Brasil/ "Temer tendrá difícil concluir su mandato, el escenario próximo es sombrío" [Plínio Arruda Sampaio Junior - entrevista]
Ernesto Herrera
germain5 en chasque.net
Jue Nov 10 16:28:41 UYT 2016
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Correspondencia de Prensa
10 de noviembre 2016
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Brasil
Entrevista a Plínio Arruda Sampaio Junior
“Temer tendrá dificultad para concluir su mandato, el escenario para los
próximos años es sombrío”
Gabriel Brito, Redacción
Correio da Cidadania, 5-11-2016
http://www.correiocidadania.com.br/
Traducción de Ernesto Herrera – Correspondencia de Prensa
Finalizadas las elecciones municipales y sus esfuerzos de campaña, Brasil
vuelve a encarar la depresión que abala a la economía y los paquetes del
gobierno Temer, son incapaces de cualquier respuesta positiva a la crisis
general. Al mismo tiempo, la onda de ocupaciones de escuelas y universidades
que recorre todo el país, señaliza que la rebeldía social y popular está en
la escena y sugiere que las incertidumbres e inestabilidades no tienen plazo
final. Es sobre ese complejo cuadro que Correio da Cidadania publica una
entrevista con el economista Plínio Arruda Sampaio Junior, profesor del
Instituto de Economía de la Unicamp (Universidad Estadual de Campinas).
-Correio da Cidadania: La PEC 241 (Propuesta de Enmienda Constitucional)
propone un techo porcentual para los gastos públicos para los próximos 20
años, lo que debe afectar a áreas sociales como la salud y educación, es el
gran asunto del momento ¿Cómo usted la evalúa en líneas generales?
Plínio Arruda Sampaio Junior: La PEC 241 radicaliza la Ley de
Responsabilidad Fiscal y el drenaje de recursos estipulada por la DRU, la
Desvinculación de la Receta de la Unión. Se trata de quitarle a los pobres,
que dependen de políticas públicas, para darle a los ricos, que se
benefician del rodaje de la deuda pública. Los efectos sociales de la “PEC
del fin del mundo”, como muchos la llaman, serán catastróficos.
Si es puesta en práctica, significaría una contracción de los gastos
primarios del gobierno federal de 20% a 12% del PIB. Es una barbaridad que
comprometería totalmente a los servicios públicos. Si ese criterio hubiese
sido adoptado veinte años atrás, los gastos en educación habrían sufrido una
contracción de un tercio; él SUS (NdT: Sistema único de Salud), de acuerdo
con la Asociación Brasilera de Economía de la Salud, hubiera sido
inviabilizado; el salario mínimo que regula el rendimiento de casi 50
millones de brasileros, según cálculos del DIEESE (NdT: Departamento
Intersindical de Estadística y Estudios Socioeconómicos) habría sufrido una
reducción del orden de 42%.
-Correio da Cidadania: ¿Considerando que hay de hecho una crisis fiscal,
cuales son para usted las principales causas? ¿Ante la gravedad de la
situación y del camino marcado por la conducción económica del país, cortes
y cambios en las áreas sociales serán de hecho necesarios, aunque sea en
alguna medida?
Plínio Arruda Sampaio Junior: Al contrario del martilleo discursivo
neoliberal, la crisis fiscal no es la causa de la crisis económica. Ocurre
exactamente lo contrario. Es la profundización de la crisis económica que
está generando un gran desequilibrio fiscal. La vulnerabilidad fiscal es un
característica estructural de la economía brasilera. En los tiempos de
bonanza, el problema es camuflado por el crecimiento. En la crisis, se torna
dramático. El desequilibrio financiero actual tiene dos causas
fundamentales. La contracción de los gastos, reflejo de la recesión que
alcanzó a Brasil desde 2015, y el aumento de los gastos financieros del
sector público, resultado de una política monetaria y cambial desastrosa
(que es inherente al Plan Real).
El gobierno habla de las gastada del sector público, pero oculta que los
gastos financieros alcanzaron 8,5% del PIB en 2015, monto cuatro veces
superior al déficit primario. Al profundizar la recesión, el régimen de
austeridad fiscal sólo agrava el problema. Es solo mirar lo que ocurre en
Grecia para ver hacia dónde vamos. Una política económica racional debería
estar haciendo exactamente lo opuesto. Al revés de cortar gastos, deberíamos
estar aumentando los gastos públicos para estimular la recuperación de la
demanda agregada. Con todo, las políticas keynesianas no están en el orden
del día.
