Ecuador/ La banca gana...¡siempre! [Alberto Acosta y John Cajas-Guijarro]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Jue Sep 7 13:26:35 UYT 2017


  _____

Correspondencia de Prensa

7 de setiembre 2017

Boletín Informativo

 <https://correspondenciadeprensa.wordpress.com/>
https://correspondenciadeprensa.wordpress.com/

redacción y suscripciones

 <mailto:germain5 en chasque.net> germain5 en chasque.net

  _____

Ecuador

La banca gana....!Siempre!

Alberto Acosta* y John Cajas-Guijarro**

La línea de fuego, 4-9-2017

https://lalineadefuego.info/

“Es bastante bueno que la gente de la nación no entienda nuestro sistema
bancario y monetario, porque si lo hicieran, creo que habría una revolución
antes de mañana por la mañana”.

Henry Ford

¡La banca gana! Esa es una constante del capitalismo, sociedad de casino en
donde la banca juega casi siempre con dados cargados… Es más, la banca ha
ganado aún en casos en que es “atacada” desde el poder político. ¿Por qué?
Porque es de esas pocas instituciones que es socialmente aceptada a partir
de la confianza. Y desde esa posición usa y abusa de un poder privilegiado,
a veces incluso mayor al poder que detenta el Estado.

A ese poder privilegiado cabe agregar que -normalmente- en la sociedad se
desconoce que la banca no solo guarda dinero (representante máximo de poder
en el capitalismo), sino que también puede crearlo. Esa creación de dinero
sustenta sus ganancias especialmente con el crédito, el cual no se financia
solo con el capital de los bancos ni con el dinero depositado por sus
clientes (p.ej. ahorros). El crédito se financia precisamente por la
posición privilegiada de la banca para actuar como intermediaria financiara,
la cual -reiteremos- se sostiene desde la confianza. A eso cabe sumar las
diversas comisiones por servicios financieros, las cuales garantizan mayores
utilidades a los banqueros a través de la regulación bancaria.

Esta lógica donde la banca “gana o gana” se consolidó en el correísmo. A
pesar de los “ataques” a varios banqueros “connotados”, la banca acumuló las
mayores utilidades de toda la historia republicana: 2.820 millones de
dólares en diez años, incluyendo 222 millones en 2016 (año en que la
economía se contrajo -1,5%)[3]. Un ejemplo de tal contradicción entre el
discurso y los hechos es el Banco de Guayaquil -propiedad de quien pretendió
sustituir a Correa en dos oportunidades-, el cual se benefició
significativamente de los depósitos de la Corporación Financiera Nacional. Y
todo indica que las millonarias utilidades bancarias seguirán en el gobierno
de Lenín Moreno que, si bien estaría confrontando al correísmo, es su
heredero y hasta su continuador.

Un retroceso histórico

Recordemos que el correísmo se consolidó a la par que se concentraba el
poder alrededor del caudillo, Rafael Correa, quien buscó modernizar el
capitalismo, amplió los extractivismos e intento disciplinar a la sociedad
con una restauración conservadora. Todo en medio de una corrupción olímpica.
Ahora, en cambio, transitamos hacia un “morenismo”: la imagen de Correa
(autoexiliado en un “ático belga”) pierde poder por una confrontación con
Moreno, quien de ese modo ha ganado un importante apoyo popular. Sin
embargo, el proceso de modernización capitalista y el extractivismo
exacerbado siguen y todo indica que se profundizarán aún más. Y si el rumbo
de las cosas no cambia, más allá de la forma calmada  de actuar del
presidente Moreno, se continuará disciplinando a la sociedad para contener
el malestar popular ante el ajuste económico-neoliberal que parece
aproximarse…

De hecho, el aroma neoliberal empieza a palparse y varios ya lo empiezan a
celebrar. Aprovechando la pérdida de confianza en el Estado provocada por el
desgobierno correísta (el cual ya dejó trazado el camino neoliberal -y los
pretextos- para consolidar aún más el retorno al neoliberalismo), y
seguramente aprovechando su amplio respaldo popular, el gobierno de Moreno
ha decidido que la banca privada maneje el dinero electrónico y no el Banco
Central del Ecuador.

