Siria/ La guerra está lejos de terminarse [Gilbert Achcar - entrevista]
Ernesto Herrera
germain5 en chasque.net
Dom Feb 18 11:05:50 UYT 2018
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Correspondencia de Prensa
18 de febrero 2018
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Siria
Entrevista a Gilbert Achcar
La guerra en Siria está lejos de terminarse *
Flores en Daraya, 13-2-2018
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Traducción de Elena Cal
Gilbert Achcar es profesor de Estudios sobre el Desarrollo en SOAS,
Universidad de Londres, así como un conocido autor que se centra en Oriente
Medio y el mundo árabe (1) Se reunió con Syrian Corner durante la Syria
Awareness Week 2018. Achcar postula que el conflicto sirio está lejos de
terminar y que para que Bashar al-Assad establezca un nuevo marco político
es necesario un acuerdo entre los EE.UU. y Rusia. Achcar dice que el papel
de Irán en una futura Siria es uno de los temas clave en juego y analiza la
guerra turca contra el PYD, el papel regional de Arabia Saudita, las
conferencias internacionales de paz para Siria, las recientes
manifestaciones en Irán y la nueva política exterior de EE.UU. para Oriente
Medio en la siguiente entrevista.
-Recientemente Assad y Putin declararon que han “ganado la guerra”. ¿Ha
terminado la guerra siria? ¿Qué pasará con Bashar al-Assad?
Hay muchas ilusiones en tales proclamaciones: todavía se libran batallas en
la región de Idlib y en Ghuta Oriental. Es cierto, sin embargo, que el
régimen, respaldado por Irán y Rusia, ahora se ha consolidado y ya no
enfrenta una amenaza existencial. En dos ocasiones anteriores estuvo al
borde de una enorme derrota, rescatado cada vez por intervención extranjera,
primero por Irán, luego por Rusia. Como resultado, el régimen ahora tiene la
ventaja militar. Pero cuando digo “régimen”, en realidad me estoy refiriendo
al eje Rusia-Irán-Assad, ya que el régimen de Assad por sí solo no habría
podido lograr nada de esto. Ni mucho menos, habría sido derrotado hace mucho
tiempo.
Además, todavía hay un área muy grande de Siria fuera del control del
régimen en el noreste, dominado por las Fuerzas Democráticas Sirias (SDF,
por sus siglas en inglés). Las Unidades de Protección del Pueblo Kurdo Sirio
(YPG) dirigidas por el Partido de la Unión Democrática (PYD) son la columna
vertebral del SDF. Controlan una gran parte de Siria, que comprende toda el
área al este del Éufrates hasta las fronteras turca e iraquí, y aquí es
donde las tropas estadounidenses están realmente involucradas en el terreno.
Dos zonas más están bajo el control del YPG y sus aliados: Manbij, al oeste
del Éufrates, y Afrín, donde está teniendo lugar la presente ofensiva turca.
-Abordando específicamente el asunto del YPG: Turquía ha comenzado un ataque
en la zona de Afrín controlada por el YPG. ¿Representa esto una nueva
escalada del conflicto?
Aquí yace una gran contradicción. Durante muchos años, las potencias
occidentales han estado siguiendo a su aliado turco, un miembro clave de la
OTAN, al etiquetar al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) como
una organización terrorista. En el curso de los años, el ejército turco ha
participado en varias ofensivas contra la población kurda en Turquía con el
apoyo de los países de la OTAN.
