Cuba/ "No hay voluntad política de apertura política inmediata" [Leonardo Padura - entrevista]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Mie Jun 7 00:11:45 UYT 2017


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Correspondencia de Prensa

7 de junio 2017

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Cuba

Entrevista a Leonardo Padura

En Cuba urge “apertura económica profunda”

Los cubanos esperan bajo una interrogante el fin de la presidencia de Raúl
Castro en 2018: “no hay voluntad de apertura política inmediata”

Carlos F. Chamorro, Managua

PRODAVINCI, 5-6-2017

http://prodavinci.com/

El escritor cubano Leonardo Padura anunció en Managua la publicación en
enero del próximo año de su nueva novela “La transparencia del tiempo”, en
la que reaparece su emblemático detective Mario Conde, ahora como un policía
retirado en la Cuba contemporánea de 2014. El novelista retrata una sociedad
“en la que han surgido bolsones de pobreza, y ciertos sectores que tienen
posibilidades económicas un poco mayores”, una nueva realidad que Padura
describe como una “dilatación de una sociedad” que pretendió ser igualitaria
bajo el socialismo liderado por Fidel Castro, en la que sin que se pueda
pronosticar el desenlace de sus reformas económicas, su hermano Raúl cederá
la presidencia en 2018. Como en sus novelas, la realidad cubana está plagada
de enigmas, acertijos y contradicciones.

La figura más destacada de la literatura cubana actual participó durante una
semana en la quinta edición de Centroamérica Cuenta. No se cansó de
agradecer a los organizadores del evento, convocado por Sergio Ramírez, por
haberle permitido visitar Nicaragua y aunque se quejó de que “lo
exprimieron” con exceso de trabajo en múltiples conversatorios, celebró
sorprendido el descubrimiento de “muchísimos lectores” de su obra en nuestro
país.

En 2015, vistiendo una guayabera blanca y con una pelota de beisbol en la
mano, simbolizando la Cuba de Mantilla, su barrio natal en La Habana, Padura
recibió en España el premio “Princesa de Asturias de las Letras”, en
reconocimiento a su obra que incluye una novela deslumbrante como “El hombre
que amaba a los perros” (Tusquets, 2009, primera edición) inspirada en la
historia de Ramón Mercader, el asesino de León Trotsky. Es además el autor
de una serie de novelas policíacas que tienen como personaje a Conde, su
detective, que ahora ha sino encarnado por el estelar actor cubano Jorge
Perugorría en la serie de Netflix, “Cuatro estaciones en la Habana”.

Padura también ha escrito “Herejes” y “La novela de mi vida”, en la cual se
inspiró el guion de la película “Regreso a Ítaca”, dirigida por el francés
Laurent Cantent, una película sobre el dolor y el amor, explica en esta
conversación con el programa televisivo Esta Semana y Confidencial

-Tu novela, El hombre que amaba a los perros, además de revelar una
impresionante investigación histórica es también una crítica, un retrato del
estalinismo como sistema. ¿Cómo se escribe y se publica en Cuba esa clase de
novela?

Esta es una novela que tiene que ver con una experiencia colectiva y una
experiencia personal también, porque, bueno, (he) vivido en Cuba toda mi
vida, y llegué a ella un poco por desconocimiento. El fenómeno de que en
Cuba la figura de Trotsky fuera muy similar a la que existía en la Unión
Soviética. No sé si recuerdas aquella foto de la Plaza Roja, en la que
estaban los líderes bolcheviques, de la que Stalin iba borrando estos
personajes. Bueno, la foto que nosotros veíamos en Cuba no aparecía la
figura de Trotski, y eso me llevó a interesarme, por curiosidad, por este
personaje, y después cuando supe que Ramón Mercader había vivido en Cuba,
fue como una conmoción en sentidos diversos, pero sobre todo en el hecho de
que me di cuenta que un personaje que estaba en la historia era mi
contemporáneo y que yo pude haberme cruzado con él.

