India/ dote y feticidio femenino: el efecto del desarrollo capitalista en la violencia de género [Trupti Shah y Bina Srinivasan]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Mar Jul 12 15:25:27 UYT 2016


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Correspondencia de Prensa

12 de julio 2016

Boletín Informativo

redacción y suscripciones

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India 

El efecto del desarrollo capitalista en la violencia de género: dote y
feticidio femenino *

Trupti Shah, Bina Srinivasan 

Viento Sur, 12-7-2017

http://www.vientosur.info/

Con su tumultuosa diversidad y su cultura polifacética, India tiene su
propia historia de opresión de las mujeres. Los valores feudales y
patriarcales se han combinado con el capitalismo (introducido con la
colonización, ahora impuesto tanto por las élites gobernantes indias como
por el capital occidental, representado por el Fondo Monetario Internacional
y el Banco Mundial) para reforzar y mantener la opresión de las mujeres por
varias vías. El resultado es que la violencia contra las mujeres ha
aumentado. 

A veces se presentan ciertas formas precapitalistas de violencia como
rémoras del pasado, que se superarán con el desarrollo del capitalismo, la
modernización o la mera educación. Visitantes de Europa y Norteamérica
culpan al atraso de la cultura india. El gobierno nacional dice lo mismo.
Sin embargo, pese a que gran parte de la violencia contra las mujeres adopta
formas del pasado, su contenido ha cambiado. Se deriva del tipo de
desarrollo capitalista que se da concretamente en este país. Dos importantes
formas conexas de violencia contra las mujeres en India son la “muerte
dotal” (o “quema de novias”) y el feticidio femenino. Trataremos de explicar
la importancia y la función de estas dos formas en la India actual. La
finalidad de este artículo no es analizar todos los aspectos de la dote,
sino explicar los cambios que han afectado a esta costumbre social con el
inicio del desarrollo capitalista/1. 

Los orígenes de la dote 

La violencia contra las mujeres en India forma parte de la violencia contra
las poblaciones oprimidas, es decir, las dalits (castas “inferiores”), los
trabajadores y los pueblos indígenas (adivasis). 

La violencia de género también se da en el interior de las comunidades
oprimidas: por eso, las mujeres llevan sobre sus espaldas una doble carga.
Las formas de la violencia perpetrada contra las mujeres en India vienen
determinadas por una compleja interacción de clase, casta, género y cultura.
Entre otras formas de violencia contra las mujeres, la práctica de la dote
–una importante costumbre social– ha causado la muerte de un gran número de
mujeres. Es una de las clases de violencia más significativas que se
infligen actualmente a las mujeres y últimamente ha adoptado rasgos
espeluznantes. Un complejo conjunto de factores ha hecho de la “muerte
dotal” un fenómeno casi común. Hemos de examinar varios procesos para
empezar a comprender cómo y por qué las mujeres se enfrentan a la violencia
relacionada con la dote y cómo la propia dote ha ido cambiando con el
tiempo. 

La dote es lo que se entrega en forma de dinero efectivo o bienes, o ambos,
a la familia del novio para concertar el matrimonio y posteriormente en
otras ocasiones después de la boda. Cuanto más alta sea la condición social
del novio, tanto más cuantiosa será la dote solicitada. Sería difícil
determinar cuándo y exactamente cómo se originó esta práctica y cuáles
fueron los factores históricos concretos que hicieron que la dote fuera
obligatoria en la sociedad de castas hindú, pues hay muy pocos datos
disponibles y escasos registros útiles. En términos generales se produjeron
dos procesos combinados en los que la dote adoptó su forma actual. 

En la India precapitalista, la dote tenía que ver con el carácter jerárquico
del sistema de castas. Se practicaba principalmente en las castas superiores
y las castas terratenientes. Tanto la propiedad de tierras como la casta
eran los parámetros del poder en la India feudal. La “hipergamia”, es decir,
el enlace matrimonial de una hija con una familia de una casta superior, era
un modo de forjar alianzas con familias poderosas. La dote se entregaba para
compensar la diferencia de estatus entre ambas familias. Era el precio del
aumento de estatus de la familia de la novia y el reconocimiento del estatus
más elevado de la familia del novio. 

