Uruguay/ A desenredar: mapeo de los principales actores en el conflicto del agro [Mariana Cianelli]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Vie Ene 19 16:05:39 UYT 2018


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Correspondencia de Prensa

19 de enero 2018

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Uruguay

Un mapeo de los principales actores en el conflicto del agro

A desenredar

Las reiteradas movilizaciones en varias rutas nacionales sacaron de sus
sillas playeras a los integrantes del gobierno. Los diversos reclamos fueron
ganando forma, y también cierto orden. Aunque aún no se sabe hasta dónde
llegará ni en qué se transformará este grupo de autoconvocados, lo que sí se
sabe es que logró capitalizar un malestar que hace rato aqueja al agro. Las
gremiales rurales se mantienen lo suficientemente cerca como para
robustecerse, y los trabajadores sindicalizados miran con desconfianza los
movimientos de este grupo de independientes.

Mariana Cianelli

Brecha, 19-1-2018

https://brecha.com.uy/

Lograr una mayor competitividad, bajar los costos de producción de cada
sector, reducir los impuestos a la tierra son algunos de los reclamos que
hace rato vienen pregonando las grandes gremiales rurales. Ahora, estas
demandas encontraron eco en un malestar generalizado que vienen arrastrando
productores pequeños y medianos, camioneros y comerciantes que salieron a
manifestarse en las últimas semanas en las rutas nacionales.

Lo que asomaba como una convocatoria pequeña de productores agropecuarios en
Paysandú terminó con una seguidilla de movilizaciones en al menos diez
departamentos. Algunos se movilizaron a pie, otros en camiones, autos,
tractores, e incluso en avionetas fumigadoras. La diversidad de los
“autoconvocados”, y los reclamos tan disímiles, muestran a un movimiento
heterogéneo, pero con un objetivo común: que el gobierno les dé una
respuesta rápida. Lo que se dice –y quién lo dice– puede dar algunas pistas
de las distintas capas del conflicto y de las inspiraciones ideológicas de
los discursos.

Los de siempre

El lunes, luego de más de una hora de reunión en la residencia de Suárez,
llegó el momento de hablar con la prensa. El presidente, Tabaré Vázquez,
propuso a las distintas gremiales salir juntos a dar un mensaje de unidad.
La respuesta fue negativa: nadie iba a salir pegadito a nadie en la foto. El
presidente de la Asociación Rural (Aru), Pablo Zerbino, explicó a Brecha que
si bien aceptaron ir a la reunión convocada de apuro por el gobierno, no
sentían que estuvieran representando al resto del sector agropecuario que se
manifiesta en las rutas, ni querían llevarse el crédito de un movimiento que
surgió “espontáneamente”.

Aunque insisten en que no son los “protagonistas” del conflicto en el
interior del país, repiten que éste cuenta con todo su apoyo. Las
movilizaciones, señala Zerbino, tienen una explicación clara: “no se ha
atendido al sector agropecuario, más bien se lo ha desatendido”. Según el
dirigente gremial, la falta de consideración gubernamental frente a las
necesidades del agro propició un reguero de pólvora que terminó por
explotar. La idea de que el “agro se cansó” quedó de relieve con cada una de
las convocatorias departamentales, ilustró en diálogo con Brecha el
vicepresidente de la Federación Rural, Miguel Sanguinetti.

Las gremiales le han presentado al gobierno números, gráficas y tendencias
que muestran una paulatina pérdida de rentabilidad de los distintos
sectores. En particular, Zerbino sostiene que los sectores arrocero y
tambero son los que se encuentran con mayores problemas. Más de 500
tamberos, explica, tuvieron que vender sus campos por no poder soportar la
relación costo-beneficio. Los problemas en el agro, argumenta Sanguinetti,
hace tiempo que están a la vista: son varias las empresas rurales que han
desaparecido, los costos de la luz eléctrica y el gasoil son muy altos, el
atraso cambiario perjudica al productor que debe pagar en pesos todo lo
relacionado con la parte impositiva y laboral. También apuntó contra los
impuestos fijos a la tierra que, considera, son “nefastos”, y enumeró: el
impuesto al patrimonio, la contribución inmobiliaria y los aportes
patronales al Bps, que se pagan por hectárea.