Sin embargo, cuando Estados Unidos decidió combatir al ISIS, tanto en Siria
como en Iraq en 2014, no quiso involucrar directamente en la batalla a las
tropas estadounidenses en el terreno, sino que proporcionó apoyo aéreo y
material a las fuerzas locales. Por lo tanto, descubrió que el mejor aliado
posible en esta batalla en Siria desde una perspectiva militar serían las
fuerzas kurdas. Washington alentó la creación del SDF, con la inclusión de
los árabes sirios que en su mayoría pertenecen a la región bajo el control
de SDF, por lo que Estados Unidos no parece estar involucrado en una lucha
étnica del lado de la minoría kurda. Como todos saben que PYD/YPG están
estrechamente vinculados al PKK, esta alianza creó una paradoja política. En
la lucha contra el ISIS, EE.UU. confió en una fuerza que está vinculada a un
movimiento político oficialmente etiquetado como “terrorista” por Turquía y
sus aliados de la OTAN, incluido Washington. Como era de esperar, esto ha
irritado enormemente al estado turco, indignado al ver a Estados Unidos
cooperando con su enemigo público número uno.
Esto se agudizó aún más por el hecho de que Erdogan había sufrido un fuerte
viraje nacionalista en 2015 cuando su partido, el Partido de la Justicia y
el Desarrollo (AKP), perdió la mayoría parlamentaria. Esto se debió a un
aumento en los votos obtenidos por una coalición de izquierda en la cual el
movimiento kurdo jugó un papel central, pero también se debió, y es más
importante, a perder votos de los nacionalistas turcos de extrema derecha.
Ante esta situación, Erdogan reanudó la guerra contra los kurdos después de
años de hacer las paces con el movimiento kurdo, recurriendo a provocar al
nacionalismo turco. La postura conservadora islámica de su discurso no
cambió, pero se produjo un nuevo cambio en la dirección del nacionalismo
turco y una nueva ofensiva contra los kurdos. Erdogan organizó una segunda
elección cinco meses después, en la que su partido recuperó una mayoría
parlamentaria. Actualmente, el AKP está en alianza con el principal partido
nacionalista turco de extrema derecha.
Básicamente, esta postura de Erdogan lo puso cada vez más en un rumbo de
colisión con Estados Unidos. Las tensiones con la administración Obama
aumentaron. Erdogan apostó por un tiempo por la administración Trump. Donald
Trump prometió dejar de apoyar a las fuerzas kurdas en Siria. Sin embargo,
el Pentágono lo contradijo, ya que las fuerzas kurdas han demostrado que son
excelentes combatientes y han sido fundamentales en la derrota de ISIS.
El Pentágono considera al SDF como la carta principal que tienen hoy en
Siria. Saben que si cortan los lazos con el SDF, el régimen de Assad y las
fuerzas dirigidas por Irán inevitablemente intentarán recuperar la vasta
área estratégica al este del Éufrates. Dado que Estados Unidos está decidido
a contener la expansión de Irán en la región, el Pentágono no ve otra opción
que apoyar a las fuerzas sirio-kurdas y el sostén continuo al SDF. Aquí es
donde radica la fricción.
Erdogan está actualmente atacando la región de Afrín de mayoría kurda en el
noroeste de Siria. Esta región no desempeñó ningún papel en la lucha contra
ISIS y, por lo tanto, no preocupaba a los EE.UU. No hay tropas
estadounidenses en la zona. Pero Erdogan amenazó con volverse contra Manbij,
donde el SDF está respaldado por la presencia directa de Estados Unidos
sobre el terreno. Rusia renovó la intervención turca en la región de Afrin,
retirando de allí a sus propias tropas. Su objetivo es exacerbar la brecha
turco-estadounidense.
Toda esta situación es aún más complicada, y aquí es donde podemos volver a
conectar con la pregunta original: lo de Siria está lejos de haber
terminado. Cualquier “misión cumplida”, como Bush anunció descuidada e
imprudentemente poco después de la ocupación de Iraq y como Putin ha
proclamado dos veces sobre Siria, es meramente una ilusión. Nada está
resuelto en Siria. El régimen de Assad, incluso con el apoyo de Rusia, no
tiene la capacidad de controlar el país. Necesita a Irán. Sin embargo, la
presencia de Irán en Siria es inaceptable tanto para Estados Unidos como
para Israel.
-¿Si Turquía derrota a las fuerzas kurdas, estaría dispuesta a ir tan lejos
como para ocupar Manbij?
