Colombia/ El tortuoso camino de la paz: impunidad, detenciones arbitrarias, repunte de la oposición crítica [Julie Massal]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Dom Jul 16 12:51:20 UYT 2017


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Correspondencia de Prensa

16 de julio 2017

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Colombia

El tortuoso camino a la paz: retos para la movilización social y la
oposición crítica

Mientras avanza el proceso de paz con el desarme y la dejación de armas por
las FARC, persiste un sinfín de retos sociales y políticos. De estos, es
necesario enfatizar los agravios a los líderes sociales que no dan tregua,
así como la dificultad de encontrar un espacio seguro y duradero para
expresar la oposición, la crítica o el pensamiento alternativo. Tendencias
que no son nuevas pero que interpelan al ciudadano, al observador o al
investigador, en el contexto de construcción de la paz.

Julie Massal

Palabras al Margen, 14-7-2017

http://palabrasalmargen.com/

En los últimos meses, Colombia ha vivido tanto al ritmo de los avances y
retrocesos del proceso de dejación de armas de las FARC, que acaba de
concluirse, como del imparable conteo de líderes sociales asesinados (37 por
ahora, según cifras a fines de junio1) o amenazados. Ello ocurre a un ritmo
que apenas ha disminuido2 en los primeros meses consecutivos a la firma de
la paz y su implementación en el congreso desde el 1 de diciembre de 2016,
después de un año 2016 especialmente tenso en el frente social. Se ha
llegado a un total de 80 líderes sociales asesinados en dicho año, según el
informe anual “Contra las cuerdas” de la ONG Somos Defensores3, la misma que
se ha dedicado a recopilar datos en este ámbito desde varios años. El
aumento ha sido constante desde 2013, aunque hay variaciones de ritmos y en
las modalidades de asesinato. Es decir que, como ya lo subrayamos en
anteriores artículos, los asesinatos se han incrementado en un periodo de
negociación de paz.

Una ola de asesinatos en 2016

Las cifras para el año 2016, extraídas del informe de Somos Defensores4 y
relatadas en la revista Pacifista5 evidencian varias tendencias que
confirman lo observado en los últimos tres o cuatro años: en Colombia, aun
en tiempos de negociación de paz, ser líder social, defensor de los derechos
humanos, del medio ambiente o promotor de la paz, especialmente en las
Juntas de Acción Comunal, constituye un riesgo inminente para la vida.

En el mencionado informe anual de 2016 se evidencian las siguientes
características (todos los datos son del mismo informe): “ochenta
defensores, defensoras y líderes sociales fueron asesinados(as); 17 más que
en 2015, es decir un incremento del 22% con respecto al año anterior. De los
80 asesinatos, el 89% correspondieron a hombres (71 casos) y 11% a mujeres
(9 casos). En 22 de los 32 departamentos de Colombia se presentaron
homicidios contra defensores, lo que significa que en el 68% del territorio
nacional ocurren casos de este tipo”. La mayoría de asesinatos se cometen
con armas de fuego. Además, hay un claro sesgo en la repartición, pues el
12% de los homicidios ocurrieron en las ciudades y el 88% restante
ocurrieron en zonas rurales, incluso en departamentos que cuentan con una
fuerte presencia de la fuerza pública.

Así mismo, se señala que ninguna de las víctimas asesinadas contaba con
protección alguna, ni siquiera las personas que ya habían sido amenazadas:
“Ninguna de las víctimas contaban con medidas de protección de la UNP. De
los 80 defensores asesinados en 2016, el 13% (10 casos) había denunciado
amenazas previo a su asesinato”.

En cuanto a las amenazas (de muerte), la nota positiva es que se observa una
disminución del 40% frente a los 539 casos que se presentaron en 2015. Pese
a ello, en 2016 aún se produjeron un total de 317 casos de amenazas. El
departamento donde se presentan más amenazas es el Distrito Capital (Bogotá
D.C), con 67 casos, seguido por el Valle del Cauca con 61, Santander con 42,
Cauca con 39 y Atlántico con 27.

