Uruguay/ "Década ganada", deudas pendientes [Cecilia Rossel]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Mar Ene 3 23:32:52 UYT 2017


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Correspondencia de Prensa

3 de enero 2017

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Uruguay

“Década ganada”, deudas pendientes *

Carla Rosel

La Diaria, Montevideo, 3-1-2017

http://ladiaria.com.uy/

Uruguay ha atravesado, en la última década, un período de logros sociales
indiscutibles: mientras que en 2002 uno de cada cuatro hogares uruguayos
(25,8%) se encontraba en situación de pobreza y en 2004 la proporción había
aumentado a 29,9%, casi diez años después (2013) la pobreza alcanzaba a 8%
de los hogares. También la proporción de hogares en situación de indigencia,
que se ubicaba en 1,2% en 2002 y alcanzó a 2,5% en 2004, descendió a 0,3% en
2013. Adicionalmente, aunque la meta de reducción de la desigualdad está aún
lejos de ser alcanzada, la concentración del ingreso pasó de 0,45 en 2006 a
0,38 en 2013.(1)

Sin embargo, y aunque ya nos hemos ido acostumbrando a las buenas noticias,
existe todavía incertidumbre respecto de la profundidad de estos cambios y
la posibilidad de sostener estas tendencias en contextos menos favorables
del ciclo económico. En otras palabras, ¿indican los logros recientes que
las fuentes originales de la pobreza y la desigualdad están siendo
desactivadas? ¿Son solamente un alivio de los síntomas o pueden ser
considerados un debilitamiento de las causas que están detrás de los
déficits de bienestar que enfrenta el país?

Lo cierto es que hay varias señales que obligan, al menos, a ser escépticos.

Por un lado, en Uruguay todavía persiste una distribución desigual de las
ganancias de la productividad. El estrato de menor productividad (con menor
cobertura de seguridad social, más feminizado, con mayor incidencia de
pobreza) ha sido el que concentra la mayor proporción del empleo y, en
contraste, el estrato de mayor productividad (con mayor cobertura de
seguridad social, de altos ingresos) ocupa a una proporción minoritaria de
los trabajadores(2). Y pese a que en los últimos años ha existido cierta
modificación de la estructura de la ocupación por nivel de productividad
-básicamente, por un trasvase de empleo desde los sectores de baja
productividad a los de productividad media(3)-, la sostenibilidad de este
cambio es todavía incierta, y es difícil que la desigualdad en la
distribución primaria del ingreso pueda modificarse si no se activa un
círculo virtuoso de cambios en la estructura productiva, que contribuya a
reducir los niveles de estratificación laboral. Si esta lógica virtuosa
tiene lugar, ciertos parámetros de igualación estarían dados, por lo que la
meta de avanzar hacia modelos universales de protección social, con
beneficios y prestaciones más densos, no sólo no parece descabellada sino
viable. Pero sin reducción de desigualdades productivas y laborales, la meta
de la igualdad queda comprometida. Y la envergadura de la inversión fiscal
que se requiere para avanzar hacia la reducción de la desigualdad no puede
ser desconocida.

Por otro lado, el sistema de protección social uruguayo tiene
constreñimientos que limitan su posibilidad de ser una pieza clave en la
reducción duradera de las desigualdades en Uruguay. En efecto, aunque con
señales recientes por modificar el rumbo, en la arquitectura de protección
social uruguaya persiste el desajuste respecto de una estructura de riesgos
sociales que ha experimentado profundas transformaciones en las últimas
décadas(4). En particular, y por poner sólo algunos ejemplos: la relación
entre pobreza en adultos y pobreza en niños ha empeorado en detrimento de
estos últimos(5); las desigualdades de género en la distribución del trabajo
remunerado y no remunerado casi no han variado y, como resultado, las
distancias entre mujeres de más y menos ingresos en los indicadores
laborales han aumentado(6); la concentración de vulnerabilidades en la
adolescencia y la juventud permanecen incambiadas; la segregación
residencial ha aumentado; la desafiliación educativa en el nivel medio
continúa en niveles altísimos, y las distancias entre sectores de más y
menos ingresos en esta dimensión nos colocan por detrás de los países menos
desarrollados de la región.

Estas señales ponen de relieve la vigencia que, pese a la buena racha que
atraviesa el país, parecen tener todavía las fábricas y correas transmisoras
de reproducción de pobreza y desigualdad en Uruguay, aunque las cifras
agregadas de los principales indicadores en materia social y laboral no lo
estén reflejando.

A la preocupación de que, con vientos menos favorables, los viejos
mecanismos de la pobreza y la desigualdad reaparezcan, hay que agregarle un
dato adicional: en los últimos 15 años, los consensos que el país parecía
tener en relación a la necesidad de corregir desigualdades, saldar las
deudas sociales y redistribuir parecen empezar a debilitarse. Según un
estudio de Equipos Mori(7), la proporción de personas que considera que los
pobres están en esa condición “por flojos y falta de voluntad” pasó de 12%
en 1996, a 26% en 2006 y a 45% en 2011. En contraste, ha disminuido
significativamente la proporción de quienes piensan que los pobres están en
esa situación “porque la sociedad los trata injustamente”. Otro estudio
indica que la proporción de personas que creen que el Estado debe
implementar políticas fuertes para reducir la desigualdad entre ricos y
pobres pasó de 58% en 2008 a 45% en 2014(8).

Los datos son elocuentes de que algo está cambiando en las percepciones de
la población uruguaya, algo que indicaría que las deudas sociales que el
país tenía parecen estar saldadas y es hora de dejar de preocuparnos por
ellas. Y, sin embargo...

* Una versión previa de esta nota fue publicada en Razones y Personas:
http://www.razonesypersonas.com/ <http://www.razonesypersonas.com/>

Notas

1) INE. (2014). Estimación de la pobreza por el método del ingreso.

2) Ver Amarante, V. y Tenenbaum, V. (2016) “Mercado laboral y heterogeneidad
productiva en el Uruguay”. En: Amarante, V. e Infante, R. Hacia un
desarrollo inclusivo. El caso de Uruguay. Santiago de Chile: OIT/CEPAL.

3) Ibidem

4) Ver entre otros, Filgueira, F., & Filgueira, C. (1994). El largo adiós al
país modelo. Políticas sociales y pobreza en Uruguay. Montevideo: Arca;
Kaztman, R., & Filgueira, F. (2001). Panorama de la infancia y la familia en
Uruguay. IPES-UCUDAL; Filgueira, F., Rodríguez, F., Rafaniello, C.,
Lijtenstein, S., & Alegre, P. (2005). “Estructura de riesgo y arquitectura
de protección social en el Uruguay actual: crónica de un divorcio
anunciado.” Revista Prisma, (21), 7–42.

5) Ver Rossel, C. (2013) “Desbalance etario del bienestar. El lugar de la
infancia en la protección social en América Latina”. Serie Políticas
sociales N° 176. CEPAL

6) Ver Rossel, C., Salvador, S., & Monteiro, L. (2015). Protección social y
género. Cuaderno de Desarrollo Humano, PNUD.

7) Ver http://www.elpais.com.uy/informacion/cree-que-pobre-que-no.html

8) Datos del Barómetro de las Américas (LAPOP)

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