Gran Bretaña/Debates/ la izquierda radical ante el "Brexit" [Harrold - Thornett -Choonara]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Sab Jun 18 23:28:52 UYT 2016


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Correspondencia de Prensa

18 de junio 2016

Boletín Informativo

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Gran Bretaña/Debates 

La izquierda radical ante el "Brexit"

Ross Harrold, Alan Thornett, Joseph Choonara

l’Anticapitaliste, semanario del NPA (Nuevo Partido Anticapitalista) de
Francia

https://npa2009.org/

Traducción de Viento Sur 

http://www.vientosur.info/

El 23 de junio en el Reino Unido se celebrará el referéndum para decidir si
el país continúa en la Unión Europea o la abandona. Una cuestión que divide
enormemente al país tal como señalan las últimas encuestas en las que las
dos opciones están muy igualadas, con ligeras ventaja sea para "permanencia"
("stay in") o para la salida ("brexit").

El que esta división se ha ido haciendo cada vez más fuerte y la opción del
Primer ministro David Cameron de organizar el referéndum [para resolver la
cuestión] son fruto, en gran parte, de la influencia cada vez mayor del ala
reaccionaria y euroescéptica en su propio partido (el Partido Conservador) y
a la presión del UKIP, un partido populista, reaccionario y muy racista, que
en los últimos años gana fuerza.

Ahora bien, las divisiones en relación a la Unión Europea vienen de lejos,
como trataremos de explicar en este dossier, con posiciones que a menudo han
evolucionado (como las de la derecha y más concretamente, en el seno del
gran capital, pero también en la izquierda política y sindical.

Para terminar, en torno al referéndum, la izquierda radical también está
dividida sobre que hacer. Por lo que, para arrojar luz sobre este debate,
publicamos dos tribunas: una defendiendo la permanencia crítica y otra a
favor de la salida. (Ross Harrold)

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Los capitalistas británicos y la construcción europea

Ross Harrold *

Desde 1949, Winston Churchill, dirigente del Partido Conservador, en esas
fechas en la oposición, fue uno de los primeros en declararse a favor de los
"Estado Unidos de Europa". Estaba a favor de la unificación y de la
integración europea… pero añadía que la misma no podría aplicarse, de
ninguna manera, a la Gran Bretaña debido a su Imperio y a "su papel en el
panorama mundial" en tanto que gran potencia militar y comercial.

En los años 1960, el "despertar" de ese sueño imperial fue duro. A menudo
sin otra salida, tiene que ir abandonando el Imperio y el declive económico
del país se hace cada vez más evidente, tanto en relación al empuje de
Alemania como de otros países europeos. Por último, el fiasco de la invación
franco-británica del canal de Suez en 1956 y el "veto" de EE UU y la URSS
pusieron fin a las ilusiones que algunos británicos tenían aún en torno a su
papel como superpotencia militar

La adhesión a la CEE

Gran Bretaña se apresuró a solicitar la adhesión a la CEE (Comunidad
Económica Europea). Su propuesta será rechazada en dos ocasiones; la segunda
por el veto de De Gaulle que temía (puede ser que con razón) su política
exterior no fuera independiente de la de EE UU. Finalmente, en 1973 se
acepta la adhesión, pero ello no pondrá fin a las tensiones ni con el resto
de Europa ni en el seno del Partido Conservador y en el capital británico.

Durante los primeros años, los capitalistas británicos pensaron poder
compensar su aportación al presupuesto de la CEE con un incremento de las
exportaciones. Sin embargo, la baja continua de la competitividad de la
industria británica y el incremento de la importación de mercancías europeas
hacen incrementar el déficit.

El Thatcherismo

En noviembre de 1979, unos meses después de haber sido elegida como Primer
ministro, Margaret Thatcher declaró en la cumbre europea de Dublin: "I want
my money back" (quiero recuperar mi dinero)… En los sondeos, el 40 % del
electorado británico estaba dispuesto a salirse de la CEE en caso de no
llegar a un acuerdo. Ahí comenzó un largo período de crispación con Europa.

Los años 1980 son también los años en los que Thatcher desarrolló su
política neoliberal: menos Estado, menos social y menos "cargas". Se opuso a
todo lo que podía asemejar una política social, a imperativos en materia de
derechos sociales, etc. Sin duda, menos pro-europea que sus predecesores,
Thatcher dirige su mirada hacia su amigo y co-promotor de las políticas
neoliberales Ronald Reagan, haciendo emerger de ese modo la vieja división
en el capital británico entre europeístas y atlantistas.

¿Por qué se da esta división?

Entre las razones de la división actual entre los "pro" y los "contra"
existen evidentemente intereses diferentes entre capitalistas que comercian
más con Europa y quienes comercian más con América y más allá con Asia del
Este y el mercado mundial. También se encuadran las grandes empresas
mediáticas, poco vinculadas a la UE y de las que muchas de ellas están a
favor del Brexit (salida).

