México/ El gasolinazo mueve a México [Manuel Aguilar Mora]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Lun Ene 16 15:05:28 UYT 2017


  _____

Correspondencia de Prensa

16 de enero 2017

Boletín Informativo

redacción y suscripciones

 <mailto:germain5 en chasque.net> germain5 en chasque.net

  _____

México

El gasolinazo mueve a México

Manuel Aguilar Mora *

Ciudad de México, 16 de enero de 2017

Después de los primeros 15 días del año transcurridos del anuncio del
gasolinazo por el gobierno de Peña Nieto, la sociedad mexicana se encuentra
en plena ebullición. A las múltiples manifestaciones callejeras, mítines,
reuniones de todo tipo en los barrios, en las plazas públicas, en las
universidades, en los mercados, se comienza a percibir el surgimiento de una
desazón social que incluso se manifiesta en los círculos gubernamentales y
oligárquicos. Se experimenta algo nuevo en la sociedad: México se mueve,
pero no como quisiera Peña Nieto.

Movilizaciones al nivel nacional

Las manifestaciones de descontento en las calles no han cesado. En la Ciudad
de México prácticamente durante este periodo las protestas han sido diarias:
el lunes 9 de enero pasado miles de personas marcharon por la ruta
tradicional de las manifestaciones que recorre el Paseo de la Reforma hasta
el Zócalo y una semana después, ayer domingo 15, de nuevo el pavimento de
esta avenida fue pisado por varias multitudes que no cesaron de gritar las
consignas ya conocidas de ¡Fuera Peña!, ¡Abajo el gasolinazo!, ¡Por un paro
nacional!, ¡De norte a sur, de este a oeste, ganaremos esta lucha cueste lo
que cueste! En las otras dos grandes metrópolis del país, Guadalajara y
Monterrey, también se han dado grandes manifestaciones. En el sur, en Oaxaca
y en Chiapas no han faltado tampoco las protestas: precisamente en este
último estado, en Tapachula, ciudad  fronteriza con Guatemala, se dio una
manifestación como hacía mucho no se daba por el número de participantes.
Como inauditas fueron también las manifestaciones de decenas de miles de
personas que se dieron en los estados fronterizos norteños de Coahuila, de
Sonora y de Baja California. Las dimensiones de estas protestas superan en
cantidad y en amplitud las expresiones de descontento habidas en 2014 con
motivo de la masacre de la noche de Iguala-Ayotzinapa y se parecen a las
luchas magisteriales del año pasado.

Para la segunda mitad de enero, todas las señales indican que el alud de
protestas crecerá de manera considerable. Esto es así porque es notorio que
cientos de miles de hombres y mujeres se preparan para seguir protestando y
movilizándose y por el despertar masivo que se está dando en todo el país.
Si es posible y correcto definir a este ascenso popular como “espontáneo”,
como producido por la decisión del gobierno de encarecer aún más el costo de
la vida para la ya muy empobrecida mayoría de la población, las comillas
agregadas al adjetivo calificativo son para señalar lo relativo de tal
espontaneidad. Ciertamente no hay una dirección que al nivel nacional haya
convocado y dirija esta oleada de movilizaciones. Es más, es evidente que se
están dando en contra de los partidos que son considerados tradicionalmente
como representantes de la “izquierda”, por ejemplo el PRD. Incluso Morena y
en especial su líder López Obrador (AMLO), que constituyen una fuerza que
ampliamente las encuestas señalan como la alternativa electoral con mayor
apoyo popular y con más posibilidades de salir triunfante en las elecciones
presidenciales del 2018, se han mantenido prudentemente a distancia de estas
expresiones del descontento masivo. El mismo EZLN permanece en silencio
arrinconado en las montañas de sureste chiapaneco.

Lo que está en el trasfondo de la situación actual es el conjunto de
experiencias históricas recientes que han sacudido la consciencia nacional:
Tlataya, Ayotzinapa, las reformas energética y educativa, la situación de
las relaciones con el poderoso vecino del norte cuyo nuevo presidente ha
colocado a México junto a China, como enemigo de Estados Unidos. Esto es lo
que está transformando el pensamiento colectivo atravesado por
preocupaciones y enojos inéditos, una situación de extrema complejidad que
está calando hondo en las profundidades del sentimiento nacional.

