Uruguay/ adolecentes presos: el gobierno prioriza la políticas punitivas por sobre las sociales [Luis Eduardo Morás - entrevista]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Sab Nov 19 13:38:35 UYT 2016


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Correspondencia de Prensa

19 de noviembre 2016

Boletín Informativo

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Uruguay

Con el sociólogo Luis Eduardo Morás

“El FA no ha construido un relato alternativo sobre seguridad ciudadana”

La última investigación del sociólogo (1) Luis Eduardo Morás contradice la
creencia ciudadana de que los adolescentes privados de libertad huyen del
trabajo y del estudio y mantienen un consumo problemático de drogas,
resultado del clima delictivo que mamaron en sus hogares. Si bien esos
factores están presentes, es más determinante la ausencia sistemática de un
Estado que, sea gobernado por la izquierda o por la derecha, prioriza las
políticas punitivas por sobre las sociales.

Rafael Rey

Brecha, Montevideo, 18-11-2016

http://brecha.com.uy/

“Romina no lo pensó demasiado. Nerviosa entró a la farmacia, amenazó a la
empleada con la hoja de una tijera y se llevó los 500 pesos que le
aseguraron era todo lo que tenían en la caja. Sin planificación ni mucho
cálculo de las consecuencias, resultó más un acto guiado por la impulsividad
propia de quien, en sus casi infantiles 14 años, sintetiza rasgos de torpe
ingenuidad con el osado descaro producto de las soledades y amenazas
enfrentadas en prolongadas jornadas en la calle. Todavía no los había
gastado totalmente, cuando a poca distancia del comercio asaltado fue
capturada por la Policía.

Al momento de evaluar su conducta, el tribunal, a pedido de la fiscalía, le
sumó al año mínimo que ‘cuesta’ una rapiña, las risas de una adolescente que
durante el interrogatorio realizado en la austera solemnidad del juzgado, se
limitaba a contestar las preguntas con una amarga sonrisa.

Resulta difícil establecer cuáles fueron las imágenes que atravesaron su
cabeza mientras esperaba esposada su turno para declarar. Quizás no creyó
necesario defenderse buscando excusas, y con resignación asumió que esta vez
le tocó ‘perder’; capaz que no supo qué decir porque no podía utilizar los
mismos términos que usaba para defenderse de los otros peligros que
enfrentaba cotidianamente en el barrio. La ausencia de un relato que para
juez y fiscal brindaran un intento de justificación de la violencia del acto
recién perpetrado, o que al menos operaran como la esperada actuación de un
sentimiento de culpabilidad y arrepentimiento, le otorgó a la risa la
magnitud de una actitud desafiante que requería una respuesta contundente.
El dictamen del tribunal se inclinó por duplicar la pena: dos años de
internación en el Sirpa”. (2)

El caso de Romina (nombre ficticio) fue revisado por un Tribunal de
Apelaciones de Familia. El ministro de ese tribunal, Eduardo Cavalli, contó
en una nota (3) al portal 180 el trasfondo de la historia de la adolescente.

“Esa jovencita, de acuerdo a los informes, hacía dos años que estaba en
situación de calle, vivía de pedir comida y cigarrillos en la calle, y
cuando se le preguntó por qué estaba en la calle dijo que había sido abusada
por su padrastro, y luego de que le contó a la madre, la madre le creyó a él
y no a ella y al final terminó con la expulsión del hogar”, dijo.

Que el fiscal y el juez que la condenaron en primera instancia hayan
interpretado la risa de la niña como una burla, “es un claro caso de una
visión adultocéntrica”.

“Yo entiendo que la adolescente debe ser responsabilizada, pero cabe pensar
cuánta responsabilidad puede haber en la familia, en la sociedad toda, y en
el Estado”, remató Cavalli.

Este caso está incluido en el trabajo de Morás, que en base al análisis de
los legajos de 522 adolescentes privados de libertad y a 87 entrevistas,
deconstruye la percepción que la ciudadanía tiene de los adolescentes presos
y rastrea sus biografías familiares, sociales, laborales y educativas para
desmentir el discurso que los pinta como reacios al estudio y al trabajo,
entregados al consumo de drogas y que piensan el delito en términos
costo/beneficio. Discurso que, sin cuestionarse sobre las sistemáticas
carencias del Estado, entiende que están insertos en una cultura delictiva
que hace que el de la ilegalidad sea un camino que recorren como una
fatalidad de la que no pueden escapar.

Un discurso con el que el Frente Amplio (FA) se siente cada vez más cómodo y
que se confunde de manera creciente con el de la derecha.

Brecha conversó con Morás sobre estos temas.

—¿Cuál es el perfil de los adolescentes privados de libertad?

