Chile/ ¿Los "fachos pobres" son los responsables de la derrota? [Ricardo Candia Cares]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Lun Dic 25 12:16:12 UYT 2017


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Correspondencia de Prensa

25 de diciembre 2017

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Chile

¿Los "fachos pobres" son los responsables?

Ricardo Candia Cares *

El Desconcierto, 22-12-2017

http://www.eldesconcierto.cl/

Fácil decir que la derrota de la Nueva Mayoría se debe a la votación de los
fachos pobres. Fácil y cobarde esconderse en una definición tan falsa como
clasista, y que abusa del lenguaje para esconder una realidad que pesa y que
explica mucho más.

Sería interesante tratar de descubrir el verdadero legado de una coalición
que, salvo el paréntesis de primer gobierno de Piñera, ha tenido el control
de la posdictadura para administrar su legado y no para una transición
democrática, como se ha mostrado.

La verdad es que ese legado es el triunfo de la derecha.

De otra manera no se entiende que la mujer símbolo de este cuarto de siglo,
Michelle Bachelet, conductora de dos de los últimos gobiernos, de nuevo
corone a Sebastián Piñera como presidente.

Sin embargo, no se ha escuchado una sola autocrítica que intente explicar
ese fracaso, esa vuelta en redondo que nos deja mucho más atrás de lo que ya
estábamos en términos de derechos y sobre todo, con relación a una
perspectiva de vida mejor.

Tampoco se ha pedido perdón al pueblo que, como la historia lo señala, ha
sido siempre el que ha puesto el lomo a los palos y el pecho a las balas
ante la predisposición de la derecha de combatir la pobreza matando pobres.

Ha sido más fácil culpar a ese mismo pueblo, ahora transmutado
convenientemente en facho pobre. Y no pocos han asumido esa definición como
cierta.

El camino más directo de la derecha para volver al poder, ha sido el
señalado por la Concertación/Nueva Mayoría. Jamás la derecha económica ha
ganado tanto dinero como en este lapso. Jamás han sido tan poderosos. Ni
siquiera durante la dictadura. Este Chile fue armado en un cuarto de siglo a
imagen y semejanza de los intereses de los poderosos.

Para lograr ese objetivo sus gobiernos se han esmerado en perfeccionar el
legado pinochetista, al extremo de convertir sus preceptos en un sentido
común: no existen derechos sociales, sino servicios por los cuales hay que
pagar.

La escuela fue el puntal de esa arremetida. Tempranamente los sostenedores
del modelo supieron que la escuela no cambia la realidad sino que la
reproduce. Y supieron que era ahí en donde debían poner su mayor esfuerzo.
También sabían que la economía modela costumbres hasta hacerlas parte de la
cultura y que su mejor efecto no está en el bolsillo, sino en la cabeza.

Así, sujetos víctimas de una educación que perdió su esencia crítica y
conmovedora, de responsabilidad de toda la sociedad como un valor
democrático, y transformada en un instrumento mercantil, fueron formados
como consumidores, más que como personas.

Propietarios y no proletarios. ¿Recordamos?

Se modeló entonces un habitante cuya memoria de la pobreza dista de su
actual realidad. La pobreza histórica era la carencia de cosas materiales,
de la imposibilidad de acceder a bienes propios de ricos, era vivir a una
distancia insalvable de las vitrinas y sus objetos de lujo.

El sistema económico popularizó el acceso a bienes y servicios que antes
fueron privativos de los sectores pudientes y el producto económico de esa
revolución fue la emergencia de una clase media que lo explicó todo. Ser
como ellos. Vivir como ellos. O, en subsidio, lo más parecido posible.

Las poblaciones pasaron de llamarse Villas a nombrarse Condominios. Y el
acceso al mall fue facilitado por la vía de instalar grandes centros
comerciales al alcance del Transantiago.

Tan cerca y fácil como el cajero que entrega avances en efectivo. Tan útil y
eficaz como la solicitud del crédito de consumo. Tan normal y razonable como
un crédito a tasas abusivas.

Ahora, explíquele usted a ese sujeto que el estar endeudado para toda la
vida, que pagar una fortuna por una escuela o profesión rasca, que habitar
una casa diminuta, vivir con sueldos enanos y trabajar en condiciones semi
humanas a la espera de una pensión de miseria, en rigor, lo hace una persona
pobre, un asalariado a expensas de un sistema que lo explota. Dígame si le
cree.

Lo anterior no es sino el resultado necesario de casi treinta años de la
construcción de esta cultura en la que vivimos. En este lapso los partidos
de izquierda o bien mutaron desde sus anteriores convicciones o decidieron
por el camino rápido para instalarse en la superestructura del poder. En ese
andar se debilitaron las organizaciones sociales, se puso obstáculos para la
organización de los trabajadores, se eliminó casi toda la prensa crítica y
la cultura fue más que nunca, un objeto de la elite. Hay menos de doscientos
cincuenta librerías en todo el país. Pero existen mil quinientas farmacias.

La Concertación/Nueva Mayoría ha gobernado con y para la derecha desde el
día uno. Ha tratado mal al pueblo. Se han revolcado en un espeso lodo
corrupto. Se han hecho ricos y poderosos.

Pero los reajustes a los trabajadores han sido miserables. Se han negado
empecinadamente a cambiar cuestiones tan sentidas por la gente como el
sistema de AFP que condena a los viejos a un futuro triste y pobre. Las
reformas educacionales no han sido sino el perfeccionamiento del legado
pinochetista. La Constitución del tirano ha sido tratada con guante blanco.
Han regateado la chaucha al profesor. Han relegado a los más pobres a guetos
urbanos en las márgenes de las ciudades a expensas de todas las plagas. Han
hecho mierda las prístinas aguas australes con innumerables criaderos de
salmones. Han llenado el país de energía sucia originada en la combustión
del carbón. Han respondido con la más fiera represión a los descontentos que
intentan hacer uso de su derecho a patalear. Liquidaron la escuela pública.
La salud es una mercancía más.

Luego de todo eso y más, piden, esperan, exigen que la gente vaya y les vote
y los reelija y los premie. Y cuando eso no sucede, entonces la gente
castigada no solo por la desidia de los gobernantes, sino que, peor aún, por
la cultura que los modela, es la responsable de su fracaso.

Entonces, la idea de un cierto facho pobre pasa a ser la imagen de los
agentes malévolos que, sin conciencia, desclasados, traidores, secuestrados
por el afán de consumir, endeudados y con Smartphone, le dan la espalda y
los castigan y le abren paso a la derecha.

No. La idea de un facho pobre es otra manera de clasismo que intenta
encubrir las responsabilidades de los que han dirigido el país en los
últimos veintisiete años. Esos que siendo de la Nueva Mayoría votaron por
Piñera y/o que corrieron a felicitarlo y a ofrecerle todo su apoyo no más lo
supieron ganador.

* Analista político de la publicación chilena "El Desconcierto".

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