México/ Contra Trump y Peña Nieto: unidad, desde abajo y sin fronteras [PRT - declaración]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Sab Ene 28 13:00:44 UYT 2017


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Correspondencia de Prensa

28 de enero 2017

Boletín Informativo

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México

Contra Trump y Peña Nieto: Unidad, desde abajo y sin fronteras

Comité Político del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT)

Ciudad de México, 25 de enero de 2017

Luego del dramático aumento al precio en los combustibles, electricidad y
agua en todo el país y de un mes ininterrumpido de protestas masivas en todo
el país que han profundizado la crisis de legitimidad -y ahora cada vez más
política- del régimen oligárquico del país, se comienzan a ver ahora los
primeros pasos de la nueva administración de extrema derecha, xenófoba,
machista, racista y anti mexicana de la Casa Blanca; que no puede sino traer
mayores complicaciones, contradicciones y posibilidades de lucha al
escenario político mexicano.

La timorata respuesta del gobierno de Peña evidencia, una vez más, su
incapacidad para hacer frente a la crisis del país, de cara a las medidas
contra México del gobierno de Trump y sus continuas amenazas. El giro
proteccionista del nuevo gobierno estadounidense está en marcha: no sólo
bloqueó inversiones en México y liquidó el Acuerdo Transpacífico de
Cooperación Económica (TPP), también amenaza con una “renegociación” del
Tratado de Libre Comercio (TLC) a su favor (y su virtual cancelación), así
como imponer aranceles del 20% a las exportaciones mexicanas para financiar
el muro de la ignominia en una frontera ya militarizada, y las masivas
deportaciones en puerta. Todo ello, expresión de la crisis del
neoliberalismo, pueden destruir la piedra sobre la que se erigieron décadas
de políticas económicas neoliberales para asegurar a México como un
patio-taller trasero. Incluso las últimas reformas estructurales de Peña
Nieto, en especial la energética, causante del gasolinazo, se diseñaron e
impusieron sobre el presupuesto de la fuerte dependencia (casi única) de la
economía mexicana a los intereses imperialistas del vecino del norte.

Sobre este supuesto neoliberal, es que el TLCAN destruyó el campo mexicano,
desmanteló la incipiente industria nacional para favorecer al modelo
maquilador, entregó a empresas estadounidenses (y canadienses) los minerales
del país, destruyeron derechos laborales y precarizaron el trabajo, por
mencionar algunos de los efectos más claros. Y al mismo tiempo, desde Miguel
de la Madrid a la fecha, gobiernos del PRI y PAN justificaban su sumisión a
los intereses estadounidenses, afirmando que era mejor tenerlos de “aliados”
que  como “enemigos”. Estos tecnócratas nunca pensaron que, al subordinarse
a la Casa Blanca, el inquilino en turno podría jugar con ellos, pues a sus
ojos, gobernantes y funcionarios mexicanos, nunca fueron estadistas,
representantes de una nación soberana aliada, sino subordinados de poca
monta.  Por eso no podemos esperar del gobierno mexicano, de los partidos
del “Pacto por México” que representen los intereses del pueblo mexicano
ante las “nuevas negociaciones del TLCAN”, los abusos contra mexicanas y
mexicanos en EU, la inminente construcción (extensión) del muro, sino
nuevamente, subordinación y cabeza baja, lo cual no traerá sino peores
consecuencias para los trabajadores de ambos lados de la frontera. El
desconcierto del gobierno de Peña Nieto no es sólo expresión de su
incapacidad personal -que es real- sino sobre todo porque por décadas se
subordinaron fielmente a los dictados del neoliberalismo -hasta el extremo
del grueso de reformas estructurales impuestas por Peña y los partidos del
Pacto por México- y ahora que Trump impone un giro más derechista y
proteccionista a la política imperialista, los neoliberales en México se han
quedado "colgados de la brocha" sin alternativa ante la crisis. No pueden
ofrecer alternativa porque cavaron el hundimiento de México siguiendo los
dictados imperialistas y no saben más que obedecer esos dictados que ahora
les resultan contradictorios con los que disciplinadamente siguieron.

Lo importante, para la izquierda, los movimientos sociales y el pueblo
trabajador, no es el miedo a una renegociación del TLCAN, pues éste no ha
traído sino terribles consecuencias para quien vive de su trabajo. El peor
error que en este momento se puede cometer sería, como lo hizo el PRD,
“defender el TLCAN” frente a Trump. Por el contrario, los campesinos,
sindicatos democráticos y la izquierda en general, llevamos décadas luchando
contra el TLCAN y sus consecuencias. Nosotros luchamos por una nación
soberana e independiente que aproveche sus recursos naturales para levantar
una fuerte economía que favorezca a las mayorías, que somos los
trabajadores.