Otro factor que intervino en la práctica de la dote fue la noción de
castidad y pureza de la mujer. El hinduismo tiene normas estrictas sobre el
comportamiento correcto de la mujer, encaminadas a controlar la fertilidad y
sexualidad femeninas. En la India precolonial, las mujeres se consideraban
propiedad de sus padres, maridos e hijos, a proteger durante la infancia, la
edad fértil y la vejez. Al igual que la mayoría de religiones organizadas,
el hinduismo no establece la igualdad de las mujeres, aunque ha ido
cambiando con los años y acomoda en su seno varias corrientes liberales. La
mujer tiene que parir un hijo varón y ser una esposa consciente de sus
obligaciones y una hija sumisa. En la sociedad precapitalista, el padre
estaba obligado a dar a su hija en matrimonio a la familia idónea una vez
alcanzada la edad núbil. Incluso cuando el enlace se producía entre familias
de estatus similar, en algunas de las castas superiores e intermedias, había
cierta dote de por medio. Esto tenía que ver con el hecho de que las mujeres
de las castas superiores tenían prohibido realizar un trabajo productivo,
por lo que,superada cierta edad, las mujeres suponían una carga indeseada.
Por tanto, la dote era el precio que percibía la familia del novio por
aceptar a una hija, comprometiéndose a protegerla y a asegurar su sustento. 

Del “precio de la novia” a la dote 

La dote se convirtió en costumbre entre las castas superiores y medias. Las
castas inferiores no solían conceder dotes; en vez de ello tenían la
costumbre del “precio de la novia” o intercambio mutuo de regalos. En estas
castas, la labor de las mujeres se utilizaba extensamente en el campo. Por
tanto, las mujeres participaban activamente en el trabajo “productivo”. No
se consideraban una carga económica. El “precio de la novia” era el
reconocimiento del valor del trabajo de las mujeres y una compensación a la
familia de la noviapor la pérdida de su fuerza de trabajo. La sociedad hindú
de las castas bajas percibía por tanto a las mujeres como contribuyentes
significativas a la economía. Esto no quiere decir que no oprimiera a las
mujeres, sino únicamente que la dote no se manifestaba de la misma manera.
El contexto socioeconómico en que el “precio de la novia” hizo la transición
a la dote sería una indicación del cambio de condición social de la mujer a
lo largo del tiempo. 

La dote, aunque solo se practicaba en las castas superiores y medias de la
India precapitalista, se extiende ahora rápidamente a otras castas y
comunidades que en el pasado apenas la practicaban. Las prácticas
contemporáneas en este terreno son cuantitativa y cualitativamente
diferentes de las pautas anteriores. Mientras que la dote ha sido siempre un
medio para someter a las mujeres, actualmente adopta formas violentas y
crueles. Las mujeres sufren tortura por parte de su familia política para
incrementar la dote, hasta el punto de que a menudo no ven otra salida que
el suicidio. En muchos casos, el marido y su familia queman a la mujer viva
para buscar una nueva novia y una nueva dote. 

Algunas de las principales características de la dote, tal como se practica
actualmente, son: 

a) Extensión a todas las castas, clases y comunidades religiosas. Pese a que
originalmente era una costumbre hindú, ahora también la asumen algunos
grupos musulmanes y cristianos. 

b) Aumento del importe de la dote. Muchos matrimonios se basan
exclusivamente en la cuantía de la dote. 

c) Además de la casta y la propiedad, algunos criterios que influyen en la
dote que se solicita son el nivel educativo, el empleo en el sector público
o en servicios administrativos, el estatuto profesional (por ejemplo,
médicos, abogados o ingenieros) o la nacionalidad de un país occidental. 

d) La violencia asociada a la dote adopta formas brutales. Actualmente se da
en casi todos los Estados de India. 

