Nicaragua/ El destino de Ortega en una región en llamas [José Luis Rocha]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Dom Dic 23 14:05:18 UYT 2018


  _____  

Correspondencia de Prensa

22 de diciembre 2018

https://correspondenciadeprensa.com/

redacción y suscripciones

germain5 en chasque.net <mailto:germain5 en chasque.net> 

  _____  

 

Nicaragua

 

El destino de Ortega en una región en llamas

 

El pragmatismo gringo da un giro desde la tolerancia hacia la identificación
de Nicaragua como un problema que puede atizar el fuego de la región

 

José Luis Rocha *

Confidencial, 20-12-2018

https://confidencial.com.ni/

 

Hasta abril del año en curso Nicaragua disfrutaba de los beneficios que
conlleva una inmerecida reputación como remanso de paz. Los indicadores de
violencia que proporcionaba la Policía Nacional –probablemente muy
maquillados pero de muy extendida credibilidad– situaban al país ligeramente
por encima de Costa Rica y varias decenas de homicidios por debajo de sus
vecinos en el norte de la región. Por lo que toca a los intereses de los
Estados Unidos, Nicaragua era un país de escasa importancia. Ninguna batalla
merecía la pena para retener un minúsculo mercado. Podían venir chinos
canaleros y rusos de la industria farmacéutica sin que al tío Sam se le
meneara un pelo de la barba. Tampoco había necesidad de poner orden: sobre
la base de su excepcionalismo en la región, Nicaragua fue excluido del Plan
Alianza para la Prosperidad que estaba destinado a poner coto a la
corrupción y frenar la migración hacia los Estados Unidos. En 2016 y 2017,
antes de que Trump le aplicara severos recortes, ese programa depositó 1,405
millones de dólares, sobre todo en las arcas de Guatemala, Honduras y El
Salvador. La Nicaragua donde ahora la policía encuentra terroristas en cada
esquina, bajo cada sotana y hasta en los maratonistas y bailarinas de
folklore, se quedó fachenteando de su paz. A pesar de tener un PIB muy
inferior al de cualquiera de los tres países mencionados, Nicaragua recibió
un poco menos de 20 millones en esos dos años.

 

Los cables de Wikileaks revelaron que el imperio era muy consciente de la
corrupción en Nicaragua. No se puede decir que no hizo nada. Pero lo hizo
muy morosamente porque se daba por bien pagado con la política de muro de
contención que convirtió a Nicaragua en una barrera para detener la
migración de africanos, haitianos, cubanos y sudamericanos, dejándole un
quebradero de cabeza a Costa Rica y miles de sueños migratorios truncados.
Esa política ha tenido un respaldo jurídico gracias a la nueva ley de
migración que la Asamblea Nacional aprobó en 2010 con una mayoría
sandinista. Con esa ley y con esa política, el imperio se daba por bien
pagado. Obraba con el pragmatismo que le hizo aceptable e incluso digno de
apoyo a cuanto gorila de derecha quiso secuestrar un país latinoamericano en
los años 40, 50, 60 y 70. Habiendo concluido la guerra fría y su
concomitante fiebre anticomunista, era completamente irrelevante que el
gorila de Nicaragua se proclamara de izquierda.

 

Esta situación cambió desde que Nicaragua se convirtió en una fuente
adicional de inestabilidad en la región. La rebelión de abril y la reacción
brutal del régimen de Ortega hicieron que Nicaragua dejara de ser un país de
poca monta en la geopolítica regional. El primer gran cambio: Nicaragua
empezó a emitir migrantes en grandes cantidades. Si bien es cierto que la
mayoría no va al norte, el abrupto y masivo éxodo de la migración
nicaragüense es una presión para economías pequeñas y una exigencia ante las
agencias de Naciones Unidas. Y también una amenaza potencial de migración
hacia el norte, muy verosímil en el contexto de caravanas de migrantes de
hondureños y salvadoreños.

 

El segundo gran cambio: la recesión en Nicaragua está teniendo repercusiones
negativas en las economías de los otros países de una región que en el siglo
XXI optó por estrechar sus vínculos comerciales. El mercado común
centroamericano ha venido creciendo de forma sostenida en lo que va del
siglo. Entre 2006 y 2017, las exportaciones regionales de Nicaragua a la
región no crecieron al ritmo del total de sus exportaciones, pero sus
importaciones regionales sí crecieron notablemente hasta un 108%. En el
istmo Nicaragua es más importante como comprador que como vendedor, lo cual
lo hace más difícilmente sustituible porque es menos complicado
aprovisionarse en otros mercados que conseguir rápidamente un nuevo
comprador.

