena parte de sus
salarios. Sin embargo, muy a menudo, las empresas no los pagan pretextando
dificultades coyunturales o de “malentendidos” con el Estado.

Además de los 12 meses de “bonus” reclamados a la compañía de aluminio
(Egytalum Company), las y los trabajadores demandan igualmente la dimisión
del director así como de numerosos responsables como electos políticos y
sindicales oficiales. Lo que, por supuesto, recuerda exigencias de la
revolución. En la acerería de Helwan las reivindicaciones son parecidas.

La Shebin al-Kom Textile Company (una plantilla de 1500 obreros y obreras)
está localizada en la provincia de Menufiya, en el delta del Nilo. Esta
antigua compañía estatal, privatizada hace diez años, fue renacionalizada en
2011. Aprovechó el período de privatización para despedir a muchos
trabajadores y trabajadoras y reducir su capacidad de producción. Sin
embargo, el compromiso tomado por las autoridades judiciales en 2011 fue el
de readmitir a los despedidos y volver a la plena capacidad productiva de la
empresa. La demandas de la huelga que dura ya tres semanas se centran, por
tanto, en el cumplimiento de estas promesas.

Se trata de simples huelgas dispersas…

No es la primera vez que los obreros de Shebin al-Kom se ponen en lucha. Sus
reivindicaciones no son solo suyas. Hay al menos una decena de grandes
empresas en situaciones análogas que luchan desde hace años -de forma
regular o intermitente- por los mismos objetivos.

Sin embargo, la amplitud de su lucha actual recuerda que las y los
trabajadores de esta empresa estuvieron en el centro de un fenómeno que ha
sido nuevo en Egipto en marzo de 2014: la primera coordinadora de luchas que
reagrupaba a 11 empresas públicas privatizadas, entre ellas Shebin al-Kom,
pero también Lin de Tanta, Calderas el Nasr, Ideal, Aceites y jabones de
Alejandría, Mecánica agrícola de Nubara, Samanud, Papel Simo y… Petrotrade.

Sin embargo, Petrotrade, compañía petrolera con 12 000 personas asalariadas,
también está en huelga en Assiut, en el sur del país demandando una igualdad
de trato con las demás unidades del grupo, después de que otros sectores de
la empresa se pusieran en huelga a fin de exigir su parte de los “bonus”,
hace más de una semana y durante seis días en 56 sedes, sobre todo en la
región de Alejandría.

A esto se añade el movimiento de los médicos de los hospitales, propiedad de
la compañía estatal de seguro de enfermedad. Se han puesto en huelga a
mediados de diciembre para obtener las mismas ventajas en materia salarial y
de condiciones de trabajo que sus colegas de los hospitales del Ministerio
de la Salud. Estos últimos anunciaron su apoyo y lo concretaron en una
manifestación solidaria que tuvo lugar el 23 de diciembre de 2015.

Hay que recordar que el movimiento de los médicos, en marzo de 2015, fue el
motor de la ola de protesta del momento y el iniciador en el sector de la
salud de la primera de las coordinadoras en Egipto. También él había estado
en el origen -con la coordinadora de las empresas
privatizadas/nacionalizadas- del primer embrión de programa reivindicativo,
a escala nacional, de las clases populares egipcias. Sus ejes principales
eran: un salario mínimo que el gobierno había prometido pero no cumplido;
vuelta de las compañías privatizadas al sector público; despido de todos los
elementos corruptos de sus sectores respectivos; mejores condiciones de
trabajo y salariales para todos los sectores: salud, correos, aviación,
ferrocarril, compañías privadas…

Sin embargo, analogía no es lo mismo que similitud. Estas luchas no pueden
hacer pensar en las “coordinadoras pasadas”. No es posible entrever una
coordinación de las luchas, que tanto hace falta, más que si esos
movimientos se acompañaran y encontraran su prolongación en muchos otros.