En la India precolonial, la dote, aunque era una forma de subordinación de
la mujer, no estaba acompañada de semejante brutalidad a tan amplia escala.
El caso es que la modernización y el desarrollo capitalista no parecen haber
diluido la práctica de la dote. Una de las razones de esto es que la dote,
tal como se practica en la India contemporánea, es producto de una
interacción entre las formas antiguas de subyugación de las mujeres y los
cambios socioeconómicos derivados de los procesos de colonización y de
desarrollo capitalista bajo el colonialismo. 

Colonización y marginación económica de las mujeres 

En la India precolonial, el sistema de castas era básicamente una división
económica y social de los distintos componentes de la sociedad hindú. Cada
casta y subcasta ocupaba una posición específica en la jerarquía de castas y
comportaba una ocupación correspondiente. El rango social atribuido a cada
casta dependía también del poder económico, que se manifestaba en el éxito
que tenía cada grupo históricamente a la hora de manipular y doblegar a los
distintos elementos de la matriz social. El sistema de castas seguía una
reglamentación estricta que obligaba a sus miembros y que debían respetarse
plenamente para conservar la pureza y el estatus de la casta. El matrimonio,
la regulación de los matrimonios mixtos, los códigos y normas sociales
variaban entre las distintas castas. 

La colonización introdujo el modo de producción capitalista en India, de
acuerdo con las necesidades del imperialismo británico. Esto comportó varios
cambios complejos y contradictorios en la economía y la sociedad. El sistema
de castas ha dejado de ser la forma predominante de división social del
trabajo, reduciéndose la correspondencia entre casta y ocupación. El
capitalismo ha difuminado las distinciones de casta al introducir un sistema
educativo distinto y diferentes actividades económicas y ofrecer nuevas vías
de movilidad social y económica a los distintos grupos de castas. 

La colonización afectó a las relaciones feudales y a la sociedad de castas
hindú de una manera que agravó la situación de las mujeres. Por ejemplo, el
sistema colonial de concesión de tierras a nombre del cabeza de familia, es
decir, del hombre, dio pie al desheredamiento de las mujeres, cuando el
derecho consuetudinario permitía a menudo a las mujeres ostentar la
propiedad de la tierra. La economía precapitalista india estaba basada en
gran medida en la tierra, la familia y la comunidad, y las mujeres
desempeñaban funciones importantes en todas estas esferas. La producción
casera hacía que el trabajo femenino fuera un componente importante de la
economía precapitalista. 

Con la introducción del capitalismo, el control de la economía dejó de estar
en manos de las familias y los centros de “producción” se situaron fuera de
los hogares. La mecanización se introdujo de modo selectivo, desplazando a
las mujeres de los ámbitos de trabajo tradicionales y haciendo que su
trabajo resultara redundante. La privatización de la propiedad familiar de
tierras y de las tierras comunales, como pastos y bosques, tuvo un efecto
globalmente negativo en la capacidad productiva de las mujeres. El control
femenino sobre los recursos naturales decayó. 

La política británica arruinó la economía rural y familiar. Por ejemplo, en
la India precolonial, algunas de las principales ocupaciones de las mujeres
consistían en hilar y tejer. Había especializaciones regionales de los
oficios femeninos, como por ejemplo la producción de seda en Asam, la
fabricación de mantas en el norte, chikan en Utar Pradesh, acolchados en
Bengala, tintes en Rajastán y fabricación de alfombras en Sindhy
Baluchistán. Con la colonización, la mayoría de las mujeres fueron
desplazadas de sus ámbitos de producción tradicionales, al tiempo que las
nuevas oportunidades económicas les estaban casi completamente vedadas. El
descascarado del arroz es otro ejemplo, pues en tiempos era una de las
principales ocupaciones de las mujeres en las regiones arroceras de India.
En 1901 había 2,5 millones de mujeres ocupadas en el descascarado de arroz;
en 1931, con la introducción de la harina de arroz, el número de mujeres
dedicadas a esta actividad descendió a 131 000. 

