Nicaragua/ Francisca Ramirez: la campesina que enfrenta al presidente Ortega [José Adán Silva]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Sab Feb 25 02:29:19 UYT 2017


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Correspondencia de Prensa

25 de febrero 2017

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Nicaragua

Una campesina hace frente al presidente Ortega

La desigual batalla de la campesina Francisca Ramírez, frente al gobierno
del presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, ha trascendido hasta el punto
que desde el corazón político de Europa se aboga por su seguridad y sus
derechos.

José Adán Silva

Inter Press Service (IPS), Managua, 23-2-2017

http://www.ipsnoticias.net/

¿Quién es ella y por qué el Parlamento Europeo demandó a Nicaragua el 16 de
febrero que proteja su vida y sus derechos junto a los de miles de
campesinos de comunidades rurales del centro-sur de este país
centroamericano?

Ramírez es una agricultora de ascendencia indígena, de 40 años, que ha
vivido toda su vida en las entrañas del municipio agrícola de Nueva Guinea,
en la Región Autónoma del Caribe Sur, a unos 280 kilómetros de la capital.

Ella narró a IPS en una entrevista que su familia ha vivido siempre en esa
localidad rural, escenario de cruentos combates en la guerra civil de los
años 80.

A los 8 años su padre los abandonó y su madre debió emplearse como
jornalera, mientras Ramírez se hacía cargo de sus cinco hermanos menores.

Tras sobrevivir a la guerra impulsada desde Estados Unidos contra el
gobierno del Frente Sandinista de Liberación Nacional (1979-1990), Ramírez
aprendió las labores agrícolas, se casó  a los 18 años, tuvo cinco años, y
con el esfuerzo de todos, la familia adquirió algunas tierras y mejoró sus
condiciones de vida.

Ortega, quien gobernó el país en ese periodo, tras el derrocamiento de la
dictadura dinástica de Anastasio Somoza, volvió al poder en 2007 y en enero
inició un tercer mandato consecutivo, tras ganar unos cuestionados comicios,
donde la oposición fue excluida, apoyado en una alianza cívico-militar que
controla todos los poderes.

Ramírez era feliz con su vida hasta 2013. “Nos avisan por la radio que se va
construir un canal y a mí me pareció bien importante porque decían que todos
íbamos a dejar de ser pobres”, relató.

Luego, poco a poco, las noticias fueron cambiando su percepción sobre el
proyecto de construir el interoceánico Gran Canal de Nicaragua, entregado en
concesión al grupo chino HKND en 2014, y comenzó a hacer preguntas que nadie
le respondía.

Un día, la mala suerte tocó su puerta: delegaciones de funcionarios públicos
que nunca habían visto en su comunidad, junto a policías y militares,
acompañaban a delegaciones de chinos que hacían mediciones y cálculos sobre
las propiedades campesinas.

“La ruta del canal pasa por su propiedad y todos ustedes van a ser
trasladados a una ciudadela (asentamiento)”, le dijeron.

La Ley 840, que en 2013 dio vida al megaproyecto de más de 50.000 millones
de dólares  y que ella apenas logró entender con sus escasos tres años de
escolaridad, no dejaba  dudas: le pagarían por sus tierras un precio que el
Estado considerara “adecuado”.

Y comenzó la resistencia. “Al inicio era alegría aquí, todos decíamos que al
fin llegaría el progreso, pero cuando empezaron a venir los soldados y los
policías prepotentes custodiando a los chinos, toda la comunidad se resistió
a dejarlos pasar a sus casas y empezamos a protestar”, dijo.

Desde entonces, aseguró que la respuesta oficial fue la misma: represión,
acoso, hostigamiento y amenazas a los campesinos que se oponen a entregar
sus tierras.

Ramírez cuenta que se enlistó como activista en el Consejo Nacional en
Defensa de Nuestra Tierra, Lago y Soberanía, una iniciativa de la sociedad
civil para organizar el movimiento campesino en defensa de sus tierras y
derechos.

Una de las muchas marchas de campesinos que han llegado en Managua desde la
costa caribeña del sur de Nicaragua, contra la construcción del canal
interoceánico, que desplazaría a miles de familias rurales y ocasionaría
graves daños ambientales. Crédito: Carlos Herrera/IPS

Luego esos líderes fueron siendo apresados, amenazados, intimidados y
reprimidos por las fuerzas policiales y militares del gobierno, y Ramírez se
vio de improviso al frente de las protestas en 2014.