El orden liberal prohibió cualquier tipo de política económica que no
obedezca ciegamente las exigencias del gran capital. La libre circulación de
capitales no abre espacio para que los Estados nacionales tengan un mínimo
de control sobre sus centros internos de decisión.
-Correio da Cidadania: ¿Cómo encaja, en ese sentido, la Reforma de la
Previsión Social?
Plínio Arruda Sampaio Junior: La Reforma de la Previsión es un asalto a los
fondos públicos. La narrativa de que el INSS (NdT: Instituto Nacional de
Seguro Social) es deficitario y la reducción de los derechos previsionales
de los trabajadores brasileros es un mal necesario es una gran mentira. Ella
sólo se sustenta porque no hay libertad de prensa y la opinión pública es
manipulada de manera vergonzosa. Existen innumerables estudios que muestran
que el Presupuesto de la Seguridad Social es superavitario. El déficit de la
previsión es una construcción ideológica.
El número del gobierno, de un déficit de R$ 85 billones en 2015, es
calculado por la diferencia entre los ingresos y los gastos del INSS. Pero
la Constitución de 1988 establece que la contribución del INSS no es la
única fuente de ingresos. El Presupuesto de la Seguridad también contempla
los recursos venidos del COFINS -Contribución para el Financiamiento de la
Seguridad Social y de la Contribución sobre el Lucro Líquido-PISYPASEP, para
citar los más importantes. Incluida todas las fuentes de financiamiento de
la Seguridad Social previstas en la Constitución, en 2015, incluso con la
crisis, el saldo del sistema de la seguridad, que incluye a la previsión fue
superavitario en R$ 20 billones de reales.
La sangría en los cofres públicos es causada por los mecanismo de
transferencia de renta hacia la burguesía. El parasitismo del empresariado
en el Estado es generalizado. Dos ejemplos dan la dimensión del problema: a)
los gastos financieros del sector público absorbieron en 2015, el 8,5% del
PIB, beneficiando a menos de 0,1% de la población; b) según cálculos de los
auditores fiscales, entre 2011 y 2018, la exoneración fiscal de grandes
empresas implicará un sacrificio de recaudación del orden de R$ 458
billones, el equivalente a 17 años del programa Bolsa Familia.
-Correio da Cidadania: ¿Cree válida la crítica que liga la PEC 241 a medidas
pasadas del gobierno Dilma, sugiriendo una línea de continuidad?
Plínio Arruda Sampaio Junior: El gobierno Temer es la metástasis del
gobierno Dilma. La PEC 241 lleva al paroxismo el ajuste fiscal iniciado por
Joaquim Levy en 2015 y seguido por Nelson Barbosa en 2016, hasta la
deposición de Dilma. La lógica del régimen de austeridad fiscal, que
subordina la política fiscal a los intereses de los rentistas que maman de
la deuda pública, fue legitimada por los gobiernos petistas. Lula comenzó el
gobierno prometiendo al FMI un superávit primario draconiano, superior al
que los propios técnicos del Fondo Monetario habían imaginado, y Dilma cayó
reafirmando su fidelidad a la Ley de Responsabilidad Fiscal y su compromiso
con la austeridad fiscal.
-Correio da Cidadania: ¿Cómo evalúa otras medidas anunciadas por el gobierno
Temer en el campo de la economía, por ejemplo el paquete de concesiones en
la infraestructura, que estimula las Participaciones Público-Privadas (PPP)?
¿Ante la profunda crisis económica y caída de las inversiones que atraviesa
el país, cree que el paquete pasó a ser una imposición?
Plínio Arruda Sampaio Junior: El paquete de concesiones anunciado por Temer
fue preparado durante el gobierno Dilma. La profundización de la
privatización es parte de la solución liberal para la crisis económica. Se
trata de un esfuerzo desesperado de recuperar la economía, creando negocios
para el capital ocioso. La iniciativa ciertamente va a crear negocios de
China para los dueños del poder, pero no contribuirá en nada para superar
los problemas que paralizan la economía. El paquete y para resolver nada. Es
para crear negocios empresariales.
En cuanto el comercio internacional permanezca deprimido y la crisis
política no sea resuelta, ningún empresario de buen sentido apostará sus
fichas en Brasil. La trilogía que compone los pilares de la solución liberal
a la crisis económica -ataque a los derechos de los trabajadores,
privatización del patrimonio público y especialización de la economía
brasilera en la división internacional del trabajo- profundiza la crisis
económica, agrava la crisis social y agudiza la lucha de clases. Brasil está
en un impasse histórico de grandes proporciones y no saldrá de el con
pirotecnia privatista.
