América del Sur/ la tenaza política y ecológica oprime a los pueblos indígenas [Eduardo Gudynas]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Dom Mar 27 12:38:47 UYT 2016


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Correspondencia de Prensa

27 de marzo 2016

Boletín Informativo

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América del Sur

La tenaza política y ecológica del cambio climático oprime a los pueblos
indígenas

Eduardo Gudynas * 

La línea de Fuego, Pensamiento Crítico

http://lalineadefuego.info/

La problemática del cambio climático impone enormes problemas y riesgos para
los pueblos indígenas sudamericanos. Esto ocurre a distintos niveles, desde
los impactos locales por imponer extractivimos que generan los gases
invernadero, a padecer los efectos en el cambio del clima, como pueden ser
episodios de inundaciones o sequías. A su vez, las condiciones políticas
cada vez más duras, con el regreso de la represión en algunos países o la
intromisión gubernamental para dividir a las organizaciones indígenas. Son
los dos brazos de una enorme tenaza, ecológica y política, que presiona
sobre los pueblos indígenas.

El brazo ecológico: impactos ambientales vinculados al cambio climático

Las comunidades indígenas sufren una variedad de impactos ambientales
directamente vinculados con el cambio climático. Desde el lado de las causas
se deben atender dos procesos. Uno es la defores-tación y los cambios en el
uso de los suelos, como ocurre con el avance la agricultura o ganadería.
Muchas veces esto pasa desapercibido, pero en países como Perú, Bolivia o
Ecuador, es la principal fuente de gases que alimentan el cambio climático.
A su vez, ese deterioro ambiental afecta los territorios y calidad de vida
indígenas; se destruyen los ambientes originales que sustentan a muchas
comunidades o se pierden las prácticas agrícolas propias.

Otro factor es la extracción de hidrocarburos, que si bien serán quemados
casi siempre en otros países, desde donde contribuirán al cambio climático,
tienen graves efectos locales. Esos pozos de petróleo o gas desencadenan
impactos locales, como desplazamientos de indígenas o contaminación del agua
o suelos de sus comunidades.

Pero también existen impactos sobre los indígenas como consecuencia del
cambio climático. En efecto, están en marcha alteraciones climáticas, con
alteraciones en los ciclos de lluvias o la duración de los períodos secos,
en los vaivenes entre olas de frío y calor, e incluso en desencadenar
catástrofes naturales (como pueden ser las inundaciones). Muchos de estos
problemas afectan directamente a las comunidades indígenas, a veces de
manera insidiosa como puede ser la pérdida de animales o cosechas por
sequía, y en otras ocasiones de forma repentina y violenta, como sucede con
las inundaciones. Las comunidades indígenas tienen menos recursos paras
enfrentar esta variabilidad climática o las catástrofes, y cuando ellas
ocurren tardan mucho tiempo en recuperarse.

Este tipo de impactos ocurren en todo el continente y nadie escapa a ellos.
Algunos territorios indíge-nas están doblemente afectados, tanto por los
impactos locales que alimentan a los gases invernadero, como es la llegada
de petrolera, como por los efectos de esta variabilidad climática. Ello es
evidente, por ejemplo, en zonas de explotación de hidrocarburos en Bolivia,
donde las comunidades indígenas tienen que lidiar simultáneamente con la
contaminación petrolera y eventos de sequías o inundaciones.

El brazo político: restricciones, hostigamientos y criminalizaciones

Para enfrentar esa compleja situación ecológica, los pueblos indígenas
necesitan de ciertas condiciones políticas. Ellas deben ir desde proteger
sus derechos, implementar mecanismos efectos de información y consulta, y
respetar su autonomía y organizaciones propias. Como ellos están entre los
más afectados, necesitan de ese tipo de condiciones para poder hacer oír sus
voces, proteger sus territorios y participar bajo condiciones de igualdad en
los debates políticos nacionales e internacionales.

Sin embargo, la situación actual que se observa en América del Sur es casi
la opuesta. Estamos frente al otro brazo de la tenaza sobre los pueblos
indígenas: Se esconde información o cuando se la pública es inentendible, no
se respetan las decisiones locales imponiéndose los extractivismos dentro de
sus territorios, y cuando eso desencadena una comprensible reacción, se
apela a la criminalización o la represión. Gobierno, empresarios y muchos
académicos defienden esos extractivismos apelando a descalificaciones de los
indígenas, exponiéndolos como ignorantes que impiden el progreso. O bien se
insiste en justificar la llegada de las petroleras o la expansión agrícola
prometiendo o brindando compensaciones económicas, convertidas en una
taladra de mercantilizaciones que penetran poco a poco dentro de las
cosmovisiones indígenas. Estos casos nos rodean, y tan solo como ejemplos,
allí están en Perú los paquetazos ambientales o el debate sobre la
extracción petrolera en Loreto (Perú).