Su liderazgo llamó la atención de los medios de comunicación y de
organizaciones de derechos humanos y de la sociedad civil nacionales e
internacionales.

Pronto las marchas campesinas anticanal se convirtieron en símbolo de
resistencia y sumaron más personas, transformando a ese movimiento en la
fuerza social de resistencia más importante que enfrentó Ortega en sus 10
años de poder.

El movimiento campesino contra el canal “es la organización social más
fuerte que existe actualmente en Nicaragua. Al interior de cada movimiento
surge un liderazgo auténtico y genuino, eso es lo que representa la señora
Ramírez. Es la oposición social más importante del país”, valoró a IPS el
sociólogo Oscar René Vargas.

El presidente “tiene conciencia que es la fuerza social más importante que
enfrenta su gobierno”, aseguró.

La admiración que despierta Ramírez, por su capacidad de organizar y
encabezar más de 90 marchas en el país, ha desatado la irritación del poder.

Más de 200 campesinos han sido arrestados, unos 100 fueron golpeados y
heridos de bala y el gobierno ha convertido la zona en estado de sitio
militar, sin financiar proyectos sociales, según datos del movimiento.

Retenes policiales en toda la ruta a Nueva Guinea y cercos militares en sus
alrededores, dan la impresión de que se está  en una zona de guerra.

Ramírez no ha escapado de la violencia y el hostigamiento: su casa ha sido
allanada sin órdenes judiciales, sus hijos y parientes perseguidos y
amenazados por agentes de inteligencia y policías en uniforme; sus bienes y
objetos de comercio, como alimentos e insumos, han sido incautados y dañados
y ella ha sido acusada hasta de actividades terroristas.

El penúltimo episodio ocurrió en diciembre, durante una visita a Nicaragua
del secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis
Almagro, para dialogar con Ortega sobre las denuncias de atropello a la
democracia.

Ramírez quiso reunirse con Almagro y para evitar convoyes policiales
sitiaron la comunidad y reprimieron a miembros del movimiento, narró la
lideresa campesina.

Además, semidestruyeron el puente principal para salir de la zona, mientras
retenes militares retenían a cualquier presunto integrante del Consejo.

Los propios vehículos de trabajo de Ramírez fueron confiscados, usados para
movilizar tropas y luego dañados, según aseguró Gonzalo Carrión, del Centro
Nicaragüense de los Derechos Humanos.

“El gobierno de Ortega ha tratado con saña a Francisca Ramírez y los
campesinos que la siguen. A ella le han violado todos sus derechos, desde el
derecho a la protesta hasta el derecho a la movilización y nosotros tememos
que le violen el derecho más sagrado que tiene: la vida”, dijo Carrión a
IPS.

En la oscuridad, por trochas y a pie, Ramírez cruzó un río profundo, donde
casi se ahoga, para escapar del cerco y viajar disfrazada y oculta en un
camión hasta Managua, donde logró reunirse el 1 de diciembre con Almagro y
narrarle los atropellos de que ella y otros han sido víctimas por rechazar
entregar sus tierras.

El 16 de febrero, el  Parlamento Europeo emitió su resolución de condena por
la falta de protección de los defensores de los derechos humanos en
Nicaragua, haciendo especial referencia al caso de Ramírez y lamentando el
deterioro del Estado de derecho y la democracia en el país.

Los eurodiputados instaron al gobierno a “abstenerse de acosar y recurrir a
actos de represalia contra Francisca Ramírez, la coordinadora del Consejo
Nacional en Defensa de Nuestra Tierra, Lago y Soberanía”.

“Ramírez fue detenida e intimidada tras presentar una queja formal por las
agresiones perpetradas en la región de Nueva Guinea en diciembre de 2016, y
también su familia ha sido objeto de ataques violentos como represalia”,
denunció el Parlamento Europeo.

Mientras el gobierno guardó silencio sobre este pronunciamiento, para la
activista social Mónica López, el hecho fue una victoria del movimiento
campesino.

“Sin dudas algunas, el pronunciamiento es una victoria social y política
para el movimiento campesino anticanal, una condena a Nicaragua y una alerta
mundial sobre lo que ocurre contra los movimientos indígenas y campesinos en
Nicaragua”, dijo López a IPS.

El gobierno reitera que el proyecto del canal sigue adelante, aunque lleva
un año sin avances visibles, y defiende que está destinado a acabar con la
pobreza que afecta a más de 40 por ciento de los 6,2 millones de habitantes
de este país centroamericano.

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