Y todo eso se fue acumulando para llegar a escribir esta novela en la que,
yo pienso que el momento del asesinato de Trotsky tiene un carácter más
simbólico, y tiene que ver con el punto de no retroceso definitivo del
estalinismo. Llega a un momento en que se comete un crimen innecesario, pero
a lo largo de toda la década del treinta ya el ideario bolchevique original
se había ido pervirtiendo, es la época de los juicios de Moscú, de la
colectivización de tierra, de la lucha contra los Kulacks, de la hambruna de
Ucrania, diez millones de personas muertas, y creo que ahí se deforma ese
proyecto tan hermoso de crear una sociedad de los iguales, donde se viviera
en un máximo de democracia. Stalin pervierte esa posibilidad y nunca se pudo
recuperar.

-Pero, ¿cómo reaccionaron los lectores cubanos, y el gobierno?

Esa ha sido una de las dos grandes satisfacciones que he recibido como
escritor en mi relación con los lectores: una es la relación que los
lectores cubanos han establecido con mi personaje de Mario Conde, que lo
asumen como si fuera una persona real; y la otra ha sido la respuesta que
hubo con “El hombre que amaba a los perros”. Recibí una enorme cantidad de
llamadas telefónicas, correos electrónicos, conversaciones personales que la
gente me decía que me agradecía que hubiera escrito esta novela, porque a
través de la lectura de ese libro habían entendido muchas cosas de su propia
historia y de la historia de Cuba y del siglo XX que no conocían desde esa
perspectiva, y eso me demostró hasta qué punto la literatura puede tener una
utilidad para las demás personas.

-En esa novela sobre la sociedad soviética también muchos elementos que se
reflejaron después en el proceso cubano. ¿Cómo reaccionó el gobierno de
Cuba?

El libro se publicó en Cuba. La primera edición sale en España en el año
2009, en el año 2010 el libro se publica en Cuba, se presenta en la Feria
del Libro de 2011, después se hicieron dos ediciones, el libro ganó el
premio de la crítica, creo que fue muy importante para que yo recibiera el
Premio Nacional de Literatura de Cuba, pero los comentarios sobre el libro
fueron muy escasos, sé que tuvo una gran cantidad de lectores, a pesar de
que eran ediciones pequeñas, pero poca resonancia en los medios.

-Tus novelas policiacas, con el detective Mario Conde, que la gente te habla
de él como si fuera una persona de carne y hueso, parecen más bien novelas,
o reflexiones sobre la realidad social cubana.

Son novelas sociales. Yo utilizo el género policiaco igual que en novelas
como “El hombre que amaba a los perros”, “La novela de mi vida”, o “Hereje”,
utilizo la historia para entender el presente. Todas estas historias ocurren
en tiempos contemporáneos, hay veces que hay saltos al pasado, pero arranca
en el año 1989, las primeras de la serie, que son estas cuatros que ahora se
han visto en forma de película en Netflix, y he seguido trabajando en una
evolución a través del tiempo del personaje de Mario Conde y las historias
relacionadas con la sociedad cubana

-Apareció también en Herejes.

Si, en Herejes en el año 2008, y en la novela que estoy terminando ahora,
aparece en el año 2014. La novela termina el 17 de diciembre del 2014, Mario
Conde se levanta por la mañana y tiene una premonición de que ese día va a
pasar algo, ese fue el día que se anunció que Cuba y Estados Unidos
comenzaban a conversar para restablecer relaciones, es decir, que voy
avanzando en el tiempo con él. Y eso es muy importante para mí porque me
permite entender el proceso de evolución de la sociedad cubana, pero también
el proceso de evolución humana y física de un individuo, porque Mario Conde
va envejeciendo conmigo, le van doliendo las rodillas igual que me duelen a
mí, va teniendo problemas de pensar “cuando voy a dejar de fumar”, esta tos
que tengo tiene que ver con mi cigarrillo, y he transferido al personaje
muchas de mis preocupaciones sociales y existenciales a lo largo de todos
estos años

-Ese personaje que vos imaginaste y que ha vivido con vos, ahora tiene
rostro para mucha gente en la persona del actor Jorge Perugorría. ¿Cómo
llega a encarnar a Conde?