Sin embargo, una encuesta muestra que las tres cuartas partes de las grandes
empresas británicas, loa grandes bancos y la City de Londres están a favor
de la permanencia, al igual que las dos grandes confederaciones patronales.

¿Cómo explicar, por tanto, que entre un tercio y la mitad de las y los
diputados conservadores, una cuarta parte de los ministros y un tercio del
gabinete estén a favor de salirse? La razón principal se llama UKIP ("el
partido a favor de la independencia del Reino Unido").

En Gran Bretaña han existido diferentes partido europeos desde hace décadas,
pero eran marginales. Sin embargo, en las últimas elecciones europeas, el
UKIP ganó las elecciones con el 25 % de los votos. En las legislativas
(2015), con un sistema que les es muy desfavorable, lograron el 12 %.

Con el estallido de la crisis en 2008 el UKIP, con un discurso racista
contra los musulmanes, los roms y la gente en busca de refugio, supo captar
el voto de millones de personas, aprovechando -al igual que en el resto de
Europa- la decepción provocada por las políticas neoliberales impulsadas por
la izquierda

El original y la copia

Viendo como cada vez una parte mayor del electorado, pero también de las y
los electos de su partidos giraban hacia el UKIP, Camerón se vio obligado a
convocar el referéndum. A partir de ahí, se ha dedicado a rivalizar con un
discurso anti-inmigración y a negociar la reducción de los derechos de los
ciudadanos y ciudadanas que lleguen de la UE a Gran Bretaña, lo que nos
sitúa de nuevo ante la historia del "original" y la "copia", con un UKIP que
cada vez presiona más.

En todo caso, el Partido Conservador va a continuar desgarrándose, sea cual
sea el resultado. Nuestros camaradas británicos están divididos en torno a
los pronósticos en torno a este desgarro en el Partido Conservador y las
consecuencias del Brexit: refuerzo de las fuerzas reaccionarias o una
oportunidad para que la izquierda recupere la iniciativa? El futuro nos lo
dirá. 

* Ross Harrold, ha coordinado el dossier sobre el Brexit para
l’Anticapitaliste

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Contra el racismo, por una "permanencia” crítica

Alan Thornett *

El partido conservador actualmente en el poder en Gran Bretaña está
profundamente dividido y en crisis cuando nos acercamos al referéndum sobre
la adhesión a la Unión Europea del 23 de junio.

El primer ministro Cameron prometió este referéndum durante la campaña de
las elecciones parlamentarias del año pasado a fin de recuperar los votos
que perdía en beneficio del UKIP (Partido de la Independencia del Reino
Unido (en inglés, United Kingdom Independence Party o UKIP) en una situación
en la que no esperaba ganar las elecciones. Actualmente debe lamentar esa
penosa tactiquilla oportunista, ya que el resultado del referéndum está
lejos de ser algo seguro.

La campaña dominante a favor del "Brexit" (salida de la UE) es un escaparate
nauseabundo de racismo y de xenofobia, y va empeorando a medida que pasan
los días. Ante todo se trata de un referéndum sobre la inmigración. Para los
conservadores y el UKIP, la UE está llena de extranjeros y estranjeras, y no
los quieren aquí… Un voto a favor de la salida será visto ante todo como un
voto contra la inmigración, mientras los y las migrantes se ahogan por
decenas de miles en los mares Mediterráneo y Adriático.

En estas condiciones, este artículo -y es la posición de Socialist
Resistance- argumenta a favor del mantenimiento del Reino Unido en la UE a
fin de oponerse al ascenso cada vez más fuerte del racismo y de la
xenofobia.

La izquierda radical dividida

Las dos organizaciones más importantes, el SWP y el Socialist Party (CIO)
hacen campaña a favor del Brexit, y una serie de organizaciones más
pequeñas, entre ellas Socialist Resistance y Left Unity, hacen campaña por
permanecer dentro, juan al Partido Verd, el Partido Nacional Escocés (SNP) y
de Plaid Cymru (independentistas del País de Gales).

Jeremy Corbyn también hace campaña por permanecer en la UE, sobre bases
similares, es decir con un posicionamiento de izquierdas muy diferente del
de Cameron: por una Europa social, por una Europa de los pueblos, etc.

Existen dos campañas de la izquierda radical a favor del Brexit sobre la
misma base política: una, la del SWP junto al Partido Comunista (GB) y, la
otra, del Socialist Party. Estas dos campañas han sido ahogadas por la
derecha xenófoba y no tienen ninguna visibilidad en el referéndum.
Desgraciadamente, en este referéndum no existen las condiciones para que
pueda haber una campaña de izquierda progresista y creíble a favor de la
salida, con fuerzas significativas que la apoyen y que podría tener un
perfil distinto al de la campaña de la derecha.

