Siria/ "La revolución ha sufrido varios reveses, pero sigue viva" [Ziad Majed - entrevista]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Lun Mar 27 00:03:27 UYT 2017


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Correspondencia de Prensa

27 de marzo 2017

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Siria

Entrevista a Ziad Majed *

“La revolución ha sufrido varios reveses, pero sigue viva”

Jacques Babel

L’Anticapitaliste, 16-3-2017

https://npa2009.org/  <https://npa2009.org/>

Traducción de Faustino Eguberri – Viento Sur

http://www.vientosur.info/

-Seis años después de su desencadenamiento, y dos meses después de la caída
de Alepo este, ¿sigue viva la revolución siria?

Ciertamente, la revolución siria ha sufrido varios reveses, tanto políticos
como militares, en los últimos meses. Se encuentra hoy más aislada y
traicionada que nunca pero, sin embargo, sigue viva.

Está viva a través de las diferentes formas de resistencia que expresa la
sociedad en las zonas liberadas del régimen, en los campos de refugiados, en
el terreno de la producción cultural. Podemos evocar el trabajo de consejos
locales que siguen intentando proporcionar servicios en los pueblos y
ciudades bombardeadas cotidianamente. Podemos evocar también el trabajo que
hacen enseñantes, socorristas y médicos que salvan vidas en condiciones
inhumanas, mujeres que luchan diariamente por defender sus derechos y
alimentar a sus hijos, jóvenes periodistas-ciudadanos, y numerosos
activistas pacíficos que continúan documentando los crímenes de guerra y los
crímenes contra la humanidad. Podemos en fin hablar de la naciente sociedad
civil siria, que se organiza en los campos de refugiados y entre los sirios
de la diáspora expresado una solidaridad y una determinación que raramente
Siria ha conocido en su historia antes de 2011. A esto se añade la
liberación de la palabra, la publicación de cuentos, novelas y de ensayos
políticos, y la explosión artística que intentan mantener en vida la
resistencia cultural frente al régimen, pero también frente a la guerra y la
muerte.

Así pues, la revolución sigue estando viva a través de todo esto, y a través
de ciertas fuerzas combatientes sobre el terreno que siguen enarbolando la
bandera revolucionaria y las consignas de la libertad, la dignidad y la
justicia.

-¿Por qué la has definido como una “revolución huérfana”? Con
consideraciones opuestas, mucha gente piensa que Estados Unidos y Francia la
han apoyado…

La he calificado de huérfana porque desde su comienzo en marzo de 2011, y a
pesar de un balance humanitario durísimo, a pesar de la destrucción de
ciudades y pueblos por los bombardeos aéreos, balísticos y a golpe de barril
explosivo, a pesar de millones de imágenes, videos y testimonios que
documentan la tragedia siria, a pesar de la utilización por el régimen de
Assad de armas químicas contra civiles en más de una región, las
instituciones de la “Comunidad Internacional”- políticas, jurídicas o
humanitarias- han faltado a su deber respecto al pueblo sirio. Han
persistido a menudo en proporcionar justificaciones y excusas para no hacer
nada que pudiera ayudar a los sirios a pasar la página de la tiranía que
sufren desde el golpe de Estado de 1970 que llevó a Assad padre al poder.

Peor aún, algunos intelectuales, corrientes políticas y medios, apoyan
abiertamente al régimen con el pretexto de un “complot imperialista” urdido
contra él o de su “laicismo y su protección de las minorías”, cuando otras
se abstienen de tomar posición, alegando que todas las partes “son parecidas
en términos de violencia y de barbarie” y que estos acontecimientos se
desarrollan en un “Medio Oriente complicado”.

En cuanto a Estados Unidos y Francia, su apoyo a la oposición ha sido
diplomático. No lo han traducido en actos firmes, lo que ha animado a los
iraníes y sobre todo a los rusos a intervenir sin temer las consecuencias.
La negativa categórica de la administración Obama a proporcionar misiles
tierra-aire a la oposición o de imponer una zona de exclusión aérea desde
2012, mucho antes de la creación de la organización del Estado Islámico
(EI), permitió al régimen bombardear todas las zonas que se liberaban de su
ejército, y ha hecho imposible la emergencia de gobernanza y de alternativas
políticas en esas zonas. La inacción americana, que paralizó al gobierno
francés el verano de 2013 tras la masacre química cometida por Assad en el
Guta de Damasco, cuando fue franqueada la única línea roja que había
planteado Obama, mostró al régimen y sus aliados que los occidentales no
iban a molestarles. Las consecuencias han sido terribles.