El índice de huelgas que acompañan y prolongan otras

En efecto, en primer lugar, en el curso de las primeras semanas de diciembre
de 2105, se han desencadenado huelgas en el Canal de Suez, en los hoteles de
ciertas ciudades del Mar Rojo o de Charm el-Cheikh, en una compañía de
productos fertilizantes y en otras empresas y sectores.

En el Canal de Suez, a partir del 8 de diciembre y durante dos semanas,
fueron 2000 las personas asalariadas, de 6 de las 7 empresas subcontratistas
del mantenimiento y de los transportes de los muelles, quienes exigieron
subidas salariales y equiparación a la plantilla fija del Canal, con
condiciones laborales a menudo cinco veces mayores. No hay que olvidar que
estas huelgas desmoronaban el proyecto de Sissi que había hecho de su nuevo
proyecto de Canal el centro de su demagogia sobre un nuevo Egipto moderno en
el que todo sería de maravilla.

En Charm el-Cheikh, los empleados de los hoteles y del turismo luchan contra
los despidos. En efecto, tras el atentado terrorista contra el avión de
turistas rusos, el 31 de octubre, la presencia de turistas se ha hundido y
la patronal se ha aprovechado de ella para despedir a cerca del 30 % de la
plantilla. Ahora bien, la caída del turismo golpea de lleno no solo a esta
región sino a toda la economía egipcia para la que es central. Y a través de
este conflicto, como en el Canal de Suez, es también la incapacidad del
régimen de asegurar la seguridad económica del país la que es denunciada de
hecho por las huelgas (ver la nota sobre el turismo al final del artículo).

En la Assiuut Fertilizar Company los trabajadores y trabajadoras salieron a
la huelga y ocuparon su empresa, lo que es raro, contra una reducción de sus
salarios del 25 % mientras que en Egyptian Dredging Company en Abu Zaabal,
en la provincia de Qalyubia, en el norte del país, la plantilla estánen
huelga contra el impago de sus salarios, al igual que en los medios de
comunicación Al-Shoruk y TeNTV. Esta práctica de la patronal es frecuente en
Egipto, mientras la riqueza de los nuevos ricos se muestra cada vez más
abiertamente en ciertos barrios de El Cairo que, por otra parte, el poder
quiere hacer más “presentables” expulsando a los pequeños vendedores de
calle.

Son también los 5000 trabajadores de la Jawhra Food Processing Company, en
la provincia de Beheira en el delta del Nilo, quienes, a partir de finales
de noviembre-comienzos de diciembre, se han puesto en huelga por aumentos de
salario y el pago de su parte de beneficios, igual que los empleados de la
Compañía de Seguros den Eitai al-Barud o los trabajadores del metro que
pertenecen a la Administración Nacional de Túneles. A lo que hay que añadir
los chóferes de autobús de El Cairo o incluso los enseñantes de la escuela
Ola Garden en la provincia de Giza…. por lo que se puede ver en la prensa,
sometida a la censura severa del régimen dictatorial de Sissi.

La fábrica textil gigante de Mahalla el-Kubra y … Sissi, en el origen de las
tensiones desde septiembre

Estas luchas fueron emprendidas y unificadas, en cierta forma, por dos
elementos en su origen de características a la vez políticas y nacionales.

De una parte, el conjunto de estas luchas ha sido desencadenado por dos
huelgas en octubre que concluyeron el 1 de noviembre: la de 11 días por 14
000 asalariados de Misr Spinning and Weaving Company en Mahalla el-Kubra, la
fábrica gigante de 17 000 asalariados que juega desde hace mucho un papel
central en el movimiento social egipcio- en el desencadenamiento de la
revolución- a la que se sumó la de 6 días de los 7000 asalariados de Kafr
al-Dawwar Textiles Company; los primeros paros amenazando a la Simo Paper
Company, a la Iron and Steeel Company de Helwan y a la Tanta Flax and Oils
Company. Sin embargo, todas estas empresas han marcado la historia reciente
-o menos reciente- del movimiento obrero egipcio, de la revolución y de las
coordinadoras en Simo y Tanta. El gobierno ha cedido en el momento en que ha
sentido planear una posible generalización .

