Argentina/ economía: ajuste, recesión y un dudoso segundo semestre [Pablo Anino]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Lun Jun 13 16:55:20 UYT 2016


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Correspondencia de Prensa

13 de junio 2016

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Argentina

Seis meses de Macri

Economía: ajuste, recesión y un dudoso segundo semestre

El macrismo cumple con la agenda de las grandes corporaciones empresarias.
El ajuste recae sobre el pueblo trabajador. Las contradicciones económicas
no se resuelven.

Pablo Anino

La Izquierda Diario, Buenos Aires, 13-6-2016

http://www.laizquierdadiario.com/

Cambiemos descargó una batería de medidas económicas en beneficio de las
corporaciones empresarias más concentradas.

De esta forma el gabinete de los CEO’s va cumpliendo con los deseos
patronales para recomponer sus ganancias.

El macrismo trajo el sinceramiento: se trata de un gobierno de ricos y para
los ricos. Mientras tanto avanza el malestar social por la inflación, los
tarifazos, la pérdida de poder de compra del salario y los despidos.

Negocios impuros

Los primeros días de gobierno el levantamiento del “cepo” cambiario y la
devaluación permitieron mejorar de manera sustancial la ecuación de
beneficios de las corporaciones exportadoras.

A esto se le agregó la quita (disminución en el caso de la soja) de las
retenciones a la gran mayoría de los productos exportados, desde los
agrarios, pasando por los mineros y alcanzando hasta los industriales.

El desarme de las medidas de administración del comercio exterior como las
declaraciones juradas anticipadas de importación o los cupos de exportación
para productos como el trigo complementan la quita de retenciones en la
perspectiva de una mayor liberalización de los mercados.

El capital financiero usufructuó con el arregló entreguista con los fondos
buitres. La JP Morgan, Deutsche Bank y otros bancos internacionales no sólo
se alzaron con las comisiones. Con la emisión de bonos hicieron una
importante tajada adicional.

Ese acuerdo merecería una investigación al estilo de la “ruta del dinero K”
dado que los bancos beneficiados son los ex empleadores del ministro de
Hacienda y Finanzas Públicas, Alfonso Prat Gay, y del secretario de
Finanzas, Luis Caputo.

Otra gran estafa tuvo lugar con el “dólar futuro”. Fue vendido de manera
indiscriminada por el ex presidente del Banco Central del kirchnerismo,
Alejandro Vanoli, y pagado por el actual gobierno. La develación de los
compradores de ese instrumento financiero dejó al desnudo que muchos de los
ganadores son reconocidos macristas.

El del equipo de Prat Gay no es el único caso de “asociación ilícita” entre
funcionarios y corporaciones empresarias.

La medalla de “empleado del mes” se la lleva Juan José Aranguren, el
ministro de Energía y Minería, que estuvo a cargo del tarifazo en gas,
electricidad y del aumento en combustibles.

Entre otras compañías, como las de servicios públicos, esas medidas
acrecentaron los ingresos de Shell, empresa en la que Aranguren, además de
ser ex gerente, es accionista. La compra de gas a Chile también estaría
canalizando negocios de la petrolera anglo holandesa.

Exceptuando los principios motivacionales de Durán Barba el macrismo dice
negar las ideologías. No obstante, desarrolla una agenda tan neoliberal como
se lo permite la relación de fuerzas entre las clases sociales.

Esa agenda sólo es abandonada cuando las encrucijadas de la gobernabilidad
lo obligan a recalcular para atender la negociación con el peronismo o el
malestar social. Las idas y vueltas con las tarifas de gas grafican al
respecto.

Otro de los recursos del oficialismo para avanzar con las políticas
neoliberales es recurrir a alguna causa justa para traficar medidas en favor
del gran capital.

El ejemplo es el proyecto de ley que se debate en el Congreso para una
supuesta reparación histórica a los jubilados.

La inmensa mayoría de los adultos mayores seguirá cobrando jubilaciones de
miseria a la vez que el proyecto encubre una quita importante para quienes
sufrieron por años la falta de ajuste en sus haberes.

No sólo eso. Se trata de un verdadero cambalache que comprende un blanqueo a
evasores y fugadores, modificaciones regresivas en el sistema impositivo,
una moratoria, teje un acuerdo político de coparticipación con los
gobernadores, prepara el terreno para la reprivatización del sistema
jubilatorio y la venta de acciones del Fondo de Garantía y Sustentabilidad.

Inflación y recesión, los mecanismos de ajuste

Contra los pronósticos del ministro Prat Gay, quien había afirmado que la
devaluación no generaría inflación, los aumentos de precios comenzaron
incluso antes de la asunción de Cambiemos.

Entre diciembre y mayo la inflación acumulada se acerca al 30 % y en
términos interanuales el aumento de precios trepa generosamente por encima
del 40 %.

