Brasil/ lucha contra la derecha exige claridad de la situación y del proyecto [Hamilton Octavio de Souza]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Mie Jun 8 17:54:33 UYT 2016


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Correspondencia de Prensa

8 de junio 2016

Boletín Informativo

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Brasil

Lucha contra la derecha exige claridad de la situación y del proyecto


Hamilton Octavio de Souza *

Correio da Cidadania, 3-6-2016

http://www.correiocidadania.com/

Traducción de Ernesto Herrera – Correspondencia de Prensa

Nadie duda de que la crisis brasilera envuelve aspectos políticos,
económicos, éticos y sociales de enorme complejidad, los cuales confunden la
real identificación de buena parte de sus orígenes, consecuencias y posibles
desdoblamientos y superaciones. Vivimos una coyuntura embarullada de tal
manera que en el corre-corre de los acontecimientos muchas veces tomamos
decisiones y miramos blancos de menor relevancia para el enfrentamiento de
la crisis. Somos tragados por hechos producidos en el Palacio del Planalto,
en el Congreso Nacional, en Supremo Tribunal Federal, en la Operación Lava
Jato, en los medios y redes sociales. Gastamos energía superflua y corremos
el riesgo de llegar a ningún lugar, reproducir lo que está ahí y no cambiar
la situación actual. 

Las manifestaciones contra el gobierno (interino, provisorio, transitorio)
de Michel Temer, que ocurren desde el inicio de mayo en varias partes del
país, expresan motivaciones y objetivos diferentes. Los sectores
influenciados por el PT y PCdoB, derrotados en el Congreso Nacional y
apartados temporalmente del gobierno debido al proceso de impeachment de la
presidente Dilma Rousseff, están en la calles para denunciar el “golpe” e
intentar revertir el juzgamiento de la presidente en el Senado.  En caso de
una nueva derrota institucional, deben asumir de forma rutinaria el papel de
oposición al gobierno federal y prepararse para las elecciones municipales
de este año y, principalmente, para las elecciones de 2018. Están en ese
bloque las organizaciones identificadas con el lulismo, como el PT, PCdoB,
Frente Brasil Popular, CUT, CMP, MST y UNE.

Buena parte de la cúpula de esos partidos y movimientos considera difícil el
retorno de la presidente Dilma Rousseff al gobierno, ya que depende de una
fuerte guiñada de posición en el Senado y, más que eso, de la construcción
de un nuevo bloque de apoyo parlamentario y de la reconquista de la
confianza junto al empresariado y demás actores políticos y económicos en
las instituciones del Estado y en la sociedad civil. Incluso si el desempeño
del gobierno Temer sea muy malo, las fuerzas que actuaron en el apartamiento
de Dilma, inclusive la gran prensa empresarial-burguesa, tiende a defender
el gobierno de Temer y confirmar la caída definitiva de Dilma. 

Engrosan las manifestaciones contra el gobierno Temer amplios sectores de la
sociedad críticos al gobierno Dilma y al PT, especialmente la juventud,
estudiantes, intelectuales y funcionarios públicos, que en el proceso del
impeachment fueron sensibilizados por la denuncia del “golpe” y por la
defensa genérica de la democracia - del llamado Estado Democrático de
Derecho, que no es otra cosa que la base jurídica del sistema fundamentado
en el liberalismo político y en la economía capitalista. Están en las calles
porque no quieren retrocesos en los derechos, conquistas sociales y en las
libertades democráticas. No quieren a Temer, pero tampoco se identifican con
la presidenta apartada, con el PT y con el lulismo. Apenas no quieren al
conservadurismo y a la derecha en el gobierno federal. 

Lucha de masas

Se embarcan también en esa movida del “Fuera Temer”, las fuerzas de
izquierda que no están empeñadas en “Quédate Dilma” o “Vuelve Dilma”, pero
que refuerzan esa lucha por la democracia en la expectativa de que el
movimiento de masas pueda crecer contra la derecha, inclusive después de la
eventual destitución o renuncia de Dilma Rousseff, de manera de fortalecer
la lucha general de la clase trabajadora. Están en ese grupo principalmente
los integrantes o corrientes más combativas del PSOL, PCB, otras
organizaciones socialistas, movimientos populares distanciados del lulismo y
militantes independientes de izquierda. El PSTU y sus aliados tienen
posición propia contra todas las direcciones de los partidos del orden
dominante, inclusive contra el gobierno Temer. 

Parte de esas fuerzas defiende la realización de elecciones generales en
2016, en la tentativa de mudar la composición del Congreso Nacional y de
tener algún líder nuevo y promisorio en la Presidencia de la República. Otra
parte apuesta en el avance de la lucha de masas hasta la convocatoria de una
Asamblea Nacional Constituyente, que pueda cambiar las leyes, el sistema
político-partidario y promover una renovación de los liderazgos políticos. 

Todas esas fuerzas tienen noción clara de que están en lucha contra la
derecha, saben que el gobierno Temer representa a los sectores conservadores
y al bloque afinado con el neoliberalismo, con la elites y las oligarquías
del capital nacional y extranjero. Por eso mismo precisan tener claridad
sobre qué hacer más allá del “Fuera Temer”, cuál el proyecto a ser defendido
por las oposiciones de izquierda ahora y en el futuro. 