Las dos campañas de la izquierda radical a favor de la salida basan su
posición en la naturaleza reaccionaria y antiobrera de la UE, siendo su
mejor demostración el papel jugado por ésta en Grecia. Y por supuesto,
tienen razón. La UE es una estructura reaccionaria y antiobrera, que
efectivamente ha empobrecido a la nación griega en el altar del salvamento
del euro y la continuidad del proyecto neoliberal de la UE. Esto es
absolutamente cierto y ya he escrito muchas veces sobre este tema.

Las consecuencias de un Brexit: el ascenso reaccionario

El problema es que esto no tiene en cuenta para nada las peligrosas
consecuencias políticas de un voto a favor de la salida, así como las
consecuencias para el movimiento obrero.

En las condiciones actuales, un voto favorable al Brexit conduciría la
situación política en Gran Bretaña muy claramente a la derecha. Reforzaría
al UKIP y a la derecha del Partido Conservador, y provocaría quizá un
acercamiento profundamente reaccionario entre los dos.

Es cierto que Cameron no continuaría, pero su sustituto sería un xenófobo
populista de derechas que interpretaría el voto por el Brexit como un
mandato directo para nuevas medidas draconianas, en particular contra la
inmigración.

No sería un Brexit dirigido por un gobierno que busque romper con las
políticas neoliberales y las exigencias de la UE. Sería un Brexit dirigido
por populistas y xenófobos de derechas en el marco de un programa de derecha
racista.

De todas formas, el hecho de estar por principio a favor de la salida de la
UE no significa votar por una salida, al margen de cuales sean las
circunstancias o sus consecuencias. Debemos estar guiados no solo por
principios generales, sino por lo que, aquí y ahora, sirve para mejor a los
intereses del movimiento como respuesta a la austeridad.

También hay que subrayar que un voto por el Brexit pondría a 2,2 millones de
ciudadanos de la UE que viven en Gran Bretaña en una situación muy
vulnerable. Es algo que la campaña por el Brexit de izquierdas -de forma
irresponsable- no tiene absolutamente en cuenta.

Jugar con fuego

Los defensores de un Brexit de izquierdas deberían reflexionar muy
seriamente sobre las consecuencias de un voto a favor del Brexit en un
referéndum como éste. Juegan con fuego cuando dicen, y lo dicen
efectivamente, que un voto por el Brexit abriría oportunidades para la
izquierda y llevaría a un gobierno Corbyn. Esto es algo que no tiene
sentido. En el mejor de los casos es una apuesta con un riesgo enorme.
¿Cuándo una victoria de la derecha ha abierto oportunidades para la
izquierda?

De hecho, el término “salida de izquierdas” es un nombre poco adecuado. Es
una contradicción en los términos, puesto que no hay ninguna “salida de
izquierdas” posible. La única salida propuesta es una salida de derechas,
dominada por los xenófobos en el marco de su programa. Los animadores de las
campañas de la izquierda radical por el Brexit cometen un grave error, y
deberían reflexionar sobre ello. 

* Alan Thornett, forma parte de la dirección de Socialist Resistence.

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Por una una "salida" de izquierdas

Joseph Choonara *

El debate en torno al referéndum en el Reino Unido gira en los dos bandos
alrededor de argumentos proempresariales y antiinmigrantes. En este
contexto, el Socialist Workers Party (Partido Socialista de los
Trabajadores, SWP) preconiza una postura independiente de izquierda a favor
de la salida de la UE. Existen motivos de calado para oponerse a la UE. El
más evidente es la manera en que ha tratado a varios países de Europa del
sur desde el comienzo de la crisis económica.

La UE ha hecho todo lo posible por imponer la austeridad en Grecia y otros
países. En la primera fase del programa de rescate griego asistimos al
espectáculo del recorte de las pensiones por el gobierno de Syriza,
aplaudido por la UE. En el momento mismo en que esta medida se votaba en el
parlamento, apoyada por el partido de la derecha y los Griegos
Independientes, en el exterior (en la plaza Syntagma) la policía
antidisturbios atacaba a los y las manifestantes con gases lacrimógenos.
Esto ilustra la versión brutal de la instauración del neoliberalismo por la
UE.

Citemos también el ejemplo del “pacto fiscal” que impone límites automáticos
al gasto de los gobiernos europeos, o bien la sucesión de tratados
comerciales de corte neoliberal, entre los que el TTIP es el más infame,
negociado actualmente en secreto por la UE.