La gran medida para revertir la situación por la cual está pasando el agro,
dice el vicepresidente de la Federación Rural, es que el gobierno baje los
costos de la producción “sea como sea”. Zerbino dice que no es quién para
desarrollar los lineamientos del gobierno, de todos modos arriesga una forma
de paliar la situación: reducir el peso del Estado. El presidente de la Aru
se refirió a los casos de Ancap, Pluna y el Fondes, así como al aumento de
funcionarios públicos en la administración. Para él, estos son ejemplos de
“despilfarro”. El lunes, en una entrevista con Radio Uruguay, Zerbino
deslizó la idea de eliminar las políticas sociales: “La bonanza se terminó.
Deshacer las políticas sociales, que son las que nos están complicando, en
alguna medida, es difícil. Y entendemos que el ministro Aguerre no ha podido
estar acorde a lo que necesitamos”. Aunque luego, en conversación con
Brecha, buscó matizarlo de alguna manera diciendo que “no está en contra de
las políticas sociales”, repitió casi de manera idéntica el postulado
enunciado en la emisora: “Yo simplemente lo que digo es que cuando vino la
bonanza fue muy fácil poder repartir, ¿verdad? Hoy, esa bonanza se terminó,
entonces hay que recapitular y ajustarla de forma que quede encuadrada
dentro de las posibilidades”.

Pero dentro de las gremiales hay quienes afirman que “la parte
macroeconómica es complicada”, comienza diciendo uno de los directivos de
las Cooperativas Agrarias Federadas, Juan Daniel Vago, quien admite que a
las gremiales les hace falta “un poco de autocrítica”. Y continúa: “El
mercado es crudo, es cruel, no contempla a nadie. En cambio, si lo hacemos
de forma ordenada y madura, podemos hacerlo mucho menos doloroso. Si todos
cedemos un poquito en todos los eslabones, podemos lograr una salida que
reactive un poco las cadenas agroindustriales y de productores”.

A los ojos de Vago, las gremiales se “durmieron un poco” en los reclamos,
“porque Tabaré Aguerre (renunciante Ministro de Agricultura, Ganadería y
Pesca) nos recibía, nos escuchaba, pero no resolvía nada. Quizás nos dejamos
estar un poco, por seguirle la agenda al ministro, que era de nuestra
confianza, mientras el agro se iba deteriorando”. Según él, el movimiento de
productores autoconvocados se generó porque algunas de sus demandas no
encontraron sustento en los gremios ni respuesta en el gobierno. De todas
formas, si bien entiende que el movimiento es genuino y válido, considera
que está totalmente atomizado con diferentes reclamos y “va a haber que
aterrizarlo y traducirlo en algo realizable”. El camino a seguir, entiende,
es dialogar entre todos los actores.

La Federación Rural, en cambio, prefirió no habilitar por el momento el
canal de diálogo con el gobierno. Luego de considerarlo en su consejo
directivo, decidieron no asistir a la reunión con las gremiales convocada
por el presidente (la votación fue 24 a 13). “No había negociación de nada,
ni íbamos a ir con alguna propuesta concreta, ni el presidente nos iba a
ofrecer nada”, explicó Sanguinetti. Su interpretación es que Vázquez los
invitó rápidamente para “enfriar” el movimiento de los productores
independientes, que crece, y que parece tener cada vez más fuerza.

Los autoconvocados

El reclamo sigue por otro carril, el de los autoconvocados, cuyas demandas,
por el momento, las gremiales ven con buenos ojos. El origen, explicó uno de
sus voceros, el ingeniero agrónomo sanducero Marcelo Nogué, se remonta a
hace casi dos años, cuando un grupo de productores de su departamento inició
intercambios sobre diversas problemáticas del agro. Luego de trascender
públicamente que el gobierno no iba a atender a las gremiales
inmediatamente, el grupo pautó reunirse el lunes 8 de enero. Audios de
Whatsapp comenzaron a circular y la convocatoria se extendió más allá de los
límites de Paysandú. En un principio, algunos productores propusieron cortar
rutas, pero rápidamente esa opción se diluyó. La organización de los
autoconvocados fue adquiriendo forma –definieron coordinadores y voceros–,
se comunicaron con los representantes de los departamentos y comenzaron a
sistematizar sus reclamos.

