Venezuela/ Maduro y la revocación del "chavismo" [Mike González]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Jue Jun 16 00:29:35 UYT 2016


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Correspondencia de Prensa

16 de junio 2016

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germain5 en chasque.net

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Venezuela

Maduro y la revocación del "chavismo"

Mike González *

A l´encontre, 12-6-2016

http://alencontre.org/

Traducción de Ernesto Herrera – Correspondencia de Prensa

La prensa mundial "descubrió" la creciente crisis en Venezuela y disfruta
con las desgracias de la "revolución bolivariana". Sin embargo, sus
reportajes rara vez van más allá de las imágenes de personas pobres que
reclaman alimentos. Estas fotos muestran claramente la gravedad de la
situación, pero no captan la complejidad.

La crisis, tanto económica como política, pone al país al borde de una
confrontación social. El reto no es sólo el futuro económico de Venezuela,
sino también el futuro de los movimientos de masas en el país. 

El aspecto más visible de la crisis es la escasez de alimentos básicos y
medicinas. Y tiende a empeorar a medida que uno se aleja de Caracas. Los
venezolanos que quieran comprar productos como el café, el arroz o semillas
deben hacer largas colas cada mañana, pero los supermercados están
prácticamente vacíos y tampoco se pueden obtener medicamentos básicos. El
gobierno publica regularmente los precios oficiales de los productos claves.
Pero esto no va más allá de la propaganda. Incluso si sucede que algunos
productos se venden a precios razonables, estos terminan como todo lo demás,
en el mercado negro, llamado el bachaqueo, en los que se venden en hasta 100
veces su precio oficial.

De vez en cuando el gobierno toma medidas contra la "economía paralela",
pero son más bien simbólicas.

Actualmente hay dos economías en Venezuela. En la economía formal, basada en
el Bolívar, la canasta de productos básicos esenciales cuesta casi 10 veces
el salario mínimo percibido por los trabajadores. El único lugar donde los
venezolanos pueden aumentar el valor de su salario está en el mercado
paralelo, donde se estima que alrededor del 50% de la fuerza laboral opera
en la actualidad.

Los precios siguen subiendo. El año pasado, la inflación fue oficialmente
250%, pero en realidad era mucho más alta. Según las previsiones, la tasa de
inflación podría aumentar hasta un 700% a finales de 2016. Está claro que
algunos sectores de la población están protegidos de los peores efectos de
la catástrofe económica. Militares y empleados gubernamentales tienen
salarios más altos y acceden a algunos supermercados bien surtidos. Hasta
hace poco, el Estado también proporcionaba protección a los barrios pobres
de las ciudades -la base de apoyo tradicional del chavismo - pero eso
también está colapsando.

Al costado de la economía formal, donde la mayoría de los venezolanos luchan
por sobrevivir, está la economía del dólar estadounidense. Los que tienen
acceso a monedas extranjeras se reúnen en los elegantes restaurantes de
Caracas y conducen ostentosamente su 4×4 por las ciudades. Para ellos, la
crisis es una cuestión de orden público, pero no de supervivencia.

Tanto la crisis como la creciente injusticia económica, no son solamente el
resultado de las fuerzas económicas globales -sobre todo la caída de los
precios del petróleo -, sino también años de corrupción, la cual ya había
comenzado durante el gobierno de Chávez.

*****

En 2006, después de ganar las elecciones presidenciales con el 63% de los
votos, Hugo Chávez anunció la creación del Partido Socialista Unido de
Venezuela (PSUV) para orientar la transformación de Venezuela con nuevos
programas sociales, la diversificación económica y una democracia popular.
En cuestión de semanas, estas promesas convencieron a 6 millones de personas
a adherirse al partido.