De hecho, el tema es complejo sin duda, y lo que está sucediendo ahora es
bastante revelador. Para las fuerzas turcas sería bastante difícil
permanecer en la región de Afrín durante mucho tiempo, incluso si logran
ocuparlo, ya que quedarían bajo permanentes ataques. Además, estarían
involucrados en la guerra en un territorio extranjero, sin la excusa de
haber sido invitados por el gobierno oficial a diferencia de las fuerzas de
Irán y Rusia.
Erdogan está jugando con fuego. Ha asumido un gran riesgo con esta
operación. Enfrentando el descontento incluso dentro de su propio partido,
está usando este impulso nacionalista para consolidar su poder. Pero un
revés militar podría costarle caro.
-¿Bajo qué circunstancias Irán dejaría Siria?
A Irán habría que obligarle a irse. Esto podría suceder si hay un acuerdo
ruso-estadounidense, en la forma de una resolución del Consejo de Seguridad
de las Naciones Unidas que estipule que, sobre la base de un acuerdo
político que se alcanzaría en Ginebra, todas las tropas extranjeras que
ingresaron a Siria después de 2011 (excluyendo las rusas que ya estaban en
Siria mucho antes de ese año) deberían abandonar el país.
Sería difícil para Irán decir “no”, especialmente si el régimen sirio es
parte de ese trato. Si tuviera que elegir, Assad no optaría por Irán en vez
de Moscú. Moscú cuenta con las fuerzas del régimen sirio sobre el terreno,
mientras que Irán está ocupando el terreno. Teherán no le permitiría al
régimen sirio el mismo margen de autonomía que Moscú. Agregue a eso que el
régimen iraní es ideológicamente bastante diferente del régimen sirio. El
régimen sirio ha sido descrito por muchos como un baluarte contra el
fundamentalismo islámico a pesar de que está apoyado en el terreno por las
fuerzas fundamentalistas islámicas dirigidas por Irán. Eso también es parte
de la complejidad de esta situación.
En Irán ha habido manifestaciones importantes desde el 28 de diciembre del
año pasado. ¿Qué influencia pueden tener sobre la intervención de Irán en
Siria?
Si el movimiento hubiera continuado y continuara expandiéndose, podía haber
creado una situación que obligase al régimen a reconsiderar su intervención
en Siria, que fue condenada por los manifestantes. Pero el movimiento amainó
y fue sofocado, y el régimen vuelve a tener el control. Vemos, sin embargo,
un aumento en la tensión entre los dos sectores del régimen. El ala
reformista representada por el presidente iraní Rouhani está tratando de
reducir al sector de línea dura de la Guardia Revolucionaria (Pasdaran),
argumentando que este último y sus intervenciones extranjeras son una carga
para la economía iraní.
Si la inestabilidad social se reanuda, las cosas pueden cambiar, pero por
ahora el régimen tiene el control total. Además, Siria es una carta
importante en el enfrentamiento de Teherán con la administración Trump, que
amenaza con cancelar el acuerdo nuclear. Tal movimiento jugaría en manos de
los intransigentes y, por lo tanto, alentaría la continuación de la
expansión de Irán como un movimiento contrario a la presión estadounidense.
-¿Cree que la Unión Europea (UE) debería tener un papel más importante en
criticar a Turquía por el ataque contra los kurdos?
A nivel mundial y con respecto a cuestiones políticas y militares, la UE no
ha actuado independientemente de los Estados Unidos. Hasta ahora, se ha
comportado principalmente como un apoyo de los Estados Unidos. Con la
administración Trump, esto se ha convertido en un problema para Europa
porque es la primera vez que hay un presidente de Estados Unidos tan
contrapuesto a la tradición política de Europa y tan cercano a la extrema
derecha europea. La administración Bush tuvo problemas con algunos gobiernos
europeos, como Francia y Alemania, que se opusieron a la invasión de Irak
debido a sus diferentes intereses. Pero el gobierno del Reino Unido de Tony
Blair, por ejemplo, estaba completamente involucrado del lado de Bush.
