Brasil/ Las instituciones asaltadas por el capital: el fin del precario contrato social brasilero [Maria Or­landa Pi­nassi - entrevista]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Mar Oct 31 23:09:04 UYT 2017


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Correspondencia de Prensa

31 de octubre 2017

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Brasil 

Entrevista a la socióloga María Orlanda Pinassi

“Las instituciones fueron asaltadas por el capital y vemos el fin del
precario contrato social brasilero” 

Gabriel Brito, Redacción 

Correio da Cidadania, 30-10-2017

http://www.correiocidadania.com.br/

Traducción de Ernesto Herrera – Correspondencia de Prensa

Aturdido con las maniobras de un Congreso absolutamente fuera de la realidad
ciudadana, Brasil asistió a la segunda absolución del pre­si­dente Mi­chel
Temer por sus legisladores, eso pocos días después de la recuperación del
mandato de Aécio Neves, ambos inequívocamente inmiscuidos en la tela de
corrupción que tanta indignación causa. En diálogo con Correio da Cidadania,
la socióloga y profesora de la UNESP (Universidad Estadual Paulista) Maria
Or­landa Pi­nassi, constata toda la desolación y lamenta que todavía veremos
nuevos capítulos de profundización de la barbarie generalizada.

-Cor­reio da Ci­da­dania: ¿Cómo re­cibió el resultado de la votación de la
cámara que barrió la segunda denuncia contra el pre­si­dente Mi­chel Temer?

Maria Or­landa Pi­nassi: Nada sorprendente. Sorprendería si el expediente
utilizado por aquella gente para librar a Temer de sus delitos no su hubiese
tornado una payasada. No quiero minimizar el hecho, pero el episodio del día
26 de octubre, tanto como el del día 13 de julio, fue un nuevo espectáculo
dantesco de un Congreso con el cual la política aliancista del PT convivió
muy bien. Eran todos o casi todos de la base parlamentaria aliada. La
diferencia es que antes del im­pe­a­ch­ment había un mayor sigilo y la
delincuencia no quedaba tan evidente. 

Si yo fuese we­be­riana, diría que aquellas figuras grotescas que están ahí
en Brasilia, decidiendo nuestras vidas, desmontando cada uno de los derechos
de los trabajadores y trabajadoras, derechos que resistieron los ataques
neoliberales de las últimas décadas, corresponden al tipo de político ideal
de la crisis estructural del capital. Al menos en la periferia, donde la
contrarrevolución produce los mayores y más lesivos estragos, un buen
ejemplo son los políticos profesan ese tal neo-pentecostalismo, una parodia
de mal gusto del pro­tes­tan­tismo de Lu­tero.

Además de eso, veo todavía dos problemas gi­gan­tescos li­gados a la
cuestión. El primero es la desfachatez que se usa, a luz del día, dinero
público para comprar a un combo de parásitos cínicos. Son billones de reales
negados a las necesidades más elementales de la población en franco proceso
de empobrecimiento, desprotección, desorganización y, después de estos
espectáculos transmitidos en red nacional, una profunda y paralizante
desesperanza. 

Aquí reside el segundo problema que me parece ser el huevo de la serpiente,
la semilla de un fascismo que es popular y muy peligroso. Para explicar,
siempre recurro a un trecho de Dos­toi­evski en Recuerdos de la Casa de los
Muertos, donde él dice: “cuando un hombre pierde cualquier objetivo y
cualquier esperanza, no es raro que, por tedio, se transforme en monstruo”. 

Como se puede ver, el caso de Temer, así como el de Aécio y otros tantos
denunciados y encubiertos por el Congreso y demás instancias jurídicas del
país, tiene consecuencias más serias de lo que podría suponerse a primera
vista. Y las cosas no ocurren por mero caso. 

-Cor­reio da Ci­da­dania: ¿Cómo queda la Operación Lava Jato delante de la
sociedad con tal resultado?

Maria Or­landa Pi­nassi: La Operación Lava Jato cumple muy bien su papel en
la intrincada ur­di­dura que envolvió la transición del gobierno Dilma a
Temer. Es pieza clave en la articulación que promueve la judicialización de
la política y la politización de justicia. Atiende la demanda moral de los
sectores que fueron a las calles a blandir consignas, casi siempre muy
confusas, contra la corrupción. Movimientos idénticos se dieron en
Venezuela, Argentina y Ecuador y son parte de un proceso de
desestabilización política en América Latina. 