-Correio da Cidadania: En este momento, en función de los problemas graves
con las cuentas públicas, y de cortes propuestos que afectan a las áreas
sociales, se incrementó una polémica entre los economistas llamados
desarrollistas y los llamados liberales, con sus distintas visiones sobre el
crecimiento, desarrollo y sobre la manera de utilizar los instrumentos de
política económica para incidir en un proceso recesivo. ¿Qué opina sobre esa
polémica, cómo la sitúa en ese sentido?
Plínio Arruda Sampaio Junior: La crítica de los economistas influenciados
por el keynesianismo al ajuste ortodoxo es correcta. El corte del gasto
público, la disminución salarial, el aumento del desempleo, la mayor
exposición de la economía a la competencia global, el aumento de la tasa de
intereses (como medio de evitar la fuga de capital por el incentivo
financiero al lastre en deuda pública), la venta de patrimonio como forma
urgente de tapar el buraco del presupuesto público, son medidas que
profundizan la recesión. Ellas atienden los intereses del gran capital
internacional y nacional.
Pero la perspectiva keynesiana es insuficiente para dar una respuesta a la
crisis que paraliza a la economía brasilera. La mundialización de las
fuerzas productivas y la creciente movilidad del capital -tendencias
inexorables del capitalismo global- solapan las bases objetivas y subjetivas
de una política anti-cíclica anclada en el espacio económico nacional. La
defensa de una solución keynesiana para la crisis económica es una ingenua
ilusión. Tal vez sea por ese motivo que, cuando estaban en el gobierno, los
neodesarrollistas hicieron una política económica muy parecida a la de los
dos monetaristas. Sin una ruptura con los parámetros del orden del capital,
la sociedad brasilera no tiene como rescatar el control sobre los centros
internos de decisión y poner en práctica una política económica que priorice
los intereses del conjunto de la población.
Una ruptura de esa envergadura no es posible sin cuestionar las relaciones
internas y externas responsables por la perpetuación del subdesarrollo y de
la dependencia. Es claro que en el capitalismo que estamos viviendo, tales
transformaciones ponen en el orden del día cambios todavía más profundos,
apuntando a la superación del propio modo de producción capitalista. Sin
levantar la bandera de la “Revolución Brasilera” y explicar su naturaleza
anticapitalista, la crítica acaba lloviendo sobre mojado.
-Correio da Cidadania: ¿Cuál es su opinión sobre los movimientos y sectores
que hoy presentes en la escena nacional, resisten y protestan contra las
medidas que significan retrocesos en las áreas sociales y en los derechos de
la población?
Plínio Arruda Sampaio Junior: Después de las jornadas de junio 2013, el
Congreso Nacional se transformó definitivamente en una cueva de delincuentes
que conspiran noche y día contra el pueblo. El miedo y pánico de perder
privilegios seculares llevaron a las clases dominantes a orquestar una
ofensiva avasalladora sobre los derechos de las clases trabajadoras. Es lo
que explica el hurto electoral de Dilma y, luego en seguida, “doblando la
meta”, la farsa del impeachment que llevó a Temer al Planalto. La burguesía
jugó a todo o nada. Si fuera necesario, derrumban a Temer y colocan a otro
cualquiera para impulsar medidas antipopulares. En los altos círculos del
poder, ya se habla de eso. Es claro que un ataque de tal dimensión, que
inviabiliza cualquier arreglo de política social de carácter universalista y
compromete hasta incluso la posibilidad de políticas asistencialistas
mínimamente estructuradas, no pasarán sin reacción.
La tendencia es de una fuerte polarización en la lucha de clases. Los
movimientos de los secundaristas en defensa de la escuela pública, la lucha
de los estudiantes en pro de las universidades federales, las protestas de
los Sin Techo contra la interrupción de los proyectos de vivienda popular,
la innumerables manifestaciones populares contra el gobierno espurio de
Temer, son las primeras iniciativas de un ciclo de lucha social que no
tendrá fin en cuanto la reacción conservadora no sea barrida. Las aves de
rapiña que tomaron el poder no tienen la menor idea de lo que es Brasil. Son
unos aventureros.
