China/ "iPhone X": la manzana de la explotación [Simon Leplâtre]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Lun Dic 4 00:42:58 UYT 2017


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Correspondencia de Prensa

4 de diciembre 2017

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China

"iPhone X": la manzana de la explotación *

Simon Leplâtre

A l´encontre, 24-11-2017

http://alencontre.org/

Traducción de Viento Sur

http://www.vientosur.info/

En la salida del metro más cercana a la macrofábrica de Foxconn, cuatro
agencias de reclutamiento se disputan a los visitantes de la “iPhone city”,
como llaman a este nuevo barrio de la periferia de Shengshu, construido por
y para una de las más grandes fábricas electrónicas del mundo. “No os
entretengáis, corred a inscribiros”, berrean los altavoces. En el interior,
una cuadragenaria de tez mate invita a sentarse en sillas plegables. “Si
traéis a un becario para 45 días, ¡os habréis ganado 3 000 yuanes!”,
exclama. “Si tenéis más que quieran venir, si conocéis una escuela, podemos
hablar de las primas.”

Este otoño, las fábricas de Shengshu operan a todo trapo para suministrar
ejemplares del iPhone X al mundo entero. Foxconn, el principal
subcontratista de Apple en China, se instaló en la capital de Henan en 2012
para aprovechar la mano de obra abundante y barata de esta provincia del
centro de China, la más poblada del país. Pero además de los obreros, los
becarios, que trabajan durante varios meses y devengan menos cargas
sociales, se consideran perfectos para responder a las necesidades de
temporada. Más de 3 000 estudiantes trabajan actualmente en las líneas de
montaje de Foxconn, en las mismas condiciones que los obreros. Las tareas
repetitivas que desempeñan no tienen nada que ver con sus estudios. Hacen
horas extraordinarias, contrariamente a la ley.

La situación es conocida. Después de producirse una serie de suicidios en el
campus de Foxconn en Shenshen (sudeste de China), en 2010, Apple, su
principal cliente, ha reforzado los controles en sus cadenas de
abastecimiento. Sin embargo, a las 17 horas, en la salida norte de la
inmensa fábrica de Foxconn, todavía nos cruzamos con numerosas caras
adolescentes. Un pequeño grupo de jóvenes de 16 años se va a olvidar el
tedio de la jornada a una sala de juegos situada en la planta baja de los
dormitorios. “Es deprimente, este curro, pero nos obligan”, suspira un
hombre joven enjuto (todos los estudiantes con que hemos hablado han pedido
el anonimato). “Si no lo hacemos, la escuela no nos dará el diploma el año
que viene.”

Las estudiantes saben que la práctica no es en absoluto legal, pero no
tienen otra salida. En estos momentos, 2 500 alumnos y alumnas de la Escuela
de Tránsito Ferroviario Urbano, una escuela de formación profesional de
Shengshu, ocupan las líneas de montaje de Foxconn. Varios centenares más
vienen de diversos centros de formación profesional de Henan. La mayor parte
del tiempo, los puestos que ocupan no tienen nada que ver con su formación.

Me paso la jornada probando las cámaras frontales de los iPhones –explica un
chaval mofletudo con una cinta negra en la frente–. Los meto en una máquina,
pulso un botón y los vuelvo a sacar. Es terriblemente aburrido –confiesa,
con un cigarrillo entre los labios, en una sala de billar–. Yo estudio
grafismo, pero en mi escuela los hay que aprenden puericultura, otros
logística, y ahí nos juntamos todos ensamblando teléfonos.

Su compañera de clase pule las pantallas durante toda la jornada. Otra
aporta materiales a las líneas de producción.

Un sistema bien rodado

Contactada por el Financial Times en relación con estas prácticas, Apple
publicó un comunicado el 22 de noviembre: “En el transcurso de una reciente
auditoría, hemos descubierto casos de estudiantes becarios que hacían horas
extraordinarias en la fábrica de uno de nuestros proveedores en China. Hemos
comprobado que han trabajado voluntariamente, que les han indemnizado y que
han estado asegurados, pero no deberían haber ido autorizados a hacer horas
extraordinarias”, ha reconocido la empresa. Si bien es cierto que los
becarios reciben ahora una paga similar a la de los obreros, de hecho se ven
obligados a participar en el programa para que les convaliden su formación.

El sistema, bien rodado, funciona con la colaboración de las escuelas de
formación profesional, que perciben sendas comisiones, y con la complicidad
de las autoridades locales. En septiembre, cuando la producción del iPhone X
estaba en su apogeo, el ministerio de Educación de Henan envió una nota a
todas las escuelas profesionales de la provincia en la que les pedía que
enviaran a sus “becarios en empresas” a Foxconn, informa el Financial Times.

Las escuelas justifican esta medida presentándola como “experiencia de
trabajo”. En general, la experiencia dura de dos a tres meses. En el curso
del otoño han participado al parecer hasta 15 000 becarias en la fabricación
del iPhone X, según los trabajadores. Puesto que la fábrica de Shengshu
emplea a 350 000 personas, el número de becarios no sobrepasa el 5 % de la
plantilla. La empresa taiwanesa cuenta con alrededor de un millón de
trabajadores en China.

“Nada cambia”

Los estudiantes con que hemos hablado nos han dicho que el lunes, 20 de
noviembre, la dirección de Foxconn les comunicó que ya no podían hacer más
horas extras. Esta decisión parece tener que ver con la visita, unos días
antes, de periodistas del Financial Times. El diario económico británico se
había puesto en contacto con Apple de cara a un artículo publicado el 21 de
noviembre. Los jóvenes afirman asimismo que todos ellos han hecho hasta
ahora horas extras: “Trabajábamos diez horas al día, a veces once, seis días
a la semana”, manifiesta un estudiante. O sea, una sesentena de horas a la
semana, que permiten a los becarios, al igual que a los obreros recién
contratados, superar su salario base de 1 900 yuanes (243,5 euros), para
llegar a cobrar alrededor de 3 500 yuanes (cerca de 450 euros) al mes.

Si las reacciones de Foxconn y de Apple pueden aparecer como pruebas de
buena voluntad, lo cierto es que cabe la duda, no en vano el problema se
repite año tras año. En julio, una universidad de Shenyang, en el noreste,
se disculpó después de haber obligado a sus estudiantes a trabajar
temporalmente en otra de las fábricas de Foxconn, en Yantai, en la costa
oriental.

Es el caso de numerosos subcontratistas de la electrónica. Los salarios son
bajos, las jornadas muy largas, las condiciones bastante malas. La industria
desgasta al personal muy rápidamente y contrata continuamente a nuevos
trabajadores. Para los puestos de trabajo poco cualificados, recurren
masivamente a becarios y temporeros”, explica Keegan Elmer, portavoz de la
ONG China Labour Bulletin, con sede en Hongkong.

En las calles polvorientas de la “zona económica del aeropuerto de
Shengshu”, nombre oficial del distrito, no abundan las personas de más de 30
años de edad. Tras dos años trabajando en Foxconn, Liu, de 23 años, ya es un
veterano. Pero no ve ninguna mejora:

La empresa dice que lo intenta, pero nada cambia. Porque si eso cambiara, la
producción se encarecería. Las necesidades de mano de obra son estacionales:
se hace horas extras a mansalva y después, cuando bajan los pedidos, el
mínimo pretexto vale para despedir. Para ellos, los becarios que vienen por
45 días, es perfecto.

* Publicado originalmente en Le Monde, París, el 24 noviembre 2017, desde
Zhengzhou.

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