Nicaragua/ Víctimas de la criminal represión: sin autopsias ni registros [Wilfredo Miranda Aburto]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Dom Abr 29 18:34:07 UYT 2018


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Correspondencia de Prensa

29 de abril 2018

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Nicaragua



El calvario de los familiares en los hospitales y en la morgue



Víctimas de la represión sin autopsias



Orden a hospitales públicos es hacer “control de daños”: restringir acceso a
heridos y fallecidos.  Advierten subregistro de muertos y heridos



Wilfredo Miranda Abu



Confidencial, 28-4-2108

https://confidencial.com.ni/





Leoncio Medrano llegó media hora después que su hermano, Darwin, fue
internado de gravedad en hospital Antonio Lenin Fonseca, de Managua, debido
a una herida de bala. Los vecinos del barrio “Georgino Andrade” le avisaron
que el joven había sido alcanzado por los proyectiles policiales en medio de
las protestas estudiantiles en el sector de la Universidad Politécnica de
Nicaragua (Upoli).



Era noche. Leoncio intentaba encontrar lo más rápido posible a Darwin, de 22
años. Pero cuando ingresó a la sala hospitalaria fue distraído por la
siguiente escena: “Habían entre ocho y diez muchachos heridos de bala
también y otros tres muertos… Era un desastre”, cuenta a Confidencial.



Leoncio reconoció a su hermano en la camilla. El cuadro clínico del paciente
Darwin Medrano Pérez, cédula de identidad 287-141095-0000V, era crítico:
herida de bala en el parietal occipital izquierdo y un hematoma subdural
agudo. Es decir, un traumatismo craneal grave. De los más letales conocidos
por la medicina: El sangrado llena la zona cerebral de forma rápida y
comprime el tejido cerebral. Casi siempre lleva a la muerte.



Darwin murió a las cinco de la tarde del martes 24 de abril. Leoncio vio
agonizar a su hermano esos días al mismo tiempo que presenció cómo otros
jóvenes llegaban heridos de balas. Los que morían eran trasladados a la
morgue en caso de que ningún familiar los reconociera.



Gonzalo Carrión, director jurídico del Centro Nicaragüense de Derechos
Humanos (Cenidh), sostiene que ¨la magnitud de la represión criminal todavía
no ha sido dimensionada”. Él tiene información de que en los hospitales
públicos quedan decenas de heridos de gravedad y un número indeterminado de
muertos. Sin embargo, conocer con exactitud las cifras ha sido imposible
dado el secretismo oficial.



Minsa dice que no hay cadáveres



La ministra de Salud, la doctora Sonia Castro, negó que en los hospitales
públicos queden cadáveres sin identificar. La funcionaria salió al paso el
miércoles 25 de abril ante la información que circulaba: “Queremos desmentir
una noticia que está divulgándose de que tenemos cadáveres en los
hospitales. El día de hoy el último cadáver que fue identificado por sus
familiares, al cual los apoyamos, le dimos toda la información fue entregado
a las tres de la tarde. No tenemos más cadáveres en nuestros hospitales,
fueron reconocidos y entregados a sus familiares”, dijo.



Médicos del hospital Antonio Lenin Fonseca relataron a Confidencial (bajo
condición de anonimato por temor a represalias) que la cantidad de heridos
desbordaron sus capacidades. Los heridos de bala tenían una particularidad:
Los impactos se concentraban en la cabeza, en el cuello y el pecho. De
hecho, los doctores filtraron el acta de defunción de Darwin Medrano Pérez
por medio de la que pudimos contactar a su hermano Leoncio.



Los médicos detallaron el nombre de otras tres víctimas. Todos compartían
una tipificación médicaHPAF, es decir “Heridos por Armas de Fuego”. Ellos
son Nesker Velázquez, 27 años, en el frontal izquierdo. Jefferson Flores, 25
años, herida craneal. José Daniel Sánchez, herida craneal. Todos fallecieron
el domingo 22 de abril. Darwin Medrano se uniría a la lista fatídica dos
días después.



Hasta el cierre de esta edición, el CENIDH ha confirmado 39 defunciones,
pero la lista sigue en aumento. El organismo defensor de derechos humanos
tampoco conoce el número de heridos y muertos que hay en los hospitales. Ni
tiene claridad sobre el número de personas desaparecidas.



Desaparecidos que aparecen muertos



Roberto Carlos García Polanco y Marcos Antonio Samorio Anderson fueron
reportados como desaparecidos por sus familiares. Aparecieron sin vida en la
morgue del Instituto de Medicina Legal (IML) el martes 24 de abril, el mismo
día que la Policía Nacional anunció “que liberaba a todas” las personas
capturadas en el contexto de las protestas ciudadanas contra las reformas al
Seguro Social, la represión y el régimen de Daniel Ortega.



