Brasil/ una situación complicada para la izquierda radical [Joao Machado - Bea Whitaker]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Dom Mayo 1 17:41:41 UYT 2016


  _____

Correspondencia de Prensa

1° de mayo 2016


Boletín Informativo

redacción y suscripciones

germain5 en chasque.net

  _____

Brasil

Una situación complicada para la izquierda radical

Joao Machado y Bea Whitaker *

ENSEMBLE, 27-4-2016

https://www.ensemble-fdg.org/

Traducción de Faustino Eguberri – Viento Sur

http://www.vientosur.info/

Brasil vive una profunda crisis institucional. La más importante desde la
dictadura. El gobierno de Dilma Roussef ha sido alcanzado en pleno rostro,
provocando su parálisis, pero también lo han sido las principales
instituciones de la democracia burguesa. Los principales dirigentes del
Parlamento están implicados en la Operación Lava Jato/1, entre ellos Eduardo
Cunha, presidente de la Cámara de Diputados, en tanto que uno de los
acusados del proceso. Los dirigentes de los partidos tradicionales, tanto
los que forman parte del gobierno como los de la oposición de derechas
(incluyendo el PMDB, partido de Cunha y del vicepresidente Michel Temer, que
ha abandonado recientemente el gobierno), son objeto de investigaciones.

Una situación así contribuye a un gran caos en el seno de las instituciones
con un poder judicial dividido a todos los niveles. A esto se añade una
crisis intensa de credibilidad de las instituciones tradicionales y del
modus operandi de la democracia burguesa, cuyos primeros signos se
expresaron en las calles en 2013/2.

Brasil vive pues una grave crisis política que se añade a la grave crisis
económica, social y medioambiental. Esto se traduce en desempleo creciente,
inflación, congelación salarial, hundimiento de los servicios públicos,
desastres y crímenes contra el medio ambiente…, que simbolizan el fracaso de
un modelo de desarrollo. El agotamiento del modelo de “crecimiento”,
adoptado durante los “períodos” Lula, con la aplicación ahora de una
política de ajuste neoliberal y de recesión, ha producido un escenario de
estancamiento duradero. Cualquiera que sea el resultado a corto plazo, la
suma de crisis a medio plazo se mantendrá con tensiones sociales y
políticas.

El ciclo “lulopetista” está herido de muerte. Las posibilidades de mantener
el modelo de crecimiento “neo-extractivista” y exportador se están agotando.
Aunque sobreviviera políticamente, debido a la polarización reciente entre
los dos campos en la guerra institucional, la estrategia establecida por el
lulismo de favorecer a los empresarios, a la agroindustria y al capital
financiero y, al mismo tiempo, hacer algunas concesiones a los más pobres,
ya no tiene ninguna posibilidad política y ética de aparecer como una
inflexión de izquierdas. Incluso tras haber puesto más de 100 000 personas
en la calle en Sao Paolo, Lula continúa rogando a los representantes del
capital que confíen en él para ser el garante del pacto social. En este
marco, reedita, en términos más humillantes, la “Carta al pueblo brasileño”
de 2002. Es el final de un largo ciclo de la izquierda brasileña.

En medio de la polarización política que se ha desarrollado durante estos
dos años de gobierno Dilma, en la sociedad brasileña, las ideas y los
sentimientos de derechas se desarrollan con la voluntad de castigo penal y
de la búsqueda de un Salvador, es decir un Bonaparte, capaz de poner término
a la corrupción.

El espectro antipetismo está dividido en dos partes: uno más liberal y otro
conservador, con muchos puntos de intersección entre ellas. Algunos
movimientos de carácter liberal, por ejemplo Movimiento Brasil Libre (MBL) y
“Ven a manifestarte” (Vem para a Rua) y otros más reaccionarios, entre ellos
algunos jefes religiosos y algunos partidarios de la vuelta a la dictadura
militar, como Bolsonaro, han visto crecer su capacidad de influencia.

En este contexto, se han desarrollado actitudes violentas y discursos de
odio contra la izquierda en general. Además, los medios cumplen un papel de
incitación al odio y de manipulación de las informaciones, a veces
contribuyendo directa o indirectamente a episodios de violencia más o menos
graves.

La crisis de la vieja izquierda en el poder que ha realizado políticas
impopulares y represivas (en particular en las grandes periferias urbanas,
contra los jóvenes y los negros), y la ofensiva de la derecha intolerante e
incitadora al odio recaen sobre el conjunto de las ideas de izquierda y
socialista. Debería abrirse un período de reorganización del movimiento de
masas y la posibilidad de un nuevo ciclo para la reconstrucción de un
proyecto de izquierdas.

La juventud vive actualmente la realidad del desempleo, la violencia, la
ausencia de servicios públicos y de derechos democráticos. Además, no se
identifica con ninguno de los dos principales polos que están en guerra, lo
que explica su escasa participación en las movilizaciones del mes de marzo.
Hay que señalar también la presencia de sectores más progresistas de la
sociedad y de las “bases obreras” del antiguo bloque histórico, que se han
manifestado en masa en defensa de las libertades democráticas con numerosas
críticas al gobierno, tanto sobre la política económica impopular como
contra la corrupción evidente.

El actual escenario en Brasil es muy difícil de gestionar para la izquierda
anticapitalista y socialista. Un gobierno originario del movimiento obrero y
popular está siendo derrocado por la derecha, cuyos principales agentes son
los poderes judiciales, la oposición del Parlamento y los medios orquestados
por el grupo Globo, hegemónico entre éstos.