La Europa fortaleza

La UE ha sido siempre un proyecto capitalista, pero hoy en día opera
abiertamente en interés de las grandes potencias europeas, de las grandes
empresas y de los bancos. Lejos de asegurar la paz en Europa, forma parte
del engranaje imperialista, como demuestra el avance coordinado por la UE y
la OTAN en Europa Oriental. Incluso la libertad de trabajar y estudiar en el
extranjero, amparada por la UE, comporta una contrapartida importante. La
coordinación de las fronteras europeas ha creado una “Europa fortaleza” que
niega la libertad de circulación a quienes no tienen la suerte de ser
ciudadanos o ciudadanas de la UE.

Una vez más, es Grecia el país que se halla en primera línea. Hace poco, el
gobierno griego ha evacuado el campo de refugiados no oficial de Idomeni,
que se encuentra junto a la frontera de Macedonia, prohibiendo a los
periodistas acercarse al lugar mientras la policía obligaba a la gente a
instalarse en los campamentos oficiales. Esta acción formaba parte del pacto
con Turquía, acompañada de un endurecimiento de la represión contra los
inmigrantes, mientras que hoy por hoy solamente han sido acogidos en Europa
177 de los 2,7 millones de sirios refugiados en Turquía.

¿Es posible reformar la UE?

Ante estos hechos, el SWP se ha unido a quienes se identifican como
internacionalistas opuestos a la UE para lanzar la “Lexit”: The Left Leave
Campaign (campaña por una salida de izquierda). Nos enfrentamos a dos
argumentos procedentes de otras fuerzas de izquierda. El primer argumento
afirma que es posible reformar la UE. Es una idea que defiende el dirigente
del Partido Laborista, Jeremy Corbyn. Pese a que históricamente se ha
opuesto a la UE, poco después de su elección como máximo dirigente firmó un
pacto con el ala derecha de su partido, muy mayoritaria entre los diputados
al parlamento, para hacer campaña a favor del voto por permanecer en la UE.

Sin embargo, todavía nadie me ha explicado un método para reformar realmente
la UE. Esta está repleta de burocracias no elegidas que conforman
instituciones como la Comisión Europea y el Banco Central Europeo. Las
grandes decisiones de la UE se toman tras un mercadeo entre los distintos
gobiernos nacionales, reunidos en el Consejo Europeo. No existe ningún foro
paneuropeo, democrático y creíble, capaz de impulsar una reforma. El
Parlamento Europeo, que ni siquiera tiene la potestad de proponer leyes, no
puede en modo alguno cumplir esa función. Cambiar las cosas a fondo
implicaría reescribir los tratados europeos, lo que requeriría el acuerdo de
los 28 Estados miembros.

Si la izquierda triunfara en los 28 países, no reformaríamos la UE:
construiríamos instituciones verdaderamente internacionalistas para promover
los intereses de los y las trabajadoras. Además, la posibilidad de una marea
ascendente de las fuerzas de izquierda favorables a la UE, capaz de
transformar las instituciones europeas, murió en las calles de Atenas.
¿Acaso Syriza está remodelando la UE? ¿No ocurre más bien lo contrario? Es
hora de que empecemos a tratar a la UE como tratamos al FMI o a la OMC: como
una institución capitalista neoliberal que deberíamos abolir y no reformar.
Esto significa que los países deben votar por abandonarla.

Las consecuencias de un “Brexit”, el debilitamiento del capital y del
imperialismo

El segundo argumento es que un voto a favor de la salida de la UE
desplazaría el fiel de la balanza política a la derecha. La salida, nos
dicen, nos dejará a merced de un gobierno encabezado por Boris Johnson, el
conservador que dirige la campaña por el “Brexit”. No veo por qué Johnson ha
de considerarse peor que David Cameron. Puede que la izquierda radical sea
pequeña, pero reducir nuestras expectativas al nivel de querer apoyar a un
ala del Partido Conservador frente a otra eleva el pesimismo a una cota
jamás alcanzada. De todas maneras, el desplazamiento a la derecha no es ni
mucho menos inevitable. El debate en torno a la UE está dividiendo al
Partido Conservador. El resultado ya se ha visto con la anulación de muchos
ataques recientes del gobierno.

Si el Reino Unido vota por salir de la UE, esto no solo debilitará al
capital y al imperialismo, sino que provocará también la dimisión del primer
ministro Cameron. Quienquiera que sea su sucesor o sucesora, heredará un
gobierno profundamente dividido, un gobierno que tendrá muchas dificultades
para permanecer en el poder. Esto abriría la posibilidad de nuevas
elecciones, que seguramente ganará Corbyn, creando un terreno mucho más
favorable para la lucha contra la austeridad y el racismo.

La izquierda debería ver con buenos ojos esta perspectiva y tratar de
formular los argumentos socialistas a favor de la salida. 

* Joseph Choonara, forma parte de la dirección del Socialist Workers Party.

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