Temer e compañía no tienen base legal, sustentación política, fuerza social
y condición moral para imponer al pueblo brasilero un retroceso social que
llevará al país de vuelta a la República Vieja. Es lo que el programa de
ajuste liderado por Meirelles pretende. Con el apoyo del STF (Supremo
Tribunal Federal), las clases dominantes rasgan la Constitución de 1988. El
pueblo brasilero no va a tragarse pasivamente una prepotencia de esa
magnitud. Quien vive del trabajo propio y depende de políticas públicas para
sobrevivir no tiene otra alternativa que la desobediencia civil. Cuando la
ficha cae, el bicho va a pegar. Un día más, un día menos, serán derrumbados
por la fuerza de las calles.
-Correio da Cidadania: A pesar de la perspectiva de nuevas reacciones
populares, aparentemente el Fuera Temer y las protestas mencionadas han
perdido el aire en este momento, así como la huelga general que la CUT
intenta orquestar no parece fuerte para marcar posición. ¿Qué dice de la
actualidad de los sectores que representarían el mundo del trabajo y a las
masas asalariadas en general?
Plínio Arruda Sampaio Junior: El legado de Lula y Dilma no podría ser peor.
El lulismo fue catastrófico. Temer y Cunha fueron ascendidos a la primera
división de la política brasilera por las manos de Lula, en nombre de la
tramposa gobernabilidad. Una parcela expresiva de la bancada que votó la PEC
241 y el impeachment de Dilma hizo campaña en 2014 de la mano con Lula y
Dilma. Los jueces del Supremo Tribunal Federal que votaron contra el derecho
de huelga de los funcionarios públicos y que refrendaron el golpe
parlamentario, fueron nominados por Lula y Dilma. Pero peor fue su papel en
la desorganización, desmovilización y alienación de los trabajadores. Para
que el PT pudiese cumplir la función de “izquierda” del orden, era necesario
evitar a cualquier precio la presencia de una izquierda contra el orden. Fue
la desorganización y el desaliento de la clase trabajadora lo que abrió la
brecha para la agresiva ofensiva del capital contra los derechos del
trabajo.
La CUT no va a llevar la campaña “Fuera Temer” a las últimas consecuencias
porque no le interesa al PT una elección ahora. El juego del PT es otro. A
Lula le interesa que la humareda se apague. El PT apuesta en el desgaste del
gobierno Temer, en la esperanza de que en 2018 la situación esté menos
desfavorable, y de ahí, quien sabe, el propio Lula pueda presentarse como
salvador de la patria. Tampoco descarta la posibilidad de una composición
con Ciro Gomes (1) o cualquier otro aventurero. La pérdida de vigor de la
campaña “Fuera Temer” no puede disociarse de las alianzas electorales del PT
con el PMDB y otros partidos "golpistas" en diversos municipios de Brasil,
comenzando por San Pablo, donde, a pesar de todo lo ocurrido, la hija del
presidente es secretaria de Haddad. (2)
Pero el hecho de que la campaña por el “Fuera Temer” no alcance vuelo, no
significa que la insatisfacción con los gobernantes de turno se haya
debilitado. Por el contrario. La vitalidad del movimiento de los
secundaristas y de los universitarios revela que los usurpadores no tendrán
sosiego. Como dicen los jóvenes: “no va a tener arreglo”. Es claro que
mientras no hubiere una bandera programática y una organización política
para condensar las manifestaciones dispersas, la revuelta contra el ajuste
regresivo impuesto por las clases dominantes, por el momento en manos de
Temer, no tendrá la fuerza suficiente para crear una alternativa capaz de
abrir nuevos horizontes para la sociedad brasilera. Para tanto, la izquierda
precisaría superar la teoría y la práctica del PT. Es el desafío que está en
el orden del día. Hasta que la izquierda no se desmarque definitivamente del
PT, ella será, en la mejor de las hipótesis, una mera etiqueta de la
política brasilera.
-Correio da Cidadania: ¿Qué espera para el país, considerando la hipótesis
de que Temer cumpla sus dos años y pocos meses de mandato? ¿En qué
condiciones llegaríamos al 2018?
Plínio Arruda Sampaio Junior: Temer tendrá mucha dificultad para concluir su
mandato. El escenario para los próximo años es sombrío. La crisis es
profunda y basta mirar el escenario internacional para percibir que todavía
no se vislumbra luz al final del túnel. La perspectiva es de largo
estancamiento, con todo que le acompaña -crisis fiscal, aumento del
desempleo, inestabilidad cambial, etc. La crisis política también está lejos
de solucionarse. La caída de Dilma fue apenas el primer acto de la tragedia.
