Egipto/ "Los egipcios y las reformas: los temores legítimos" [Mohammed El Qormani]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Jue Ago 23 00:07:32 UYT 2018


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Correspondencia de Prensa

23 de agosto 2018

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Egipto



“Los egipcios y las reformas: los temores legítimos” (*)



Mohammed El Qormani



A l´encontre, 17-8-2018

http://alencontre.org/

Traducción de Faustino Eguberri – Viento Sur

https://www.vientosur.info/



El artículo que publicamos a continuación, traducido del árabe, indica tanto
el descontento social entre amplias capas de la población de Egipto como las
grandes precauciones tomadas por las y los periodistas para escapar a la
censura y potenciales medidas represivas. Su lectura debe por tanto ser
entendida bajo esos dos ángulos. Este artículo del politólogo liberal
Mohammed El Qormani "La ciudadanía egipcia y las reformas: temores
legítimos", desvela que en el seno mismo de fracciones liberales emergen
críticas a propósito de la brutal austeridad puesta en marcha por el
gobierno del mariscal Abdel Fattah al-Sissi, presidente de la República
árabe de Egipto desde el 8 de junio de 2014 y "reelegido" en 2018.



En efecto, las reformas liberales del presidente Sissi, realizadas con
firmeza bajo la batuta del FMI, hacen temblar a cada vez más gente. Su
brutalidad ha hecho, en unas semanas, que las rentas de mucha gente cayeran
a la mitad. En las entrevistas efectuadas en la prensa de lengua árabe sobre
la situación cotidiana de la gente que la sociología dominante clasificaría
de "clase media superior", la exigencia del anonimato es generalizada, lo
que revela los rasgos dictatoriales del régimen (militar).



La subida del precio del carburante implica un aumento de los transportes en
microbús, utilizados por millones de personas, de entre un 20% y un 40%
desde finales de 2016. Una empleada del gobierno confía que los dos aumentos
sucesivos del precio de los billetes del metro han llevado a un 100% de
aumento, lo que amputa, en su opinión, casi un tercio de sus ingresos. Las
pocas protestas de las y los usuarios del metro han sido violentamente
reprimidas.



Incluso en los barrios más pobres de El Cairo, los precios de un muy modesto
apartamento de 2 habitaciones se han disparado, lo que hace su adquisición
imposible. La repercusión social es directa: el matrimonio debe ser
retrasado por no poder comprar su propia vivienda. La atención sanitaria es
inabordable para un sector creciente de la población. Un profesor de una
universidad privada en el Gran Cairo confía, a comienzos de julio, a una
periodista de MEE: "Estamos cansados, no hemos visto ninguna mejora en los
sectores de la educación y la salud. No hemos recibido nada a cambio de las
medidas de austeridad" (Redacción de A l´encontre)



*****



Los últimos cuatro años, precisamente desde que el Presidente Abdel-Fattah
al-Sissi tiene las riendas del poder, se han visto reformas en diferentes
sectores y expedientes económicos y sociales importantes. A la cabeza de
esas reformas, se pueden por supuesto citar las reformas financieras y la
política monetaria que han llevado a la liberación de la tasa de cambio del
dólar y otras medidas como el cambio de las tasas de interés, la
reglamentación de las importaciones y la instauración del IVA. Igualmente,
las reformas han significado el levantamiento progresivo de las subvenciones
a la energía  1/, lo que ha conducido al aumento de los precios de la
electricidad y del carburante y por consiguiente a los de los transportes y
del conjunto de bienes y servicios. Estas medidas financieras y económicas,
en su conjunto, han hecho pasar la tasa de inflación al 30% el año pasado y
a cerca del 40% para los productos alimenticios y provocado crisis pasajeras
como consecuencia de la degradación de la tasa de cambio de la libra egipcia
en relación al dólar así como de la reglamentación de las importaciones.
Entre estas crisis, se puede citar la penuria de ciertos medicamentos,
vacunas y productos alimenticios.



Según confesión de las autoridades políticas, la situación que ha resultado
de estas medidas ha sido muy dura. Es lo que ha expresado el señor
Presidente en diferentes ocasiones declarando que era consciente de los
esfuerzos realizados por la ciudadanía  2/ y más en particular la de rentas
modestas, para soportar las cargas y las dificultades producidas por las
reformas, y que apreciaba dichos esfuerzos. Las reformas no se han limitado
al sector financiero y económico; han afectado igualmente a sectores
sociales importantes como los seguros, las jubilaciones y la seguridad
social y más recientemente la reforma del sistema educativo, reforma que
sigue siendo muy controvertida en el momento de escribir estas líneas.