Uno de los que estuvieron presentes desde el inicio fue el productor
sanducero Federico Holzmann, quien explicó a Brecha que los autoconvocados
recogieron problemáticas que hace más de dos años las grandes gremiales
venían llevando a la Torre Ejecutiva: “Fijate que cuando el gobierno te dice
que no te puede atender, te está diciendo que sos el último orejón del
tarro. Nosotros entendimos que teníamos que hacer una movilización dándole
apoyo a la institucionalidad”. Según él, el objetivo inicial fue darles
–“desde abajo”– la fuerza que las gremiales perdieron con el gobierno.

Hay puntos en común con las gremiales, explicó Holzmann, sobre todo los que
tienen que ver con los costos de producción, los impuestos a la tierra, los
precios de los combustibles y la energía: “Los costos nos abarcan a todos
por igual, seas del rubro que seas, tengas una hectárea o 5 mil”. Nogué
precisó que el “piso del costo” con que arranca cualquier emprendimiento es
muy alto, y es algo presente en todas las actividades; los transportistas,
las empresas dedicadas a la industria y los comerciantes sufren lo mismo,
agregó. Holzmann dice que no tiene sentido que no se los tome en cuenta
desde el gobierno. “Se dice que Upm va a invertir 1.600 millones, el agro
invirtió 4.200 millones en un año. ¿Por qué no se nos da a nosotros
beneficios si invertimos tres veces más de lo que va a hacer Upm? ¿Somos tan
insignificantes?”, se preguntó. “Nosotros no tendremos formas jurídicas,
pero sí sabemos lo que queremos. Creo que ha quedado en evidencia que esto
es un grito desesperado del país, y el presidente debería atendernos”,
concluyó. Según el productor agropecuario, hasta el momento no se han tomado
medidas porque es un “gobierno anti campo y anti privados”.

Aunque hay aspectos en el discurso de algunos de los autoconvocados que
parecen haber incorporado planteos que pertenecen a las gremiales rurales,
existen también productores que identifican otros problemas, y otras
posibles soluciones. Guillermo Francchi, productor de Paso de los Toros,
hizo un repaso de los momentos por los que pasó el agro, y recordó la aftosa
en 2002 y la sequía de 2007. Pero hay algo que, dice, es clarísimo: “Si esta
mecha se prendió y agarró fuego tan rápido es porque realmente hay mucha
gente que está en una situación problemática. No estamos hablando sólo del
sector primario, estamos hablando de transportistas, de prestadores de
servicios, de mecánicos”. Es que si bien no están “en el fondo”, como en
otras oportunidades supieron estar, la gente se “cansó de que el subibaja
continúe y no hayan políticas claras”. El agro no puede seguir en esa
“montaña rusa eterna de que si llueve nos va bien, si no, nos va mal, que si
suben los precios repuntamos, que si bajan nos fundimos”.

En Progreso, en el departamento de Canelones, cuenta el productor familiar
Atilio Quercini que hace más de diez años se podía escuchar de noche el
ruido de los tractores trabajando la tierra. Hoy, dice, es muy difícil
escucharlo en horas del día por una sencilla razón: hay veces que el
productor no tiene dinero para comprar un bidón de gasoil. Él, que se define
como ex bodeguero, ahora trabaja la granja familiar, dedicada a la
hortifruticultura. Es necesario, planteó, que las intendencias y el
Ministerio de Ganadería colaboren con el sector. Hace un par de años,
relató, estos organismos tenían maquinaria para trabajar el suelo, limpiar
tajamares, arreglar pequeños caminos, y se la prestaban al pequeño granjero,
que no tenía para hacer frente a los costos. También cuenta que tuvo que
cerrar su bodega familiar porque los requerimientos de habilitación eran
casi los mismos que para tener abierto un shopping. “Necesitaba 200 mil
pesos para pagar la firma de cinco profesionales: un ingeniero hidráulico,
uno civil, un arquitecto, un agrimensor, un electricista, un bombero.” En
los últimos diez años, dijo, han cerrado más de un centenar de bodegas
familiares. “Algunos dirán que abrieron nuevas, pero muchas son bodegas
boutique, viene alguien con plata, algún famoso, y se instala, pero nada
tiene que ver con las bodegas familiares”, puntualizó.

