Canadá/ Trabajadores agrícolas mexicanos temen ser deportados por denunciar condiciones laborales [Dan Levin]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Mar Ago 15 15:06:37 UYT 2017


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Correspondencia de Prensa

15 de agosto 2017

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Canadá

Trabajadores agrícolas temen ser deportados por denunciar condiciones
laborales

Dan Levin, Summerland, Canadá

The New York Times, edición en español, 14-8-2017

https://www.nytimes.com/es/

Desesperado por mantener económicamente a su familia, Hilario Mendoza
aprovechó sin titubeos la oportunidad de salir de México para ir a trabajar
en la recolección de cerezas en una granja de Columbia Británica, en Canadá.

Sin embargo, las condiciones climáticas resultaron tan adversas que en
muchas ocasiones solo trabajaba tres horas por día, mucho menos de las 40
horas por semana prometidas en el programa canadiense para trabajadores
extranjeros temporales. Cuando no podía ir al campo, esperaba en condiciones
de hacinamiento con otros 34 trabajadores en una pequeña casa, donde las
camas se mojaban porque había goteras.

Después de meses de quejarse sin obtener resultados, inesperadamente lo
enviaron de regreso a México.

“Nos abandonaron”, comentó Mendoza acerca de su experiencia durante 2014 en
la granja. “En México hay mucha más gente lista para trabajar en Canadá, así
que nadie protege nuestros derechos”.

El programa de trabajadores agrícolas estacionales de Canadá se diseñó para
resolver una escasez crónica de mano de obra mediante la contratación de
inmigrantes de México y de otros once países del Caribe interesados en
trabajar hasta por ocho meses al año.

Sin embargo, algunos críticos señalan que el programa casi no cuenta con
supervisión y coloca a los trabajadores en una situación vulnerable ya que
los patrones pueden explotarlos, en muchos casos no reciben las prestaciones
laborales que les corresponden conforme a la legislación canadiense y corren
el riesgo de que los deporten si se quejan por las condiciones de trabajo.

“Este programa es una especie de segregación racial”, advirtió Chris
Ramsaroop, integrante de Justicia for Migrant Workers (Justicia para los
Trabajadores Migrantes), una organización con sede en Ontario que se dedica
a defender los derechos de los trabajadores.

“Los trabajadores inmigrantes trabajan y viven conforme a derechos legales
distintos de los que tienen los canadienses”, agregó Ramsaroop. “La mera
existencia de los programas de trabajadores extranjeros temporales permite
al gobierno canadiense negar libertades y protecciones básicas con base en
la situación migratoria”.

El programa de trabajadores agrícolas es parte de una iniciativa más amplia
que también permite el ingreso de trabajadores extranjeros temporales para
otras industrias, como el procesamiento de pescado y los servicios de salud
en el hogar. Aunque Canadá ha reducido el número total de trabajadores
extranjeros temporales desde 2014, el programa para trabajadores agrícolas
va en aumento, pues de acuerdo con las cifras del gobierno, se aprobaron
visas para más de 34.000 trabajadores en 2016, en comparación con los 25.000
que las recibieron en 2011.

Josh Bueckert, un vocero del departamento federal que supervisa el programa,
señaló en un correo electrónico que los trabajadores están al “amparo de los
mismos derechos y protecciones que los ciudadanos canadienses”.

El departamento tiene disponible una línea telefónica de denuncia y un sitio
web, según indicó, en los que es posible denunciar de manera anónima
supuestos casos de fraude o abuso, aunque ninguna de las dos opciones se
ofrece en español, el único idioma que hablan muchos de los trabajadores
agrícolas.

Desde abril de 2014, el departamento ha recibido más de 5000 denuncias, de
las cuales más de 640 han conducido a alguna inspección o se han turnado a
otros funcionarios, subrayó Bueckert.

Sin embargo, un informe que preparó en mayo el interventor general de
Cuentas de Canadá reveló que las actividades del gobierno federal para
supervisar el programa de trabajadores extranjeros temporales son mínimas,
ya que durante el ejercicio de 2016 solo se realizaron 13 de las 173
inspecciones planeadas. Ninguna de las inspecciones realizadas incluyó
entrevistas con los trabajadores extranjeros temporales, según indicó el
informe.

Miles de patrones están registrados en el programa de trabajadores
extranjeros temporales; no obstante, solo se ha reportado que ocho
incurrieron en incumplimientos, y solo uno de ellos por violaciones
laborales.