Semejante decisión, acordada casi “de la mano” con la cúpula de la gran
banca privada, es una suerte de retroceso histórico que nos remite a antes
de agosto de 1927, cuando los bancos privados controlaban la emisión
monetaria y no existía el Banco Central (que precisamente se fundó en ese
año).

Dinero electrónico, el desperdicio de una oportunidad

Para comprender cómo la entrega del dinero electrónico beneficia a la banca
privada, recordemos los precedentes y la forma en que debía funcionar dicho
dinero en manos del Banco Central del Ecuador.

La cuestión del dinero electrónico ya se discutía desde antes del 2011.
Entonces la propia banca privada veía en “el dinero móvil un nuevo esquema
de inclusión social”. La banca privada proponía transformar el dinero físico
en electrónico usando una “billetera móvil” manejable desde un celular, la
cual serviría como medio de pago para “bancarizar a un número mayor de
personas”.

Luego el gobierno de Correa, en el código orgánico monetario y financiero
(2012) estableció que el dinero electrónico sea puesto en circulación
“privativamente” por el Banco Central del Ecuador, el cual debía respaldarlo
con “activos líquidos” según las disposiciones de la Junta Monetaria
(artículo 101). Respaldo que, sin embargo, en ningún momento garantizaba
explícitamente la paridad 1 a 1 entre dinero físico y electrónico.

El caso es que, según Correa, con el código monetario se quitaba un negocio
a la banca privada, incluso dejándole sin la capacidad de emisión “sin
respaldo”, pues no olvidemos que “cuando la Asociación de Bancos quería el
negocio […] proponía un encaje de solo 5%, ahí sí tenía capacidad de crear
dinero”. Más allá de la mitomanía de Correa, semejante declaración hace ver
que, en un inicio, la banca privada deseaba generar dinero electrónico con
un mínimo de respaldo en dinero líquido.

Ya en manos del gobierno, el dinero electrónico se intentó instrumentar
desde el 2014 con la siguiente lógica: se abre una cuenta de dinero
electrónico en el Banco Central (BCE) vía mensaje de texto, luego con dinero
físico (dólares), en los establecimientos que participan del negocio (p.ej.
Tía, Mi Comisariato, farmacias Sana-Sana, cooperativas, Banco del Austro,
etc.), se hace un canje por dinero electrónico con la relación 1 a 1. Con el
dinero electrónico acreditado en la cuenta creada en el Banco Central del
Ecuador se hacen pagos y otras transacciones usando el celular, sin
necesitar billetes físicos ni tarjeta de débito o de crédito en dichos
establecimientos. Igualmente se pueden hacer transacciones con cualquier
persona que tenga abierta una cuenta de dinero electrónico, así como también
se usa en el pago de impuestos y servicios básicos. Como incentivo, quienes
hagan pagos en dinero electrónico en consumos que generen IVA reciben una
devolución de 2 puntos de ese impuesto, que se acredita en la cuenta
electrónica (varios detalles se encuentran descritos en el sitio
oficialhttps://www.efectivo.ec/).

Cabe aclarar que, bajo el esquema señalado, el dinero electrónico
funcionaría dentro del esquema de “billetera móvil”. En tal esquema el
dinero electrónico debería siempre tener un respaldo total en dinero físico
para que sea factible entregar ese dinero a quienes lo exijan en las
ventanillas del Banco Central del Ecuador o de los establecimientos
participantes (es decir, paridad 1 a 1). Eso no quita que existan formas de
emisión de dinero electrónico que no tengan respaldo total en dinero físico
como, por ejemplo, concesión de créditos denominados en dinero electrónico,
pago de salarios al sector público, etc., las cuales difieren del esquema de
la “billetera móvil”.

