Capitalismo/ el fin del trabajo: el tiempo de los gurúes [Michel Husson]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Jue Jun 30 18:52:42 UYT 2016


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Correspondencia de Prensa

30 de junio 2016

Boletín Informativo

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Capitalismo

El fin del trabajo: el tiempo de los gurúes

Michel Husson

A l´encontre, 23-6-2016

http://alencontre.org/

Traducción de Viento Sur

http://www.vientosur.info/

La crisis actual genera un clima degradado, por la desorientación y la
desesperanza: "El viejo mundo se muere, el nuevo mundo tarda en aparecer y
en ese claroscuro surgen los monstruos" (Gramsci). Es también el tiempo de
los gurúes.

La lista de los candidatos es larga pero aquí nos interesa Bernard Stiegler
que prometió un proyecto de transformación social basado en las
transformaciones tecnológicas. Siegler es un "filósofo francés que centra su
reflexión sobre los desafíos de los cambios actuales, sociales, políticos,
económicos, sicológicos, provocados por el desarrollo tecnológico y
especialmente las tecnologías digitales. Fundador y presidente del grupo de
reflexión filosófica Ars industrialis creado en 2005, así mismo, desde 2006
dirige el Instituto de Investigación e Innovación (IRI) que creó en el
centro Georges Pompidou.

Así es la presentación que da Wikipedia/1 de Siegler. Pero también es un
teórico del "fin del empleo" y de lo que hablaremos aquí a partir de un
libro entrevista/2 más accesible que sus otras obras.

Profetismo

El punto de partida es la postura del gran iniciado, que tiene la
clarividencia y valentía de anunciar lo que debe suceder: "Afirmar que el
empleo está condenado a extinguirse, no es la mejor manera de ser popular.
Hoy en día existe una obsesión por el empleo; en realidad, es la negación de
un proceso completamente opuesto, y el choque político que se prepara en
esta contradicción entre el discurso y la realidad es terrible. Está mal
visto decir que la redistribución por el mundo industrial del poder
adquisitivo bajo forma de salarios, maltratada desde el final de la década
de 1970, está en fase de desaparecer a causa de la automatización".

Es el fin del asalariado, no inmediatamente, sino a largo o breve plazo:
"con el paso del tiempo, las y los asalariados se convertirán una especie
residual de una época pasada. Por supuesto, aún habrá empleos porque en
ciertos sectores, se seguirá necesitando mano de obra humana proletarizada
pero esto será excepcional". Se van a crear considerables ganancias por la
"automatización integral y generalizada" y no podrán ser redistribuidas
mediante el salario, puesto que el salario está llamado a desaparecer.

Frente a una "verdadera conjura de los necios" que se empeña en ocultar el
futuro, es urgente, según Stiegler, "crear un nuevo modelo, a falta del
cual, la "defensa del empleo" es una batalla perdida en breve plazo". Todo
este razonamiento es un bluf , como hemos intentado demostrar en una
contribución anterior/3. Pero hay que examinar con mayor detalle el "nuevo
modelo" que propone Stiegler.

Un sueldo desconectado del empleo

Stiegler no tiene miedo a las afirmaciones rotundas; por ejemplo: "un forma
muy buena de suprimir el paro es suprimir el empleo. Si no hay más empleo no
hay más paro. El paro es un estado de carencia determinado por el derecho al
trabajo, él mismo concebido sobre el modelo de empleo. El paro se define en
relación al empleo".

Así pues, lo que propone Stiegler es una desconexión total entre el empleo
(llamado a desaparecer) y lo que llama las "prestaciones de recursos". El
sueldo debe ser distribuido de otra manera. Debe cumplir una primera
condición, ser "favorable a la solvencia del nuevo sistema basado en la
automatización" y permitir "la existencia de mercados a los cuales vender
las mercancías producidas tanto por robots como por puestos de producción
temporalmente (sic) asalariados". En fin, no se cuestiona el beneficio: "no
se trata de prohibirlo; al contrario, sin él no habría inversión". Basta con
"considerarlo" de otra manera: por una parte, en la perspectiva que no se
reduce al mercado -lo que es bueno para la sociedad, es un beneficio- y por
otra parte, en la perspectiva del benéfico del mercado, pero de forma
duradera, exige una recalificación de lo es "rentable".

