México/ Hacia la ruptura política del 1° de julio [Manuel Aguilar Mora]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Sab Jun 2 18:29:17 UYT 2018


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Correspondencia de Prensa

2 de junio 2018

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México

 

A un mes de las elecciones

 

Hacia la ruptura política del 1° de julio

 

Manuel Aguilar Mora *

 

Ciudad de México, 2-6-2018

 

A un mes de las elecciones presidenciales del 1° de julio, después del
segundo debate de los candidatos presidenciales que no cambió en nada las
tendencias y con los motores prendidos a todo lo que dan, las carrerras de
los tres candidatos principales a la presidencia de la República se enfilan
a la recta final de estas jornadas que prometen ser unas elecciones
parteaguas de la historia política de México.

 

AMLO presidente

 

Las coaliciones de los tres partidos en pugna que postulan a los candidatos
principales están echando toda la carne al asador en una lucha electoral
inter-burguesa cuyos resultados ya se anuncian desde hoy como decisivos para
la configuración del poder en México y sus consecuencias en todo el sistema
político vigente. Andrés Manuel López Obrador (AMLO) les lleva en las
encuestas una amplia ventaja a sus dos rivales Ricardo Anaya del PAN que se
coloca en segundo lugar y a José Antonio Meade del PRI muy abajo de los
anteriores. La ventaja de AMLO se ha mantenido e ido ampliándose desde hace
más de seis meses. En cualquier otro país con una democracia burguesa más o
menos desarrollada esto bastaría ya para considerarlo como el próximo
presidente de la república mexicana.

 

En las cumbres del poder burgués se han dado señales de que se ha llegado a
tal conclusión, que la victoria de AMLO es irreversible. Las dos redes de
televisión nacionales Televisa y TV Azteca han sido conspicuas al respecto
dándole al líder del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) un espacio
para que exponga ampliamente sus posiciones que ni de lejos le habían
concedido en sus dos anteriores postulaciones como candidato presidencial en
2006 y en 2012. Se detuvo en embrión la campaña de esos años en los medios
masivos que algunos importante hombres de negocios querían repetir
definiendo a AMLO como “un peligro para México”. La impopularidad y el
repudio del presidente Peña Nieto han llevado a su partido, el PRI, al
abismo actual del que será muy difícil que salga y el otro partido
tradicional burgués, el PAN, se encuentra dividido y su candidato Anaya
acusado por el propio gobierno de fraudes multimillonarios. La conclusión
cae por su propio peso, la hegemonía política burguesa se ve en problemas y
son muchos los riesgos que se corren con el PRIAN si se fuerza a que siga
otro sexenio al frente del gobierno. Morena toma la estafeta del rescate de
una crisis que se profundiza de modo peligroso y su líder AMLO no cesa en
asegurarle a los capitalistas que seguirá favoreciendo sus intereses
primordiales.

 

Prácticamente en la mayoría de los medios extranjeros sucede lo mismo, se da
por descontado que ya los rivales de AMLO luchan por el derecho de ser el
segundo lugar en las encuestas para ser su contendiente principal. Un
ejemplo característico de estas opiniones desde el exterior ha sido Felipe
González, el ex presidente del gobierno español quien declaró contundente
desde Madrid que “simplemente, como dicen los mexicanos, nadando de muertito
AMLO llegará a la orilla.”(La Jornada, 23.05.2018).

 

Un artículo de portada de la revista de negocios Bloomberg Businessweek,
edición mexicana (17.05.2018), se ilustra con la imagen de AMLO inclinando
la cabeza entre sus brazos y con gesto irónico casi de burla que señala con
el índice de su mano izquierda la única palabra en mayúsculas que aparece en
la portada: “DISRUPCIÓN”. En él se dicen muchas cosas que hoy son la
preocupación y el sentir de los medios empresariales financieros e
industriales entrevistados de Monterrey, la ciudad norteña sede de las más
poderosas corporaciones financieras e industriales mexicanas y que en los
últimos 25 años se ha transformado hasta convertir a sus suburbios del oeste
de la ciudad en lugares idénticos a los vecindarios exclusivos del sur de
California.

 

La ruptura política

 

¿De qué ruptura se trata según estos periodistas voceros de los medios
financieros? En el largo artículo principal que en el interior de la revista
lleva el revelador título de “La gente le perdona todo [a AMLO] porque
siente que es el instrumento para vengarse de una clase política corrupta” y
que se inicia con las siguientes significativas palabras: “Todo apunta a que
el lider de Morena será el próximo presidente de México y eso tiene bastante
nerviosos a los empresarios del país” y a continuación se exponen sin
tapujos las razones de tal preocupación. Dicen ellos: “No es un tema de
derechas o izquierdas. Ni siquiera de sur versus norte. Se trata que muchos
electores encuentran en esa “X” sobre el nombre de quien llama [...] a los
gobernantes “puercos, marranos” o simplemente “mafia del poder”, la manera
más directa de decirle al gobierno, empresarios y hasta los medios:
[váyanse] a la chingada”. ¡Una manera muy mexicana de decir que se vayan
todos!