Confidencial conversó en la cárcel La Modelo con varios familiares tras el
anuncio hecho por el comisionado Francisco Díaz, subdirector de la Policía
Nacional, y aseguraron que sus familiares continuaban desaparecidos. Marlene
Sánchez Granada desconocía el paradero de su hijo, y Beberly Pérez Medina el
de su esposo.



Rosa Amelia Loásiga también buscó en el Distrito V, la Dirección de Auxilio
Judicial (DAJ) y en La Modelo a su hijo Kevin Joel Loásiga, un menor de 17
años detenido en el “Reparto Schick” cuando protestaba contra el Gobierno.
En las delegaciones policiales no tenían el nombre de su hijo. Ella lo daba
por desaparecido, así que comenzó a buscarlo, con incisiva angustia, desde
el sábado 21 de abril.



“Nunca tuve información. Lo buscaba en la morgue, en los hospitales. Era una
incertidumbre”, relata la madre.



Rosa Amelia acudió primero al Hospital Alemán Nicaragüense. La encargada de
admisión permitió dejarla ingresar para que buscara a su hijo entre los
heridos.



“Vi en los hospitales cómo estaban los jóvenes: baleados, agredidos, habían
muchachos muertos en el hospital Alemán Nicaragüense. Unos jóvenes
desconocidos. Sus familias todavía no los habían llegado a reconocer. Tenían
balazos en partes de su cuerpo… Eran demasiados los que habían.”, narra Rosa
Amelia.



La encargada de admisión del Alemán Nicaragüense le advirtió que se
preparara para lo peor. Creía que Kevin había sido trasladado al Lenin
Fonseca.Kevin no estaba entre los heridos en el Alemán Nicaragüense. Rosa
Amelia partió de inmediato al Lenin Fonseca…



Afirma que los heridos más graves eran trasladados a ese hospital
capitalino. Según ella, habían personas tan graves que ni su nombre podían
pronunciar.



La escena seguía siendo desgarradora en ese hospital. “Habían jóvenes
heridos, con sus piernas desangrando, agredidos en su cara, tenían charneles
por todos lados…”, recuerda Rosa Amelia. Toma un respiro y prosigue
narrando. “Miré jóvenes que estaban graves, con oxígeno, en estado crítico
de salud. Y ya no quise ver más, porque eso era demasiado doloroso como
madre que soy”.



El hijo de Rosa Amelia no aparecía. En el registro del Lenin Fonseca no
figuraba Kevin Joel Loásiga, 17 años de edad, moreno de piel. La admisión
del Lenin Fonseca procedió a revisar la lista de muertos en la protestas
para ver si encontraban el nombre o algún rastro del menor de edad, según la
madre. Pero tampoco. El corazón de Rosa Amelia no tenía sosiego. La búsqueda
tortuosa de la mujer terminó el martes cuando Kevin apareció rapado y con la
ceja izquierda partida por un culatazo de AK. El joven estuvo preso en “La
Modelo”, de donde fue liberado.



Complicidad con la impunidad



Pero otros no tuvieron tanta suerte como Kevin y Rosa Amelia. Los médicos
que filtraron las actas de defunción relataron a Confidencial que el control
por parte de la directiva del hospital Lenin Fonseca comenzó a ser estricto.
Esa oficina se hizo cargo de los expedientes de heridos y muertos con el fin
de evitar que la magnitud de la represión se conozca.



El Cenidh conoció que, al menos en dos de las 39 defunciones confirmadas,
las autoridades chantajearon a los familiares para entregarles los
cadáveres. Debían escribir una carta deslindando de cualquier
responsabilidad a la Policía Nacional por la muerte y expresando que no
desean autopsia para los cadáveres.



“Eso es grave y tiene que ver con la fabricación de impunidad. Es decir que
sin autopsia no hay prueba de muerte básica para el esclarecimiento del
delito”, criticó el director jurídico del Cenidh. “Es otra atrocidad, otro
delito de obstrucción de justicia. Además de que matan, conspiran contra la
justicia. Hay una responsabilidad enorme del Estado”, agrega Carrión.



En el caso de Darwin Medrano Pérez no hubo autopsia porque la familia así lo
dispuso. “¿Qué vamos a aclarar? Ya sabemos quiénes son los que lo mataron…
los testigos del barrio dicen que fue la policía”, afirma su hermano Leoncio
Medrano.

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