El valor también se transformaría: "sería un valor de una nueva clase, más
allá de los valores de uso y de cambio", un valor "negantrópico" que
Stiegler bautiza como "valor práctico". Este valor que "no se usa, no se
desecha", es el "saber" un valor "omnitemporal" (en el sentido de Husserl,
precisa Stiegler). Este valor "es justamente el que producen las
discontinuidades, en cuanto que elevan el nivel de la inteligencia colectiva
por el contenido fundamentalmente cualitativo de las capacidades que
cultivan".

Un salario contributivo

La solución se llama "salario contributivo". Este salario "se asigna de
acuerdo a los derechos específicos del régimen de las discontinuidades ".
Stiegler insiste de entrada, que se trata de algo distinto al salario
universal especialmente preconizado por los teóricos del "capitalismo
cognitivo" de quienes, por otra parte, se reclama Stiegler. Por supuesto, el
postulado base es el mismo: es necesario dar un salario a los individuos
privados de empleo por los robots. Pero, puesto que ya no hay ni empleo ni
paro, "será un salario contributivo (…) asignado a todo el mundo sobre la
base de que permita vivir dignamente". A priori, parece que el salario
"contributivo" no se diferencia de otros proyectos de renta universal.

Sin embargo, existe una diferencia esencial: el salario contributivo no es
incondicional. Contrariamente a la afirmación de que este salario sería
"asignado a todo el mundo", habría personas simplemente incapaces de acceder
a ese famoso salario porque no podrían "entrar en los procesos sociales tal
como los preconizamos". A estas "personalidades frágiles" (sin duda,
desprovistas de las "capacidades" según Amartya Sen), sería necesario "en
todos los casos, garantizarles un salario existencial en condiciones de
supervivencia elemental".

El modelo de Stiegler es dualista. El proyecto no abarca al conjunto de la
población en régimen de discontinuidad sino solamente a quienes su actividad
convierte en susceptibles de producir este "valor negantrópico"/4 "elevando
el nivel general de inteligencia colectiva por el contenido fundamentalmente
cualitativo de las capacidades que cultivan". Todos no serán elegidos y las
"personalidades frágiles" deberán conformarse con una "supervivencia
elemental".

Es necesaria toda la fascinación ejercida por el discurso del gurú para que
no llegar a ver lo que este proyecto tiene de discriminatorio. A menos que
se considere una sociedad idílica compuesta por individuos cuyas
potencialidades se hubieran desarrollado íntegras, el modelo de Stiegler
conduce a una sociedad de dos velocidades: de una parte, los artistas
creativos en sentido amplio y de otra, esas "personalidades frágiles" cuya
contribución "cualitativa" es nula. Esto no es un proyecto progresista.

Lo que hay que descifrar es el adjetivo "contributivo". Un sistema de
seguridad social se llama contributivo cuando existe un vínculo más o menos
estrecho entre las contribuciones realizadas por el individuo y la
prestación obtenida en contrapartida, por ejemplo, entre cotizaciones y
pensión. Así que un salario contributivo no es, por definición,
incondicional: es "un derecho recargable" en función de la actividad de
socialización de capacidades desarrolladas por el individuo destinadas a los
grupos"

Stiegler no dice quién decidiría los criterios para recibir ese salario y
nunca se precisa su montante; probablemente sería una prueba de vulgaridad.
Se limita a anunciar que es necesario "reemplazar el poder adquisitivo por
el saber adquisitivo". por supuesto, la gente continuaría, no obstante,
comprando "billetes de tren , ordenadores, latas de guisantes", pero esta
compra no estaría organizada por un "poder adquisitivo". Que lo entienda
quien pueda: la economía mercantil debe convertirse en "inteligente" y
"sostenible" dice Stiegler, que amplia la perspectiva con uno de eses
desarrollos oscuros a los que acostumbra.

