Puerto Rico/ Abolir la deuda borinqueña que precedió a los huracanes [Socialist Worker]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Mar Oct 31 22:57:48 UYT 2017


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Correspondencia de Prensa

31 de octubre 2017

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Puerto Rico

Abolid la deuda borinqueña

Necesitamos organizar por una inmediata asistencia a Puerto Rico, pero
también debemos exponer y oponernos a la desastrosa deuda que precedió a los
huracanes.

Socialist Worker, 23-10-2017

https://socialistworker.org/

Traducción de Orlando Sepúlveda – Obrero Socialista

Socialist Worker apoya al presidente Trump en su llamado a abolir la
opresiva deuda de Puerto Rico.

Podemos garantizar que las cinco primeras palabras de este editorial nunca
volverán a ser vistas, y quienes supervisan a Trump en el 1600 de la Avenida
Pennsylvania, seguro tratan como demonios de que nunca tengamos razones para
hacerlo.

Pero el hecho que incluso un fanático reaccionario como Donald Trump no lo
haya pensado dos veces antes de decir lo obvio dice mucho acerca de la
catástrofe causada por Wall Street a Puerto Rico, por muchos años antes del
huracán María.

"Ellos deben mucho dinero a tus amigos en Wall Street, y vamos a tener
borrar eso", dijo Trump en una entrevista con Geraldo Rivera, de Fox News.
"No sé si es Goldman Sachs, o no, pero sea quien sea, puedes despedirte de
eso".

"Wall Street pronto se asustó", reportó Politico al día siguiente. Eso por
decir lo menos. Las fuertes transacciones en el mercado de bonos normalmente
estable empujaron el valor de los bonos de obligación general de Puerto
Rico, ya devaluados a 56 centavos por dólar luego de que la isla se
declarara en bancarrota a principios del año, a 37 centavos por dólar.La
Casa Blanca "rápidamente se movilizó para limpiar los aparentemente
descuidados comentarios de Trump", continuó Politico. Otra vez, por decir lo
menos. Mick Mulvaney, director de la Oficina de Administración y
Presupuesto, saltó frente a una cámara de televisión para decirle a CNN: "Yo
no lo tomaría literalmente".

Para asegurarle a Wall Street de que nadie en la administración Trump tenía
intención de hacer lo que su jefe acababa de decir, Mulvaney fue más
explícito, y más despreciativo del pueblo borinqueño, en un segunda
entrevista con Bloomberg: "No vamos a rescatarlos. No vamos a pagar sus
deudas".

¿Alguien quiere apostar a que Trump no hablará de "decir adiós" a la deuda
de Puerto Rico otra vez?

Pero el simple hecho es que la justicia exige exactamente eso: la
cancelación de todos los pagos de la deuda de Puerto Rico, por la acción del
gobierno federal, asumiendo la responsabilidad de los tiburones prestamistas
de Wall Street que infligieron el daño en primer lugar.

Puerto Rico está atrapado en el mismo tipo de trampa en que otros países
pobres están con el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, o
economías más avanzadas como Grecia, a manos de banqueros y burócratas
europeos. El objetivo es forzar a sociedades vulnerables someterse a la
voluntad de la clase dominante.

Y ahora, la devastación de las políticas neoliberales ha hecho que la crisis
de Puerto Rico, tras los huracanes Irma y María, sea mucho, mucho peor.

Quienes quieren ser solidarios con Puerto Rico, correctamente se concentran
en brindar alivio inmediato con comida, agua y suministros críticos. Obrero
Socialista espera que sus lectores recauden todo el dinero que puedan para
donar a los esfuerzos de base.

Pero ahora también tenemos otro trabajo que hacer, mientras que Puerto Rico
sigue en la mira de los medios: exponer la trampa de la deuda que hizo a la
isla más vulnerable y exigir su fin.

*****

En mayo de este año, el gobierno de Puerto Rico acudió a un tribunal federal
para solicitar el equivalente de la bancarrota por una deuda que incluye más
de $74 mil millones en reembolsos de bonos del gobierno y $49 mil millones
en obligaciones de pensiones. Pero a cambio, Puerto Rico tendrá que cumplir
con dictados de austeridad aún más severos.

La carga de la deuda, que es mayor que la producción económica anual de la
isla cuando se agregan obligaciones de pensiones, es consecuencia de una
recesión que ha durado más de una década.

La depresión económica comenzó cuando las corporaciones gringas, después de
muchos años de sacar provecho económico de sus operaciones en Puerto Rico,
en particular de la producción farmacéutica, abandonaron la isla después de
que los favorables incentivos fiscales para la inversión fueron eliminados a
comienzos del siglo. La inversión corporativa anual en Puerto Rico alcanzó
un máximo de 20.7 por ciento del producto interno bruto en 1999, desde
cuando ha caído a menos de 7.9 por ciento en 2016.

Los sucesivos gobiernos, ya sean dirigidos por el Partido Nuevo Progresista,
alineado con los republicanos, o el Partido Popular Democrático, vinculados
a los demócratas, impusieron políticas de austeridad neoliberal que
garantizaron empeorar la crisis.