Se podrá decir que muchos de estos problemas tienen una larga historia, y no
hay nada nuevo en indicarlos. Pero también se puede argumentar que en
algunos casos hay un agravamiento de la situa-ción, ya que está regresando
la criminalización y la represión, y desde un flanco inesperado, desde los
gobiernos progresistas.

Recordemos que algunos gobiernos progresistas, como los de Lula da Silva en
Brasil o Hugo Chávez en Venezuela, prometieron un nuevo relacionamiento con
los pueblos indígenas. Compromisos de ese tipo fueron mucho más fuertes con
Rafael Correa en Ecuador, y por ello recibió unos cuantos apoyos iniciales
desde organizaciones indígenas. Seguramente los apoyos más intensos
ocurrieron con Evo Morales en Bolivia, quien además se presentó como
“presidente indígena”, y liderando un “gobierno para los indígenas”.

Por lo tanto, se esperaba que esos estados respetaran y escucharan a los
pueblos indígenas, contribu-yeran al fortalecimiento de sus organizaciones,
lo que significa promover su autonomía, y se actuara para mejorar sus
condiciones de vida. Importantes avances, como los derechos de la Naturaleza
o de la Madre Tierra, o el concepto de Buen Vivir, sin duda sirven tanto
para enfrentar el cambio climático como para respetar sus territorios e
ideas. Esos compromisos obligan, sin dudar, a reducir drástica-mente las
emisiones nacionales de gases con efecto invernadero debidas a la
deforestación, o a conge-lar la explotación petrolera en la Amazonia. Si se
aplicaran medidas de ese tipo, no sólo atacarían el cambio climático, sino
que a la vez favorecerían mejores condiciones de vida para los pueblos
indígenas y asegurarían la integridad de sus territorios.

Todos estos dichos ambientales no se están cumpliendo, mientras que las
opciones de participación política de los pueblos indígenas siguen
deteriorándose. Todo esto ya fue denunciado por las organi-zaciones
indígenas en el marco de la cumbre sobre cambio climático en Lima (diciembre
de 2015(1)).

Esas promesas no se están cumpliendo, mientras se profundizan las
restricciones políticas sobre los pueblos indígenas. Se fortalece así este
brazo político de la tenaza que oprime sobre las naciones originarias. Los
dos componentes, el ecológico y el político, presionan especialmente sobre
las comunidades locales, y ellas no tienen escapatoria.

La tenaza boliviana

La situación boliviana ilustra esta problemática, y es importante analizarla
ante la invitación de ese gobierno a una nueva “cumbre de los pueblos” sobre
cambio climático y derechos de la Madre Tierra.

Los discursos del gobierno de Evo Morales aluden a la Pacha Mama y denuncia
el cambio climático global, y eso es muy positivo. Sin embargo, dentro del
país ha decido aumentar la explotación petrole-ra y amparar ciertos tipos de
agropecuaria con efectos ecológicos negativos sobre las comunidades
indígenas. Ha aprobado medidas que liberan la exploración petrolera dentro
de áreas protegidas (en muchas de las cuales viven comunidades indígenas),
recorta derechos indígenas y minimiza las voces de alerta. Es más, allí
donde surgió un bloqueo de indígenas guaraníes al ingreso de las petroleras,
se aplicó la represión policial(2).

El gobierno boliviano critica al capitalismo global, pero ha anunciado un
plan de apoyo a la inversión en exploración petrolera de más de 3 500
millones de dólares, una típica medida capitalista que las corporaciones
aprecian. Esa enorme cifra de dinero además muestra que existen recursos
económicos que lastimosamente en vez de aplicarse en la promoción de
alternativas productivas o energéticas son usados para profundizar los
extractivismos.

En Bolivia las acciones gubernamentales de penetración dentro de los mundos
indígenas han calado profundamente. El gobierno alterna el apoyo a
organizaciones y líderes indígenas afines a sus planes, con hostigamiento y
castigos a quienes se oponen. Se llegó a una situación donde las dos grandes
federaciones indígenas están divididas, y por eso hay una CONAMAQ
oficialista y otra independiente, y de la misma manera una CIDOB alineada
con el gobierno y otra autónoma(3). Se prometen compensaciones económicas a
aquellas comunidades que acepten el ingreso de los extractivismos, y
presiona sobre las que se resisten.

También se ha lanzado una campaña contra muchas ONG, varias de las cuales
han apoyado solidaria-mente los reclamos indígenas. No es algo nuevo, porque
muchas de ellas fueron atacadas por apoyar a la marcha indígena en defensa
del TIPNIS. Pero ahora se impusieron medidas de funcionamiento más
restrictivas, 38 de ellas han sido declaradas “irregulares” y se anuncia una
medida similar para otras 290(4).