La crisis es del sistema de representación y refleja el agotamiento del
padrón de dominación institucionalizado en la transición de la dictadura
militar hacia la Nueva República. Al profundizarse la desmoralización de los
“políticos”, la “solución” Temer sólo agrava la incredulidad de la población
en la instituciones y la inestabilidad política.
Por un lado, la unidad de los intereses fisiológicos que sustentan al
gobierno Temer precaria y extraordinariamente vulnerable a los vendavales
que surgen de las delaciones premiadas de la Operación Lava Jato. Por otro,
Temer tendrá muchas dificultades para contener la revuelta que germina entre
los ven sus vidas empeorar. La desmoralizante falta de popularidad de Temer
y las manifestaciones espontáneas contra su gobierno son apenas la punta del
iceberg. Los grandes medios conmemoraron la derrota aplastante del PT y la
victoria electoral de los partidos que apoyan al gobierno, pero el principal
recado de las urnas es que la abstención y los votos nulos y blancos fueron
mayoritarios. El sistema falló. (NdT: se refiere a las recientes elecciones
municipales, ver Correspondencia de Prensa del 31-10-2016).
Cuando la clase trabajadora perciba que la crisis económica no es
coyuntural, el ritual electoral se vuelve un embuste y la camarilla que
asumió el poder quiere todo o nada, ella reaccionará. Entramos en una era de
convulsión social y turbulencia política. El avance de la barbarie
capitalista va a radicalizar la lucha de clases. En Brasil (y en toda
América Latina) la barbarie avanza al galope, impulsada por el proceso de
reversión neocolonial que compromete irremediablemente la capacidad del
Estado de formular políticas públicas que en alguna medida tengan en
consideración la defensa de la economía popular y los intereses estratégicos
del país. Es muy improbable que el pueblo brasilero se conforme con el papel
de mano de obra barata de una mega-factoría moderna, que el proyecto burgués
le reserva.
-Correio da Cidadania: ¿Qué considera cómo izquierda hoy? ¿Cuál el espacio
de actuación que tiene en la actual coyuntura y qué debe buscar como
construcción futura, dada la coyuntura nacional e internacional de profunda
crisis?
Plínio Arruda Sampaio Junior: La izquierda está comprometida con la
superación de las contradicciones responsables de los males de los
trabajadores. Ella es un movimiento compuesto por todas las fuerzas sociales
que luchan contra la segregación social, contra la dominación imperialista y
contra el régimen del capital. Por el momento, el espacio de la izquierda es
mínimo y, en gran medida, estéril. Mientras la conquista de espacios en el
aparato de Estado burgués sea el centro de la estrategia, el potencial
transformador de la izquierda será nulo. La trampa institucional neutraliza
todas las iniciativas capaces de impulsar el cambio de las estructuras
sociales.
Para estar a la altura de los desafíos históricos, la izquierda precisa
reorganizarse. Lo fundamental es acumular fuerza real, es decir, conciencia
de clase y organización política. El sentido de la reorganización tiene que
ser dado por las necesidades históricas. El avance galopante de la barbarie
pone en el orden del día la idea de “Revolución Brasilera”. Esa cuestión
será capaz de sacar a la izquierda de su irrelevancia como fuerza política.
Notas de Correspondencia de Prensa
1) Economista. Fue miembro del PMDB (Partido del Movimiento Democrático
Brasileño)y del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), diputado y
ex alcalde de la ciudad de Fortaleza. Estado de Ceará. Ministro de Hacienda
en la presidencia de Itamar Franco. Dejó el PSDB para ingresar en el Partido
Popular Socialista (PPS) y postularse como candidato a la presidencia de la
República en las elecciones de 1998. Ingresó en el Partido Socialista
Brasileño (PSP) y asumió como ministro de Integración Nacional en el primer
gobierno Lula, siendo responsable de la coordinación regional y de obras
públicas. En marzo de 2006 dimitió en el ministerio para competir en los
comicios parlamentarios por Ceará, siendo elegido como diputado federal. Es
un político “adversario-amigo” del lulismo
2) Fernando Haddad, académico, miembro del PT, ministro de Educación en los
gobiernos de Lula y Dilma Rousseff. Fue electo como alcalde de San Pablo en
2012 venciendo a José Serra (PSDB), actual ministro de Relaciones Exteriores
del gobierno Temer. En las recientes elecciones municipales, Haddad perdió
la alcaldía de San Pablo en la disputa con Joao Doria (PSDB) un empresario y
ex presentador de televisión.
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