América Latina/Guatemala/ Transnacionales y criminalización de la protesta [Jesus González Pazos]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Vie Nov 10 21:42:56 UYT 2017


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Correspondencia de Prensa

10 de noviembre 2017

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América Latina/Guatemala     

Transnacionales y criminalización de la protesta 

Jesus González Pazos *

Viento Sur, 8-11-2017

http://www.vientosur.info/

Recientemente, delegaciones de distintos países latinoamericanos y europeos
compartíamos reflexiones sobre la guerra y el nuevo escenario posible que se
abre con los acuerdos de paz en Colombia. Esto ocurría en una pequeña
comunidad embera, cerca de la ciudad de Medellín. En esa situación, las
autoridades tradicionales nos sorprendían cuando señalaban que hablar de
ordenamiento territorial da a entender que es necesario ordenar la tierra.
Sin embargo, la naturaleza siempre estuvo ordenada, en equilibrio. Nos
decían que es el sistema dominante quien la ha desordenado; luego, lo
importante, lo urgente, es “ordenar” el sistema que impacta negativamente
contra los territorios, contra los derechos y contra la vida.

Es un hecho escasamente reconocido que en demasiadas ocasiones, las palabras
más sabias no necesariamente se encuentran en los seminarios académicos ni
en las grandes conferencias mundiales de economistas o políticos. Por el
contrario, la experiencia de cientos, miles de años de comunidades y pueblos
a lo largo del planeta es la que se traduce en verdadero conocimiento, tal y
como las palabras de más arriba nos transmiten. Es el sistema el problema,
pues es éste el que está ocasionando desequilibrios, injusticias,
explotaciones sin fin, empobrecimiento para las grandes mayorías, aumento de
las brechas de desigualdad, machismos y feminicidios o el cambio climático.
Son éstas, junto con otro largo etcétera, algunas de las consecuencias más
graves que hoy sufrimos, pero la causa, por mucho que se nos trate de
ocultar reside en ese sistema dominante que prima los intereses y beneficios
económicos de las élites por encima de los derechos humanos individuales y
colectivos de las personas y pueblos, reprimiendo además la protesta cuando
ésta se produce. Se nos sigue queriendo mostrar, en el mejor de los casos,
solo el dedo (consecuencias) para que no podamos ver la luna (causas).

Se presenta en estos días el informe titulado “Transnacionales, oligarquía y
criminalización de la protesta social. El caso Guatemala”
(http://www.mugarikgabe.org/wp-content/uploads/2017/11/Informe-transnacional
es-Guatemala.pdf) En el mismo, se evidencia, a través del caso paradigmático
de este país centroamericano, cómo la criminalización de las protestas
sociales en defensa de los territorios y sus recursos naturales es una
estrategia articulada al servicio de las transnacionales y oligarquías
locales, para la protección de los intereses políticos y económicos de estas
élites y estructuras. Así mismo, este informe deja patente cómo el estado, a
través de los sucesivos gobiernos y en el marco del sistema capitalista
neoliberal, hace dejación permanente de su obligación de protección y mejora
de las condiciones de vida de la ciudadanía, de las grandes mayorías, pero
de forma especial de los pueblos indígenas, campesinos y de sus derechos
sobre los territorios que habitan.