Es difícil de saber lo que los trabajadores de las dos empresas emblemáticas
han obtenido realmente como consecuencia de su lucha si se tiene en cuenta
la costumbre de las autoridades de hacer promesas que luego no cumplen. Pero
lo que ha aparecido, a escala del país, es que los asalariados han celebrado
victoria al final de la lucha. En esa onda se ha encadenado una huelga en la
Samanud Textil Company en Gharbiya -otra de las 11 fábricas coordinadas de
2014- y en la empresa textil Vistia en Alejandría, las dos por aumentos
salariales. Luego lo demás….Una especie de generalización diluida en el
tiempo y geográficamente. Este tipo de configuración que algún
acontecimiento podría de nuevo cristalizar.

En las causas de esta “ola”, hay que tener en cuenta que Sissi había
prometido en septiembre un “bonus” del 10 % a los asalariados y asalariadas
de las empresas públicas. Hay que tener presente también que Sissi había
prometido esta subida del “bonus” en el mes de septiembre de 2015 porque
entonces temía un movimiento de cólera que estaba desarrollándose en la
función pública. Expresaba la oposición a una nueva ley que, entre otras
cosas debía reducir los “bonus”, la parte de los beneficios dedicada a los
asalariados y asalariadas/2. Sissi había logrado contener esta ola de cólera
que intentaba reagruparse en una manifestación nacional convocada para el 12
de septiembre. Lo hizo, de una parte, mediante el compromiso de mantener
esta subida, y de otra con la prohibición simultánea de la manifestación y
la represión más violenta y, finalmente, convocando elecciones legislativas,
pretexto para la imposición de un orden aún más riguroso.

De hecho, si bien la atrasó, la crisis evitada en septiembre parece estallar
ahora. A penas terminada la farsa electoral -que no ha tenido más que entre
el 2 % y el 10 % de participación/3- la huelga comenzó en Mahalla y, un poco
más tarde, en el turismo y en el Canal de Suez. Hay aquí como una especie de
respuesta obrera a la comedia electoral, una puesta en cuestión, casi
directa, de la legitimidad de ese poder.

Sissi había prometido ya una subida del salario mínimo para enero de 2014.
No la había mantenido más que parcialmente. Esto había desencadenado una
enorme ola de huelgas en la función pública en febrero y marzo y provocado
la caída del gobierno el-Beblawi (9 de julio de 2013-24 de febrero de 2014,
dimisión presentada al presidente Adli Mansur). La conclusión interna del
movimiento había sido la creación de las primeras coordinadoras de lucha en
Egipto. Por ello, temiendo una rápida cristalización de la luchas en un todo
y la emergencia de una conciencia obrera de clase, al-Sissi, tras dimitir de
sus funciones gubernamentales el 26 de marzo de 2014, decidía presentarse a
las presidenciales para poner fin a través del proceso electoral al
movimiento social y la toma de conciencia en curso.

Sissi repitió, de nuevo, sus promesas no cumplidas nunca y las elecciones
como derivativo. Pero el procedimiento se gasta y su eficacia decrece.
Ciertamente los efectos sobre las luchas han sido menos importantes esta vez
que en febrero-marzo de 2014, al menos en lo que se puede ver. Pero esta
técnica gubernamental comienza a alcanzar sus límites no solo debido al
crédito político claramente más limitado de Sissi, sino sobre todo debido a
una situación socioeconómica y política global muy diferente.

En efecto, en el plano político, hasta comienzos de 2015 el campo político
estaba ocupado y repartido por dos campos de hermanos enemigos: el ejército
y los Hermanos Musulmanes. El ejército se apoyaba en el temor del éxito del
terrorismo islamista que confundía con la Hermandad de los Hermanos para
justificar todas las limitaciones de las libertades y reunir a su alrededor
todo lo que en la sociedad egipcia ponía el odio a los Hermanos Musulmanes
por delante de cualquier otra consideración, incluso con el riesgo de
limitación de las libertades y de una represión que, en esos momentos, no
era comprendida en toda su extensión.