—Contrariamente a lo que la opinión pública cree, que estos adolescentes son
refractarios al mundo del estudio y del trabajo, ocho de cada diez mantenían
vínculos con el mundo del trabajo (en el momento de ser detenidos). Hay un
componente alto de gurises que se habían inscripto en primer año de
secundaria. Ves la motivación por inscribirse, pero cuando mirás la historia
del gurí ves que llega con extraedad, repetición. Te lo dicen: “La cabeza no
me daba”. Hay dificultades de aprendizaje que no fueron diagnosticadas, no
fueron detectadas, no fueron atendidas a tiempo.

Tenemos los peores indicadores laborales y educativos de adolescentes y
jóvenes y eso tiene como respuesta las mayores tasas de privación de
libertad.

Lo mismo con la droga. Cuando está la droga, antes hay una problemática. Si
vos decís que el problema de los adolescentes en conflicto con la ley
empieza en la droga y termina en la rapiña, no estás captando la realidad
del problema. Hay toda una problemática anterior.

Esto desmiente un poco la idea de que son chorros, nacieron chorros, la
familia es chorra y no van a ser otra cosa que chorros. Cuando vos definís a
la persona sólo por la característica de chorro porque en algún momento
rapiñó, le quitás toda la historia, toda otra posibilidad, toda otra
potencialidad… lo único que te queda es la cárcel.

La historia de estos gurises pudo haber sido otra, totalmente.

—La investigación refuta, por ejemplo, al fiscal Gustavo Zubía, para quien
el sistema penal juvenil es “benigno”, los adolescentes lo saben y se
aprovechan de ello.

—Esa idea de que el sistema penal juvenil en Uruguay es benévolo es falsa.
Escandalosamente falsa. Si “robar es un boleto”, ¿por qué tenemos las tasas
de privación de libertad que tenemos? La tasa de privación de libertad de
adolescentes cada 100 mil habitantes triplica al resto de los países del
continente. En 2013 se aprueba la ley 19.055, que establece un mínimo de un
año para la rapiña y penaliza la tentativa de hurto. ¿Conclusión? Tenés 750
gurises privados de libertad. ¿Se redujeron las rapiñas? No. Esa idea de que
incrementar las penas desciende el delito no se sustenta.

—Además se contradice este discurso de la racionalidad económica, de que les
“conviene” robar.

—Es un absurdo afirmar eso. No evalúan costos y beneficios. No saben que
están cometiendo una rapiña. Los gurises, cuando les preguntás por qué
robaron, te dicen: “Pintó salir”.

Cultura del delito

—¿No hay una cultura del delito entre los gurises, producto de su entorno?

—Algo a lo que apuntaba la investigación era ver si tenían amigos en
actividades ilegales. El 40 por ciento se vincula con muchos amigos que
están en actividades ilegales.

Con la misma cabeza que vos, fui pensando: “tienen familiares presos, la
familia no muestra un grado de censura importante, (entonces) hay una
cultura del delito”.

Yo les preguntaba cómo se había posicionado la familia, qué les habían dicho
cuando habían cometido la infracción. La mayoría decía que lo habían cagado
a palos, que la madre había sufrido mucho, que se habían re calentado con
él.

Cuando un gurí me dice eso me hace cambiar un poco lo que pienso. No
necesariamente el que tengan familiares que están presos quiere decir que la
familia avale el círculo delictivo.

—Yo no decía avalar, sino que los gurises quizás están contaminados por ese
ambiente y no se les ocurre pensar de otra manera.

—Hay que ponerse del lado de los adolescentes. Si vos a los 12 años
empezaste a trabajar en un horno de ladrillos, trabajaste un tiempo, te
echaron del liceo, vos ves que no salís y lo que te ofrece el medio es la
vía ilegal, no es que estés todo el tiempo pensando en eso, es que tampoco
tenés… Eso generalmente se categoriza como “factores de riesgo”: familiares
presos, droga en el barrio, una cantidad de amigos robando, fracaso escolar,
familia que no se interesa, oportunidades ilegales que abundan…

Pero detrás de cada factor de riesgo está la ausencia de un factor de
protección. Cuando vos lo mirás desde la otra perspectiva lo que hay es
ausencia de un factor de protección. No hubo posibilidades en el sistema
educativo de continentar la diversidad de las dificultades de aprendizaje;
no hubo un sistema de salud que pudiera darle respuestas cuando apareció el
consumo problemático de drogas; no hubo un sistema de protección social que
le haya dado el apoyo a una madre que está sola con siete u ocho gurises a
cargo; no hay un mecanismo de acceso a la actividad laboral para desarrollar
por lo menos la primera experiencia de trabajo.

¿Cuál es el peso de la subcultura delictiva? Creo que es muy menor, o
inexistente, porque está lo otro.

Yo no sólo critico la teoría de la elección racional, critico la teoría de
la marginalidad cultural o la subcultura delictiva, esa idea de que no
tienen códigos, no quieren trabajar, quieren vivir de la asistencia social,
de que el problema es la falta de valores…creo que no ayuda a entender la
problemática, por múltiples razones. Oculta la realidad estructural.