Este gobierno, en caída libre, no es un gobierno progresista, sino un
gobierno que desarrolla una política de ajuste neoliberal que, cuando se ve
presionado, va aún más a la derecha: la ley antiterrorista, el anuncio de
recortes salariales y de las conquistas de la función pública, la reforma de
las pensiones, la perspectiva de suspender los ajustes del salario mínimo.

A pesar de las medidas que favorecen claramente los intereses del capital,
los sindicatos patronales, los representantes de las finanzas y de los
medios están de acuerdo en la incapacidad de Dilma Roussef para aplicar los
planes de ajuste para garantizar su estabilidad. Juzgan por tanto que su
reemplazo es necesario.

Las masivas movilizaciones del 13 de marzo (por la destitución de Dilma),
del 18 y la del 31 (contra la destitución de Dilma), han sido bastante
heterogéneas según las ciudades o regiones. la última, unas 700 mil personas
en todo el país, ha visto marchas globalmente contra la destitución de
Dilma, por la democracia y contra las medidas antisociales del gobierno. Sin
embargo, la gran mayoría dela población está a favor de la retirada de la
presidenta y el gobierno ha perdido su base popular mayoritaria.

La posibilidad de un nuevo golpe de Estado, como el que hubo en 1964, no
está al orden del día. Sin embargo, el peso de las instituciones
fundamentalistas religiosas, la influencia de sectores oligárquicos, de los
ligados a la industria belicista y de las fuerzas policiales hace avanzar
proyectos retrógrados e intentan suprimir las conquistas populares.

Al inicio de las investigaciones sobre la corrupción fueron encarcelados
algunos empresarios, algunas personalidades de derechas, fueran del gobierno
o no lo fueran. Pero, gracias a la Operación Lava Jato, la crisis
institucional prolongada ha creado un ambiente en el que todo está
permitido, con operaciones judiciales aberrantes y antidemocráticas contra
los acusados identificados con el gobierno, todo ello coordinado con los
grandes medios y la oposición de derechas. La indignación general contra la
corrupción y el PT ayuda a las fuerzas mayoritarias representantes del
capital a trabajar por el cambio de gobierno, sin ninguna modificación
democrática del régimen político.

El período abierto ofrece una transición difícil a causa de la ausencia de
una izquierda socialista con influencia suficiente como para convertirse en
protagonista de una alternativa a la crisis. El Partido Socialismo y
Libertad (PSOL) respetado en las luchas sociales, interviene en sectores de
la juventud, de los diferentes sectores oprimidos y moviliza algunos
millones de votos en las elecciones. Es el principal partido de la izquierda
socialista. Sin embargo, aún no es capaz de presentar una alternativa real a
la crisis, aunque se sitúe como oposición de izquierdas, contra las
concesiones del gobierno al capital, contra los privilegios de la clase
dominante, contra la corrupción. En cualquier caso, no defiende en absoluto
las maniobras de la derecha para hacer caer a Dilma Roussef.

En efecto, el proceso de destitución de la presidenta impulsado por el
Parlamento está dirigido por su presidente, él mismo implicado en las
investigaciones de Petrobras y en una serie de crímenes. Al mismo tiempo se
llevan a cabo muchos esfuerzos (por los medios, por el sistema judicial)
para no plantear la implicación de personalidades de la oposición de
derechas en la Operación Lava Jato, incluyendo miembros del Partido del
Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), que acaba de abandonar el gobierno
y del que Temer, el vicepresidente, forma parte.

En caso de que la destitución de Dilma se lleve a cabo por canales
“normales” o legales, habría que impedir que Temer asumiera la dirección del
país. Por otra parte, incluso una parte de los grandes medios, que en
general ahora están en el campo anti-PT, dicen que Temer no tiene apoyo para
gobernar. Demandan la destitución tanto de Dilma como de Temer. Hay sondeos
que dicen que, si hubiera elecciones hoy, Temer no tendría más del 1 % de
los votos.

La salida a una crisis así es la convocatoria de elecciones presidenciales y
al Parlamento.

Campañas concretas contra los ataques de los conservadores a los derechos
sociales, contra la violencia policial, contra el ajuste presupuestarios,
entre otras, deben continuar traduciéndose en movimientos reales y
reivindicativos que refuercen la organización social de la izquierda
socialista. En este estadio de reorganización aún mal delimitada, deben
realizarse iniciativas transitorias para construir de nuevo instrumentos y
herramientas unitarias de la oposición de izquierdas, que sean
independientes del gobierno.

* Militantes del PSOL:.

Notas

1/ Operación Lava Jato. Se trata de una investigación judicial sobre desvío
y blanqueo de dinero en Petrobras (empresa brasileña ligada al petróleo),
que implica a muy importantes empresarios y políticos.

2/ En 2013, una inmensa oleada de huelgas, de movilizaciones espontáneas de
la juventud, revueltas diversas se ha desarrollado en el país.

  _____





---
El software de antivirus Avast ha analizado este correo electrónico en busca de virus.
https://www.avast.com/antivirus


------------ próxima parte ------------
Se ha borrado un adjunto en formato HTML...
URL: http://listas.chasque.net/pipermail/boletin-prensa/attachments/20160501/6c441597/attachment-0003.htm


Más información sobre la lista de distribución Boletin-prensa