México/EEUU/ la frontera económica que Donald Trump no puede romper [Sonia Corona]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Mar Nov 1 19:09:48 UYT 2016


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Correspondencia de Prensa

1° de noviembre 2016

Boletín Informativo

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México/Estados Unidos

La frontera económica que Donald Trump no puede romper

Ciudades enteras en la franja fronteriza dependen de la relación comercial
entre México y Estados Unidos que genera 530.000 millones de dólares al año.

El 22% de la industria de la manufactura de México se desarrolla en Ciudad
Juárez y la mayoría de sus trabajadores --un 70% aproximadamente-- son
mujeres.

Sonia Corona, desde Ciudad Juárez

El País, Madrid, 1-11-2016

http://internacional.elpais.com/

El horizonte en la frontera de México y Estados Unidos parece una postal.
Atrás de las fábricas se ven unas torres altísimas con cristales de espejo:
las naves industriales están en territorio mexicano y los edificios
corporativos en Estados Unidos. Es la frontera de Ciudad Juárez (Chihuahua)
y El Paso (Texas), un centro urbano de más de 2,2 millones de habitantes que
están separados por el río Bravo y una valla de acero infinita, pero unidos
por una relación comercial simbiótica de millones de dólares. Juárez, sin
embargo, se ha llevado la parte más difícil: cientos de plantas con miles de
trabajadores que ensamblan productos que se venderán solo en el norte, allí
donde están los rascacielos.

Ciudad Juárez ha crecido en las últimas cuatro décadas bajo el amparo de las
maquiladoras --la industria de la manufactura que importa insumos y exporta
productos listos para ser comercializados-- y ha sembrado a lo largo y ancho
de la urbe 12 parques industriales que albergan 330 fábricas, la mayoría de
origen estadounidense, dedicadas a este negocio. De las naves industriales
pueden salir televisiones, lavadoras, ropa, partes de aviones o coches.
Entre todas las razones para poner una planta industrial en esta región, la
más importante es el costo de los sueldos de los empleados. Unas 265.000
personas trabajan por pagos que rondan los cuatro dólares al día.

“Lo que ha hecho México es darle la posibilidad a las grandes compañías
norteamericanas a que vendan sus productos a mejor precio y sean más
competitivas, de otra manera perderían esa posibilidad”, explica Miguel
Ángel Calderón, profesor de la Facultad de Economía de la Universidad
Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ). La misma tarea de ensamblaje que ocurre en
Juárez podría hacerse en El Paso, pero los costes de la mano de obra serían
ocho veces más altos. Un escenario poco probable a pesar de que el candidato
republicano a la presidencia de EE UU, Donald Trump, ha proclamado que si
llega a la Casa Blanca se llevará a las firmas estadounidenses de regreso a
su país.

A María Rojas, de 42 años, la propuesta de Trump le parece descabellada.
“Ese señor no sabe del sufrimiento de los mexicanos que tenemos que trabajar
aquí”. Rojas espera a las puertas de una maquiladora por un puesto de
trabajo. Ha deambulado durante el día por el corredor industrial más cercano
a la frontera para ver si tiene suerte. A los 13 años terminó la primaria y
comenzó a trabajar en las fábricas, vio a su hermano morir electrocutado en
una planta y vivió largo periodos de desempleo durante la crisis de 2008. En
toda su vida no ha pensado en atreverse a cruzar la frontera sin documentos,
dice, porque la maquiladora le ha provisto de trabajo. El 22% de la
industria de la manufactura de México se desarrolla en Ciudad Juárez y la
mayoría de sus trabajadores --un 70% aproximadamente-- son mujeres.

El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA, por sus siglas en
inglés) de 1994 catapultó a la maquila en la frontera, pero no preparó a la
industria para los reveses de la economía mundial. “Las maquiladoras no
generan proveedores, aunque la ciudad depende un 64% de la industria
maquiladora de exportación, solo el 2,5% de los insumos de las plantas son
mexicanos”, apunta Calderón. Después de la crisis de 2008, Ciudad Juárez ha
recuperado poco a poco su empuje industrial, pero en los sueldos de los
trabajadores no se refleja ni la recuperación, ni las ganancias que las
exportaciones consiguen con un dólar caro frente al peso mexicano. “Tenemos
varias prestaciones pero si pudiéramos ganar un poco más, sería mejor, es
algo que necesitamos”, comenta Claudia Busso, de 45 años y trabajadora una
maquiladora de refacciones aeronáuticas.

Del otro lado del puente fronterizo, las calles están llenas de tiendas con
productos de bajísimo coste importados de China. El país asiático compite
con México por la industria maquiladora, pero la garantía para los mexicanos
continúa siendo la relación económica transfronteriza. Al menos seis
millones de empleos en EE UU dependen de la relación comercial con México.
El comercio bilateral asciende a 530.000 millones de dólares y México
obtienen 296.000 millones de dólares por exportaciones. A través de los 58
cruces fronterizos de un límite de más de 3.000 kilómetros transitan un
millón de personas al día. La vida en la frontera no puede darse el lujo de
detenerse un segundo. “Todo esto es lo que ha permitido que los productos
mexicanos sean competitivos respecto a China y respecto a otro países
asiáticos. Llevarse las empresas a Estados Unidos es descabellado porque
finalmente en la globalización las compañías están compitiendo por costos y
por utilidad”, expone Calderón, de la UACJ.

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