A modo de ejemplo: "Todo esto debe ser situado en una perspectiva más amplia
que es la que de aquí en adelante, llamamos Negantropoceno, es decir, el
estadio que debería seguir al Antropoceno del cual se trata de salir lo más
rápido posible. Este será el tema de La Sociedad automática 2. El futuro del
saber. El saber es lo que produce la negantropía y creo que la época de los
estudios digitales, de las especulaciones "post-humanistas" y de la
storytelling (narración) transhumanista (ultraliberales estadounidenses de
derecha y muy peligrosos), hay que repensar de parte a parte las condiciones
de posibilidad en la perspectiva que aprehendemos, en pharmakon.fr y con el
grupo Noötechnics como una negantropología."

Zonas de excepción 

Todo esto necesita, dice Stiegler, "repensar el derecho al trabajo, la
fiscalidad, la formación y la educación, todo (…). Es necesario repensar
completamente todo". ¿No es extraordinariamente interesante? Este impulso
pretende eliminar todas las objeciones; sin embargo, a pesar de todo,
Stiegler admite que "no tiene el derecho de salir del derecho al trabajo y
esto felizmente es normal". Sin embargo, es una pena y hay que experimentar.
"Debemos crear zonas de excepción bajo control para experimentar otros
modelos de sociedad. E inventar un nuevo estado de derecho ante la
automatización. Es necesario que algunos territorios puedan ser candidatos y
que les sean asignados medios excepcionales, no solo en financiación sino en
acompañamiento de investigadores, en dispositivos de investigación
contributiva e innovación social y tecnológica apropiadas asociando los
componentes sociales y el mundo económico, etc -un verdadero "pacto de
responsabilidad" ante el futuro y por la juventud".

La experimentación local

Bajo los auspicios de Stiegler, Ars Industrialis lleva un experimento en
Seine-Saint-Denis con la Comunidad Urbana Paine Commune/5. El objetivo de
este proyecto es "implicar el territorio en lo digital" y hacer que "los
habitantes ya no sean consumidores sino ordenantes de servicios digitales".
Para ello, será necesario "concebir una nueva arquitectura de red" bajo la
forma de "plataformas web que permitan la formación de comunidades
aprendices y contribuidoras sobre la base de una web negantrópica (sic). Se
crearán tres cátedras que tendrá por función "desarrollar sistemáticamente
recursos de capacitación para los beneficiarios del salario contributivo"."

Antes que nada, hay que confrontar los puntos de vista y Stiegler cita una
larga lista heteróclita de potenciales contribuidores: Marc Giget, Michel
Volle, Paul Jorion, Roland Berger, Oxford, l’Institut Bruegel, le MIT, Jean
Pisani-Ferry y… Bernard Stiegler. Las malas lenguas dirían que el primer
objetivo es garantizar el flujo de subvenciones que van a Ars Industrialis.

¿Cuál es el quid del famoso salario contributivo? Es el último objetivo del
proyecto: "desarrollar un nuevo proyecto de redistribución" Gracias a una
ley de 2003 que autoriza a las colectividades a experimentar, sería posible
"derogar la legislación en vigor" para testar un "nuevo modelo de
redistribución de las ganancias de la productividad". Sin embargo, "las
modalidades exactas del dispositivo no están definidas al día de hoy": ese
será "el objeto de las tesis de investigación contributiva por uno o varios
doctorandos" que, sin duda, deberán previamente definir que es una "tesis
contributiva" y apresurarse a terminarla en un tiempo récord pues la
experimentación debería comenzar desde 2017.

Stiegler más allá de Marx

Stiegler no teme elevarse por encima de la discusión. Sus referencias son
bastante eclécticas pero cada vez se esfuerza en marcar sus diferencias y en
destacar los límites de pensadores en quienes, por otra parte, se inspira.
Una prueba de ello es, por ejemplo, la fuerte crítica al Marx de los
Grundrisse: "Porque no comprendió bien su propia teoría de la
exteriorización como conductora a la proletarización, Marx, él mismo,
finalmente fue incapaz de pensar esta materialidad hiper-material , la del
saber como capital fijo, y no logró pensar y criticar la tecnicidad del
capitalismo como revolución tanto farmacológica como terapéutica: no logró
teorizar el impacto tecnológico y su transformación por la individuación
psicosocial y por un impacto filosófico"/6.

