EEUU/México/ El Negotiator, el vapuleado y el lavador [Carlos Fazio]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Sab Feb 4 23:13:41 UYT 2017


  _____

Correspondencia de Prensa

4 de febrero 2017

Boletín Informativo

redacción y suscripciones

germain5 en chasque.net

  _____

Estados Unidos/México

Trump, Peña Nieto y los muros

El Negotiator, el vapuleado y el lavador

En lo que fue el final de una semana en extremo tensa en las nuevas
relaciones bilaterales entre México y Estados Unidos, el viernes 27 de
enero, durante una conversación telefónica privada, el presidente Donald
Trump habría maltratado y humillado a su homólogo Enrique Peña Nieto, hasta
el punto de hacerlo balbucear.

Carlos Fazio, desde México

Brecha, Montevideo, 3-2-2017

http://brecha.com.uy/

Según una versión confidencial obtenida por la periodista mexicana Dolia
Estévez, acreditada en Washington, Trump le dijo a Peña Nieto: “No necesito
a los mexicanos, no necesito a México, vamos a construir el muro y ustedes
van a pagar les guste o no”. Se quejó incluso del mal papel que está
haciendo el Ejército mexicano en el combate al narcotráfico y lo amenazó con
utilizar la fuerza militar.

Estévez, quien ha cubierto la Casa Blanca durante años y colabora
actualmente con la revista Forbes, aseveró el miércoles 1 que se está
engañando al público de ambos países al presentar la conversación como
“armoniosa” y “muy amistosa”. Estévez dijo que la administración de Trump
“no quiere negociar, quiere confrontar a México”. Otro de los dichos del
mandatario estadounidense habría sido: “Yo realmente ni quería ir a México
en agosto pasado”. Y según Estévez, “ante esa insólita embestida de Trump,
Peña no fue firme, balbuceó”.

Estévez comentó que, pese a lo ocurrido, en México siguen creyendo en una
negociación con el gobierno de Trump. Según el portal de Aristegui Noticias,
la corresponsal en Washington también mencionó una reunión oculta entre el
secretario mexicano de Relaciones Exteriores, Luis Videgaray, y funcionarios
estadounidenses. La nota fue desmentida por la cancillería mexicana, pero
por la tarde una versión de Vivian Salama, de Associated Press , con base en
una supuesta transcripción de la llamada telefónica entre ambos presidentes
a la que la agencia habría tenido acceso, confirmó el reporte inicial de
Estévez, poniendo énfasis en la amenaza trumpiana de enviar elementos del
Pentágono a territorio mexicano para controlar y detener a los “bad
hombres”, como llama Trump a los criminales y narcotraficantes, debido a que
el Ejército mexicano “está asustado”.

Una versión posterior de la Cnn, aunque matizada, vino a confirmar que se
trató de una estrategia precisa y una filtración intencionada para liberarla
a una periodista mexicana con conexiones en Washington, a la que después la
agencia estadounidense AP dio solidez y sustento.

Es sabido que el estratega de la Casa Blanca, Steve Ba­nnon, es un experto
en sembrar mentiras como parte de la guerra propagandística a favor de la
derecha estadounidense. Por otra parte, Trump ha exhibido ante el mundo
entero su estilo hostil y su capacidad para mentir y generar miedo. En su
libro El arte de negociar, de 1987, escribió: “Me gusta provocar a mis
adversarios. Para ver cómo reaccionan; si son débiles, los aplasto, y si son
fuertes, negocio”.

Más allá de su veracidad y del hecho de que Trump ha agarrado de sparring al
débil Peña Nieto, el ríspido encontronazo fue el colofón de 48 horas de
insultos proferidos por funcionarios de la Casa Blanca, los días 25 y 26 de
enero, a los integrantes de la delegación de alto nivel enviada por el
presidente mexicano a la capital estadounidense.

La misión, encabezada por Videgaray e integrada entre otros por el
secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, vivió un verdadero cuento de
terror, ya que según fuentes periodísticas locales fue sometida a un trato
agresivo y humillante por el jefe del gabinete trumpista, Reince Priebus.
Corolario: el jueves 26 Trump “desinvitó” públicamente a Peña Nieto al
encuentro que ambos sostendrían el 31 de enero, y fue varias horas después
que el mandatario mexicano anunció que cancelaba la visita.

Juegos de enredos y presiones

Si bien el viernes 27 el Boston Globe, uno de los más influyentes diarios
regionales de Estados Unidos, publicó un excepcional editorial sobre el
conflicto, titulado “México enseña a Trump una importante lección sobre los
límites del poder presidencial”, la decisión de Peña Nieto no se debió a un
proceso de análisis de opciones para alcanzar el mejor objetivo posible para
su país, sino a la acción unilateral de Trump y Priebus.