Impunidad, detenciones arbitrarias y repunte de la oposición a la paz

Estos datos son tan solo una pequeña muestra de una realidad aun difícil de
conocer del todo, pues hay muchos casos por los cuales no se tiene certeza,
por falta de identificación de los perpetradores. Cuando se logra
identificarlos, la mayoría proceden de grupos derivados del paramilitarismo,
antiguos o nuevos. Aun cuando el gobierno Santos sigue negando que hay
paramilitarismo en Colombia, contra toda la evidencia disponible. A esta
denegación burda de la realidad más cotidiana, se suma la constante falta de
resultados en las investigaciones relativas a dichos asesinatos, pues la
gran mayoría quedan impunes incluso meses o años después. Sea por que no se
identificaron sus perpetradores, sea porque estos no fueron detenidos o
enjuiciados.

Esta situación de impunidad persistente a favor de los autores de los
homicidios contra líderes sociales y defensores de derechos humanos,
contrasta fuertemente con la aparente celeridad en detener nueve
“terroristas”, supuestamente por ser autores del atentado del Centro Andino
el pasado 17 de junio, aunque algunos de ellos también fueron acusados de
otras explosiones en Bogotá. Todo ello, supuestamente, gracias a un trabajo
de infiltración de varios meses, y esto apenas una semana después, pues las
detenciones se realizaron el 24 y 25 de junio.

No solo es llamativo el contraste en la eficacia de la policía en hacer
capturas. También es sumamente preocupante observar cómo se acusó, en la
prensa, a jueces que habían tenido reservas sobre unos arrestos anteriores,
por haber “dejado sueltos” posibles terroristas. Pues no solo se reitera en
muchos sentidos la arbitrariedad y la violación a los procesos y garantías
durante los arrestos, como ocurrió en el caso de “los 13” en julio de 2015,
sino que se estigmatizan jueces que trataron de ejercer su oficio sin
obedecer a la presión política y mediática.

Recordemos que “los 13” fueron dejados en libertad, porque los jueces
demostraron los vicios de forma en la detención y el no respeto al debido
proceso. Esas detenciones ilegales se parecen mucho a lo ocurrido con los
nueve inculpados, como ya ha señalado Ana María Quintero6. Y no es casual
que varios de los detenidos sean abogados, defensores de derechos humanos, y
oponentes que denuncian los atropellos del paramilitarismo en sus zonas de
influencia.

Estos antecedentes de detención arbitraria deberían como mínimo incentivar a
observar la más elemental prudencia en los procedimientos judiciales. Pero
también deberían ser recordados en la prensa mainstream para así evitar
dedicarse a lanzar acusaciones a diestra y siniestra.

Todo ello evidencia también que la amenaza, o cuando menos la falta de apoyo
y de garantías otorgadas a los líderes sociales, no solo procede de los
grupos derivados del paramilitarismo o de las bandas criminales. También
ocurre en entidades públicas como la Fiscalía, principal ente investigador
del Estado, cuyo representante Néstor H. Martínez, no obstante, seguía hasta
hace poco negando la gravedad y sistematicidad7 del fenómeno de los
homicidios. Lastimosamente, nada de esto es nuevo o inédito. Por lo que toca
repetirlo aún, tantas veces como sea necesario.

Y la situación no es más alentadora en ciertos sectores de la sociedad
cercanos a las influencias de la extrema derecha, que siguen criminalizando
toda oposición crítica al paramilitarismo. Una reciente muestra de ello fue
el panfleto8 de amenaza específicamente enfocado a mujeres líderes sociales
en Bogotá, por el grupo Águilas Negras Bloque Capital. El mismo que amenazó
en mayo de 2015 a siete estudiantes y tres docentes de la Universidad
Nacional, y reivindicaba haber logrado la destitución del profesor del
departamento de sociología, Miguel Ángel Beltrán9.

Esta extrema derecha ha demostrado por doquier su constante oposición al
proceso de paz, aún con los sustanciales cambios incorporados al Acuerdo de
Paz después del referéndum del 2 de Octubre. Los oponentes a la paz han
dejado claro, a la saciedad, que no tienen límites para conseguir sus fines,
sea manipulando la campaña por el No en el referéndum, sea amenazando de
antemano posibles futuros candidatos electorales de las FARC, de la Marcha
Patriótica y de los movimientos sociales promotores de la paz en sus
territorios, como lo evidencian a cabalidad los informes de Somos
Defensores, relativos a las víctimas de asesinatos o amenazas.