El dinero electrónico tenía potencial, en especial si se considera que cada
año el país requiere alrededor de dos mil millones de dólares para
satisfacer la demanda de monedas y billetes, según información del BCE. Sin
embargo, el proyecto no prosperó, por la limitada visión estratégica del
correísmo (preocupado más por apuntalar la imagen del caudillo que en
realizar cambios estructurales). A nuestro parecer, este dinero debió
impulsarse durante la bonanza (en el mismo 2011), con políticas claras que
den confianza al sistema y que vayan más allá del enfoque de “billetera
móvil”. Por ejemplo, se pudo empezar a pagar en dinero electrónico a
funcionarios públicos con salarios superiores a 2 o 3 mil dólares mensuales,
en línea con la propuesta formulada por Jürgen Schuldt y Alberto Acosta.

Ya ganada la confianza, se podía ir más lejos y hasta usar el dinero
electrónico como herramienta que, a largo plazo, recupere espacios de
política monetaria y afloje las amarras de la dolarización. Tengamos
presente que la dolarización no es un fin en sí mismo e incluso genera
varios límites a la capacidad de reacción de la economía ecuatoriana sobre
todo en épocas de crisis, como se ha visto en los últimos años.

Tal aspecto es vital pues, precisamente en épocas de crisis, el dinero
electrónico hubiera ayudado a desarrollar políticas contra-cíclicas,
especialmente en favor de los sectores más vulnerables y alejados del
sistema financiero formal. Recordemos que precisamente a esos sectores se
dirigía el dinero electrónico en un inicio. Hasta se hubiera podido impulsar
una “bancarización de fomento” en donde, a través de créditos productivos,
se integre a parte de esa mitad de población adulta que no posee cuentas
bancarias.

Dicha “bancarización de fomento” es urgente más aún si vemos que en Ecuador,
para 2016, el crédito doméstico canalizado al sector privado representó
apenas el 29% del PIB (cuando el promedio mundial supera el 100% según el
Banco Mundial). Y, de acuerdo a la Superintendencia de Bancos, la
participación de las pequeñas y medianas empresas (PYMES) apenas llegó al
8,8% del total del crédito (2.323 millones de dólares canalizados entre
crédito productivo y comercial), participación mínima si se compara con el
crédito comercial corporativo, que representó un 54,4% (14.326 millones de
dólares).

Es decir, claramente la banca nunca ha estado enfocada al fomento de los
sectores pequeños e informales a través del crédito.

Dicho proceso de “bancarización de fomento” pudo incluso ser regulado no
solo por el Banco Central sino por representantes de la sociedad civil,
universidades, sindicatos, etc., tratando siempre de democratizar y
transparentar el manejo monetario en beneficio de las clases populares. Nos
guste o no, el tema no se resolvía en lo económico-tecnócrata, sino en lo
político…

El caso es que, en los hecho, el proyecto fracasó en manos del Banco Central
correísta, al contabilizar apenas unas 361 mil cuentas y 47 millones de
dólares en transacciones desde su creación en 2014. Mientras la propuesta
fracasaba, implícitamente la banca privada empezó a mandar el mensaje de que
el carácter “inclusivo” del dinero electrónico existiría si se lo ponía en
sus manos, mientras que si se lo ponía en manos del gobierno solo se
generaba una “innecesaria fuente de incertidumbre”.

En definitiva, el correísmo desperdició el potencial para transformar al
dinero electrónico en herramienta útil para la sociedad y particularmente
para épocas de crisis, en cambio la banca aprovechó de este fracaso
correísta para ampliar su poder…

Dando más poder a quien ya lo tiene

La entrega del dinero electrónico a la banca privada es sumamente grave: se
va a ampliar su poder económico y simbólico… es decir político. Dicha
ampliación de poder la podemos visualizar, al menos, en términos de emisión
monetaria, con el reforzamiento de los grupos financieros (donde la banca
privada cumple un papel estelar) y la consolidación de procesos oligopólicos
de concentración financiera.