El gasto social fue reducido drásticamente. Como ejemplo, la reducción en el
presupuesto de educación de la isla llevó a la clausura de cientos de
escuelas. Los trabajadores del sector público han estado bajo una intensa
presión, con decenas de miles de despidos y ataques contra sus sindicatos.
Además, los impuestos regresivos han aumentado: el impuesto a la venta es un
11.5 por ciento más alto que cualquier otro estado de los Estados Unidos.

Un número de activos estatales fueron privatizados en jugosas condiciones
para los compradores privados: en la década de 1990, el gobernador
conservador Pedro Rosselló González vendió los hospitales que eran parte de
un sistema público de atención de salud, que otrora había sido muy accesible
y asequible, a la mitad de su valor de mercado.

Las medidas de austeridad impulsaron un círculo vicioso: el continuo declive
económico hizo que la insuficiencia en los ingresos del gobierno empeorara,
generando más recortes de gastos e impuestos regresivos, causando una mayor
contracción económica, y así de vuelta a ingresos insuficientes.

Las consecuencias, incluso antes del huracán María, fueron nefastas: el
desempleo oficial es del 11,7 por ciento, más del doble que en Estados
Unidos en general. Poco menos de la mitad de la población en la isla vive en
la pobreza, incluidos tres de cada cinco niños.

*****

A través de todo, la deuda fue la camisa de fuerza para asegurar que Puerto
Rico no se apartara de la austeridad.

Frente a la disminución de los ingresos como resultado de la economía en
contracción, varias sucursales y agencias del gobierno puertorriqueño
emitieron bonos para recaudar dinero, pero no sólo con la obligación
habitual de pagar el efectivo con intereses, sino también con la creciente
presión de intensificar la implementación de medidas neoliberales.

Los carroñeros de Wall Street estaban ansiosos por establecer los cada vez
más complejos bonos, los que pagaban mejor que la mayoría de los bonos
municipales, y los intereses sobre el ingreso de los bonos de Puerto Rico
están exentos de impuestos: municipales, estatales y federales.

Pero los tahúres más grandes en Wall Street vieron más que una laguna fiscal
en el sufrimiento borinqueño. Un informe de 2015 del sitio web
Hedgeclippers.org presenta la grotesca imagen:

Varios grupos de fondos de cobertura han comprado grandes cantidades de
deuda puertorriqueña con descuentos y también han empujado la isla a pedir
prestado en términos extremadamente favorables para los acreedores. Los
gestores de fondos de cobertura también recomiendan la implementación de
medidas de austeridad. 

Conocidos como "fondos buitres", estos inversores han seguido un plan de
juego similar a otras crisis de deuda, como en Grecia y en Argentina. El
botín que buscan en última instancia no son los pagos de los bonos, sino
reformas estructurales y esquemas de privatización que les otorgan riqueza y
poder extraordinarios, a expensas de todos los demás.

Ha sido obvio durante años que la carga de la deuda de Puerto Rico es
impagable, pero los fondos buitres cuentan como su rompe-huesos al gobierno
de los Estados Unidos.

Una ley impulsada a través el Congreso el año pasado por Barack Obama y los
demócratas estableció una Junta de Control Fiscal de siete personas con
amplios poderes para dirigir las agencias gubernamentales en la isla y
dictar leyes y políticas. Ésta ha ordenado, por ejemplo, exenciones a las
normas federales sobre el salario mínimo, Medicaid y asistencia temporal a
familias necesitadas.

Para colmo, los siete miembros de la junta incluyen a algunos de los mismos
financieros que impusieron políticas neoliberales y organizaron los acuerdos
que causaron la crisis de la deuda.

Los titulares de los bonos aún pueden verse obligados a tomar un "corte de
pelo", es decir, tener que aceptar menos de lo que se les debe. Pero la
misión de la Junta de Control Fiscal es asegurarse de que los trabajadores
de la isla, y no los inversores, sean los que paguen la mayor cantidad de
dinero posible.

*****

Todo esto "lee como el equivalente del siglo 21 del saqueo metropolitano de
la riqueza de las colonias", como Lance Selfa describió a la Junta de
Control Fiscal para SocialistWorker.org.

Y sabemos quiénes son los saqueadores y sus cómplices.

Los parásitos de los fondos buitres que intentan infligir más sufrimiento a
Puerto Rico deberían tener piquetes fuera de sus oficinas. Miembros del
Congreso, republicanos y demócratas por igual, deben ser confrontados en
eventos públicos por activistas solidarios que exigen la abolición de la
deuda que estrangula a la isla.

Hay mucho trabajo por hacer para organizar un socorro inmediato en Puerto
Rico tras el huracán. Pero la izquierda tiene la oportunidad de exponer y
oponerse al desastre no-natural que ocurrió antes que Irma y María llegaran.

Es posible que no escuchemos más sobre la cancelación de la deuda por parte
de Donald Trump, pero podemos elevar nuestras propias voces para exigir que
esta asfixiante carga sea eliminada de los hombros del pueblo borinqueño.

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