Desde el año 2000 apareció en Cuba un director de cine que venía con una
propuesta de producción de hacer una película con una de las novelas. Y
llegó pensando en Jorge Perrugorría como protagonista de esta película en el
personaje de Mario Conde y a partir de ahí muchos proyectos que se
frustraron y no se hicieron, siempre pensaron en Perrugorría porque es la
cara más conocida del cine cubano. Y a lo largo de esos años creo que
“Pichi”, como le decimos nosotros a Perrugorría, fue acercándose cada vez
más al personaje de Mario Conde y cuando se dio la oportunidad de hacer esta
serie de películas, y cuando Tornasol Films pudo montar el proyecto (la
productora española que negoció la distribución con Netflix), pues decidió
que fuera Jorge Perrugorría. “Pichi” había interiorizado muchísimo el
carácter de Mario Conde, y creo que no fue especialmente difícil porque es
un hombre de su generación, de sus preocupaciones, de su cultura, y eso le
permitió acercarse mucho más al personaje, y creo que lo interpreta de una
manera espléndida. De todas maneras para mí, como escritor, sigue siendo un
proceso de extrañamiento ver físicamente a Mario Conde, que es un personaje,
por cierto, al que yo no describo nunca en ninguna de mis novelas.

La novela de mi vida, que tiene que ver con el nacimiento de la identidad
cubana antes de la independencia, pero también con los grandes dilemas
actuales. Personajes que viven en la Cuba de la revolución, se tienen que ir
del país, regresan, y regresan a reencontrarse con el dolor. De ahí nace el
guion que escribiste con tu esposa Lucía y con el director francés Laurent
Canent de la película Regreso a Ítaca. Una película en la que los personajes
hablan del extrañamiento y del dolor en la vida de Cuba de todos los días.
Esa es una película de dolor y amor. De dolor por las pérdidas, y de amor
por lo permanente. Lo permanente es Cuba. Y fue una película que se hizo con
muy bajo presupuesto, tuvimos que escribir un guion adaptado a las
posibilidades económicas que teníamos. De todas maneras (Cantent) quería que
tuviera una sola locación y un solo espacio temporal.

-Se filma en una azotea.

Se filmó en 17 días, cosa que es casi increíble. Un grupo de amigos hacen un
repaso de lo que ha sido su vida en la Cuba contemporánea, y yo estoy muy
satisfecho porque pienso que es un retrato posible de mi generación, hay
otras divisiones, por supuesto, la realidad no se puede explicar de una sola
manera, pero creo que esta película se acerca mucho a lo que han sido las
expectativas, las esperanzas, y las frustraciones de mi generación.

-El próximo año es el último de la presidencia de Raúl Castro. Las reformas
de los últimos años generaron expectativas sobre los resultados que podrían
producir en lo económico, y más adelante en lo político. ¿Cómo se vive en
Cuba ese proceso? ¿Habrá alguna transición?

Se vive como un gran signo de interrogación y tenemos poca información, más
que el hecho de que se sabe que en febrero del 2018 termina el periodo de
Raúl como presidente del país, pero parece que no termina su período como
primer secretario del Partido, lo cual significa que va a tener un papel
político fundamental. En la Cuba que se inicia a partir de esos momentos, se
barajan varios nombres, el vicepresidente Miguel Díaz Canel como futuro
presidente de Cuba. Pero, ¿qué va a pasar realmente? ¿Cómo se va a
desarrollar? El gobierno pretende un proceso de continuidad, y creo que va a
haber continuidad, pero va tener que ser matizada con cambios mucho más
profundos que los que han ocurrido hasta ahora.