Dueños absolutos de la emisión monetaria

Reiteremos que la banca es de los agentes más poderosos en el capitalismo,
cuya principal fuente de poder es la capacidad de crear liquidez al crear
depósitos y ponerlos a disposición de quienes solicitan créditos; todo
sustentado desde la confianza, como dejamos establecido desde el inicio. En
verdad, los bancos crean depósitos y préstamos al mismo tiempo, en
cantidades muy superiores a su capital y a los mismos depósitos de sus
clientes.

Así las cosas, a los banqueros con una mínima cantidad de aporte de capital
propio –un 9% de los activos totales del banco ponderados por riesgos- se
les permite administrar el 91% de dinero ajeno (depósitos de la gente). A
esto cabe sumar que el proceso de intermediación financiera, es decir, la
“transformación” de depósitos en créditos, permite que la cantidad de dinero
físico (capital más depósitos) se multiplique contablemente dos, tres,
cuatro…veces (como acertadamente plantean varias corrientes
post-keynesianas).

¿Cómo funciona esta operación? Tomemos textualmente el ejemplo que plantea
IBASE:

Una empresa va a un banco y pide un préstamo para contratar empleados y
comprar materia prima. Si el banco se lo concede, no es entregándole dinero
en efectivo proveniente de los depósitos de otros clientes. Más bien el
banco crea una cuenta de depósito en nombre del solicitante del préstamo y
ahí registra -actualmente de forma digital- un monto equivalente al dinero
prestado. Si el solicitante del préstamo se desenvuelve en un entorno
altamente bancarizado, probablemente no retirará el dinero del depósito en
efectivo, sino que hará sus pagos a terceros vía cheques u otras formas de
transferir el dinero acreditado. Quien esté abajo en la cadena de pagos
seguramente hará lo mismo si también se desenvuelve en un ambiente altamente
bancarizado. Así, puede ser que el banco que creó el depósito inicial no
necesite nunca usar efectivo para cubrir el retiro del depósito.

Es decir, ¡la operación bancaria moderna es la realización del sueño del
alquimista: la creación de dinero ex nihilo! Sin embargo, esa realización
depende mucho de cuán bancarizados estén los agentes económicos, así como de
la confianza que la sociedad tenga en los depósitos bancarios como
equivalentes del dinero físico.

Teniendo presente esta situación, la entrega del dinero electrónico a la
banca privada le va a dar a ésta más herramientas para ampliar su capacidad
de crear dinero, quitándole cualquier opción de aprovechar de ese “poder
monetario” al Banco Central. Decimos esto pues, en el momento que es la
banca privada la que lleva la “bancarización” a sectores informales a través
del celular, innegablemente se amplía su capacidad de conceder créditos y
obtener ganancias a través del interés, comisiones, etc.

Semejante situación puede provocar que la banca privada entre en una
competencia salvaje con las cooperativas, precisamente en aquellos segmentos
de crédito que han sido históricamente desatendidos por los banqueros: la
economía popular y solidaria, las micro y pequeñas empresas, productores
artesanales, entre otros. De hecho, ya han sonado voces de preocupación del
sector cooperativo por los acuerdos con la banca y la forma como el gobierno
entrega un poder de mercado tan grande a los banqueros; traspaso que hasta
les permite tener su propio sistema (banred “plus”), el mismo que podría
terminar sometiendo al sector cooperativo.

Dentro de esa competencia entre cooperativas y banca puede pensarse desde el
otorgamiento de crédito en dinero electrónico hasta el uso de información y
publicidad engañosa, aprovechando la inexperiencia de los sectores
informales en el sistema financiero. Así se podría debilitar la posibilidad
de que el dinero electrónico financie un microcrédito que fomente al sector
popular en épocas de crisis. Esto vulnera la construcción de una economía
social y solidaria, donde las cooperativas de ahorro y crédito realicen
procesos de inclusión financiera dejando el ahorro en los territorios.