Algunos grupos de defensa de los trabajadores señalan que la dependencia del
gobierno federal encargada de las actividades de supervisión sufre
limitaciones debido a que es responsabilidad de cada provincia y territorio
cumplir con las normas laborales, de salud y seguridad en el lugar de
trabajo aplicables a estos trabajadores, además de que las protecciones no
son uniformes. Sin embargo, la mayoría de las provincias ni siquiera tiene
datos básicos, como el nombre de los trabajadores extranjeros temporales que
trabajan ahí, el nombre de su patrón o su ubicación.

Este mes, el gobierno de Columbia Británica anunció que planea recopilar
este tipo de datos y elaborar un registro que ayude a proteger a los
trabajadores de patrones abusivos.

Los activistas defensores de los trabajadores también han destacado otros
problemas que existen en el sistema. El consulado del país de origen es el
encargado de proporcionarle a cada trabajador cualquier tipo de ayuda que
requiera. Sin embargo, de acuerdo con los grupos activistas, cuando surgen
controversias los funcionarios muchas veces apoyan a los patrones para
evitar que contraten a trabajadores más sumisos de otros países.

En 2014, la Junta de Relaciones Laborales de Columbia Británica resolvió que
el gobierno mexicano había interferido de manera indebida al instruir que se
impidiera la inclusión en el programa de un trabajador mexicano porque los
funcionarios consulares sospechaban que era sindicalista.

Félix Martínez, un exfuncionario del consulado mexicano, testificó en
defensa del trabajador en ese caso. Declaró en una entrevista que el
consulado sentía “terror” ante la posibilidad de molestar a los patrones.

“La prioridad era mantener contentos a los patrones para que siguieran
solicitando trabajadores mexicanos”, dijo Martínez, quien abandonó el
consulado en 2011 y ahora trabaja para un sindicato en Canadá.

El Consulado General de México en Vancouver no respondió en ninguna de las
muchas ocasiones que solicitamos una entrevista.

Martínez declaró haber visto a trabajadores extranjeros expuestos a
pesticidas tóxicos, hospedados en chozas de metal y forzados a utilizar un
arroyo como única fuente de agua potable. Explicó que la mayoría de los
trabajadores se callan para no arriesgarse a que los envíen de nuevo a su
patria, donde viven en la pobreza.

“Tienen que elegir entre esta situación o morir de hambre”, dijo.

Algunos trabajadores mexicanos afirmaron que cada año antes de su viaje
hacia Canadá, los funcionarios mexicanos les advierten que no causen
problemas.

Érika Zavala, de 32 años, una trabajadora estacional proveniente de México,
quita hierbas de las filas de plantas en la granja donde ella trabaja cerca
de Cawston, Columbia Británica. Credit Ruth Fremson/The New York Times

“Siempre nos dicen: ‘Van a Canadá a trabajar, no a causar problemas’”,
comentó Érika Zavala, una madre soltera de 32 años de edad, cuando la
entrevistamos en su tráiler en una granja de zanahorias orgánicas en
Columbia Británica. Trabaja ahí desde 2014.

En la granja, deshierba el campo a gatas durante diez horas cada día, por un
sueldo aproximado de ocho dólares por hora. El tráiler que comparte con otra
mexicana no tiene agua caliente. Otros años, había dormido en un viejo
tráiler destartalado e infestado de roedores, cuya puerta solo podía
cerrarse desde afuera.

Aunque obtiene menos dinero de lo que ganaba en empleos anteriores en
Canadá, Zavala dijo que nunca se queja porque teme que la excluyan del
programa.

Para otros, sin embargo, el programa ha sido todo un éxito.

Julio Meneses, de 40 años de edad, ha viajado desde México para trabajar
desde hace 16 temporadas en Beverly Greenhouses, una granja de pepinos de
Ontario en expansión. Ahora es supervisor y gana unos 15.000 dólares por la
temporada de ocho meses, lo que le ha permitido pagar la colegiatura de su
hijo en dos de las más prestigiosas universidades de México.

Según comentó, una vez que su hijo concluya sus estudios se quedará en
México. “Por ahora, estoy construyendo para el futuro”, concluyó.

Los patrones canadienses citan este tipo de historias de éxito y no admiten
ninguna insinuación de que el programa explota a los trabajadores.

“No van a trabajar bien si no están a gusto”, comentó Phil Tregunno, de 62
años, quien pertenece a la cuarta generación de una familia de horticultores
de Niagara-on-the-Lake, Ontario, y ha contratado a 120 empleados extranjeros
en lo que va del año.

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