Sin embargo, el PSUV se convirtió inmediatamente en un instrumento de
control desde arriba -la expresión política de un Estado centralizado- en
lugar de la expresión de una democracia de masas populares. Así, la
corrupción que Chávez prometió derrotar ha florecido en sentido contrario.
Se ha escrito mucho acerca de la corrupción, pero la codicia y el beneficio
individual de oportunidades, proporcionada por la escasez, sólo es una
explicación parcial de este fenómeno. La falta de control popular sobre los
asuntos gubernamentales contribuyó en gran medida. La concepción de Chávez
de "socialismo del Siglo XXI", la de un proceso dirigido por la base y donde
permanentemente los líderes responsables debían rendir cuentas ante su base
de masas, podría haber sido capaz de reducir la corrupción.

Pero este nivel de control popular nunca se ha desarrollado, lo que ha
permitido que la corrupción se perpetúe. Este es un elemento clave en la
crisis política que llevó a Venezuela al borde del colapso.

Los ingresos de la industria petrolera, que benefició una década de precios
históricamente altos, financiaron no sólo los programas sociales que estaban
en el centro del proyecto político de Chávez, sino también a la corrupción
que podía sumergirlos. Las grandes obras -el sistema ferroviario,
carreteras, plantas de aluminio y acero- quedaron sin concluir por falta de
materiales indispensables.

Los esfuerzos por diversificar la economía, como la construcción de la
refinería de azúcar de Barinas, han fallado o no iniciado, y las inversiones
más importantes del Estado han desaparecido. Proyectos sociales, como el
nuevo sistema de salud Barrio Adentro comenzaron a deteriorarse.

A todos los niveles, la burocracia chavista se dedicó a la especulación
monetaria. A través de una sucesión desconcertante de agencias con nombres
bizarros, se vendieron dólares a tasas particularmente bajas a personas que
los solicitaban bajo el pretexto de la importación de alimentos y medicinas.
La mayoría de los productos, o bien nunca llegaron o fueron entrando en el
mercado negro a precios muy inflados. Se podía comprar un dólar frente a 10
bolívares y vender el dólar (o los productos por ese valor) a 1.000
bolívares. En octubre de 2015, un grupo de chavistas disidentes publicó una
carta abierta denunciando la corrupción que se propagaba incontrolable en
los escalones superiores del Estado. Los autores estimaron que al menos $
460 millones de dólares de las ganancias del petróleo "desaparecieron"
durante los años de prosperidad. Cualquiera que sea la cantidad exacta, los
venezolanos tenían pruebas claras de que funcionarios del gobierno y
miembros del PSUV habían lavado dinero y participado en la fuga de capitales
a una escala masiva.

En diciembre de 2015, las elecciones parlamentarias pusieron de manifiesto
el descontento de los ciudadanos venezolanos frente al PSUV. Mientras Hugo
Chávez había obteniendo casi el 60% de los votos populares, Nicolás Maduro,
ganó la presidencia con sólo el 50% en 2013. Mientras que una coalición de
partidos de derecha (Mesa de la Unidad Democrática-MUD) capturó los dos
tercios de la mayoría parlamentaria en diciembre.

Estos resultados no indican un apoyo popular a la derecha, sino más bien la
dramática pérdida de apoyo popular del PSUV. La derecha ganó relativamente
pocos votos (alrededor de 300.000), pero el chavismo perdió cerca de 2
millones debido a las abstenciones y a los votos no válidos. Fue una clara
señal dada a los herederos de Hugo Chávez, pero la ignoraron.

Actualmente el PSUV tiene cerca de un millón de miembros nominales, la mayor
parte  de los cuales son empleados o funcionarios del Estado y líderes
políticos locales. En otras palabras, el PSUV se ha convertido en un
instrumento para mantener el poder político y distribuir dinero e
influencia. Cualquier crítica interna se erradica de inmediato y las
expulsiones se llevan a cabo de forma rutinaria. (1)

Irónicamente, la creación del PSUV ha facilitado la creación de una nueva
burocracia estatal que abandona la democracia. Ahora, el poder,
especialmente bajo Maduro, se da través del favoritismo y la corrupción. La
nueva clase dominante descrema la economía. Se enriqueció con el petróleo y
transfirió las ganancias -o los depositó en el banco- al extranjero. Ahora
bien, el precio del petróleo se derrumbó, las arcas públicas están vacías y
el Estado no tiene nada que ofrecer.