De acuerdo con la narración brindada por el propio Videgaray en la
residencia oficial de Los Pinos a legisladores de todos los partidos –a
excepción del Morena (el de Andrés Manuel López Obrador), que decidió no
ir–, él y su comitiva vivieron en Washington “amenazas reales”. El canciller
reconoció que bajo la batuta de Priebus los funcionarios de la Casa Blanca
–entre los que figuraron el consejero de Seguridad Nacional, Michael Flynn,
el estratega en jefe presidencial, Steve Bannon, quien desarrolló todo el
plan electoral racista antimexicano, y el yerno y asesor de Trump, Jared
Kush­ner– los sometieron a “mucha presión y hostilidad”. Y agregó: “Hubo
mucha agresión (y se llegó) casi al insulto”. El choque se dio por la
insistencia de Trump en que México tendría que pagar el muro.

Según Videgaray, él llegó solo a las oficinas ejecutivas de la Casa Blanca
hacia las 7 de la mañana del miércoles 25 para hablar con Kushner, y le dijo
que si durante su discurso de ese día en la Secretaría de Seguridad
Territorial Trump mencionaba que México pagaría por el muro, como había
anticipado en la víspera, la visita de Peña Nieto difícilmente se podría
mantener. Cuando una hora después empezó la reunión bilateral, las
discusiones se tensaron y hacia el mediodía se pusieron peor debido a una
declaración de Trump a Abc News en la que reiteró que México pagaría el muro
fronterizo. Entonces la dinámica de la mesa de negociación cambió: el
encuentro presidencial del día 31 ya no fue la prioridad, y el diferendo se
centró en las opciones por medio de las cuales México pagaría el muro, tema
sobre el que las dos partes tenían posiciones excluyentes.

Según versiones periodísticas filtradas por legisladores que se reunieron
con Videgaray en Los Pinos, el canciller mexicano comunicó a la presidencia
lo que estaba ocurriendo en Wa­shington y pidió al secretario de Hacienda,
José Antonio Meade, información sobre temas técnicos para responder a sus
contrapartes estadounidenses respecto de las exigencias de pago por el muro.
Entre las propuestas manejadas por Priebus y su equipo estuvo la de imponer
un arancel de 20 por ciento a las importaciones mexicanas.

Del asombro inicial el gobierno de Peña Nieto pasó a la molestia, y según la
crónica de Videgaray, cuando se dieron las presiones, las agresiones y los
insultos, él y su comitiva estuvieron a punto de irse. La razón que dio para
no hacerlo fue que millones de trabajos en Estados Unidos y México estaban
en juego.

Videgaray dijo que Trump había aceptado la propuesta que él le había hecho a
Kushner de que no dijera que México pagaría por el muro cuando diera a
conocer la orden ejecutiva para su construcción en la Secretaría de
Seguridad Territorial, ese mediodía.

En Los Pinos se interpretó como una moderación del tono. Pero leyeron mal el
mensaje esquizoide de la administración Trump. La cautela de Peña Nieto y
sus asesores resultó tóxica. Y el jueves 26, cuando el presidente mexicano
se estaba despertando en la Ciudad de México, Trump anunciaba vía Twitter
que retiraba la invitación a Peña Nieto, quien de forma reactiva y tardía
dijo que no viajaría a Washington.

Videgaray y Kushner buscaron tender un puente que evitara una ruptura
diplomática, cuyo resultado fue la llamada telefónica del viernes 27, con el
contenido revelado cinco días después por Dolia Estévez.

Al tomar la palabra en la reu­nión con los legisladores en Los Pinos, Peña
Nieto admitió que las relaciones con Estados Unidos se encontraban en un
punto “muy delicado”, pero dijo que su gobierno no podía romper ni permitir
que se rompieran las pláticas. A su vez, el secretario de Economía,
Ildefonso Guajardo, reconoció que había “desconcierto”. Es decir, que el
gobierno de Peña Nieto no tenía una estrategia que definiera cómo enfrentar
el futuro inmediato.

Un modelo trastocado

El conflicto va para largo, pero México ya recibió tres golpes severos. El
primero fue la firma de las órdenes ejecutivas de Trump para deportar a
migrantes mexicanos y retomar la construcción del muro que desde 1986 se ha
venido levantando a lo largo de 1.050 quilómetros, en la frontera común de
3.200 quilómetros.

El segundo golpe fue el trato dado a Videgaray; pero no fue una descortesía,
fue una trampa. El mensaje fue que su “amistad” con el yerno de Trump no
servía en Washington, o no tenía el amigo correcto. El chisme en los
círculos de poder cercanos a la Casa Blanca fue que el superhalcón Steve
Bannon –el hombre que difundió las mentiras sobre México durante la campaña
y cuyo portal Brietbart News publicó, cuando Peña Nieto ganó la elección
presidencial en 2012, que estaba vinculado al narcotráfico– derrotó a
Kushner, el yerno del presidente.

