Aporofobia/ "Lo que molesta de los inmigrantes es que sean pobres" [Adela Cortina]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Mar Mayo 9 08:44:06 UYT 2017


  _____  

Correspondencia de Prensa

9 de mayo 2017

Boletín Informativo

https://correspondenciadeprensa.wordpress.com/

redacción y suscripciones

germain5 en chasque.net

  _____  

 

Aporofobia

Adela Cortina: “Lo que molesta de los inmigrantes es que sean pobres”

La profesora de Filosofía dedica su último libro a demostrar que lo que
subyace en el auge de la xenofobia en Europa y Estados Unidos es la aversión
al necesitado.

Milagros Pérez Oliva

El País, 9-5-2017 

http://cultura.elpais.com/

Adela Cortina vuelve a dar en la diana del debate público con un libro que
tiene por objeto dar nombre a lo que ocurre y no se ve. Y lo que ocurre,
según ella, es que detrás de la ola de xenofobia que invade Europa y Estados
Unidos, lo que hay es un sentimiento de aversión, de rechazo al pobre:
aporofobia. “Lo que molesta, primero de los inmigrantes, y luego de los
refugiados, no es que sean extranjeros, sino que sean pobres”, sostiene.
Todas las fobias —homofobia, islamofobia, xenofobia— son patologías sociales
que se expresan en forma de odio al diferente, pero esta llega enmascarada y
lo que Adela Cortina hace en su libro Aporofobia, el rechazo al pobre
(Editorial Paidós) es diseccionar los orígenes y expresiones de un
sentimiento muy arraigado que, convenientemente manipulado con fines
electoralistas, se ha convertido “en un problema político y un sentimiento
muy arraigado que, convenientemente manipulado con fines electoralistas, se
ha convertido “en un problema político y un desafío para la democracia”.

El libro no puede ser más oportuno y ella lo celebra, porque quiere
contribuir al debate. “Observé que la xenofobia, el rechazo a los
extranjeros, ocupaba el centro del discurso político, pero era evidente que
no todos los extranjeros molestaban por igual. A los que llegaban cargados
de petrodólares, por muy diferentes que fueran, se les ponía alfombra roja,
igual que a los turistas”. Los extranjeros comenzaron a molestar cuando
llegaron los inmigrantes económicos, a los que más tarde se sumaron los
refugiados. “Luego vino Trump prometiendo levantar un muro y qué casualidad,
era para impedir la llegada de los mexicanos, no de los canadienses”,
explica. Tras esta primera aproximación, Adela Cortina se planteó si los que
molestan son los extranjeros pobres o los pobres en general. Y la respuesta,
que desarrolla con todo tipo de referencias filosóficas en el libro, no
ofrece dudas: molesta la pobreza en general, lo que ocurre es que si los
pobres son además extranjeros, es más fácil presentarlos como una amenaza
para la identidad. “La aversión es hacia todos los pobres, incluidos los de
la propia familia”, sostiene. “El rechazo al pobre implica siempre una
actitud de superioridad y suele incluir la culpabilización de la víctima”.

Pero este discurso no es algo que haya surgido de repente. Ha crecido al
calor de la última crisis, cierto, pero tiene hondas raíces culturales y
hasta biológicas. La autora bucea en la biología evolutiva para demostrar
que la aporofobia está incrustada en nuestro cerebro como una marca de la
lucha por la supervivencia como especie. “Todos los seres humanos somos
aporófobos”, insiste. Identificarse con el grupo y desconfiar del extraño
fue durante mucho tiempo una forma de defenderse de la amenaza de otros
grupos tribales. Pero también dentro del propio grupo surge el rechazo al
pobre porque rompe las reglas de cohesión interna basadas en dar y recibir.
Los pobres no pueden dar, luego nada se espera de ellos.

Esta es la razón, según Adela Cortina, por la que los discursos políticos
que apelan a este tipo de emociones tienen tanta receptividad. Pero
sorprende que el discurso xenófobo haya crecido tanto y tan rápidamente,
cuando hace apenas unos años Europa vivía sus mejores años gracias a unas
políticas públicas basadas en el principio de solidaridad. “El cerebro es
muy plástico y podemos modificarlo —lo cual es muy buena noticia— pero tanto
en un sentido como en otro. Se puede ahondar en la tendencia a la aporofobia
si hay un discurso público que la favorece, una ideología predominante, la
neoliberal, que es una reacción frente al Estado de bienestar y sostiene que
el pobre es el único culpable de su pobreza”.

Adela Cortina considera que uno de los antídotos frente este tipo de fobias
es justamente reforzar y rehabilitar el Estado social. “Me parece
fundamental reforzar el discurso de la igualdad y del respeto a los derechos
económicos y sociales, que es el fundamento de la socialdemocracia.
Garantizar estos derecho no consiste solo en aplicar políticas para
erradicar la pobreza, sino en disminuir las desigualdades”.

El otro gran antídoto, según Adela Cortina, es la educación: seguir educando
en los valores de la solidaridad y el respeto al diferente, aunque admite
que es una paradoja comprobar que, después de haber sido educados en esos
valores, después de que la Unión Europea los asumiera incluso como
principios fundacionales, tanta gente esté ahora abrazando el discurso
xenófobo, incluidos muchos jóvenes. “El problema es que también la sociedad
educa, y a veces, hay una contradicción flagrante entre lo que dicen los
libros y lo que la sociedad transmite con el ejemplo”. “No quiero ponerme
apocalíptica”, prosigue, “porque soy de los que creen que en la sociedad hay
de todo y que hemos mejorado mucho, pero si los jóvenes estudian unos
valores y luego ven que viven en una sociedad sin compasión por los que
vienen de fuera, sin compasión con los pobres, sin solidaridad con los
necesitados, no debe sorprendernos que aumente la xenofobia y la
aporofobia”.

“Ha habido un tiempo en que el sistema democrático era aceptado por todos,
pero ha empezado a surgir un cierto cansancio respecto de la democracia y de
lo conseguido. Y han aparecido grupos que no proponen nada alternativo, pero
han sabido explotar el malestar subyacente. Se ha descuidado la situación de
amplias capas de la población y en esto hemos de ir con mucho cuidado. La
gente se había hecho ilusiones, y ahora ve que no prospera y se siente
maltratada. En ese estado de ánimo, muchos buscan un chivo expiatorio, que
suele ser un pobre. En EE UU los mexicanos, en Europa, inmigrantes y
refugiados”.

El olvido como mecanismo de adaptación

Resulta sorprendente lo rápido que la sociedad olvida los traumas y las
experiencias del pasado. La búsqueda de chivos expiatorios ha causado
estragos en Europa. La victoria de Trump revela la velocidad a la que los
americanos han olvidado que todos ellos fueron antes inmigrantes. “Este
olvido no deja de ser una forma de adaptación en una situación que se
percibe con temor. Incluso los mexicanos que emigraron a Estados Unidos no
hace tanto, han votado a Trump y quieren cerrar las puertas a los que llegan
ahora”, dice Adela Cortina. “Nuestra capacidad de olvido, es tremenda. Los
humanos somos los seres más adaptativos, ponemos entre paréntesis todo lo
que puede ser un obstáculo”, añade.

  _____  

 



---
El software de antivirus Avast ha analizado este correo electrónico en busca de virus.
https://www.avast.com/antivirus
------------ próxima parte ------------
Se ha borrado un adjunto en formato HTML...
URL: http://listas.chasque.net/pipermail/boletin-prensa/attachments/20170509/b6c59b21/attachment-0001.htm


Más información sobre la lista de distribución Boletin-prensa