El “giro proteccionista” de Trump, no implica que EEUU deje de tener interés
en hacerse de nuestros recursos naturales y aprovechar la mano de obra
barata y precarizada para sobreexplotarla. Desde la perspectiva de los
intereses de los trabajadores, ante la política comercial proteccionista de
Trump, no es alternativa el “mirar a otros países” (como los que proponen a
China o a la Unión Europea) para seguir siendo un país semicolonial y
dependiente. Estas relaciones desiguales y subordinadas no mejorarán la
situación ni del país ni de los trabajadores pero seguramente que sí
mantendrán los privilegios de la casta gobernante. Se requiere romper el
modelo, no cambiar de amo. El fin del México neoliberal debería ser la
oportunidad para unirnos desde abajo, desde el pueblo trabajador,
organizarnos y luchar por rehacer un México independiente y soberano, justo
y democrático, libre e igualitario, ecologista, sin explotación ni
opresiones de ningún tipo. Es decir una perspectiva política revolucionaria.

Todo indica que la “negociación favorable para Estados Unidos” que pregona
Trump en relación al TLCAN significa mayor destrucción de la infraestructura
mexicana y mayor subordinación de la economía mexicana a las necesidades del
vecino del norte. En esta reestructuración productiva de Estados Unidos, el
imperio intentará asegurarse de los insumos básicos necesarios para que ésta
se haga realidad al menor costo posible.Ante el hundimiento económico y
político de los neoliberales mexicanos con el giro proteccionista del nuevo
gobierno estadounidense, los llamados tanto de Peña, y de otros actores
políticos como López Obrador a forjar una “unidad nacional” frente a Trump,
no son sino salidas desesperadas a la crisis de legitimidad. ¿Unidad
nacional? ¿Qué tenemos en común las y  los trabajadores mexicanos con los
magnates que ante el cambio de escenario político buscan acomodarse, y sus
intereses con ellos, al nuevo amo? ¿Qué tienen en común los corruptos,
xenófobos y multimillonarios miembros del gabinete Trump con los millones de
trabajadores negros, latinos, y blancos precarizados por las políticas
demócratas y republicanas en los últimos años? Nada puede ser más venenoso
que supuestos llamados a la unidad nacional con quienes, en primer lugar nos
han sumido en esta crisis.

Es urgente, por supuesto, forjar la más amplia unidad contra las políticas
de odio racista, de negación y opresión del otro. Pero una unidad desde
abajo y sin fronteras. Trump y Peña representan al enemigo, único, más allá
de desplantes coyunturales. Los trabajadores estadounidenses, los Sioux, los
migrantes de origen mexicano (hermanos trabajadores al otro lado de la
frontera) y en general latinos, el movimiento Black Lives Care, las millones
de mujeres que inundaron las calles de EEUU son nuestras principales
aliadas.

Aunque el panorama se obscurece, también es cierto que los golpes
draconianos (de Trump y Peña) están ya enfrentando el obstáculo de la
resistencia movilizada. De un lado, la toma de posesión de Trump fue
recibida por multitudinarias protestas, con las mujeres en primera línea y
nuevas movilizaciones y luchas que se anuncian son un punto de partida. De
este lado, las masivas movilizaciones contra el gasolinazo y las reformas
estructurales anuncian un nuevo periodo de luchas y resistencia. Que al
mismo tiempo gritan nuevamente ¡Fuera Peña! Es urgente que los pueblos en
lucha de ambos lados de la frontera se extiendan la mano y, juntas, juntos,
enfrentemos al monstruo capitalista. Retomar el ejemplo de solidaridad
internacional con la causa de los 43 de Ayotzinapa desaparecidos desde
septiembre de 2014. No es el timo de la unidad nacional, sino de la unidad
sin fronteras, de la unidad desde abajo, de la unidad en la diversidad, de
la unidad para resistir y ganar.