Sérgio Moro, el juez im­po­luto, creación mítica, cuya carrera académica fue
realizada tan veloz cuanto la operación que comanda, fue el muso de ese
movimiento y salió de la escena tan rápido cuanto duró el im­pe­a­ch­ment de
Dilma. Moro y su equipo (Dal­lagnol y Ro­drigo Janot) distraen al público
con sus interminables mandados que buscan detenciones, citaciones
co­er­ci­tivas, prisiones temporarias y prisiones preventivas.  

Sus operaciones se consolidan como la gran fuente de las denuncias de
delitos a la espuria (y obvia) relación entre los pú­blico y lo pri­vado,
todas com­pro­badas hasta el hartazgo. El problema, como dije anteriormente,
es que las denuncias casi siempre son encajonadas en las instancias que se
siguen. 

El propósito de la Operación Lava Jato tuvo una dirección: socavar la
Pe­tro­brás, del pré-sal y de las empresas constructoras históricamente
ligadas a la explotación del sector energético del país. El objetivo siempre
fue la privatización de la empresa y sus subsidiarias, entregarlas al
capital internacional, es el juego que acontece en este momento. El resto es
pan y circo para los pobres de espíritu y alienados que creen que el
objetivo de Moro es Lula. 

-Cor­reio da Ci­da­dania: ¿Del lado de las izquierdas, qué piensa del papel
que jugaron de un año para acá?

Maria Or­landa Pi­nassi: Sinceramente, no creo que las izquierdas jueguen
algún papel digno de nota desde hace un buen tiempo. Están perdidas, sin
dirección, sin función, a la deriva de un politicismo flojo, queriendo hacer
parte de un parlamento irremediablemente podrido para causas que juzga
defender. Y, peor, insisten en este tono desafinado al jugarse en la
articulaciones electorales rumbo al 2018. 

El rey está desnudo, y eso quedó claro ya en las jornadas de 2013 cuando las
izquierdas organizadas fueron a las calles empuñando tímidamente sus
banderas rojas y entrando en disputas como los verde-amarillos. Después, la
barbarie no tardó y ella no es un fenómeno exclusivamente político, mucho
menos pasajero. La barbarie emana del Congreso que atiende las demandas del
empresariado transnacionalizado y ataca todos los derechos de la clase
trabajadora. 

El resultado más evidente es la formación de una enorme masa de trabajadores
desempleados que vaga por el país y por el exterior en busca de trabajo y de
paga de un día; de hombres y mujeres “flexibles” que están fuera de los
sindicatos, de las luchas organizadas, de los grandes eventos. De esa base
social, formada de sujetos resultantes del diluvio, sujetos pocos seductores
y muy diferentes de los idealizados históricamente que están distantes. Yo
arriesgaría decir que hay un extrañamiento mutuo entre esas masas y las
izquierdas. 

-Cor­reio da Ci­da­dania: ¿Po­demos decir que Lula, PT y CUT consiguieron
do­mes­ticar a otros sectores de la izquierda brasilera?

Maria Or­landa Pi­nassi: Sí y no. Lula, el PT, la CUT y el MST cumplieron su
parte en la domesticación de sectores sindicalizados, de la lucha por la
reforma agraria y de la política parlamentaria. Esa es la triada que
juntamente con las Pastorales católicas reorganizó sectores populares de la
sociedad brasilera de los años 1980, luego de dos décadas de régimen
cívico-militar controlando el país. Ya se habló mucho sobre las políticas de
consenso del lulismo y de las consecuencias nefastas que provocaron sobre
las luchas sociales, sobre todo cuando el PT y su largo entendimiento de
aliancismo asumieron el Palacio Planalto. 

Las izquierdas no alineadas con tal proyecto hicieron fuerte oposición al
modelo, pero siempre dentro de la institucionalidad, sea sindical,
político-partidaria o del movimiento social de lucha por la tierra y la
vivienda. La línea siempre fue de la menor resistencia. 