Respecto a Palestina, ha habido una cristalización de una opinión diferente
de la UE, razón por la cual el Presidente de la Organización de Liberación
de Palestina (OLP), Mahmoud Abbas, intenta ahora que los europeos reconozcan
al estado palestino. Respecto a Irán también hay divergencias abiertas entre
los europeos y la administración Trump. Los gobiernos europeos estaban
bastante contentos con la política de Obama que llevó al acuerdo nuclear con
Irán, que Trump considera el peor acuerdo jamás alcanzado por los EE.UU. Si
Trump rescinde el acuerdo nuclear, creará una crisis abierta en las
relaciones entre EE.UU. y Europa. Por lo tanto, Palestina e Irán, por el
momento, son dos cuestiones polémicas en las que existe un marcado contraste
entre los EE.UU. y la UE. Sin embargo, en la cuestión siria no hay puntos de
vista opuestos entre Europa y los Estados Unidos. En Siria, la UE no ha
mostrado una postura independiente hasta el día de hoy.
-Teniendo en cuenta que el conflicto no ha terminado, ¿cree que hay alguna
posibilidad de reconstrucción, como está pidiendo Assad?
De nuevo, eso es una ilusión. La propia Rusia ha pedido en varias ocasiones
a la UE que financie la reconstrucción de Siria. Tienen mucho valor porque
Rusia se ha asegurado una posición por la cual, si hubiera una
reconstrucción de Siria, jugaría un papel clave en ella. A Moscú le gustaría
que los europeos financiaran la reconstrucción de Siria con compañías rusas
apropiándose de la mayor parte de los contratos. Pero esto no sucederá
porque los europeos no desembolsarán dinero sin una luz verde
estadounidense, lo que no se dará hasta que Washington esté convencido de
que Irán no aprovechará la situación. Bajo las condiciones actuales, Irán
también tendría necesariamente asegurado una parte importante del mercado.
Por ello, la reconstrucción no estará realmente en la agenda hasta que se
resuelva todo este rompecabezas político.
Rusia está tratando de establecer un marco político de posguerra para Siria.
Comenzaron a hacerlo a fines de 2016, poco antes de que Trump inaugurara su
presidencia. Esperaban que cumpliera su promesa de nuevas relaciones con
Rusia, pero por el momento esto no está sucediendo ya que el establishment
en Washington reaccionó con una posición fuertemente anti-rusa. En cualquier
caso, Trump no llegará a ningún acuerdo con los rusos a menos que acepten
dejar de cooperar con Irán en Siria y expulsar a sus fuerzas del país.
Para Trump, el escenario ideal sería llegar a un acuerdo con Putin, confiar
a los rusos que se hagan cargo de Siria con la condición de que expulsen a
Irán. A cambio de eso, Estados Unidos podría eliminar las sanciones a Rusia
y otorgarle algunas concesiones en Europa. Pero esto evidentemente no está
en el horizonte por ahora.
-¿Crees que alguna de las conversaciones en Sochi y Ginebra cambiará algo en
Siria?
Estas conversaciones tratan de las condiciones de un acuerdo político.
Sabemos más o menos cómo se producirá: un período de transición, una nueva
constitución, nuevas elecciones, todo esto con Assad permaneciendo en el
poder y compitiendo en una nueva elección presidencial, por lo que no hay
mucho que esperar de nuevo en ese sentido. Moscú y Assad proclaman que están
dispuestos a tener observadores internacionales que monitoreen las nuevas
elecciones. Podrían estar apostando por la victoria de Assad en unas
elecciones presidenciales libres en la Siria actual, porque el régimen de
Assad es un bloque, mientras que la oposición está muy dividida. El caos en
la oposición puede dar al régimen de Assad la suficiente confianza como para
experimentar ese escenario.