¿Qué es lo que hace surgir esa pérdida de códigos? ¿La comida? ¿La capa de
ozono? Primero explicame qué quiere decir la falta de valores y la pérdida
de códigos…, cuáles son los valores que se perdieron y decime qué fue lo que
pasó, porque si no estás reproduciendo el “consumió droga y rapiñó” y ya
está. ¿Pero por qué la gente llega al consumo problemático de drogas?

Se perdieron los códigos, pero decime qué se perdió antes.

Capaz estoy dando una imagen demasiado ingenua. Hay gurises que te dicen:
“Yo afané, voy a seguir afanando, no me interesa más nada”. ¿Es
irrecuperable? ¿Es la pérdida de valores? ¿Es que el gurí no tiene más
códigos? ¿O hay toda una historia atrás de sucesivas frustraciones,
humillaciones, que lo hicieron al pibe convencerse de que lo único que puede
ser en la vida es un chorro? El tema es cómo vos llegás a asumir esa
identidad de chorro. Porque estamos de vuelta en la misma, existe la
subcultura tumbera, carcelera, el elogio del pibe chorro que afana y dice
“soy chorro y ando calzado”. Pero es una vida infame. ¿Qué hicimos como
sociedad para que esos gurises construyan su identidad en base a la infamia
de tirar una vieja al piso?

Más de los mismo

—¿Cuál es su opinión sobre la política de seguridad del gobierno?

—El FA no ha construido un relato creíble, alternativo, sobre el tema de la
seguridad ciudadana.

En cierta medida, algunos sectores del FA comparten la teoría de la
marginalidad cultural, la idea de que los programas sociales no contuvieron
el delito. Empieza a cuestionarse la validez que tienen los programas
sociales para contener el delito.

La política social es un acto de justicia social que construye ciudadanía.
No es una política criminal que tiene que contener el delito, no es esa la
función de una política social.

Era esperable que determinados tipos de prestaciones, de programas sociales,
el descenso del desempleo y la pobreza contuvieran el delito. En la medida
en que no fue así empieza a aparecer en algunos sectores del FA una fuerte
demanda por la mano dura. Y en ese sentido no tiene mayor diferencia
respecto de lo que propone la derecha.

Hay una actitud quizás vergonzante de parte del FA respecto de las políticas
sociales.

El Mides ejecuta el 1 por ciento del presupuesto nacional. Hace 11 años que
está funcionando. O sea que la supuesta generosidad, el escandaloso
despilfarro de plata en políticas sociales apenas lleva 11 años y ejecuta el
1 por ciento del presupuesto nacional. Se le achaca el fracaso de las
políticas sociales para contener la ola de violencia. Por eso muchos
sectores dicen que lo que hay que hacer es recorrer un nuevo camino, que es
el de la punitividad. Pero es un camino que empezó a recorrerse en marzo de
1990, con el envío de la primera ley de urgente consideración al Parlamento
para atender la inseguridad. Que se profundiza en 1995 con la ley de
seguridad ciudadana y luego en marzo de 2000 con una nueva ley para atender
la inseguridad.

Entones el camino del incremento penal, que tiene 26 años, es el camino que
no ha fracasado, pero sí fracasaron las políticas sociales, que tienen 11
años.

Creo que el FA no está dando esa batalla cultural para defender, en
definitiva, un modelo de desarrollo inclusivo, que permita mejorar las
condiciones de vida y de desarrollo existencial de niños y adolescentes que
viven en determinadas zonas de Montevideo y el interior del país,
caracterizadas por una situación profunda de precariedad existencial. Y la
política criminal termina siendo un reflejo de eso. Porque lo único que te
queda cuando vos me decís “un delincuente no es otra cosa que un
delincuente” y lo es por voluntad propia, porque perdió los códigos, es
aplicar la lógica represiva policial, la mano dura.

Y la mano dura es gratis. La gente no va a cuestionar que compres un
patrullero, un helicóptero, que pongas cámaras de vigilancia.

Quedamos presos de que la oferta del Ejército de pagar medio salario para
darle capacitación a los “ni-ni” sea extremadamente razonable, patriótica, y
que si yo te digo “pagale la mitad de lo que va a pagarle el Ejército para
que vaya a la Utu o haga una primera experiencia laboral”, te dicen que es
un despilfarro. Te prenden fuego.

El FA en definitiva queda atrapado en un dilema del cual no puede salir,
porque terminás proponiendo lo mismo que la oposición: mano dura, Policía,
cámara de vigilancia. Porque al no defender lo otro, al dejar al Mides
librado al escarnio público, no te queda otra que frente a los problemas de
violencia e inseguridad decir: “voy a hacer más de lo mismo”.

Notas

1) Los enemigos de la seguridad. Desigualdades y privación de libertad
adolescente. Fundación de Cultura Universitaria (2016).

2) Actual Instituto Nacional de Inclusión Social Adolescente (Inisa). El
fragmento transcripto pertenece al libro de Morás mencionado antes.

3) “Juez cuestiona endurecimiento de penas para adolescentes”, 20 de junio
de 2016.

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