Independencia y desarrollo capitalista 

Tras la conquista de la independencia continuaron estos procesos de
desarrollo capitalista, que tuvieron un efecto devastador para las mujeres.
“Socialismo” era el epíteto de una era poscolonial cuyas principales figuras
políticas creían en la visión de una utopía fabiana, aunque se guiaban por
los intereses de los campesinos acomodados y las grandes empresas
industriales. La élite dirigente seguía estando formada por terratenientes,
capitalistas, hindúes de casta superior y altos funcionarios. Aunque se hizo
un intento de imitar una planificación al estilo soviético, el Estado
subvencionó al sector privado con infraestructuras y apoyo financiero, de
manera que el capital privado pudiera defenderse frente al capital
occidental y poner pie firmemente en la industria pesada. 

Pese a que existía una corriente favorable a la reforma social que llamaba
al Estado a velar por el bienestar y elevar el nivel de vida de las masas,
apenas se consiguió aliviar la pobreza, asegurar la atención sanitaria y
crear puestos de trabajo. La sociedad india seguía rigiéndose por las
relaciones de clase previas a la independencia, determinadas en gran medida
por el régimen de castas. 

Las necesidades del capital generaron contradicciones entre el
proteccionismo y la liberalización, produciéndose un desplazamiento a largo
plazo del primero a la segunda. El proceso de liberalización económica ya
comenzó en 1960, pese a que comenzara con lentitud y avanzara a trancas y
barrancas, de acuerdo con las exigencias del capital. Por otro lado, el
Estado indio tuvo que mantener su fachada retórica socialista, en parte
debido a los movimientos populares, en parte a causa de la dinámica política
de la posición de India en el sur de Asia y del amparo que le daba la
antigua Unión Soviética. En 1969 fueron nacionalizados los bancos, mientras
que en la década de 1980 la liberalización económica experimentó un enorme
impulso. Desde 1990, el país ha sido testigo de un desmantelamiento casi
completo de los controles públicos. El capital nacional y occidental está
preparado para asumir el mando, apoyándose en la fuerza del Estado indio. 

Durante el periodo de “desarrollo” posterior a la independencia, un gran
número de mujeres se vieron condenadas a realizar trabajos mal pagados, a
destajo, en empleos informales que no están amparados por la legislación
laboral y no gozan de ninguna protección pública. Pese a que las mujeres
pasaron a engrosar masivamente la fuerza de trabajo, quedaron marginadas en
la periferia del mercado de trabajo. La carga de trabajo de las mujeres ha
aumentado, pero sus salarios no. 

En los últimos años, la introducción de nuevas tecnologías en la agricultura
ha llevado a muchas mujeres al paro. La racionalización y modernización de
la industria textil ha eliminado numerosos puestos de trabajo que solían
ocupar mujeres. Dado el creciente desempleo y el deterioro de la situación
económica, el porcentaje de mujeres implicadas en actividades económicamente
provechosas ha decaído. La única experiencia positiva es la que han tenido
las mujeres de clase media, que han accedido a mayores grados de educación y
han entrado a trabajar en gran número en el sector de los servicios. 

Sanscritización 

El capitalismo también introdujo otros cambios en la sociedad hindú en
particular, reduciendo un poco la correspondencia entre casta y ocupación.
Si bien la casta todavía determina la vida social, las relaciones de
parentesco y las alianzas matrimoniales, se ha producido cierta
secularización, al menos en las zonas urbanas, aunque el proceso no se ha
completado ni es unívoco en absoluto. Por otro lado, se ha iniciado un
proceso de “sanscritización”, que implica la hegemonía social y cultural de
las castas superiores. Se trata de un intento de difuminar las divisorias
entre castas superiores e inferiores, al precio de la pérdida de identidad
de las castas inferiores, buscando absorber todas las costumbres, estilos de
vida y legados culturales de las castas inferiores en el sistema dominante
del hinduismo de casta superior. También se trata de imitar las normas de
comportamiento y las costumbres de las castas superiores por parte de los
miembros de las castas inferiores, con el fin de buscar la movilidad
ascendente en la escala de la estructura de castas. (Es el mismo proceso por
el que la hegemonía de la “civilización” blanca se impone o es aceptada por
los negros o los pueblos indígenas.) 