Los ausentes

La dirigente sindical de la Unión Nacional de Asalariados, Trabajadores
Rurales y Afines (Unatra) María Flores explicó a Brecha que el reclamo es de
los “patrones”, no de quien se “embarra las patas”. Para la dirigente
sindical es necesario separar los tantos, y sincerarse: “Una cosa es que
reclamen nuestros patrones, los dueños de la tierra, otra es que lo hagan
quienes no tienen suelo y trabajan por un sueldo de 16 mil pesos al mes”.
Según Flores sólo se está escuchando el reclamo del productor, pero los
trabajadores también quieren dar su visión. “¿Los trabajadores estuvieron en
la mesa con el presidente? Hay quienes hablan en genérico, pero ¿estamos
ahí?”, manifestó.

El miércoles pasado el diario El País informó (aunque horas después de
publicada la versión web quedó inaccesible), con base en lo denunciado por
el dirigente histórico de la Unión Nacional de Asalariados, Trabajadores
Rurales y Afines (Unatra) Dardo Pérez, que algunos productores estaban
obligando a los trabajadores a movilizarse en las rutas. El ex dirigente
sindical confirmó a Brecha que varios trabajadores le manifestaron que los
obligaron a llevar los tractores a las movilizaciones alegando que era parte
de la jornada de trabajo. “Es una situación incómoda para los compañeros
porque sienten que están participando de algo que no es su lucha”, explicó.
Para él es necesario plantear estas cosas, porque “no todos los que van
arriba de un tractor” adhieren a esos reclamos. La reivindicación, dice, no
es económica sino política.

La dirigente de la Unatra dijo a Brecha que en su sector, el de los tambos,
nadie ha obligado a nadie a manifestarse: “Nosotros participamos si
queremos, nadie nos tendría que obligar a participar”. También aseguró que
si alguien es presionado existen las vías para poder hacer una denuncia
formal. Aunque no tiene seguridad sobre el camino que tomarán las
movilizaciones de los autoconvocados, Flores arriesga que las aguas están
sacudidas, “se está mezclando todo”, y advierte que, a río revuelto,
ganancia de pescadores.

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Federación Rural

Simpatías partidarias

Aunque, repiten, el movimiento que late en el Interior no puede reducirse a
ninguna bandera partidaria, lo cierto es que algunos dirigentes, por fuera
de la actividad del agro, han transitado por las filas de algunos partidos
políticos, y otros tan sólo se definen como votantes, debido, entre otras
cosas, a la influencia de su legado familiar.

El presidente de la Federación Rural, Jorge Riani, figuró en la política
partidaria en 2010, cuando se tiró a intendente de Artigas por el sector de
Vamos Uruguay, del Partido Colorado. El ingeniero agrónomo es hijo de Ruben
Riani, consejero de Estado durante la dictadura, y sobrino de Ariel Riani,
perteneciente a la Unión Colorada y Batllista, ex intendente de Artigas y
director de Ute (La Diaria, 7-VI-16).

La dinastía política también pautó el devenir de Miguel Sanguinetti
Gallinal. El primer vicepresidente de la Federación Rural aclara que cuando
ocupa su rol lo hace bajo la investidura de dirigente gremial, pero no
reniega de su historia familiar. Nieto de Alberto Gallinal, se define como
blanco independiente, tal como, dice, fue su abuelo.

El segundo vicepresidente es el ex diputado del Partido Nacional por el
departamento de Flores Ricardo Berois. Fue electo por la lista Unidad
Nacional, encabezada por Luis Alberto Lacalle, en 1995, y permaneció en la
banca por dos períodos más.

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Los pasos a seguir

Durante la mañana del martes pasado se desarrolló en Durazno una jornada de
trabajo que reunió a unas 140 personas que integran el movimiento de los
autoconvocados. La propuesta fue que los distintos grupos del país y
referentes de las gremiales llevaran sus reclamos para plasmarlos en una
proclama que se leerá el 23 de enero en la Asociación Rural de Durazno. El
representante de la Asociación Rural de San José, César Zunino, informó a
Brecha que el 26 de enero se entregará ese documento al presidente de la
República. A su vez, se definió que del 31 de enero al 1 de febrero se
instalarán, a modo de vigilia, al costado de las rutas para esperar una
respuesta del gobierno.

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