Banca y grupos financieros: vínculos estrechos y hasta “oscuros”

Un banco no es una empresa cualquiera, aislada de su entorno económico,
político y cultural, pues alrededor de éste se configuran poderosos grupos
financieros compuestos por financieras, aseguradoras, medios de
comunicación, inmobiliarias, restaurantes, cines, comercializadoras de
vehículos, centros comerciales, etc.

Semejantes vínculos estrechos son claros en el caso ecuatoriano donde
grandes bancos se han apropiado de múltiples empresas distintas a la
actividad financiera. Por ejemplo, según información del Servicio de Rentas
Internas (SRI) en 2015 sabemos que:

- Banco Pichincha conforma un grupo con más de 160 integrantes tales como:
Diners Club; aseguradora AIG; Banco General Rumiñahui; INTERDIN;

- Banco de Loja; Credife; ACOVI; Banred; etc. Este grupo alcanzó 1.901
millones de dólares en ingresos.

- Banco de Guayaquil conforma un grupo con unos 40 integrantes tales como:
MULTIBG; PROMOQUIL; South Pacific investors; etc. Este grupo alcanzó 440
millones en ingresos.

- Produbanco conforma un grupo con unos 28 integrantes tales como: EXSERSA;
ACCIVAL; PROTRAMITES; Banco Promerica; etc. Este grupo alcanzó 342 millones
en ingresos.

-  Banco del Austro, el cual pertenece al grupo económico Eljuri, compuesto
por unos 327 integrantes tales como: AEKIA; Neohyundai; Almacenes Juan
Eljuri; Aymesa; etc. Este grupo alcanzó 1.868 millones en ingresos.

Aparte del vínculo directo de los bancos con sus grupos económicos, también
existen vínculos entre grupos económicos protagonizados por la banca. Por
ejemplo, existen vínculos entre el grupo Eljuri (reiteremos, que contiene al
Banco del Austro) con los grupos Holdingdine o del Hotel Colón; Banco de
Guayaquil con el grupo El Universo; Produbanco con Corporación La Favorita e
Imbauto; entre muchos otros que hasta podrían no estar registrados dentro de
la información oficial.

Incluso se han empezado a visualizar vínculos “oscuros” y corruptos de la
banca y grandes grupos económicos. Tal es el caso del grupo Eljuri que,
además de tener integrantes registrados en los “Papeles de Panamá” (como
indica la información del SRI), incluso se encuentra vinculado al Sai Bank,
banco utilizado para el pago de dinero ilícito a funcionarios públicos en el
caso de Odebrecht.

A todos estos complejos vínculos de la banca privada, cabe agregar que hasta
los accionistas y administradores bancarios sirven de nexos directos o
indirectos con los grupos económicos, creándose muchas veces un conflicto de
intereses al aprovecharse los depósitos y/o la información de los clientes
bancarios. De hecho, los banqueros son hasta “propietarios” de los “secretos
empresariales” de sus clientes. Y no nos hemos olvidado como actuaron muchos
banqueros al finalizar el siglo pasado.

La verificación de este fenómeno en el caso ecuatoriano muestra que nunca se
cristalizaron a cabalidad las disposiciones constitucionales de Montecristi,
sintetizadas en aquello de que “un banquero, sea un banquero y nada más que
un banquero” (artículo 312 de la Constitución). La incapacidad de romper el
viciado vínculo entre banca y grupos financieros es una grave herencia
dejada por el correísmo y que, al parecer, el “morenismo” va a mantener
intacta.

