Feminismo/ Women's March: construyendo puentes ante los muros del odio [Laia Facet]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Sab Ene 28 10:41:20 UYT 2017


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Correspondencia de Prensa

28 de enero 2017

Boletín Informativo

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Feminismo

Women’s March: construyendo puentes ante los muros del odio

Laia Facet

Viento Sur, 26-1-2016

http://www.vientosur.info/

No, la movilización en Estados Unidos no es un estallido aislado en contra
del nuevo presidente. Del mismo modo que la presidencia de Trump se enmarca
en una oleada de ascenso de la extrema derecha, de la derechización de los
partidos socialdemócratas europeos, de la crisis del ciclo progresista en
Latinoamérica con la emergencia del liberalismo rampante; la Women’s March
se enmarca en un claro auge de la lucha de las mujeres alrededor del mundo
(Brasil, Argentina, Mexico, Polonia, Italia, Estado Español, etc.) para
resistir a los ataques específicos hacia las mujeres que supone este
desolador panorama internacional, así como los ataques contra las
condiciones de vida en general.

¿Estamos ante una nueva ola? ¿ahora ya sí? Las olas del feminismo han sido
movimientos históricos, protagonizados por masas de mujeres. Movimientos que
han durado décadas, con flujos y reflujos. Con consignas y demandas
compartidas alrededor del mundo y sus modulaciones continentales y
nacionales. Algunas veíamos cómo en las últimas décadas el feminismo se
había visto abocado a la elaboración académica y teórica. Una elaboración
con un desarrollo muy interesante y lecturas cruzando el charco, pero que no
constituía en sí misma una nueva ola. Pero, está claro, que hoy no estamos
ante un feminismo meramente académico. La elaboración feminista en curso se
da a pie de calle, con una audiencia masiva y en diálogo con una realidad
material.

Los movimientos feministas actuales operan evidentemente a escalas
nacionales, pero se reconocen en las distintas iniciativas y campañas
alrededor del mundo. Se ven (nos vemos) representadas e identificadas con
ellas. Y este es un punto fundamental. Es el punto de partida básico para
generar un movimiento internacional, es el punto de partida necesario para
combatir los repliegues nacionales xenófobos que levantan muros donde el
feminismo construye puentes. Si esto constituye una nueva ola, el tiempo lo
dirá. A mi juicio estamos en el punto de partida: estallidos, regeneración
de la base militante, iniciativas a diferentes escalas geográficas,
consignas sin definir... ¿Por qué no decirlo? En un momento precioso,
fresco, que da oxígeno a aquellas que llevaban décadas picando piedra y que
da impulso a las expresiones espontáneas. Y como todo punto de partida,
contradictorio.

En esa fantástica lectura dialéctica del momento que vivimos, presenciamos
la escenificación de sujetos no normativos. La puesta en escena de un
feminismo decolonial y transgénero declinado en origen, religión,
sexualidad, con nombres propios, con rostros, personas concretas que se
agencian la movilización en el buen sentido del término. Y digo fantástica
lectura dialéctica pensando en las acaloradas luchas dentro del feminismo de
los sesenta y setenta; pensando en las lecturas y teorizaciones de los
noventa (y en adelante) entorno al género y la sexualidad. Pero, también hay
una dialéctica perversa que hay que poner sobre la mesa y que Nancy Fraser
formula perfectamente: “El reconocimiento, en consecuencia, se convirtió en
el principal cardinal de las reivindicaciones feministas de fin de siglo.
[…] Tanto si se trataba de cuidados, de violencia sexual o de disparidades
entre sexos en la representación política, las feministas recurrieron cada
vez más al principio del reconocimiento para impulsar sus reivindicaciones.
Incapaces de transformar las profundas estructuras sexistas de la economía
capitalista, prefirieron atacar problemas arraigados en patrones de valor
cultural o en jerarquías de estatus androcéntricos.”/1

Hay que plantearlo: no hay vuelta atrás. No hay más correcciones políticas
de reconocimiento individualista que reconduzcan esta cosa escandalosa, como
lo llama Amaya Pérez Orozco, y que salven por la vía culturalista, de la
identidad y el reconocimiento al capitalismo en crisis. Es importante tener
esto en cuenta. Las que además de declinar en origen, religión, sexualidad,
etc. declinamos con la clase vemos como las políticas de reconocimiento,
reconocen a unas pocas. Aquellas que han sido asimiladas a los estándares
culturales occidentales y han llegado a posiciones de poder por la vía del
ascenso social capitalista. Incluso, en países latinoamericanos, Verónica
Schild, dialogando con Fraser, apunta también su dialéctica perversa
particular: “[el giro de los años 90] permitió a algunas mujeres convertirse
en voces dominantes del feminismo y en interlocutoras legítimas de los
organismos gubernamentales y transnacionales, mientras otras quedaban
marginadas o silenciadas. […] un proceso en el que activistas convertidas en
burócratas aplicaron sus conocimientos feministas a la experiencia política
mientras sus hasta entonces hermanas más pobres eran reclutadas como
clientes de programas sociales.”/2

En este punto de partida embrionario donde todo está por desarrollarse,
Schild y Fraser nos sirven como toque de atención para que todo esto no
acabe en un cierre en falso. Muchas escuchamos el discurso de Angela Davis
en la Women`s March en el mismo escenario por el que pasaron toda la plana
mayor hollywoodiense, incluidas Scarlett Johansson (que apoyó el sionismo) o
Alicia Keys (que hizo campaña por Obama). De pronto, veíamos cómo las
expresiones del feminismo liberal se entremezclaban con las del feminismo
interseccional y las demandas económicas. Por ejemplo, con las demandas
salariales del “fight for 15” o con consignas de solidaridad internacional
con Palestina. Demandas y consignas opuestas claramente a la agenda liberal.


Además, la huelga de mujeres que se llevó a cabo en Polonia y que ahora se
plantea por la plataforma “Ni Una Menos” argentina de cara al 8 de marzo
ponen de relieve cosas tan estructurales como la invisibilización de la
economía reproductiva y de cuidados, así como, la división sexual del
trabajo en la que se ha sustentado toda la historia del capitalismo. El lema
de las compañeras italianas “se non valgo, non produco” va a la raíz misma
de todo esto. Cuál será el cardinal de este nuevo empuje está por definir.
Por otro lado, dependerá también de la capacidad o incapacidad del
neoliberalismo por salir a flote y de la capacidad o incapacidad por alzar
un proyecto revolucionario alternativo a la austeridad y a los repliegues
nacionales. Proyecto que no puede construirse ni siquiera imaginarse sin las
movilizaciones de millones de mujeres que estamos presenciando; sin los
puentes que éstas construyen frente a los muros de odio que pretenden
imponernos.

Notas

1/ Fortunas del feminismo. Nancy Fraser. Traficantes de sueños, 2015.
https://www.traficantes.net/sites/default/files/pdfs/Fortunas%20del%20femini
smo%20-%20Traficantes%20de%20Sue%C3%B1os.pdf

2/Feminismo y neoliberalismo en América Latina, Veronica Schild. New Left
Review 96. http://newleftreview.es/authors/veronica-schild - See more at:
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