En el caso mexicano, es urgente que el descontento social que se ha
expresado en multitudinarias y espontáneas movilizaciones en todo el país,
que en casos excepcionales como en Baja California, han logrado obtener
victorias parciales y aún no aseguradas, puedan canalizarse y organizarse en
frentes de lucha mas permanentes y democráticos, al tiempo que los distintos
referentes organizados puedan impulsar y confluir en éstos espacios de
encuentro. Casi un mes de espontáneas protestas diarias en todo el país
contra el gasolinazo empiezan a conocer ya la entrada en acción también de
las anteriores fuerzas organizadas en lucha contra el neoliberalismo. Este
jueves 26 un sector decisivo de la clase trabajadora, representada por la
Nueva Central de Trabajadores, el Sindicato Mexicano de Electricistas, la
Asamblea Nacional de Usuario de Energía Eléctrica y apoyadas por la
Organización Política del Pueblo y los Trabajadores han hecho presente en
muy grande movilización por las calles de la Ciudad de México, un flanco
organizado proletario en el marco de la protesta popular, ciudadana y
espontánea de estos días. La movilización del 26 estuvo precedida por
decenas de tomas y protestas ante gasolineras y centros de trabajo de la
antigua Compañía de Luz en la Ciudad de México por parte de la ANUE y el
SME.  El 31 de enero, por su parte, está convocada otra gran movilización en
la Ciudad de México, del otro polo de referencia que representará la
movilización de organizaciones campesinas y de la UNT (Unión Nacional de
Trabajadores), es decir relevantemente el sindicato de telefonistas y de los
universitarios. La dimensión de la crisis y las protestas, plantean la
necesidad y responsabilidad de levantar un polo organizado del pueblo
trabajador en lucha, independiente de los llamados a la "unidad nacional"
del gobierno y todos los partidos institucionales (ahora no solamente los
partidos del Pacto por México, sino también Morena) que requieren de un
esfuerzo consciente y responsable de generar un espacio realmente unitario
para poder coordinar todos los esfuerzos en lucha nacionalmente y elevar la
protesta y lucha al nivel que requiere la circunstancia y la conclusión de
las tres consignas movilizadoras de estos días: Contra el gasolinazo, contra
las reformas estructurales, Fuera Peña. Elevar la protesta a nuevas formas
de lucha incluso el paro cívico nacional que no se trata simplemente de
anunciarlo propagandísticamente sino sobre todo de crear y coordinar las
fuerzas sociales capaces de hacerlo realidad.

Efectivamente, tirar las reformas estructurales, especialmente la energética
y educativa, no pueden desligarse del objetivo político de la salida del
gobierno Peña hoy (no por la vía tersa e institucional que propone López
Obrador esperando hasta unos comicios ordenados en 2018 que representen una
transición pactada). De hecho a mediano plazo, tirar las reformas
estructurales no puede implicar volver simplemente a la Constitución como
estaba antes del 2013 (o de 1994 cuando entró en vigor el TLC), sino en
realidad a un nuevo Constituyente que rediseñe el país, más ahora que el
imperialismo yanqui, representado por Trump, impone un giro a la
globalización neoliberal que afanosamente los partidos del Pacto por México
y sus gobiernos impusieron a nuestro país, destruyendo derechos y conquistas
históricas reflejadas o no en algún momento en la propia Constitución.

Es cierto que la unidad desde abajo, de los movimientos y resistencias
todos, encuentra muchas dificultades, pero la continuación y profundización
de la crisis puede ayudar a forzarla en las siguientes semanas. Para el 4 de
febrero habrá nuevo gasolinazo, aprobado en la Ley de Ingresos por los
Partidos del Pacto por México. Y la implementación práctica de los planes de
Trump tampoco traerán un periodo de paz y estabilidad, pese a los llamados a
la "unidad nacional". De nuevo, piensen en las consecuencias sociales de la
construcción del muro y el cobro del mismo  y la posible deportación masiva
de trabajadores mexicanos de EU.

Hoy, tal vez como nunca antes, es urgente que los movimientos sociales de
ambos lados de la frontera busquen espacios de encuentro y debate; levantar
campañas conjuntas. La solidaridad es crucial para frenar al odio racista.
El espíritu internacionalista es la única salida para derrotar al
nacionalismo xenófobo. Existen no pocos puntos de encuentro, los cientos de
movimientos que durante años han resistido los megaproyectos ecocidas en
México hoy se ven reflejados en el espejo de Standing Rock; las decenas de
presos políticos en cárceles mexicanas y los manifestantes recientemente
detenidos en EU que pueden enfrentar penas de hasta diez años, son parte de
una misma política de represión; las mujeres que desde el año pasado salen a
las calles en todo Latinoamérica contra la violencia a las mujeres y los
feminicidios tienen en las millones de “pinks pussy hats” a sus hermanas.

Peña y Trump: ¡No pasarán!

¡Unidos venceremos!

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