Como resultado de esa falta de transformación, los grupos financieros usan a
la banca para crear profundas asimetrías en los mercados. Es decir, la banca
contribuye a generar una elevada concentración de la riqueza y mercados
dominados por pocos grupos. Ese desbalance de poder empobrece y margina a
los sectores productivos populares, obligados a competir en una desigualdad
de condiciones que complica hasta su capacidad de sobrevivir. Es en ese
contexto que se debe entender lo que significará la emisión de dinero
electrónico por parte de la banca privada.

Solo notemos que, con la entrega del dinero electrónico, los grandes grupos
conectados a la banca tendrán nuevas herramientas para acceder, y competir,
en mercados de sectores populares de baja bancarización. Imaginemos, por
ejemplo, a grandes comercializadoras que, vinculadas a la banca privada,
podrían usar el crédito vía dinero electrónico como mecanismos de
competencia frente a las pequeñas y medianas empresas. Pensemos, en otro
ejemplo, toda la información a la que va a tener acceso la banca privada por
medio de cuentas abiertas desde los teléfonos celulares y que tranquilamente
podría canalizar a los grandes grupos económicos.

Las opciones de enriquecimiento son múltiples. Y si a esto sumamos que la
lógica de “bancarización” de la banca parte del modelo de “inclusión”
financiera neoliberal, lo que se profundiza son las mayores brechas de
desigualdad en la que los pobres siguen financiado a los más ricos, a través
de aspirar la liquidez de los territorios rurales, de los quintiles más
pobres y los segmentos populares. En concreto se fortalece un sistema que
canaliza los recursos financieros hacia las ciudades y sectores económicos
más pudientes.

Una banca oligopólica

Si los casos anteriores son graves, también es grave que la propia banca
privada ecuatoriana es altamente concentrada y hasta posee un carácter
oligopólico. Por ejemplo, en 2016, apenas seis bancos controlaron el 83,5%
tanto del crédito como de los depósitos a la vista y a plazo fijo de toda la
banca privada (ver en el cuadro). A eso sumemos que la banca privada
controla el 68% del crédito de todo el país, mientras que las cooperativas y
mutualistas solo absorbieron el 18%.

Es decir, son pocos bancos privados los que controlan la creación de dinero
vía crédito en el país, es decir que tienen un gran poder. Lo cierto es que
no se aprendió del gran atraco bancario de fines del siglo XX. Y por cierto,
esta concentración oligopólica es uno de los aspectos que explica por qué
las tasas de interés en el Ecuador son mucho más altas que, por ejemplo, en
Estados Unidos (mucho más en aquellas líneas de crédito enfocadas a
microempresas).

La cuestión es que el dinero electrónico va a caer en una de las actividades
más concentradas y oligopólicas del país. Si dejamos de lado al Banco
Pacífico (de propiedad pública, pero que funciona casi como otro miembro del
clan de la banca privada), resulta que Banco Pichincha, Produbanco, Banco
Guayaquil, Internacional y Bolivariano podrán ejercer control oligopólico ya
no solo de los canales de transacción de dinero existentes vía crédito sino
también a través del dinero electrónico. De esa manera, aumenta el flujo de
dólares sobre los cuales estos bancos podrán imponer su “peaje”.[4]

Además, recordemos que el dinero electrónico -al menos en su versión
original- requiere que la población deposite dinero en efectivo a fin de
poder tener “saldo” en sus “billetera móvil”. Así, resulta ser que la
entrega de este dinero a la banca privada podría llevar incluso a que estos
bancos que controlan la mayoría de las finanzas del país busquen absorber el
dinero en efectivo del sector popular (como ya mencionamos antes), ganando
aún más poder en una época en la que los dólares en efectivo pueden llegar a
escasear…

Un debate monetario urgente

Con la dolarización, la banca perdió la posibilidad de hacer pingües
ganancias con la intermediación cambiaria y las devaluaciones que cobijaban
gran parte de los negocios exportadores. Pero encontró en las masivas
importaciones y en la misma obra pública un espacio que aprovechó de forma
abusiva y pasiva, en tanto solo dinamizó las inversiones de grandes grupos
económicos. Ahora, cuando se avizora -al más puro estilo neoliberal- una
menor actividad estatal, particularmente de las inversiones públicas, la
banca tendrá en la emisión de dinero electrónico una nueva fuente de
utilidades y de poder.