El tercer golpe devastador, y el más grave, dada la investidura de los
protagonistas, fue la reiteración manifestada por Trump a Peña Nieto de que
no es amigo de México, ni piensa ni desea serlo. Esta animadversión ya había
sido manifestada a los editores del Wall Street Journal en noviembre de
2015, cuando les dijo “honestamente, no me importa México”, y definió a los
mexicanos como “corruptos y tramposos”.

Tras someter a Peña Nieto, a la clase política mexicana y a sus
intelectuales orgánicos a la mayor prueba externa de estrés, miedo y terror
que se haya vivido desde el siglo XIX, Trump puso además en evidencia el
modelo económico al que han apostado en los últimos 30 años las elites
vernáculas: a twitazos mañaneros desde Washington demostró que el sueño del
“México maquilador” no era tan sólido, y echó de su zona de confort a una
oligarquía y una partidocracia tercermundistas que se han visto pasmadas y
paralizadas porque el paraíso neocolonial que ayudaron a prohijar a través
de una “ventaja competitiva”, esto es, una forma aberrante de esclavitud
moderna (verbigracia, la diferencia abismal entre el sueldo de un trabajador
mexicano de la industria automotriz, que es de 8,24 dólares por hora, frente
al ingreso de su par estadounidense por el mismo trabajo, que es de 46,35
por hora), se trastocó de la noche a la mañana.

La noche del jueves 26 Televisa reunió a un grupo de intelectuales y
“comunicadores” que desde el gobierno de Carlos Salinas de Gortari hasta la
fecha han venido actuando como reproductores de la ideología dominante, como
Enrique Krauze, Héctor Aguilar Camín, Jorge G Castañeda y Rubén Aguilar, a
los que se sumaron los periodistas del principal consorcio mediático privado
Denisse Maerker, Joaquín López Dóriga y Carlos Loret de Mola. Frente al
acoso de Trump a Peña Nieto, su misión fue discutir quién debía convocar a
la “unidad nacional” detrás del presidente de la República.

En ese contexto, cabe destacar las nuevas directrices draconianas incluidas
en el decreto ejecutivo sobre las deportaciones de migrantes indocumentados,
que ya ha sido definido como una verdadera barbaridad en materia de derechos
humanos.

El decreto establece que “cualquier persona que haya sido acusada de cometer
un delito penal, aun si no ha sido sentenciada”, o cualquiera que “ha
cometido actos que constituyan un delito penal acusable” (es decir, que las
autoridades piensen que ha violado la ley, haya sido o no acusado
formalmente de un delito), o se haya visto involucrado en una “falsa
representación fraudulenta o dolosa” en relación con cualquier tema oficial
o solicitud ante una agencia gubernamental, podrá ser deportado. Bajo esas
condiciones, prácticamente cualquiera de los 12 millones de “sin papeles”
podrá ser acusado de un delito “acusable” y ser deportado de manera
obligatoria, con detención, fichaje biométrico y la inhabilitación para
entrar legalmente a Estados Unidos durante diez años.

Los halagos de Slim a Trump

El 27 de enero el magnate Carlos Slim, el hombre más rico de México y a
quien los millennials quisieran ver como presidente a partir de 2018, dijo
que Donald Trump “no es Terminator, es Negotiator”. El racista, xenófobo y
misógino que despacha en la Oficina Oval sería un “gran negociador” y
tendría “una gran estimación por México”. Para el titular vitalicio del
grupo Carso (Telmex, América Móvil, el grupo financiero Inbursa, Compañía
Minera Frisco) y accionista mayoritario del The New York Times, que el 17 de
diciembre cenó con Trump en Florida, lo peor para tratar con él es
“enojarse”; Trump “está provocando para negociar”. A su juicio, Trump sólo
encarna una “utopía regresiva”: trata de retornar “a la exitosa sociedad
industrial (manufacturera) de Estados Unidos del pasado”.

La retórica de Slim no llamaría la atención si no tuviera tantos intereses
en Estados Unidos. Como señaló Mario Maldonado, la relación de Slim con
Estados Unidos pasa por tener el control del operador móvil virtual más
grande del país (TracFone), ser socio de Larry King en la plataforma de
video Ora.tv, lanzar un canal de televisión (Nueva Visión) y ser el mayor
accionista individual del New York Times. Además, como reveló la revista
Proceso, Carso Energy, de Slim, se asoció con la subsidiaria mexicana de
Energy Transfer Partners para vender gas a la Comisión Federal de
Electricidad. Sucede que Trump fue accionista de Energy Transfer Partners
hasta marzo, al igual que su ahora secretario de Energía y ex gobernador de
Texas, Rick Perry. No está de más reseñar que de los 50.700 millones de
dólares que se estima posee Carlos Slim, entre 12 y 15 por ciento tienen que
ver directamente con sus negocios e inversiones financieras en Estados
Unidos.