Sin duda, este galimatías no quiere decir gran cosa y, en cualquier caso, es
una despropósito. Los Grundrisse, ofrecen una anticipación sorprendente de
los efectos de la automatización. "Ya no es el trabajo el que aparece
incluido en el proceso de producción sino más bien el hombre que se comporta
como vigilante y regulador del mismo proceso de producción"/7. En estas
condiciones, "no es ni el trabajo inmediatamente realizado por el hombre ni
su tiempo de trabajo (…) el que aparece como el gran pilar fundamental de la
producción y de la riqueza" sino "el desarrollo del individuo social".

Su crítica definitiva de Marx no impide a Siegler valerse del Marx de las
Grundrisse/8. Pero no retiene más que una idea de gama baja: "con la
automatización, no habrá necesidad de personas empleadas". Según Stiegler,
Marx plantearía la cuestión de qué sería un trabajo "libre o liberado" que
quedaría fuera "del valor de cambio/valor de uso". Lo que ocurre es que Marx
extrae una conclusión mucho más precisa de su análisis: "Esto significa que
el hundimiento de la producción basada en el valor de cambio y el proceso de
producción material inmediato pierde él mismo la forma de escasez y de
contradicción. Es el libre desarrollo de las individualidades (…) donde el
trabajo necesario de la sociedad se reduce justo hasta el mínimo."

También en este pasaje de los Grundrisse, Marx cita elogiosamente el bello
aforismo extraído de un panfleto anónimo de 1821: "Una nación es
verdaderamente rica si en lugar de 12 horas, se trabaja 6"/9. Tampoco es
inútil recordar este pasaje del final de El Capital, en el que Marx
introduce una diferencia famosa entre libertad y necesidad que concluye con
esta afirmación: "La condición esencial de esta realización es la reducción
de la jornada de trabajo"/10.

Stiegler, al contrario, da la espalda a la perspectiva de la reducción
generalizada de la jornada laboral, en provecho de un proyecto de salario
contributivo cuyas condiciones de asignación quedan oscuras. Se sitúa, con
la especificidad que él defiende celosamente, en una lógica que considera
logrado el fin del empleo e imagina una forma de redistribución de la
riqueza compatible con el capitalismo en lugar de considerar las
implicaciones anticapitalistas del "hundimiento de la producción basada en
el valor de cambio".

El arte y la industria del gurú

Stiegler, una vez más, solo es un candidato-gurú entre otros (sobre los que
habrá que volver) pero es una especie de tipo ideal puesto que despliega
todos los procedimientos. La postura esencial es la de un profeta visionario
capaz de discernir lo que el resto de los mortales no ve. Su retórica es del
tipo de una revelación: "La urgencia de la misión reformadora del
pensamiento, de la acción, de la economía y de la cultura que Stiegler se
atribuye, a menudo, roza el tono profético"/11, señala una crítica. Sin
duda, esta empresa no tiene más que un alcance relativamente limitado (pero
no nulo), pero suscita discípulos fascinados por esta misión.

Las demostraciones de Stiegler intentan fascinar y subyugar a sus
potenciales adeptos mediante el uso de un vocabulario hermético y la
multiplicación de citas sabias. Como testimonio, su propensión al name
dropping (soltar nombres) que consiste, en sus escritos y conferencias, en
multiplicar las referencias que mezclan hábilmente grandes nombres y autores
mal conocidos u oscuros como una forma de presentar su propio discurso como
una síntesis sobresaliente. Esta acumulación tiene también como función
utilizar el argumento de autoridad. Por ejemplo, Stiegler se reclama a
menudo de "Oxford" como si pudiera convocar la prestigiosa universidad como
tal. En realidad, solo se puede referir a un documento de trabajo de los dos
publicados/14. Stiegler practica también el "soltar nombres" en la
desviación de las nociones filosóficas, como, por ejemplo, la invención de
neologismos elevados al estatus de conceptos hasta tal punto que Ars
Industrialis tuvo que incluir un glosario de términos a disposición de su
público/15.

