Argentina/ retorno a los mercados financieros [Rubén Lo Vuolo]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Lun Mayo 23 11:53:23 UYT 2016


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Correspondencia de Prensa

23 de mayo 2016

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Argentina

Argentina y su retorno a los mercados financieros

Rubén Lo Vuolo *

Clarín, Buenos Aires, 17-5-2016

http://www.clarin.com/

Los mercados financieros son un sistema creado para que todos los activos
que conforman la riqueza económica estén disponibles para ser movilizados de
la manera más rápida posible. Para ello, se inventan “productos financieros”
que supuestamente representan directa o indirectamente esa riqueza
económica.

Así, toda la riqueza que está “fijada” en el proceso de producción se pone
en circulación como capital líquido (y hasta sirve como medio de pago de
transacciones al igual que la moneda fiduciaria). Acciones, obligaciones
negociables, títulos públicos, circulan por los mercados financieros
representando el patrimonio de empresas y de los Estados. Incluso el capital
de la fuerza de trabajo se pone en circulación en los mercados financieros,
por ejemplo con fondos de pensiones.

Esta es la forma concreta en que el poder “abstracto” del capital financiero
se vuelve un poder “concreto” sobre la producción y el trabajo. Así, los
operadores financieros adquieren poder para definir cotidianamente cuánto
vale la riqueza del sistema económico. ¿Cómo se determina ese valor? Por su
cotización diaria en los mercados financieros. ¿De qué depende? De las
convenciones que establecen los operadores financieros en sus prácticas
cotidianas; la riqueza vale hoy lo que dice que vale la “comunidad
financiera”.

Así, por ejemplo, el valor de una empresa puede multiplicarse o dividirse
sin que haya cambiado mucho de su proceso de producción, su nivel de ventas
o su participación de mercado, porque los operadores financieros convienen
en que su valor ha de incrementarse o caerse. Por lo mismo, un país se
vuelve “emergente” y los títulos de su deuda se vuelven valiosos porque un
cambio de gobierno, una política cambiaria o meras expectativas determinan
que allí habrá buenos negocios y capacidad de pagar rentas.

Para que esto siga funcionando, es necesario que cada vez haya más títulos
para transar y liquidar. La liquidez (o sea la capacidad que tiene un título
financiero de volverse moneda de pago corriente) es el medio por el cual la
comunidad financiera puede asegurar su autonomía y su poder para modelar el
conjunto del proceso económico. La liquidez permite distribuir riesgos,
prestar a quienes están necesitados de dinero y especular entre la
cotización actual y la futura de los títulos financieros.

Cuanto más “financierizada” esté la riqueza de un país, más poder tienen los
operadores financieros para decidir su destino. La experiencia dice que
cuando el capital financiero pasa a controlar al capital productivo lo
obliga a funcionar conforme a la lógica del “rendimiento financiero mínimo”.
Todo el sistema económico se ajusta a la presión del rendimiento de corto
plazo del capital financiero; el activo que no rinde debe liquidarse y el
capital líquido resultante vuela para aplicarse en otro lado.

Esto debe saberlo el Gobierno, que anuncia con hurras su inserción en los
mercados financieros; de hecho, muchos de sus funcionarios son especialistas
en el juego de estos mercados. En realidad, la impresionante emisión de
deuda y la capitulación onerosa con los holdouts es el broche final que
indica el fracaso de la estrategia de desendeudamiento, la persistencia de
la restricción externa luego de un escenario muy favorables al país, la
consolidación del poder de los operadores financieros y los límites del país
dependiente para desafiarlos si sus políticas no son consistentes. Nada para
festejar y mucho para aprender por parte de una sociedad que repite
frustraciones.

El gobierno anterior es el gran responsable de estas frustraciones por haber
generado desbalances financieros en el sector público, no haber aprovechado
oportunidades para aliviar la dependencia externa y haber provocado un
descalabro monetario que dejó al país muy debilitado frente a los grandes
actores de la globalización financiera. Pero el actual gobierno es el
responsable de la salida que dice haber encontrado y de hacer apología sobre
los supuestos beneficios que traerían al país una economía liderada por la
renta financiera y el flujo de capitales externos. Esto, sin aclarar por qué
funcionará ahora cuando no funcionó en el pasado ni aquí ni en otros países
con problemas similares.

En el régimen económico que empieza a pergeñarse, las empresas y el Estado
tendrán que funcionar otra vez con un ojo puesto en el “riesgo país”, la
tasa de interés, la maximización de dividendos y rentas, los pagos y
refinanciamientos de una deuda creciente, los cambios cotidianos en las
convenciones de operadores financieros listos para liquidar todo y hacer
diferencia. De hecho lo siguen haciendo con la renta que garantiza el Banco
Central y el Tesoro, en una economía con inflación acelerada. En este
escenario, no se vislumbran políticas para que no se siga perjudicando a
quienes ya venían siendo perjudicados por la política anterior y que ahora
además tienen que ajustarse a una distribución de riqueza favorable a la
renta financiera. Los actores más débiles de los países financieramente
emergentes, temprano o más tarde terminan sumergidos.

* Director Académico, Centro Interdisciplinar para el Estudio de Políticas
Públicas, Argentina.

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