Elecciones de 2018

El PT no esconde que por detrás de la denuncia del “golpe” y de la campaña
del “Fuera Temer”, tiene una preocupación estratégica relativa por el futuro
del partido en las elecciones de 2018. Embalado en el marketing de la lucha
por “democracia” y el “rescate de la legitimidad del gobierno”, la campaña
electoral de 2018 puede significar, para los petistas, la recuperación del
espacio perdido en el fracaso del gobierno Dilma, en los procesos de
corrupción de la Operación Lava Jato y en los casos de involucramiento
espurio del mayor líder del partido (Lula) con las empresas constructoras
OAS, Odebrecht y Camargo Corrêa.

La denuncia del “golpe” cumple varias funciones. La primera de ellas procura
atribuir al proceso de impeachment una connotación de acción ilegitima y
antidemocrática de la oposición de derecha, de tal manera que el foco sea
colocado en los adversarios y no en el propio gobierno del PT, ni en la
necesidad de autocrítica sobre los errores de la gestión y sobre los
equívocos políticos y éticos practicados en los 13 años de lulismo. La
denuncia de “golpe” sirve para lanzar una cortina de humo en el fracaso del
PT en el gobierno y omitir una autocrítica sobre lo que el partido debe a
los trabajadores y al pueblo brasilero. 

Una cuestión que precisa se colocada ahora es la siguiente: el pueblo
brasilero creyó en el proyecto del PT en las elecciones de 2002, 2006, 2010
y 2014 ¿pero por qué ese proyecto naufragó y dejó el país en el caos
económico, con millones de desempleados, con la educación y la salud
arruinadas, con programas sociales estancados y toda la máquina pública
reventada? ¿Por qué la derecha aliada al PT ganó fuerza en los gobiernos del
PT y terminó por abatir al propio PT, causando graves daños para el pueblo
brasilero?

Si el PT no hace una amplia y profunda autocrítica de sus errores y
equívocos, la lucha de resistencia al “golpe”, por la democracia, contra el
gobierno de la derecha, tiende a no impulsar el necesario aprendizaje
político y apenas favorece el retorno del lulismo en 2018, bajo el mismo
molde del período 2003 a 2016, que dejó el país en la actual situación. La
clase trabajadora tiene el derecho de saber cuál es la política de alianzas
y cuál es el proyecto de los que luchan contra el gobierno Temer; si siguen
el mismo esquema de conciliación de clases que llevó a Lula y Dilma al
gobierno federal, o si defienden ahora una propuesta diferente. ¿Al final,
el lulismo continúa apostando en la conciliación con el capital y en el
“presidencialismo de coalición” con los partidos tradicionales de la
derecha? 

Proyecto revolucionario

Es esencial que las fuerzas de izquierda que participan de las
manifestaciones del  “Fuera Temer”, “Fuera Cunha”, “Fuera Jucá”, “Fuera
Renan”, tengan un proyecto político más avanzado de transformación social de
aquel que fue aplicado por el lulismo y que fue fragorosamente derrotado por
la derecha. Vale recordar que el programa adoptado por el actual gobierno
Temer, que enfrenta resistencia en la sociedad, es igual al programa que
Dilma intentó aplicar en 2015 y fue ampliamente rechazado por el pueblo. 

Está claro que no basta derribar o prohibir políticos marcados por la
corrupción y/o la incompetencia y/o por la falta de compromiso con el pueblo
brasilero. Tampoco basta enfocar la crítica y el ataque a uno u otro partido
político, pues, en general, todos han reproducido los mismos vicios. Tentar
hacer una reforma política en la coyuntura es correr el riesgo de entregarle
oro a otro bandido, en la medida en que los políticos y los partidos que
dominan el Congreso Nacional, los gobiernos estaduales, las asambleas
legislativas, la alcaldías y las cámaras municipales están interesados en
apenas mantener sus privilegios y sus esquemas de poder. Cualquier cambio
real, profundo y verdadero precisaría primeramente dinamitar el actual
sistema político-partidario-electoral, precisaría contar con la fuerza del
pueblo, la rebelión popular, la organización y la lucha de la clase
trabajadora de abajo hacia arriba.

.No basta cambiar gobernantes de los más variados partidos si todos están
aprisionados al modelo económico dominante. La lucha de la izquierda, de los
trabajadores, de la juventud y del pueblo brasilero debe estar centrada más
allá del “Fuera Temer”, “Fuera Dilma”, “Fuera Lula”, “Fuera Cunha”, “Fuera
Renan”, “Fuera X”, “Fuera Y”.

La izquierda precisa tener proyecto político para la transformación
económica y social de Brasil con objetivos innegociables, entre los cuales
la efectiva reducción de las desigualdades, el acceso inmediato a los
derechos fundamentales, el fortalecimiento del poder popular, la concreta
mejoría de todos los servicios públicos, la profundización real de la
democracia y la abolición de todas las formas de explotación de los
trabajadores. 

El compromiso mayor de la izquierda debe ser con la construcción de una
sociedad justa, igualitaria, libre, democrática y soberana. Los militantes
de la izquierda socialista que se empeñan en esa lucha precisan tener la
osadía de proponer acciones verdaderamente revolucionarias. Precisamos
librarnos de los proyectos del pasado, que prometen mucho y nada hacen. No
debemos ser masa de maniobra de más de lo mismo. Es preciso cambiar de
verdad, tener claro que el cambio que reclama el pueblo brasilero se llama
revolución. Ese es el proyecto, nada más que eso. 

* Hamilton Octavio de Souza es periodista e historiador. 

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