-¿Qué respondes a quienes consideran que la política de Rusia en Siria es un
“mal menor” frente a los yihadistas? ¿Pueden tener éxito las negociaciones
actuales?

La Rusia de Putin ha deseado mediante su intervención militar directa en
Siria hacer la demostración de un “momento de gloria” similar al de los
americanos durante la operación “Tempestad del desierto” en 1991 contra
Irak, y esto con la bendición de la iglesia rusa que ha llegado a calificar
la intervención de “guerra santa”. Las operaciones militares de Moscú
intentaban realizar dos objetivos sobre el terreno.

El primero, debilitar a la oposición siria, incluso aniquilarla en las
regiones limítrofes de la costa mediterránea, en el centro del país y
alrededor de Damasco y Alepo, con el objetivo de permitir a las fuerzas del
régimen (y sus aliados) recuperar territorio. Así, una nueva configuración
del conflicto permitiría a Moscú no evocar más que dos fuerzas principales
sobre el terreno: el régimen y los yihadistas. Ha sido con esta misma lógica
con la que los rusos han negado, desde el comienzo de sus operaciones, la
existencia del Ejército Sirio Libre y de grupos armados “moderados”, y que
han anunciado más tarde que bombardeaban sin distinción a todos los grupos
terroristas en Siria. El mapa de los ataques muestra que no menos del 86 %
de los ataques rusos han sido contra la oposición siria, y solo el 14 % han
tenido por objetivo al EI.

El segundo objetivo consistía en afirmar que Moscú no se contentaba ya con
un papel de patrocinador político del régimen, sino que se convertía en el
actor más influyente en Siria, no solo a corto sino incluso a largo plazo.
Rusia ha preservado así su dominación (¡imperialista!) de la Siria de
mañana.

Además, el gran “éxito” militar ruso, es decir, la invasión de los barrios
Este de Alepo (tras la destrucción sistemática de los hospitales y de las
panaderías en esos barrios y tras la deportación de los civiles que
supervivientes hacia otras regiones), este “éxito” se ha hecho contra las
fuerzas de oposición que habían expulsado al EI de Alepo en enero de 2014.

Por otra parte, desde enero de 2017, los rusos han invitado a las
negociaciones a los mismos grupos que bombardeaban y calificaban de
“yihadistas” y de “terroristas”. Esas negociaciones se parecen a las
negociaciones entre israelíes y palestinos. El principio que las dirige
parece ser “negociar para negociar”, pues las cuestiones fundamentales no
son tratadas de forma seria: la transición política y la salida de Assad, el
levantamiento de los asedios sobre centenares de miles de sirios, la
liberación de los detenidos y prisioneros, la retirada de las fuerzas
extranjeras del país, etc. Incluso la lucha contra el EI no puede ser justa
y eficaz a largo plazo más que si se efectúa un cambio político en Damasco y
se permite la construcción de una nueva mayoría política siria.

-¿Cuál puede ser el papel de quienes quisieran ser solidarios con el pueblo
sirio, pero que se encuentran indefensos ante las máquinas militares,
diplomáticas y humanitarias de los Estados?

Pienso que nuestra responsabilidad en tanto que ciudadanos comienza por el
rechazo de la banalización del mal, por el rechazo a la impunidad concedida
a los criminales de guerra, y por la oposición firme a toda tentativa de
normalización con el régimen de Assad. Después, hay todo el trabajo que
podemos hacer para informar, movilizar a la opinión pública, apoyar a los
refugiados, apoyar los proyectos en el interior de Siria como las escuelas,
dispensarios, cascos blancos, etc.), mostrar a los sirios que los valores
universales, el internacionalismo y la solidaridad, siguen existiendo.

* Ziad Majed, profesor de ciencias políticas franco libanés, milita desde
hace mucho por la democratización de Líbano, y desde hace seis años en
solidaridad con la revolución siria. Publica un blog, “Vendredis árabes”, y
ha publicado en 2014 el libro “Syrie, la révolution orpheline” (Siria, la
revolución huérfana).

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