Así, aprovechando la desconfianza en el Estado generada por el correismo y
enarbolando la bandera de defender la dolarización, se entrega a la banca
este nuevo privilegio. No faltarán sus tutores que dirán que la banca
emitirá dinero electrónico respaldado en sus depósitos en dólares, algo que
no aseguraba el Banco Central. ¿Quién lo garantiza? No olvidemos que las
grandes debacles financieras –no solo en el Ecuador sino en el mundo
capitalista- muchas veces han tenido como protagonista a una banca que ha
buscado lucrar sin fin entregando créditos en las condiciones más
inverosímiles. ¿No abrirá el dinero electrónico también una forma
“inorgánica” de crear dinero en manos de la banca?

Esa confianza sustentada en mera ideología y defensa de intereses privados,
junto con la experiencia histórica de cuando la banca, antes de 1927, emitía
dinero sin respaldo alguno, nos confronta con una situación alarmante.

En síntesis, la entrega de la emisión y manejo de dinero electrónico a la
banca consolidará su poder. Y hacerlo defendiendo la dolarización como un
gran objetivo nacional, hace ver como fin en sí mismo a lo que solo debería
ser una herramienta de política económica. Para ver hasta qué punto llega
esta defensa ciega -y muda- a la dolarización basta preguntar a sus
defensores ¿en qué sustentan esa defensa si ni siquiera se cumplen los
requisitos mínimos de convergencia económica entre Ecuador y Estados Unidos
como para la creación de una zona monetaria óptima? Las respuestas de que la
dolarización tiene “mecanismos automáticos de ajuste” casi siempre se las
esgrime sin evidencias, como si se tratara de rezar el padre nuestro.

Semejante postura ideológica margina no solo la imperiosa necesidad de
reconocer las limitaciones de la dolarización –más aún en épocas de crisis-
sino que impide la reflexión de las potencialidades existentes en una salida
ordenada de esta trampa cambiaria. Dicha salida puede ser una verdadera
opción para enfrentar la actual crisis sin golpear a los sectores populares
y medios, como ya sucedió en el correísmo y, como van las cosas, acontecerá
también en el morenismo.

Por eso, es urgente abrir un verdadero debate monetario de altura, riguroso
y con evidencias. A ese debate debe agregarse la discusión sobre la
dimensión de los bancos, cuyo desmedido tamaño y sus vínculos financieros
-explícitos o implícitos- arriesgan la estabilidad económica y la misma
democracia. Tales debates deben tomar en cuenta que, incluso aunque la banca
privada “se someta a las reglas del juego”, la falta de emisión monetaria en
medio de la crisis a causa de la dolarización puede ser en extremo grave en
el momento que se compliquen los flujos externos de dólares.

Recordemos: lo importante no es la dolarización, lo que cuenta es garantizar
el bienestar de nuestra gente.

* Economista ecuatoriano. Ex-ministro de Energía y Minas. Ex-presidente de
la Asamblea Constituyente. Ex-candidato a la Presidencia de la República del
Ecuador.

** Economista ecuatoriano. Profesor de la Escuela Politécnica Nacional y de
la Universidad Central del Ecuador.

  _____





---
El software de antivirus Avast ha analizado este correo electrónico en busca de virus.
https://www.avast.com/antivirus


------------ próxima parte ------------
Se ha borrado un adjunto en formato HTML...
URL: http://listas.chasque.net/pipermail/boletin-prensa/attachments/20170907/0dfaccea/attachment-0001.htm


Más información sobre la lista de distribución Boletin-prensa