Esta investigación e informe consiguiente toma como centro el caso de
Guatemala por ser el paradigma de este tipo de actuaciones y procesos en
todo el continente latinoamericano. De alguna forma, se podría decir que
desde los Acuerdos de Paz (1996) que pusieron fin a la larga guerra en este
país, se fueron poniendo las bases para el asentamiento del sistema que hoy
definimos como neoliberal. La liberalización y privatización de sectores
estratégicos, junto al dominio absoluto de los mercados y sus intereses por
encima de la política y de las necesidades de las grandes mayorías, son
piedras angulares que abrirán y entregarán el país a transnacionales
energéticas, mineras, agroindustriales, etc. Guatemala es un país barato y
los ingentes beneficios de la explotación de la biodiversidad y otros
recursos naturales hacen de este territorio un espacio fácil y cómodo para
esta actividad sin control y para el beneficio de todo tipo de
transnacionales. Cuentan, desde el principio con la facilidad que da la
liberalización de sectores estratégicos (aguas, tierras, hidrocarburos,
riquezas minerales…) y, por lo tanto, fáciles de apropiar y explotar por
estas estructuras económicas. Cuentan con la oligarquía local que desde sus
ámbitos de dominación social y, sobre todo, institucional y legislativo, se
convertirán en aliados inmejorables para la entrada y asentamiento de estas
transnacionales. Y cuentan con el apoyo del estado que no impone sino
irrisorios impuestos a la explotación y aprueba las leyes necesarias que les
dan cobertura legal y, cuando es necesario, articula procesos de
criminalización contra la justa protesta social de comunidades y pueblos que
demandan la defensa de sus territorios y de una vida digna en los mismos. A
partir de ahí, líderes y lideresas, autoridades tradicionales y comunidades
serán difamados, estigmatizados, acusados y perseguidos hasta su
encarcelamiento o muerte, todo ello con el fin de acabar con la protesta.

Así, los casos analizados en el informe mencionado, que tienen como
protagonistas a empresas españolas, se convierten en paradigmas de las
actuaciones de la práctica totalidad de transnacionales y oligarquías
locales en la globalidad de Guatemala. Porque, desgraciadamente, no es
posible concluir que esos casos son la excepción, sino que por el contrario
se puede afirmar que son una constante en el país y en el marco de acción
del sistema neoliberal hoy dominante. Y por esto último, debe de entenderse
también que estas prácticas tienen un ámbito territorial que traspasa las
fronteras de un estado determinado, para alcanzar cuando menos también el
ámbito continental. El sistema económico y político hoy preponderante en la
gran mayoría de América Latina hace que lo que este informe presenta como
caso Guatemala, fácilmente podría entenderse como caso Perú, Colombia,
Brasil o Argentina.

Todo ello porque las condiciones globales que hoy se convierten en
dominantes tienen que ver con la liberalización absoluta (desregulación) del
comercio y las finanzas, con la privatización de muchos de los sectores que
hasta entonces habían sido responsabilidad pública, es decir, del estado,
con las grandes y rápidas disminuciones (recortes) del gasto social, con el
arrinconamiento del estado a un papel de mero gestor de las decisiones
macroeconómicas que tomarán ahora los mercados o élites económicas. Tiene
que ver también con los ataques constantes y cooptación de los sindicatos y
la disminución de la capacidad de presión de las y los trabajadores, así
como con la constante precarización del trabajo y del descanso. Por ello, si
hablamos de las consecuencias más visibles e inmediatas de estas políticas
neoliberales hablaremos de la precarización de la vida o, dicho con otras
palabras, del empeoramiento evidente de las condiciones mínimas para una
vida digna de las grandes mayorías. Por contra, y en paralelo, se produce un
aumento exponencial de los privilegios y beneficios de unas élites cada vez
más enriquecidas. Es la llamada acumulación por desposesión (David Harvey) y
el aumento enorme de la brecha de desigualdad, inequidad y las pérdidas de
derechos sociales, laborales y políticos de esas mayorías, aunque siempre
con un acento de gravedad en las mujeres.

Así el correlato de este nuevo marco brevemente descrito más arriba, serán
países y sociedades que traspasan la puerta hacia el siglo XXI, como se
suele decir popularmente, con su entrega barata, regalada, a las
transnacionales que entrarán a operar en todos ellos sin ningún control por
parte del estado y llevándose ingentes beneficios ya que no pagarán
prácticamente impuestos ni sus inversiones se traducirán en mejoras de las
condiciones de vida de las mayorías. La otra cara de esta misma moneda será
la concentración, más si cabe, del poder político y económico. Y los
propagandistas de este sistema seguirán diciéndonos que no es para tanto,
que debemos mantenernos en nuestra burbuja de cierto bienestar; en suma, que
es mejor que sigamos mirando el dedo para no ver la luna. Pero la luna está
ahí fuera, solo hay que salir. 

* Jesus González Pazos. Miembro de Mugarik Gabe. Coautor del informe
“Transnacionales, oligarquía y criminalización de la protesta social. El
caso Guatemala”.

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