La interacción de las costumbres preexistentes con respecto a la dote entre
los hindúes de casta superior, el proceso de sanscritización y los procesos
económicos puestos en marcha por el capitalismo cambió totalmente la
situación de las mujeres. Este cambio dio lugar a la percepción de que las
mujeres son económicamente improductivas, lo que constituye la premisa
fundamental que subyace a la práctica contemporánea de la dote. El
consumismo y la comercialización de todos y cada uno de los aspectos de la
vida son dos factores adicionales. Es la coincidencia de todos estos
factores la que explica el nuevo fenómeno de la muerte dotal o la quema de
novias. La muerte dotal no es una forma de violencia heredada del pasado,
pese a su forma feudal, sino que su contenido hunde sus raíces en la nueva
realidad económica. 

Las mujeres se organizan contra la dote 

El movimiento de las mujeres en India se centró en la cuestión de la dote a
finales de la década de 1970. Un repentino incremento de muertes
“accidentales” de mujeres llamó la atención de algunos grupos de mujeres en
zonas urbanas. Muchas de estas muertes fueron suicidios; otras se debieron
al hecho de que habían sido quemadas hasta morir. Las investigaciones
realizadas por grupos de mujeres revelaron la espeluznante y sórdida
realidad que había detrás de esas muertes. 

Una ojeada a algunas estadísticas muestra la amplitud de la exposición de
las mujeres a la “muerte dotal” en India. En Delhi, cada día mueren dos
mujeres por quemaduras. En un hospital municipal de Bombay ingresaron 157
quemadas en seis meses (1987-1988). En Bangalore, los suicidios y las
muertes dotales se duplicaron en 1984. Karnatakainformó de nueve casos de
muerte dotal en 1982, 31 en 1983 y 48 en 1984. Andhra Pradesh registró 14
muertes en 1983, 27 en 1984 y 38 en 1985; Uttar Pradesh, 14 muertes en 1984
y 323 en 1985; Madhya Pradesh, 42 casos en apenas cinco meses, de junio a
octubre de 1985. En Maharashtra hubo 129 casos de muerte dotal en 1984,
cifra que se duplicó en 1985. De acuerdo con el registro oficial de crímenes
contabilizados en las comisarías de policía, cada día mueren quemadas vivas
seis mujeres tan solo en el Estado de Gujar, que encabeza la estadística de
muertes dotales. Es probable que haya otros tantos casos de muertes no
registradas/2. 

Los grupos de mujeres se movilizaron contra esta amenaza social en la década
de 1970. La campaña contra la dote llevó a lidiar casos ante los tribunales,
organizar manifestaciones de protesta y boicots sociales contra las familias
que daban o recibían dotes, enfrentamientos con la policía y llamamientos a
los medios de comunicación a reconocer las muertes dotales como los
asesinatos que eran. En Bombay, Calcuta, Delhi, Pune y Nagpur salieron a la
calle mujeres de todas las edades, repartiendo panfletos a las puertas de
las residencias, entregando memorandos a los organismos públicos,
discutiendo en las comisarías de policía e iniciando un debate sobre la
efectividad de la ley. Esta campaña antidote generó una ola de protestas que
obligó al Estado a responder y al menos consiguió desacreditar la costumbre
a escala social. Queda mucho más por hacer, pues todavía se asesina a
mujeres a causa de la dote, pero se había dado un primer paso. 