Miembro de la elite liberal desterritorializada que se benefició del
programa de globalización impulsado por la administración de Obama, Slim
sabe que el trumpismo es una extensión del neoliberalismo por otros medios.
O, al decir de Michael T Klare, una suerte de administración Reagan de los
ochenta que ha tomado esteroides para ganar músculo.

Según James Petras, Trump es un “nacionalista-capitalista, un imperialista
de mercado y un realista político” dispuesto a pisotear los derechos de los
inmigrantes y de la mujer, la legislación sobre cambio climático y los
tratados con la población indígena. Al igual que los legisladores
republicanos en el Congreso, los miembros de su gabinete están motivados por
una ideología belicista más cercana a la doctrina Obama-Clinton que a la
agenda de “Estados Unidos primero”.

En ese contexto, el llamado a la “unidad nacional” y a “respaldar” a Peña
Nieto formulado por Slim está dirigido a frenar las movilizaciones
provocadas por el gasolinazo y encubrir la brutal lucha de clases desatada
por los poderes fácticos contra las masas empobrecidas de México.

Tras la agenda de guerra global asimétrica de la administración Obama –con
los rescates corporativos, las deportaciones en masa, sus drones y el Estado
policíaco represivo–, el régimen neoliberal “recargado” de Trump no
significa una ruptura sino que converge perfectamente y garantiza los
intereses de la clase capitalista trasnacional.

Como ha señalado W I Robinson en De Obama a Trump: el fracaso de la
revolución pasiva, el trumpismo y el brusco giro hacia la extrema derecha en
Estados Unidos “es la progresión lógica del sistema político frente a la
crisis del capitalismo global”. La elite liberal y su proyecto de
globalización capitalista a través del discurso “más amable, más suave” del
multiculturalismo –apunta– llegaron a un callejón sin salida y abrieron la
caja de Pandora del “fascismo del siglo XXI”. La diferencia clave entre el
nazi-fascismo del siglo XX y el resurgimiento de corrientes neofascistas
tras la crisis financiera de 2008 es, según Robinson, que el primero
“involucró la fusión del capital nacional con el poder político reaccionario
y represivo”, en tanto que el segundo supone “la fusión del capital
trasnacional con el poder político reaccionario”. En ese sentido, el régimen
de Trump representa “la encarnación de la dictadura emergente de la clase
capitalista trasnacional”.

Como ha advertido el experto en guerras irregulares y asimétricas Robert
Bunker, asistimos a una “insurgencia plutocrática”. Y si bien existen
contradicciones y confusión en las elites políticas y económicas
trasnacionales, no cabe duda de que, desprovista de las máscaras de la era
Obama, la administración Trump puede retrotraer el mundo a la época de las
Cruzadas.

Calma chicha empresarial

Aunque en el corto plazo el Plan Energético Estados Unidos Primero, diseñado
por el equipo de Donald Trump para la eliminación virtual de todo
impedimento a la explotación de petróleo, gas natural y carbón, arroja
sombras extraterritoriales sobre México, al igual que Slim los grandes
empresarios aglutinados en el Consejo Mexicano de Hombres de Negocios se han
mantenido relativamente tranquilos. El 29 de enero otro millonario, el
mandamás del grupo Bimbo, Daniel Servitje, publicó un artículo en el diario
conservador Reforma en un tono similar al de Slim, pero enfocado en la
defensa del Tratado de Libre Comercio de América del Norte. Aunque lanzó una
crítica a la dirigencia gobernante mexicana por los “muros internos” que no
se han derribado (“la impunidad, la inseguridad, la corrupción y la
pobreza”), llamó a respaldar a Peña Nieto y también apeló a la “unidad
nacional”.

Como comienza a manejarse después del grosero trato de Trump a Peña Nieto,
la relativa tranquilidad de los grandes banqueros y empresarios de México
podría tener que ver con que ya está en marcha, tras bambalinas, una
negociación que, más allá del eventual estallido de una guerra comercial, no
tocará a fondo los intereses del gran capital.

  _____





---
El software de antivirus Avast ha analizado este correo electrónico en busca de virus.
https://www.avast.com/antivirus


------------ próxima parte ------------
Se ha borrado un adjunto en formato HTML...
URL: http://listas.chasque.net/pipermail/boletin-prensa/attachments/20170204/8018f26a/attachment-0001.htm


Más información sobre la lista de distribución Boletin-prensa