Por ende, no es para nada de buen augurio que Santos, a pesar de sus
innegables logros en otros frentes, siga negando la influencia de grupos
paramilitares y sus secuaces sobre la sociedad y el aparato estatal. Pues
esto no permite tener fe en lo más mínimo en su voluntad de enfrentar uno de
los mayores retos que debe superar Colombia. A pocos meses de la contienda
presidencial de 2018, cuando ya se alistan candidatos que han expresado su
escepticismo o su hostilidad a la paz como proceso, cuando aún no se
garantiza la seguridad de los futuros desmovilizados de las FARC, y cuando
aún persisten un sinfín de retos a la Justicia Especial de Paz, son muchos
los nubarrones que se acumulan. Pero el gobierno colombiano parece más
interesado, en estos momentos, en promover una imagen idealizada de Colombia
en el exterior, que en enfrentar la oscura realidad puertas adentro.

Notas 

1) Según M. Zamudio, publicado en Pacifista el 29 de junio de 2017: “Se
acaba nuestro mural: Hablar de los líderes asesinados ha valido la pena
<http://pacifista.co/se-acaba-nuestro-mural-hablar-de-los-lideres-asesinados
-ha-valido-la-pena/> ”:
http://pacifista.co/se-acaba-nuestro-mural-hablar-de-los-lideres-asesinados-
ha-valido-la-pena/ 

2) En 2016, había un asesinato cada cuatro días en promedio, mientras en
2017 hasta ahora, el promedio es cada cinco días, según datos disponibles.
Según el informe semestral, en 2016 hubo 35 asesinatos en el primer
semestre, y en 2017 ya se registran 37, contados desde 1-12-2016, primer día
de implementación del Acuerdo de Paz. Estos datos pueden consultarse en los
informes semestrales que entrega Somos Defensores, donde se presentan todos
los casos registrados y averiguados, con fecha y nombre. Por ejemplo el
Informe Semestral de enero a junio 2016: “Este es el fin?” :
https://www.somosdefensores.org/attachments/article/140/este-es-el-fin-infor
me-semestral-2016.pdf
<https://www.somosdefensores.org/attachments/article/140/este-es-el-fin-info
rme-semestral-2016.pdf%203>  3

3) Informe Anual, Somos Defensores, 2016: “Contra las Cuerdas”:
https://somosdefensores.org/index.php/en/publicaciones/informes-siaddhh/144-
contra-las-cuerdas
<https://somosdefensores.org/index.php/en/publicaciones/informes-siaddhh/144
-contra-las-cuerdas> 

4) Hay que señalar que en 2016 hubo otras ONG o entidades públicas que
empezaron a recopilar información y señalar este fenomeno, con distintas
metodologías. Somos Defensores es la ONG que tiene más recorrido en este
aspecto, por lo que es más factible usar cifras de esta fuente para
comparaciones a mediano plazo.

5) “En 2016 mataron 80 líderes sociales en el país”, según la ONG “Somos
Defensores”: Pacifista, 21-02-2017:
http://pacifista.co/en-2016-mataron-80-lideres-sociales-en-el-pais-somos-def
ensores/ 

6)Palabras al Margen, Edición 108, 1-07-2017:
http://palabrasalmargen.com/index.php/articulos/nacional/item/los-retos-de-v
ivir-en-democracia?category_id=138 

7) Gutierrez Francisco: “Sistematicidad”, El Espectador, 22-12-2016:
http://www.elespectador.com/opinion/opinion/sistematicidad-columna-671679
<http://www.elespectador.com/opinion/opinion/sistematicidad-columna-671679> 

8) «“Muerte a las perras”: así amenazan las Águilas Negras a las líderes
sociales en Bogotá»; M. Zamudio Palma, 29-06-2017, Revista Pacifista:
http://pacifista.co/muerte-a-las-perras-asi-amenazan-las-aguilas-negras-a-la
s-lideres-sociales-en-bogota/
<http://pacifista.co/muerte-a-las-perras-asi-amenazan-las-aguilas-negras-a-l
as-lideres-sociales-en-bogota/>  

9) Documento pdf, difundido en la red interna de la Universidad Nacional y
en prensa. En el siguiente link se puede acceder al documento:
https://www.colectivodeabogados.org/?Amenazas-de-Aguilas-Negras-contra-estud
iantes-de-la-facultad-de-Sociologia-de
<https://www.colectivodeabogados.org/?Amenazas-de-Aguilas-Negras-contra-estu
diantes-de-la-facultad-de-Sociologia-de> 

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