Debates en el movimiento 

Durante la campaña surgieron diferentes corrientes de opinión dentro y fuera
del movimiento de mujeres en torno a lo que es realmente la dote y a qué
fines sirve. Esquemáticamente son las siguientes: 

a. La dote representa básicamente un sistema de valores inherentes a las
familias hindúes y a la estructura social hindú, que se han distorsionado a
raíz de la modernización. El consumismo y la avaricia han dado lugar a la
conversión de las mujeres en mercancías y han asociado las relaciones
sociales con la adquisición de riqueza. Ahora es necesario sensibilizar a la
población sobre esta mercantilización. Una vez logrado esto, la dote
desaparecerá. 

b. La transición del “precio de la novia” a la dote se debió al deterioro de
la función del trabajo femenino en la economía y a la reducción de la
aportación de la mujer a la economía familiar. Así, el coste de
mantenimiento de las mujeres resultó mucho mayor que el valor económico que
creaban. La dote surgió para compensar esta situación desigual.

c. La dote es una cantidad de dinero rotatoria: entra con el matrimonio del
hijo y se utiliza para el matrimonio de la hija. Las hijas son actualmente
pasivos económicos; una vez empleadas con provecho, la dote desaparecerá. d.
La dote es la manifestación de una costumbre semifeudal retrógrada, que se
reproduce en un marco capitalista consumista. Con los cambios de relaciones
económicas y de producción, la dote desaparecerá. 

e. La dote es el tributo de la familia que da la novia a la familia que la
recibe. Es una “clara manifestación de una relación hipergámica, no
recíproca, asimétrica y extractiva entre 1) familias que dan y reciben a la
novia, y 2) hombres y mujeres/3”. 

f. La dote es una transferencia de riqueza entre familias, siendo la mujer
el medio a través del cual se efectúa. Es el reconocimiento del estatus del
novio, que se considera superior por el hecho de asumir la carga de una hija
no deseada. Las leyes no harán que desaparezca la dote, sino que esta
seguirá pagándose bajo mano. La respuesta es reclamar derechos de herencia
de las mujeres. 

Feticidio femenino 

La percepción de que las mujeres son una carga y el sesgo patriarcal general
de la sociedad de castas hindú dio lugar a una creciente preferencia por
hijos varones. Se considera que el lugar de la mujer está junto a su marido,
y se supone que con el matrimonio se rompen todos los lazos con la hija. De
ahí que sean los hijos varones los encargados de velar por sus padres
ancianos y de llevar adelante la estirpe familiar. Las escrituras hindúes
también prohíben que las hijas incineren a los muertos; la pira crematoria
debe encenderla el hijo mayor. Por esta razón, en algunas castas de la India
precolonial –el número limitado de castas que practicaban la dote–
prevaleció la costumbre del infanticidio femenino. En la sociedad actual, la
expansión del sistema dotal se ha combinado con avances de la tecnología
médica y la modernización capitalista para dar pie a otro crimen abyecto: el
feticidio femenino. 

La amniocentesis y la biopsia corial, pruebas médicas encaminadas
fundamentalmente a la detección de anomalías genéticas del feto, se utilizan
actualmente en India sobre todo para detectar el sexo del feto. Si este es
femenino, la reacción habitual es el aborto. Así, la tecnología moderna se
emplea para intensificar todavía más la discriminación de las mujeres. El
feticidio femenino ha alcanzado ahora proporciones alarmantes y amenaza con
seguir creciendo. Tan solo en el Estado de Gujarat, según cálculos
conservadores, cada año se abortan 100 000 fetos femeninos. La mayoría de
clínicas que practican abortos y de ginecólogos ofrecen la amniocentesis, no
solo en las grandes urbes, sino también en ciudades pequeñas. Interrogados
por activistas, los médicos reconocen abiertamente que la amniocentesis
tiene efectos secundarios nocivos para la salud de las mujeres. No obstante,
contrariamente a la ética médica, los facultativos han realizado pruebas de
selección de sexo y abortos de fetos femeninos. 

Preguntados por las activistas, han señalado sin rodeos que “prestamos un
servicio que demanda la sociedad”. Los médicos, considerados los más
educados y la “crema” de la sociedad india, entienden que es una manera de
conseguir dinero fácil. 

La gente corriente, hombres y mujeres, piensan ahora que en vez de criar a
una hija y pagar una dote para su matrimonio posterior, vale más la pena
gastarse un dinero en una prueba de determinación del sexo. Claro que esta
prueba también la utilizan ampliamente personas de clase media educadas,
deseosas de tener una familia “equilibrada”. La clase media educada se
adhiere a la norma de las familias pequeñas, pero no desean familias
pequeñas solo con hijas. Así, las pruebas de determinación del sexo han
adquirido popularidad en todas las castas, clases sociales y grupos
religiosos de India. 