Finalmente, el gobierno insiste en promover a las compensaciones económicas
como medio para justificar los extractivismos. Esto se puede resumir en la
idea de “te contamino, pero te pago”. Esas concepciones penetran poco a poco
en el seno de las comunidades, incluso dentro de las familias. Muchos las
aceptan, y es comprensible allí donde las condiciones de pobreza y escasez
tienen una larga historia. Pero esas medidas tienen un alto costo, ya que
con ellas se aceptan que los daños a territorios, a la salud y la vida
tradicional se la puede compensar en dinero. Se abren las puertas a una
forma de pensar y sentir enmarcada en el dinero, una racionalidad mercantil,
que penetra en las cosmovisiones indígenas.

Es evidente que el pago en dinero no devuelve a la vida a los bosques
talados, ni limpiará automáti-camente al agua contaminada, ni hará
desaparecer los metales pesados en la sangre de los niños. Pero si es
evidente que muchos de esos mecanismos terminan en tristes situaciones, como
acaba de ocurrir con el Fondo Indígena boliviano, donde el dinero del
petróleo desembocó en alimentar redes denun-ciadas por corrupción.

Estas condiciones tan restrictivas, desemboca en muchas interrogantes sobre
una posible “cumbre de los pueblos” en Bolivia sobre cambio climático, si es
que las voces de muchos de esos “pueblos”, los originarios, sufren estas
restricciones y hostigamientos. Pero también dejan en claro como la tenaza
ecológica y política presiona sobre los pueblos indígenas.

Alternativas y autonomía 

Las presiones ecológicas asociadas sea a acciones que contribuyen al cambio
climático como a sus consecuencias, y las restricciones políticas para
abordar estas cuestiones, afectan sobre todo a los pueblos indígenas. Es
necesario dejar muy en claro cómo está operando esta tenaza ecológica y
política. Cada día que persiste o se profundiza esa situación, la calidad de
vida de muchas comunida-des empeora, las divisiones internas dentro del
mundo indígena avanzan, y las pretensiones de resolver todos los problemas
con compensaciones en dinero se refuerzan. Esto ocurre tanto bajo gobiernos
conservadores como progresistas.

Una vez que se reconoce todo esto, las posibles alternativas a esta tenaza
ecológica y política necesa-riamente deben partir desde la autonomía de las
organizaciones indígenas. Ellas mismas puedan discu-tir la situación y
explorar las vías de salida, sin presiones, sin injerencias, sin
divisionismos externos. Esa autonomía es una precondición indispensable, y
es una obligación asegurar todos los derechos, desde aquellos que aseguran
una vida digna y en libertad, a los que se expresan en el acceso a la
información y la consulta. Todo esto no se agota simplemente en medidas
legales, sino que requiere un cambio cultural en nuestras propias sociedades
para respetar y entender de otra manera a los pueblos indígenas.

* Eduardo Gudynas es investigador en el Centro Latino Americano de Ecología
Social (CLAES), en Montevideo. Algunas ideas del presente reporte parten del
acompañamiento y diálogo con organizaciones y líderes indígenas en los
países andino amazónico. Twitter: @EGudynas. Fuente original del texto:
http://servindi.org/actualidad/139439

Notas  

(1) Por ejemplo, las organizaciones indígenas, en su comunicado en la cumbre
de cambio climático señalaron entre otros puntos, que. (5) “El extractivismo
del Abya Yala se muestra en todas las iniciativas que toman los gobiernos de
nuestra región y que implican: ampliación de la frontera hidrocarburífera,
priorización de las actividades mineras y de hidroeléctricas respecto de las
necesidades de los pueblos, crecimiento de la deforesta-ción para la
conversión de los bosques en zonas con cultivos agroindustriales.  Lo más
triste de esta situación es que los gobiernos de izquierda y de derecha se
comportan de manera similar ante la acumulación por despojo como
característica fundamental del capital global, cuyas principales víctimas
somos los pueblos indígenas”. Pueblos del Abya Yala frente a los desafíos
climáticos.
http://www.cop20.coica.org.ec/index.php/component/k2/item/152-pueblos-del-ab
ya-yala-frente-a-los-desafios-climaticos

(2) Guaraníes denuncian violenta represión en Takovo Mora, Página Siete, 18
agosto 2015, La Paz (Bolivia),
http://www.paginasiete.bo/nacional/2015/8/18/guaranies-denuncian-violenta-re
presion-takovo-mora-67049.html

(3) La ocupación de la sede de CONAMAQ y el hostigamiento a sus autoridades,
fue denunciado repetidamente por organizaciones indígenas de países vecinos
y la redes internacionales; ver por ejemplo comunicado de COICA, Solidaridad
con CONAMAQ ante el despojo de su casa de gobierno por la política
boliviana, 15 deciembre 2013.

(4) El gobierno declara “irregulares” a 38 ONG, entre ellas al CEDIB. Página
Siete, 7 setiembre 2015, La Paz (Bolivia),
http://www.paginasiete.bo/nacional/2015/9/7/gobierno-declara-irregulares-ong
-entre-ellas-cedib-69218.html 

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