*****

Lo que es notable acerca de la crisis actual es que ni la derecha ni las
fuerzas gubernamentales tienen solución para ofrecer. Desde las elecciones,
la derecha ha esbozado planes de privatización de empresas estatales, la
reducción de los programas sociales del PSUV (como lo hace Macri en
Argentina y quiere Temer en Brasil) y pretende expulsar del poder a Maduro,
para ejecutar sus proyectos. Por el momento, la derecha está focalizada en
el referéndum anti-Maduro (2), pero no ofrece un programa económico
coherente. Parece estar dispuesta a permitir que la situación se deteriore
hasta que se vuelve insoportable, pero no -por supuesto- para la
circunscripción electoral donde está representada.

Por su parte, el Estado chavista bajo Maduro anunció una serie de medidas
que no apuntan a resolver la crisis, sino que son como espejos deformantes
de la plataforma original de Chávez. Nuevos programas con nuevos ministerios
y nuevos vicepresidentes se dedican a la creación de una nueva "economía
productiva" separada de la industria del petróleo. Incluso se habla de la
creación de una nueva industria del turismo. Pero sin los beneficios
petroleros, el Estado está prácticamente en quiebra (peor aún si sé paga la
deuda externa) y la economía productiva en realidad ha colapsado hace mucho
tiempo.

Maduro llamó a los venezolanos a cultivar sus propios vegetales, pero no
hizo nada para apoyar al sector agrícola destruido. No hay controles reales
de cambio o precios, no hay expropiaciones, no hay intentos visibles para
recuperar el control sobre la economía.

Lo único que el gobierno parece ser capaz de hacer es reprimir cada vez más
a las capas populares. La Guardia Nacional Bolivariana vigila los
supermercados, más para controlar a las víctimas de la crisis que para
castigar a sus responsables. Además de que a menudo se ven involucrados en
la corrupción y el robo.

El hecho de que Maduro haya decretado recientemente el Estado de Emergencia
es una admisión de su incapacidad para responder de manera efectiva a la
crisis. Pero también puede ser una motivación más cínica. De hecho, el
Estado de Emergencia suspende las garantías constitucionales, eventualmente
también el derecho de destituir a los funcionarios electos. Esto puede
contrarrestar los intentos de la derecha de destituirlo, pero Maduro
traiciona a los compromisos centrales y democráticos de la Constitución de
Chávez. 

*****

Los defensores del chavismo, especialmente aquellos que están fuera del
país, dicen que nadie muere de hambre en la Venezuela de hoy. Pero sugerir
que se trata de un éxito de un “país revolucionario", rico en petróleo, es
el colmo del cinismo. Ya sea que se muera o no de hambre, la pobreza que
bajo Chávez se había reducido sistemáticamente está aumentando de nuevo. El
gobierno dice que enfrenta una "guerra económica" y que debe movilizarse en
ante una invasión inminente. Maduro establece un paralelo con Chile, donde
la derecha había almacenado las reservas de materias primas como parte de su
ataque contra el gobierno de Salvador Allende en 1971 y 1973.

Está claro que los capitalistas venezolanos están en el proceso de
almacenamiento de mercancías, que desaparecen y reaparecen sin explicación
alguna a precios cada vez más altos. También es cierto que el capital salió
de Venezuela y que regresan sólo para alimentar la especulación y nunca la
tan necesaria inversión doméstica.

Pero ambos lados de la división política se han beneficiado. Incluso si los
políticos hablan de sus oponentes, cada vez es más difícil diferenciar entre
ellos. Por ejemplo, en la actualidad uno de los vicepresidentes de Maduro
para la economía, Pérez Abad, es un hombre de negocios y partidario de la
economía de mercado.