Hay economistas que dicen:“¿Por qué luchar contra esto? A medida que
descienda la oferta de mujeres, su estatus aumentará automáticamente.” Sin
embargo, en este terreno no funciona la ley de la oferta y la demanda. La
proporción entre sexos en India es negativa y disminuye: a comienzos de este
siglo era de 972 mujeres por 1 000 hombres y ahora es de 927 mujeres por 1
000 hombres. En zonas en que esta proporción es extremadamente negativa, por
ejemplo en regiones de Rajastány Bihar, la poliandría forzosa es una forma
creciente de opresión de las mujeres, que se ven forzadas a mantener
relaciones sexuales con todos los miembros masculinos de la familia. A
medida que siga disminuyendo la proporción, la violencia contra las mujeres
–acoso, violación, etc.– irá en aumento. 

Para más inri, a menudo se habla del feticidio femenino como una medida de
control de la población. El gobierno indio está recibiendo actualmente
enormes presiones por parte del Fondo Monetario Internacional y de los
países occidentales de cuya ayuda depende para que aplique medidas de
control demográfico. Los argumentos a favor de tolerar el feticidio femenino
ganan terreno porque el aborto de fetos femeninos reduce la población de dos
maneras: menos niños y menos futuras madres. De este modo, el gobierno indio
elude la cuestión crucial de la distribución de recursos y se preocupa más
de limitar el crecimiento demográfico que de abordar cuestiones
fundamentales como el desempleo, la sanidad y la reforma agraria. Los
gobiernos occidentales tienen sus propios motivos para cerrar los ojos ante
las pautas de consumo que profundizan la divisoria entre países pobres y
ricos. 

Para corregir estos desequilibrios, para mejorar la vida de las mujeres,
para asegurar que estas puedan vivir con dignidad y con las necesidades
básicas de la vida cubiertas, nuestras luchas no pueden limitarse a la
escala local. Las fuerzas a que nos enfrentamos son globales. El “nuevo
orden mundial” exige nuevas respuestas y una acción política más creativa,
capaz de abarcar a las mujeres de todos los rincones del planeta. 

* Publicado originalmente en: PennyDuggan, HeatherDashner (eds.),
Women’sLives in the New Global Economy (Amsterdam, IIRF/IIRE). Traducción de
Viento Sur.

Notas

1/Entre las fuentes en que se basa este artículo, además de las que se citan
en las siguientes notas al pie, cabe señalar: V.1. Pavlov,
HistoricalPremisesforIndia’sTransition to capitalism (1973); André Béteille,
Caste, Class and Power (1971); C.J. Fuller, TheCamphorFlames (1992);
AmiyaKumarBagchi, ThePoliticalEconomy of Underdevelopment (1982); Romilla
Thapar, India, vol. 1 (1966); VeenaPooncha (ed.), UnderstandingViolence
(Bombay: Research Centre forWomen’sStudies, 1992); GovindKelkar,
“ViolenceagainstWomen” en NirojSinha (ed.), Women and Violence (Nueva Delhi:
Vikas, 1989); VibhutiPatel, Towards a Feminist Critique of Theories of
Violence (enero de 1985); NeeraDesaiy MaitheyiKrisnaraj, Women and Society
(Nueva Delhi: Ajanta, 1987); y MadhuKishwar, Dowrycalculations, Manushi n.º
78 (Nueva Delhi, 1993). Agradecemos la ayuda deMoly Jacob, sin cuya ayuda
este artículo no habría sido mecanografiado ni terminado. 

2/NandhiGhandiy NanditaShah, Theissues at Stake (1992). 

3/Maria Mies, Patriarchy and Accumulationon a WorldScale (Londres: ZedBooks,
1981), citado en Gandhi and Shah, op.cit. Traducción: VIENTO SUR - See more
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