Esto es complicado en términos de la realidad cubana porque, si te digo por
ejemplo que el año 2005 un ciudadano cubano no podía tener un teléfono
celular por que no te daban permiso para tener una línea, y uno de los
cambios que introdujo Raúl fue que los cubanos pudieran tener teléfonos
celulares. Una persona de otra parte del mundo le puede parecer…., pero es
un cambio importante, y como ese, ha habido otros.

Creo que el hecho de que se liberalizara la posibilidad de viajar de los
cubanos, que durante más de 50 años estuvo muy controlada es otro cambio
importante. Ha habido pequeñas aperturas económicas, pero yo pienso que
tiene que haber una mayor profundidad sobre todo en la apertura económica.
El año pasado, Cuba estuvo en recesión, decreció el Producto Interno Bruto,
este año va a crecer muy poco y se va acumulando una deuda económica, un
envejecimiento de la infraestructura que necesita un impulso económico
importante para mejorar la vida de los cubanos.

-Yo estuve en Cuba a finales del año pasado, y la gente con que conversé en
las calles decían –sí hay unas reformas, pero nosotros somos espectadores,
otros toman las decisiones y dirigen el rumbo del país–. Y los jóvenes, en
particular, hablan de no tienen futuro en su país.

Ese es un drama y es uno de los desafíos hacia el futuro que tiene Cuba. En
los últimos años han emigrado del país muchísimos jóvenes, ahora se ha
complicado un poco con el cambio de las leyes norteamericanas que admitían
aquella política que se llamaba “pies secos, pies mojados”, que el cubano
que llegaba a territorio norteamericano tenía inmediatamente un derecho a
residencia, eso se ha complicado.

Trump no se ha pronunciado al respecto, prácticamente no ha hablado de Cuba,
lo cual no sé si es bueno o es malo tratándose de Trump, que es
impredecible. Pero ha habido un desangramiento importante del capital humano
joven cubano, porque muchos de esos jóvenes que se han ido son los que
estaban mejor preparados: cibernéticos, médicos, físicos, en fin; y hay que
buscar una solución para retener a ese capital humano que se ha formado en
el país y que es importantísimo en el futuro de Cuba. Porque si el principal
problema que tenemos es de carácter económico, esa inteligencia es
importantísima, pero hay que darle un espacio para el desarrollo de esa
inteligencia.

En los últimos años han surgido algunos medios de comunicación digitales
independientes como El Estornudo, Periodismo de barrio, Catorce y medio,
¿cuál es el espacio real que tienen? ¿hay espacio en Cuba para una sociedad
civil autónoma, que pueda incidir en el futuro de esos cambios?

Mira, si nos ponemos diez, quince años atrás, la existencia de estos
espacios, que fundamentalmente tienen su razón de ser gracias a las
posibilidades del Internet, hubiera sido inimaginable que existieran en
Cuba. Hoy existen. El problema es que se lee más fuera de Cuba que dentro de
Cuba, precisamente por ese acceso bastante limitado a Internet que tienen
los cubanos.

De todas maneras, yo creo que es importante que exista una diversificación
de opiniones. Yo siento que la sociedad cubana necesita muchos más espacios
de debate, muchos más espacios de debate (para que puedan) surgir algunas
luces que nos ayuden a entender mejor qué cosa queremos y hacia dónde
queremos ir, y tiene que ser, como decía Martí, “con todos y para el bien de
todos”.

-Pero hasta ahora no hay algún indicio de que además de las reformas
económicas, ¿exista alguna orientación hacia una apertura política?

No. No lo hay, incluso en el territorio de la cultura, yo siento que había
espacios que eran mucho más abiertos hace cinco, seis años y que ahora está
mucho más controlado, mucho más cerrado, así que no creo que haya una
voluntad de apertura política inmediata.

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