Este artículo no trata sobre los detalles o la perspicacia de las reformas;
intenta discernir las razones de la inquietud y de los temores de un gran
número de personas en relación a los rápidos y sucesivos cambios que
conocemos. Igual que propone algunas ideas para hacer frente a esos temores.
En primer lugar, conviene afirmar que las y los ciudadanos tienen derecho a
inquietarse y a temer reformas que, como hemos visto precedentemente, tienen
que ver con terrenos que afectan a su vida cotidiana y que han tenido
repercusiones directas sobre el nivel de los gastos, del consumo y del
ahorro y que por consiguiente han tenido un impacto sobre su nivel de vida.
También de que, por su naturaleza, las reformas no dan sus frutos más que
tras un tiempo relativamente largo, lo que hace que las y los ciudadanos no
vean su utilidad. El ser humano es naturalmente hostil a lo que ignora y
teme el cambio. Es lo que afirman numerosos estudios en psicología y
ciencias sociales. Estando habituado a un cierto modo de vida y tendiendo a
tomar decisiones rutinarias sobre sus gastos y su consumo, tiene necesidad
de un largo período de adaptación a la nueva situación. Todo cambio
repentino de su modo de vida significa un apuro y le incapacita para tomar
decisiones. La ciudadanía que ve sus rentas reales disminuir a la mitad o
más de un día para otro se encuentra confrontada a una verdadera crisis en
la que debe reorganizar sus prioridades y se ve obligada a reducir su
consumo de productos de primera necesidad y a veces a agotar los ahorros que
había hecho para gastos imprevistos.



Tampoco se le escapa a nadie que estas reformas vienen todas de arriba. No
consensuadas, son impuestas a la ciudadanía. Así, resultan oscuras y son
recibidas con escepticismo cualquiera que sea la confianza de la ciudadanía
en su dirección política  3/. Igual que la objetividad nos impone reconocer
que la ciudadanía egipcia ha perdido, desde hace decenios, toda confianza en
el sistema político e incluso en el proceso político en su conjunto. No se
trata aquí de una puesta en cuestión de la credibilidad o de la competencia
del régimen  4/ político aún menos de su desconsideración sino de la
constatación de una realidad que el régimen actual debe tomar en
consideración aunque no es quizás responsable de ella.



No se puede, ciertamente, hacer desaparecer los temores de la ciudadanía con
una varita mágica. Éstos permanecerán hasta que comience a notar una mejora
real de sus condiciones de vida. Conviene a este propósito dejar de acusar a
todas las personas que se hacen preguntas sobre lo bien fundado de las
reformas, o que las temen, de ser enemigos del Estado y del régimen pues una
tal práctica no puede sino reforzar la desconfianza y las dudas a propósito
de los motivos de esas reformas. A este respecto, los responsables del
Estado y de los medios tanto públicos como privados que apoyan al régimen
tienen un papel importante que jugar: dar prueba de transparencia y de
apertura respecto a la opinión pública y exponer en detalle y con pedagogía
las medidas que el Estado pretende tomar, para dar a la ciudadanía la
ocasión de prepararse con tiempo suficiente para el cambio de su vida.



Otro punto importante: la necesidad de ampliar la base de la participación y
de integrar a la ciudadanía en el proceso político para hacer de ella una
verdadera socia del proceso de reforma, dispuesta a aceptar su coste. Ahora
bien, esto no puede producirse mas que por reformas políticas importantes,
por el cambio de los métodos de gestión del Estado y por la autorización a
las raras fuerzas políticas y sociales (los partidos, sindicatos, las
asociaciones y los órganos de expresión) existentes a jugar un papel
principal en la definición de los objetivos y de las prioridades políticas y
sociales. Esto podría conducir a la adopción de políticas de consenso que
sirvieran a los intereses de un mayor número de categorías del pueblo
egipcio, a dar más fuerza y legitimidad a las decisiones del régimen y a
reforzar la cohesión social y la estabilidad política. El cierre de cada
campo detrás de sus posiciones, las acusaciones recíprocas y la negación del
derecho de la ciudadanía a participar, a interrogarse y a estar informada no
sirve ni al interés general ni al interés del régimen actual. Esto no hace
sino reforzar las divisiones y dar una verdadera ocasión a los enemigos de
Egipto para pescar en río revuelto  5/.



* Publicado en el diario Al-Shoroukel 8 de junio de 2018, traducido del
árabe al francés por Hany Hanna.



Notas



1/ El paso a un régimen de cambios flexible así como el levantamiento de las
subvenciones de la energía están entre las condiciones impuestas por el FMI
a Egipto en contrapartido a un préstamo de 12.000 millones de dólares
efectuado en noviembre de 2016 (Redacción A l´encontre).



2/ A fin de pasar la barrera de la censura, todo artículo que critique al
régimen contiene ya un homenaje, aunque sea discreto, al presidente Sissi
(Redacción A l´encontre).



3/ La pérdida de credibilidad del poder político entre la ciudadanos es un
asunto tabú. También, el autor de este artículo se siente obligado a
precisar que la desconfianza de la ciudadanía respecto a la política del
gobierno no implica un descrédito del régimen (Redacción A l´encontre)



4/  Idem.



5/ El principal pretexto utilizado por el régimen del mariscal Sissi para
reprimir las libertades públicas y la diversidad política es mantener la
unidad del frente interno frente a las potencias extranjeras que desean la
destrucción y el desmembramiento de Egipto igual que el de Siria e Irak.
Quien critique al régimen es por tanto acusado por éste de hacer el juego de
las potencias extranjeras. A falta de poder recusar el argumento del complot
contra Egipto sobre el que se apoya el régimen, el autor de este artículo lo
vuelve contra los elementos más autoritarios del régimen acusándoles de
servir involuntariamente a ese complot. A fin de limitar el alcance de su
acusación, incluye a la oposición. A este tipo de acrobacias intelectuales y
retóricas los autores de artículos críticos tienen que recurrir diariamente
a fin de poder expresarse (Redacción de A l´encontre).

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