Preparativos de lucha

Es tan urgente e imperiosa la situación que incluso las pesadas burocracias
sindicales aglutinadas en la Unión Nacional de Trabajadores (UNT)
(trabajadores telefonistas, electricistas, universitarios principalmente) se
han reunido y convocan a una Jornada Nacional de Lucha que se iniciará en la
ciudad fronteriza de Tijuana el 17 de enero cuyo objetivo es construir la
solidaridad internacional ante la política de intimidación y amenazas del
nuevo gobierno de Trump y continuará con varios mítines y marchas en la
Ciudad de México que culminará en una amplia movilización nacional el 31 de
enero y el 5 de febrero con un balance social en el Centenario de la
Constitución en que se presentarán propuestas para la más amplia discusión
sobre la democratización del régimen político y la forja de un nuevo
proyecto de nación.

Paralelamente a través de las redes sociales y del archipiélago de grupos de
las más diversas condiciones ideológicas y políticas se están proponiendo
otras iniciativas que incluyen un acto frente a la embajada de Estados
Unidos el viernes 20, día de la toma de posesión de Donald Trump en
Washington. Como se aprecia se evidencia con más y más transparencia ante
amplios sectores de la población que con la llegada de Trump a la
presidencia de EUA, la pieza clave de la política internacional mexicana que
constituye la relación con los vecinos norteños cambiará radicalmente, de
hecho, antes de su toma formal de posesión Trump ya determinó que la Ford
Motors Co. haya decidido echar atrás su proyecto de fábrica que había
comenzado a construir en el estado de San Luis Potosí.

Pasos en el techo

Ante este panorama no es sorprendente que también en los círculos
oligárquicos y gobernantes se comiencen a dar fricciones e inclusive choques
y conflictos. Uno en especial se alza como el problema político crucial para
los grupos dominantes mexicanos y de hecho también para los nuevos
gobernantes de Washington. Se trata de la sucesión presidencial del 2018. Es
evidente que Peña Nieto tiene una pendiente muy inclinada si quiere imponer
al candidato priista como su sucesor. La decisión de elegir quien será tal
personaje es la última y de hecho la única decisión importante que le queda
a un presidente cuyo desprestigio e impopularidad ha llegado a cotas
inauditas: algunas encuestas señalan porcentajes de menos de 20 por ciento
de aprobación del gobierno peñista. Pero seguramente el problema mayor una
vez escogido un aliado de Peña Nieto como candidato priista es lograr que
conquiste la mayoría de votos de la elección presidencial. Es aquí donde las
reformas constitucionales adoptadas en 2014 que incluyen la figura de
“gobiernos de coalición” a partir de 2018, antes prohibidas por el
presidencialismo absoluto del régimen imperante, permiten a sectores
burgueses que son conscientes de la dificultad de que el sucesor de Peña sea
el triunfador, promover que tal cláusula se adelante desde ya para impedir
que los comicios del 2018 se conviertan en una pugna política
desestabilizadora.

Es aquí donde entra AMLO quien viene insistiendo desde hace meses
precisamente en eso, en forjar una coalición gubernamental con Peña Nieto
desde ya. Que esta solución de la crisis potencialmente peligrosa de la
sucesión de 2018 no es una mera idea de AMLO y que se discute incluso en los
círculos del poder priista se puede apreciar meridianamente en las
declaraciones de Diego Valadés, un político priista con experiencia
gubernamental (entre otros cargos ha sido Procurador de la República) y que
ocupa una posición en el nivel más alto de la jerarquía
académica-burocrática de la UNAM. En una entrevista reciente expresó lo
siguiente: “El gobierno está convocando a la unidad del país. Ante estos
llamados, lo razonable es que en las próximas semanas el presidente de la
República comience a convocar a los dirigentes de los partidos políticos
para escucharlos. Yo no entiendo, por ejemplo, que se invite a un candidato
presidencial estadounidense repudiado por la sociedad mexicana y que no se
invite  a un líder de 15 millones de mexicanos como es AMLO, líder de
Morena”. Y ante la pregunta del periodista que le dice “y si no ocurre ese
diálogo”, Valadés responde: “Si no se materializa en el curso de los
próximos dos años, evidentemente las condiciones del país se seguirán
deteriorando hasta niveles inimaginables.” (Proceso, 15.01.2017). ¡Niveles
inimaginables! Sin comentarios.

Así es como la coyuntura del gasolinazo está moviendo a México en todos sus
niveles y las potencialidades de tales movimientos son “inimaginables”.

* Militante de la Liga de Unidad Socialista (LUS).

  _____







---
El software de antivirus Avast ha analizado este correo electrónico en busca de virus.
https://www.avast.com/antivirus


------------ próxima parte ------------
Se ha borrado un adjunto en formato HTML...
URL: http://listas.chasque.net/pipermail/boletin-prensa/attachments/20170116/1b49611a/attachment.htm


Más información sobre la lista de distribución Boletin-prensa