No es producto sólo de la ambición desmedida de los grandes empresarios por
aumentar sus ingresos mediante la remarcación.

Una proporción muy importante de la inflación está vinculada a los efectos
de la devaluación, la quita de retenciones y los tarifazos en los servicios
públicos. Es decir, está explicada por la acción del propio gobierno.

Las paritarias están cerrando entre 29 % y 35 % anual sin retroactividad en
la mayoría de los casos. Además, como los aumentos son en cuotas el
porcentaje final queda debajo de esas cifras.

De este modo, con la complicidad de las burocracias sindicales, los
trabajadores registrados están perdiendo entre 10 y 15 puntos frente a la
inflación dependiendo de cuál sea la evolución futura de los precios.

Los trabajadores no registrados (que alcanzan a un tercio de la fuerza
laboral) y los precarizados, ni siquiera tienen el “privilegio” de las
paritarias a la baja.

El saqueo al salario es una de las caras del ajuste. Su complemento es la
recesión que se agudizó con las medidas del gobierno. El consumo popular
sufre por la caída del poder adquisitivo y la pérdida de empleos.

Durante abril la industria cayó 6,7 % en la comparación interanual y la
construcción se derrumbó 24 % dejando 48 mil trabajadores en la calle. En
total se estima en cerca de 150 mil los puestos de trabajo destruidos en
toda la economía.

Aun así, la indisciplina, el estado asambleario, el ausentismo, entre otras
“atrocidades” cometidas por los trabajadores, son las preocupaciones que
desvelan al establishment económico.

Las patronales son insaciables y se sienten envalentonadas con la decisiones
económicas de Cambiemos.

Desajustes económicos y en el gabinete

La recesión estaba en los cálculos del gobierno al definir las medidas
económicas que llevó adelante. Juega un rol central en el intento de
disciplinar a la clase obrera mediante el fantasma de la desocupación.

El ministro Prat Gay lo dejó claro cuando extorsionó a los trabajadores
dándoles a elegir entre mantener el trabajo o el salario.

La caída de la actividad económica es la verdadera herramienta que tiene el
macrismo para tratar de contener la inflación y terminar de asentar el
ataque al salario.

Bajar la inflación es una batalla central. De lo contrario se diluyen los
efectos de la devaluación. Y alimenta una sensación de inestabilidad
permanente.

Las acciones de Federico Sturzenegger al frente del Banco Central se
orientan en ese sentido: acentúa la recesión con las altas tasas de interés
(siguen elevadas a pesar de los recortes del último mes) y quita dinero de
circulación para contener la suba de precios.

La consecuencia es una “bicicleta financiera” que desata la alegría de los
especuladores. Pero también influye, junto con la mayor oferta de dólares
por las exportaciones de soja y el endeudamiento, en cierta apreciación
cambiaria: el dólar cayó a cerca de $14 en las últimas semanas.

Pero los efectos no se detienen allí. El déficit “cuasi fiscal” crece al
calor de la especulación. Sturzenegger empezó a desactivar la bomba de poco.
Pero podría volver a enfrentarse con el problema original si la inflación no
se desinfla pronto.

El atraso cambiario es uno de los reclamos patronales más importantes que
quiso resolver el macrismo con la devaluación. Pero la disconformidad con la
cotización actual de la divisa verde, no sólo viene del lado empresario,
sino que resonó dentro del oficialismo.

El ministro de Producción, Francisco Cabrera, habló de la necesidad de un
dólar más alto para ser competitivos. No está claro a quién envió el
mensaje. Sí que el destinatario está en el núcleo del gabinete.

Alfonso Prat Gay no estaría cómodo con la “bicicleta financiera”. Tampoco
con tanta recesión. Es él quien sale a buscar las inversiones (pidiendo
perdón a los saqueadores de YPF y Aerolíneas Argentinas) que reactiven la
economía para evitar un ajuste más brutal que el actual.

Las inversiones no terminan de llover como habían prometido Cambiemos. Hasta
el momento solo hay una llovizna gracias a la especulación.

La última esperanza está puesta en el blanqueo que beneficiará a evasores y
fugadores de capitales. En esto son especialistas los funcionarios del
gobierno con sus Panama Papers y cuentas en paraísos fiscales.

Pero los beneficiarios de las políticas del oficialismo dudan sobre su
capacidad para llevar adelante su plan, e incluso sobre la existencia del
mismo.

Las cuentas públicas no cierran a pesar del ajuste. El desorden fiscal está
en la mira del establishment. Exigen reducir los desequilibrios
macroeconómicos para hacer inversiones.

Los resultados de los primeros seis meses de Macri en el gobierno están a la
vista. El prometido segundo semestre podría desatar nuevas tempestades.

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