Sin embargo, para que se produzca tal solución, primero es necesario un
acuerdo internacional. En las conversaciones de Sochi patrocinadas por Moscú
sólo participaron Rusia, Turquía, Irán, el régimen sirio y una parte
desacreditada de la oposición siria. En las conversaciones patrocinadas por
la ONU en Ginebra están involucrados Estados Unidos y Europa. No veo que los
Estados Unidos acepten un acuerdo que no estipule la retirada de todas las
tropas extranjeras que ingresaron en Siria después de 2011. En otras
palabras, los Estados Unidos dirían: “Estamos dispuestos a abandonar Siria
siempre que las fuerzas iraníes también se vayan”. Es por eso que EE.UU. se
está quedando actualmente en la región al este del Éufrates. El mensaje de
Washington a los rusos es: “Dejaremos Siria si os deshacéis de los iraníes,
de lo contrario no lo haremos”.
La visión de Trump del conflicto es diferente de la de Obama. Está tratando
de aislar a Irán y ha reconocido a Jerusalén como la capital del estado
israelí. ¿Por qué son diferentes sus políticas y qué implicaciones tendrá la
política de Trump para la región?
Aquí se presentan diferentes problemas. Cuando se trata de Israel, Trump
atiende a una audiencia específica: los evangélicos y otros cristianos
sionistas, que constituyeron una gran parte de la circunscripción
republicana bajo Bush y siguen siendo una parte importante de la base de
votantes de Trump. Mike Pence, el vicepresidente de Estados Unidos, es el
representante de este sector. Incluso está superando a su propio jefe en el
discurso pro-israelí. Por el contrario, no hay consenso sobre este tema
dentro del establishment más amplio de los EE.UU. Incluso entre el séquito
de Trump hay personas descontentas con su postura sobre Jerusalén, que es
muy ideológica. El único problema sobre el que hay consenso en la
administración es una actitud dura hacia Irán, pero esto ni siquiera incluye
el abandono del acuerdo nuclear.
-¿Sigue desempeñando el régimen saudí un papel decisivo en el conflicto
sirio, especialmente con respecto a Irán?
Trump alentó mucho a los gobernantes saudíes a que escalasen las
hostilidades contra Irán. Han sido muy torpes en el manejo de episodios como
el de presionar a Qatar o el de la renuncia forzada del primer ministro
libanés, Saad Hariri, que terminó en un fiasco. Los gobernantes saudíes no
tienen una estrategia propia con respecto a Siria, se alinean detrás de los
Estados Unidos. Los remanentes de la oposición siria vinculados a ellos se
han debilitado mucho. Por lo tanto, la influencia general de Riad en Siria
se ha debilitado mucho. Su principal preocupación es contener a Irán y
hacerles retrocedes, y para eso sólo pueden confiar en Washington.
* Original publicado en inglés en:Syrian Corner:
https://medium.com/stories-soas/the-war-is-far-from-being-over-in-syria-1793
7139ac29
<https://medium.com/stories-soas/the-war-is-far-from-being-over-in-syria-179
37139ac29>
Nota de Correspondencia de Prensa
1) Autor entre otros libros de “Le choc des barbaries” (El choque de las
barbaries), Éditions Complexe, París, 2002; “L’Oriente Incandescent. Le
Moyen-Orient au miroir marxiste” (El Oriente Incandescente. El Medio Oriente
en la mirada marxista), Éditions Page deux, Lausanne, 2003; “La guerra de
los 33 días. Israel contra Hezbolá en el Líbano y sus consecuencias”, con
Michel Warschawski, Icaria, Barcelona, 2006; “Estados peligrosos. Oriente
Medio y la política exterior estadounidense”, con Noam Chomsky, Paidós,
Barcelona, 2007; “Le peuple Veut. Une exploration radical du soulèvement
árabe” (El pueblo Puede. Una exploración radical del levantamiento árabe),
Sindbad/Actes Sud, París, 2015.
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