 

Por eso la situación en Nicaragua es complicada para países como Guatemala,
que han puesto muchos más huevos en la canasta regional. En 1986 las
exportaciones intrarregionales de Guatemala sólo representaban el 22% del
valor total de sus exportaciones. Ese peso subió a 32% al siguiente año y
dio un salto al 39% en 1991. En 2016 se situó en un 42.6%, después de haber
alcanzado un pico del 56% en 2004. Veamos la trayectoria específica de su
relación comercial con Nicaragua. En 1994 Nicaragua importaba mercancías por
un valor de apenas 61.3 millones de dólares desde Guatemala. Ese monto subió
a 80 en 1996, 92.5 en 1998, 174.4 en 2004 y 198.3 millones de dólares en
2006. Una década más tarde, en 2017, ese valor alcanzó los 433 millones,
cuya mayor parte fue aportada por textiles, materiales plásticos, productos
farmacéuticos, detergentes y jabones. El comercio intrarregional es una
correa de transmisión en virtud de la cual la prosperidad y decadencia de un
país es compartida por el resto. Lo que le duele a Nicaragua, arde en
Guatemala, pica en Honduras y escuece en El Salvador.

 

La caída de las compras a Guatemala se va aproximando a los 20 millones de
dólares entre abril y octubre. En agosto de 2018 no había tranques y
Guatemala vendió a Nicaragua casi 7 millones de dólares menos que en ese
mismo mes en 2017. No se trata de un problema se transporte. Dedo la que
infraestructura productiva de Nicaragua está intacta y las vías de
comunicación operando, las exportaciones de Nicaragua a Guatemala
–fundamentalmente carne, leche, bebidas alcohólicas y vinagres, y chatarra-
registran incluso un aumento. El problema es la caída de la demanda.

 

Como proveedor, Nicaragua ocupa el séptimo lugar entre los principales
socios comerciales de El Salvador. Como comprador, Nicaragua asciende al
cuarto lugar, después de Estados Unidos, Honduras y Guatemala. Entre enero y
octubre, las exportaciones de El Salvador a Nicaragua cayeron un 2.8%. Pero
la situación afectó al comercio de los salvadoreños con tres países,
incluyendo Costa Rica y Panamá, provocando una caída de 14 millones de
dólares. De enero a junio, comparando 2017 y 2018, el valor de las
exportaciones de Honduras a Nicaragua cayó de 110 a 102 millones de dólares.
De nuevo, el problema es la demanda menguante de Nicaragua, que se hará
sentir más en los próximos meses, a medida que nos sumerjamos en la
depresión contra la cual los economistas Néstor Avendaño y José Luis Medal
vienen alertando.

 

En estas condiciones, el pragmatismo gringo da un giro desde la tolerancia
hacia la identificación de Nicaragua como un problema en sí mismo que puede
atizar el fuego de una región donde el repudio al fraude electoral de Juan
Orlando Hernández y a la violencia estatal y criminal se expresa en
caravanas de migrantes hondureños, y donde en Guatemala se corre el riesgo
de que un pacto delincuencial revierta los logros que ha obtenido la
Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) en años de
ardua lucha contra la corrupción y el crimen organizado. La región ya estaba
en llamas. La represión de Ortega vino a rociarle gasolina porque la caída
de la demanda en Nicaragua tendrá repercusiones sobre las economías de la
región, agravando problemas de desempleo y bajos ingresos. Honduras y
Guatemala sólo tienen motivos para ver en la permanencia de Ortega un
problema adicional. Y El Salvador, donde el FMLN está por perder las
próximas elecciones de forma contundente, dejará de ser el aliado
incondicional que fue en espacios como la asamblea general de la OEA. Todos
estos son factores que reforzarán la posición del gobierno de los Estados
Unidos. Ese país nunca fue un aliado de Ortega. Si Ortega así lo creyó,
aplica lo que Richard Feinberg le dijo a Somoza en vísperas de su caída:
“los Estados Unidos no tiene aliados permanentes, tenemos intereses y
nuestro interés en este momento es la estabilidad.” 

 

* Periodista, escritor y sociólogo nicaragüense, investigador de la revista
Envío (Managua, Nicaragua), de la Universidad Centroamericana José Simeón
Cañas, de El Salvador, y de la Universidad Rafael Landívar, de Guatemala.
(Redacción Correspondencia de Prensa]

  _____  

 



---
El software de antivirus Avast ha analizado este correo electrónico en busca de virus.
https://www.avast.com/antivirus
------------ próxima parte ------------
Se ha borrado un adjunto en formato HTML...
URL: http://listas.chasque.net/pipermail/boletin-prensa/attachments/20181223/4338bd59/attachment.htm


Más información sobre la lista de distribución Boletin-prensa