Ahora bien, con la desaparición progresiva de la Hermandad que no compensa
el temor suscitado por el Estado islámico, se abre un espacio político en el
que la cuestión social podría de nuevo ganar el centro de la escena política
y en el que el ejército sigue estando cada vez más solo frente al movimiento
social. Es el gran temor de Sissi y de las clases posesoras.

Porque esta situación no podría más que empujar a hacer percibir el
movimiento obrero y popular como un verdadero opositor, serio, frente al
régimen. Y el único portador de esperanza para todas las clases oprimidas,
llevándole así a politizarse en la medida en que se establece una
confluencia entre el pasado aún presente en una capa militante, el presente
y redes político sociales que se reaniman.

Sin embargo precisamente, la inflación, que afecta a todas las categorías
populares es muy alta. Este año ha sido el peor desde hace mucho para el
mundo rural. Numerosa gente ha salido a la calle para protestar contra la
incuria de las autoridades frente a las recientes inundaciones y nos
acercamos al aniversario del desencadenamiento de la revolución, el 25 de
enero. A menudo, esa es la ocasión para todo tipo de desbordes por parte de
fracciones de la juventud. Una página Facebook sobre este tema, “vuelta a la
plaza”, anuncia que decenas de miles de personas están dispuestas a volver
allí en 2016, mientras gente con títulos académicos de alto nivel en
desempleo se han manifestado ya en Tahrir, hace algunas semanas.

Por supuesto, hay mucha distancia entre un clic en Internet y una presencia
en la calle frente a soldados que no dudan en disparar. Pero el hecho de un
desafío tan masivo, aunque sea solo en Internet, inquieta al poder, que ha
mostrado su aprensión deteniendo el 28 de diciembre a cuatro dirigentes del
“Movimiento del 6 de abril”, el único movimiento importante de demócratas
revolucionarios que resiste aún.

Entonces, de un lado, el régimen no ha sido nunca tan feroz, dictatorial y
nunca tan próximo al de Mubarak con una vuelta masiva a los puestos de mando
de los ricos “felul” (residuos), los partidarios del antiguo régimen… pero
no ha estado tan cercano, por ello, de las condiciones que precipitaron la
caída de Mubarak.

La caída de Mubarak fue decidida por el ejército cuando, en el curso del
levantamiento revolucionario de enero de 2011, a éste le pareció que la
clase obrera amenazaba con entrar en escena con un llamamiento a la huelga
general. Las autoridades, de todo tipo, en los cinco años del proceso
revolucionario pasado, no han dejado de camuflar a las masas trabajadoras el
carácter central de esta oposición de clase.

En este retroceso, los Hermanos Musulmanes han perdido influencia; lo
esencial de la izquierda, los nasserianos, los demócratas oficiales se han
perdido apoyando a Sissi. Muchos demócratas revolucionarios se han
desmoralizado, víctimas de una represión terrible. Pero no pueden ser
olvidadas las consecuencias de los límites de sus concepciones estratégicas
o de su falta de preparación -ligada en parte a la juventud de sectores de
las componentes revolucionarias- frente a tal proceso revolucionario.

Hoy se encuentra el ejército -que ciertamente pone aún el acento político en
la lucha contra el terrorismo- frente al proletariado. ¿En qué medida la
experiencia acumulada por sectores de este proletariado en el curso de los
largos años de combates incesantes y valientes va a encontrar vías de
expresión y bajo qué forma? Precisamente lo que querían evitar los
militares, hace cinco años. Es lo que tienen que tener en cuenta quienes
comprenden la dimensión de permanencia de este proceso, más allá de las
variaciones.

Cuales quiera que sean los acontecimientos de las semanas que vienen, lo
cierto, para el período que se abre, es que están creándose las condiciones
de un nuevo enfrentamiento masivo.