En tanto, las cosas cambiaron, y mucho. Porque el PT, la CUT y el MST, las
izquierdas, por su antiguo acomodamiento en la vía pacífica, defensiva, se
entramparon justamente en el agotamiento de la institucionalidad. El Estado
neoliberal, burgués, ladrón de dinero, y pillador de derechos sirve
ex­clu­si­va­mente las demandas de la burguesía y del capital en amplio
espectro. Esta forma de plu­to­cracia no tiene más nada que ofrecer para las
luchas reivindicativas, desarrollistas y defensoras de principios
democrático-populares. 

El cuadro, en fin, demuestra el equívoco cometido por los apologetas de la
hegemonía del capital financiero, especulativo. El proyecto del capital en
curso en Brasil trae todos los intereses burgueses entrelazados y los
contempla a todos, como, de resto, se hizo en el pasado reciente, a pesar de
la escisión ficticia. Pero hoy tomaron por asalto las instituciones para
servirlos. Es el fin del contrato social o lo que eso significó en la
tradición autocrática del Estado brasilero. 

-Cor­reio da Ci­da­dania: ¿Qué desdoblamientos vislumbra para el país y su
población hasta el próximo período electoral? ¿Cree en la hipótesis
planteada por Vla­dimir Sa­fatle de que “2018 pude no existir”? (1)

Maria Or­landa Pi­nassi: No veo ninguna mudanza de rumbo en el país ni
siquiera después de 2018. Toda la dinerada gastada para mantener a Temer en
el cargo es señal de que se pretende realizar todas las con­trar­re­formas
en curso dentro de la “normalidad” ins­ti­tuída por lo que podemos llamar de
contrarrevolución democrática. 

De un modo o de otro, hay una militarización montada en Brasil hace ya un
buen tiempo. En verdad, ella nunca reculó, incluso con la redemocratización
de los años 1980. Pero, estoy hablando aquí de una forma actual de
militarización fuertemente amparada en tecnologías de represión. Sabemos que
la periferia de la periferia esconde muchas Franjas de Gaza. Los métodos
utilizados ahí, en Haití, son los mismos. Sabemos también que todo el empeño
con la seguridad pública es para invertir dinero en el complejo industrial
militar para reprimir barrios de la clase trabajadora más pobre, más
vulnerable, más golpeada por la barbarie impuesta por el capital. 

Además de la delincuencia que pasea en Brasilia y en los pasillos de los
poderes estaduales y municipales, la “política de orden” cuenta hoy con una
red bien articulada de provocadores profesionales que imponen con base en la
violencia, la escuela sin partido, la ho­mo­fobia, el ra­cismo, el
ma­chismo, la in­to­le­rancia con religiones afro-­des­cen­dientes, el fin
de los derechos humanos El MBL (2), por ejemplo, propone el fin de la
tolerancia cero en las redacciones del ENEM (3) para los violadores de los
derechos hu­manos.

Vea, ¿cuál amenaza popular se interpone a la conclusión de ese gobierno
ventrílocuo del gran capital? No veo ninguna. Lo que yo podría destacar de
verdaderamente significativo son las luchas indígenas por la recuperación de
sus tierras contra el hidro y el agronegocio y la minería. Esa es una forma
de enfrentamiento no reivindicativa que se encuentra fuera de la
institucionalidad, que no espera nada del Estado y está bajo el control
directo de sus liderazgos que no establecen ninguna relación jerárquica con
los demás miembros de la comunidad. Por eso ellos mismos están siendo
perseguidos y exterminados, sin que se levante siquiera un dedo en
solidaridad con sus luchas. 

En este momento, de avance descomunal sobre los recursos naturales del país,
en que se profundiza la lógica de producción destructiva, si las izquierdas
prestasen más atención a estas formas organizativas, tendrían más que
aprender de que enseñar. 

Notas de Correspondencia de Prensa 

1) Vladimir Safatle, posible candidato del PSOL (Partido Socialismo e
Liberdade) al gobierno de San Pablo. 

2) MBL (Movimento Brasil Livre), organización de ultraderecha, racista y
homofóbica. 

3) ENEM (Examen Nacional de Enseñanza Media).

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