Una de las más recientes decisiones del gobierno de Maduro es una traición
importante a la Revolución Bolivariana. A mediados de mayo de 2016, firmó
150 contratos de arrendamiento con empresas petroleras y mineras que aún no
se conocen los nombres, lo que les permite explotar la riqueza mineral de la
región amazónica venezolana, "el arco de la minería". El impacto de las
operaciones mineras se puede encontrar en toda la cuenca del Amazonas: la
contaminación del agua, la expulsión de los pueblos indígenas y la
destrucción ambiental permanente. Es por eso que el propio Chávez había
renunciado al desarrollo de esta región, donde sólo había minería en pequeña
escala. La decisión de Maduro es una catástrofe ambiental y un desastre para
los pueblos indígenas cuyos derechos y territorios todavía están
específicamente protegidos por la Constitución Bolivariana.

Las empresas mineras son actualmente el 14% de la economía mundial. Hoy han
sido re-invitadas a un país que había luchado para sacarlas hace una década.

La "revolución bolivariana" permanece en los corazones y las mentes de
cientos de miles de personas para las que el chavismo representa un fuerte
compromiso por el cambio y la justicia social, la redistribución de la
riqueza y la resistencia contra la depredación de la globalización
neoliberal. Esto es lo que Chávez propuso, y esta es la promesa que Maduro
traicionó.

*****

Entonces ¿por qué la gente no se subleva contra una crisis económica que
afecta a los pobres y a la clase media baja? Cuando en el pasado Venezuela
enfrentaba exigencias similares de la economía mundial y sus instituciones,
se dieron protestas masivas como en el Caracazo de 1989.

Si hay una relativa paz social, no es porque las masas no se den cuenta de
la tasa de corrupción, la mala gestión de la economía o la creciente
militarización de la sociedad. El equilibrio catastrófico aún se mantiene
-incluso si es imposible saber hasta cuando - a causa de la lealtad residual
de sectores de las clases populares a la idea y a la herencia de la
revolución bolivariana.

No hay confusión alguna sobre lo que la derecha quiere: un retorno a lo peor
del viejo orden. Sin embargo, el PSUV y el gobierno de Chávez ha desarmado
de manera efectiva a las fuerzas que hicieron recular el intento de golpe
contra Chávez en 2002 y la huelga patronal que le siguió, con una
movilización de masas. 

En 2002, las personas fueron objeto de su propia historia, pero hoy en día
es esa clase corrupta y burocrática la que se ha apropiado, esa clase que se
mezcla con elementos de las Fuerzas Armadas que utilizan su posición para su
propio beneficio y en detrimento de la revolución venezolana.

El futuro comenzará cuando el movimiento de masas, que se constituye
rápidamente no en el pasado, vuelva a ocupar de nuevo el escenario de la
historia. Y cuando esto suceda, será para extraer lecciones -positivas y
negativas- de estos años y ayudar a formatear la lucha permanente contra el
capital. 

* Mike González fue durante muchos años profesor de historia -en el
departamento de estudios latinoamericanos- en la Universidad de Glasgow.
Militante por muchos años en el Socialist Worker Party (SWP), británico, y
vivió en Venezuela. El artículo fue publicado a finales de mayo en el sitio
Jacobin (Estados Unidos) y traducido al francés por la redacción de A
l´encontre. 

Notas de A l´encontre

(1) El 10 de junio de 2016, la sede nacional de Marea Socialista -corriente
socialista revolucionaria que participó en la creación del PSUV, y luego fue
descartada- fue ocupada por la policía por orden de un juez, pero sin
explicitar las razones. Este acto revela el creciente autoritarismo que se
combina con la corrupción económica y política del PSUV.

(2) El referendo revocatorio consiguió alrededor de 1,3 millones de firmas.
La recolección de firmas es el primer paso. El segundo: Los firmantes deben
estampar sus huellas digitales en una de las 24 sedes regionales del Consejo
Nacional Electoral (CNE), entre el 20 y junio 24. La tercera: el CNE
evaluará las huellas digitales con máquinas biométricas hasta el 23 de
julio. La cuarta: aportar 4 millones de firmas para el procedimiento de
"avance". Ahora, el "momento" es importante. Si la consulta no tiene lugar
antes del 10 de enero de 2017, ello implicaría que el remplazo del
presidente por el vicepresidente, sería al final de 2019. Y Maduro ha
anunciado que el referéndum no se hará 2017!

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