Escribía a propósito de los primeros acontecimientos revolucionarios que la
solución a la revolución egipcia se encontraba en China. Era una imagen que
hacía a la vez alusión al gigantismo de la clase obrera china y de sus
luchas, pero sobre todo a una primera señal de freno dada al movimiento de
reacción liberal mundial realizada en 2010 por movilizaciones masivas del
proletariado chino.

Las revoluciones árabes, igual que posteriormente otros movimientos en otras
partes del mundo, se han situado en esa continuidad. No se puede comprender
en qué medida el movimiento del proletariado egipcio está destinado a durar,
si no se le resitúa en este contexto mundial de vuelta general de la
balanza. Sin embargo, la ausencia (o la debilidad extrema) de organizaciones
obreras y de conciencia proletaria más o menos constituida hace a la vez que
tanto la crisis poliédrica como los combates se diluyan en el tiempo y que
las tomas de conciencia en este espacio sean lentas. Hay procesos en curso,
desde Egipto o Túnez a Turquía, en Bangladesh, incluso en Grecia y España.
Este proceso sociopolítico, con todas sus variaciones locales y sus
diferentes figuras está en marcha. Es importante tomar conciencia de ello,
examinarlo sometiéndole a debate, y así intentar hacer tomar conciencia de
ello, si los socialistas revolucionarios quieren participar e intervenir
eficazmente en cada uno de esos conflictos.

La clase obrera egipcia ilustra un aspecto de este proceso general mostrando
en estas huelgas que está lejos de haber sido derrotada y que continúa
activamente su camino y su combate por el pan, la libertad y la justicia
social en el marco de una “larga revolución”/4. La perspectiva de
coordinación y de politización de sus luchas, ciertamente difícil como en
todas partes, no aparece sin embargo tan alejada como se podía pensar,
inscrita en cualquier caso en las condiciones objetivas. Podría ser un
objetivo alcanzable para el período, sobre todo si militantes
revolucionarios y revolucionarias quieren o saben convertirse en sus
vectores: la crisis de la humanidad se sigue reduciendo a la crisis de su
dirección revolucionaria… a escala internacional. La revolución egipcia debe
más que nunca ser la nuestra.

Notas

1/ Para comprender la significación de esta persistencia a largo plazo de
las huelgas en Egipto:
http://alencontre.org/moyenorient/egypte/egypte-ce-que-la-persistance-des-gr
eves-en-egypte-nous-dit-de-la-revolution.html

2/ Sobre lo que ocurría en septiembre:
http://alencontre.org/moyenorient/egypte/egypte-un-mois-de-septembre-imprevi
sible.html

3/ Según algunas ONG. Oficialmente es del 28%, pero nadie se lo cree.

4/ Según la fórmula de Maha Abdelrahman: Egypt’s Long Revolution: Protests
and Uprisings (Forthcoming) Routledge 2015.

Nota de A l’ encontre

En Al-Ahram Hebdo del 30 de diciembre de 2015, con el título de “Urgencia
para el turismo: salir del atasco”, se afirma: “Todo depende de la
recuperación de los vuelos provenientes de Rusia y de Gran Bretaña”, explica
Elhami Al-Zayat, presidente de la Unión de Cámaras de Turismo. Pues como
consecuencia de la explosión del avión ruso en el Sinaí de finales de
octubre pasado, estos dos países que proporcionan ellos solos cerca del 50%
de las llegadas turísticas a Egipto, han suspendido sus vuelos: uno hacia la
totalidad de Egipto, el otro solo hacia Charm Al-Cheikh. Así, las cifras del
turismo así como las reservas previsibles han caído enormemente sobre todo
porque otros países europeos como Francia, Suiza y Bélgica han desaconsejado
a sus ciudadanos todo viaje a Egipto. “Es una crisis sin precedentes para el
sector del turismo puesto que afecta a la seguridad de los medios de
transporte aéreos, que constituye la columna vertebral de la industria del
turismo. Egipto ha perdido cerca de 2 mil millones de L.E. en noviembre a
causa de la caída del movimiento del turismo”, asegura Mohamad Abdel-Gabbar,
vicepresidente del Organismo de la promoción turística (ETA)”. 

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