El estilo, la mayoría de las veces hermético, del que hemos dado algunos
ejemplos, contribuye a la fascinación de su público. Por otra parte, es
chocante que solo existen unas pocas recensiones que describan el salario
contributivo, en principio, más concreto.

En cuanto a la inserción de sus ideas en la realidad social, la actividad de
Stiegler se despliega en dos frentes. En el plano institucional, solo se
puede admirar su talento para ocupar puestos prestigiosos, por ejemplo en el
INA (Instituto Nacional Audiovisual) o el Ircam (Instituto de Investigación
y Coordinación Acústico/Música).

Stiegler se construye también una base social haciendo del régimen de
discontinuos el modelo de sociedad futura. Y gracias a Patrick Braouezec/16,
ha encontrado un campo de experimentación en Seine-Saint-Denis.

Esta crítica puede parecer inútil, injustamente acerba. Hay dos razones para
explicar el tono adoptado. La primera es que el discurso sobre el fin del
empleo no es nuevo ya que repite las mismas viejas temáticas/17 desmentidas
por los hechos. La segunda es que esta postura conduce a desviar la
reflexión hacia caminos tangenciales, dicho de otra forma, alternativas que
no ponen en cuestión la lógica capitalista aunque es ella quien transforma
los cambios tecnológicos en desastre social: "el capital emplea la máquina
como fuerza enemiga del obrero como y lo proclama en voz alta" decía Marx.

Notas

1/ Bernard Stiegler, Wikipedia.

2/ Bernard Stiegler, L’emploi est mort, vive le travail !, 2015.

3/ Michel Husson, "Le bluff de la robotisation", A l’encontre, 10/06/2016.

4/ Si el concepto de negantropía es de una claridad desorientadora, su
ortografía es más dudosa. Es lo contraria a la entropía que designa el grado
de desorganización o de falta de información de un sistema (Wikipedia)
Entonces, ¿por qué negan y por qué tropía?

5/ Ver el "Projet d’expérimentation territoriale, Plaine commune, territoire
apprenant contributif" o este vídeo de presentación.

6/ Bernard Stiegler, "Re-Reading the Grundrisse: Beyond Two Marxist and
Poststructuralist Misunderstandings", en States of Shock. Stupidity and
Knowledge in the 21st Century, 2012.

7/ Esta cita de los Grundrisse y las siguientes están sacadas de este
extracto de los Manuscrit de 1857-1858 (Grundrisse), Editions sociales, tome
2, 1980, p. 192-196: "Le vol du temps d’autrui, une base miserable".

8/ Por ejemplo durante un debate organizado por Politis: "Travail et temps
libre: tous intermittents ?", 25 novembre 2014 (ver el minuto 35)

9/ The Source and Remedy of the National Difficulties. La identidad del
autor, Charles Wentworth Dilke, fue revelada por su nieto, después del
descubrimiento de un manuscrito.

10/ Karl Marx, Le Capital, Livre III, chap. 48, Editions sociales, 1960.

11/ Manola Antonioli, "Deux choses à la fois", nonfiction.fr, 7/02/ 2011.

12/ Carl B. Frey, Michael A. Osborne, "The future of employment: how
susceptible are jobs to computerisation?", Septiembre de 2013.

13/ Sobre esta discusión ver de nuevo "Le grand bluff de la robotisation",
ya citado.

14/ Manola Antonioli, ya citada.

15/ Ver, por ejemplo, la definición de Pharmakon/pharmacologie en la página
de Ars industrialis.

16/ Ver el video de la presentación del presidente de Plaine Commune en el
primer seminario con Ars-Industrialis, el 4 de noviembre de 2015.

17/ Nos hemos permitido remitir a dos contribuciones críticas pero que
giraban ya sobre los mismos argumentarios: Michel Husson, "Fin du travail ou
abolition du salariat ?", Critique communiste n° 144, invierno de1995-1996 ;
"Sommes-nous entrés dans le « capitalisme cognitif?", Critique communiste n°
169-170, verano-otoño de 2003.

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