 

¿Por qué están nerviosos los empresarios y los altos funcionarios
gubernamentales? Si llamamos las cosas con su nombre y vamos al meollo del
asunto la cuestión central consiste en impedir que el descontento masivo que
se acumula pueda llegar a niveles incontrolables. Se trata de millones de
mexicanos y mexicanas iracundos que irán a las urnas el 1° de julio: más de
80 millones están en las listas del INE. Si calculamos una abstención del
30% debido a que en las presidenciales siempre es menor que la media del 40%
o más, votarán ese día alrededor de 50 millones de mexicanos y mexicanas.
Todas las encuestas dan a AMLO una mayoría. Precisamente las dos últimas
publicadas en estos días a un mes de la cita con las urnas señalan que AMLO
cuenta con más de la mitad de la intención de voto. La del diario Reforma
muestra que AMLO cuenta con poco más del 50% (Reforma, 30.05.2018). La de la
encuestadora Parametría hizo pública en televisión el 31 de mayo los
resultados de su encuesta: le da a AMLO una intención de voto del 54%, por
24% de Ricardo Anaya y 17% a José Antonio Meade. Es un verdadero tsunami
electoral el que se delinea para ese día. 

 

Mientras tanto en el transcurso de diez años, mucho han cambiado las
posiciones más radicales de AMLO de entonces con respecto a las que hoy
mantiene después de un claro y notorio giro a la derecha tal y como lo
expone en sus discursos y sus escritos actuales. Un análisis socialista de
su último libro 2018 la salida. Decadencia y renacimiento de México saca la
siguiente conclusión: “El de AMLO sería un gobierno empresarial neoliberal”.
(Cuahtémoc Ruiz, Unidad Socialista-El Socialista-La Gota, mayo-junio 2018.)

 

La cuestión de las preocupaciones de los sectores burgueses tanto de los que
ya aceptan como los que se resisten todavía a reconocer a AMLO como
alternativa reside no tanto en la personalidad del líder sino del temor que
tienen de que no sea capaz de lidiar con el enorme alud social que se alínea
con su candidatura y que sea desbordado tras su victoria que parece
inevitable. El régimen político está en una profunda crisis como es palpable
en la situación de los dos principales pilares que lo han sostenido hasta
hoy el PRI y el PAN. El conservadurismo tradicional de las cumbres burguesas
consideró a AMLO como un factor extraño y peligroso. Pero en la medida en
que se ha profundizado la crisis las cosas han cambiado y tanto una buena
parte de los grupos burgueses como el mismo AMLO se han venido acomodando
entre sí.

 

El presidente de la muy conservadora Confederación Patronal de la República
Mexicana (Coparmex) el sindicato más grande y más antiguo del país (40 mil
empresas socias con cinco millones de empleos formales, responsables del 39
% del PIB), Gustavo Adolfo de Hoyos sin miramientos reconoce que su
candidato José Antonio Meade no tiene la menor posibilidad de ganar. Lo dice
así: “Lo que vamos a ver en esta elección [...] es que los mejores
candidatos pierdan por tener la marca equivocada”. La “marca equivocada” es
el PRI del cual es candidato Meade y también señala que se atiene y apuesta
al resultado de las elecciones (“confiamos en el INE”) que tendrán como
resultado un órgano legislativo “balanceado”. (Proceso, 27.05.2018).

 

Pero la Coparmex también ha hecho críticas al gobierno de Peña Nieto por el
fracaso de su política contra la violencia señalando hechos que muestran el
deterioro colosal que experimenta la seguridad para sus negocios: el robo de
combustible por parte de los llamados huachicoleros ha ascendido a 30,000
millones de pesos en 2017, 50% más que en 2016, ha habido 852 atracos en
trenes y vías y 3,357 robos de mercancías en lo que va del presente año. “La
inseguridad está dejando un severo daño económico, un impacto sobre la
capacidad de nuestro país de atraer inversión, generar empleo y desarrollar
un círculo virtuoso de pacificación a partir de la generación de riqueza”,
declaró en un comunicado la Coparmex. A ésta se unen otras agrupaciones como
el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) que consideran omisas las actitudes
de las autoridades con relación a la lucha contra la violencia
delincuencial.

 

Que los oportunistas y egoístas empresarios han debido distanciarse de la
política de Peña con respecto al crimen es porque sus consecuencias les
están llegando a sus bolsillos. Y es que en plena campaña electoral los
homicidios no cesan: 70 feminicidios sólo en abril pasado. Varios candidatos
han sido asesinados. En Chihuahua, uno de los estados más violentos, decenas
de candidatos han renunciado por temor a ser ejecutados. Los periodistas se
encuentran realizando su trabajo en un país que formalmente no está en
guerra pero cuyo balance de asesinatos de personas del gremio compite con el
de Siria. En mayo decenas de asesinatos de gente de a pie se dieron
diariamente. Desde que Felipe Calderón decidió sacar al ejército y a la
marina de sus cuarteles para “dar la guerra a la delincuencia” 2017 ha sido
el año más violento. Pero muy probablemente el presente año electoral lo
supere.

 

Si la Coparmex representa al conglomerado mayoritario de los patrones, de
los grandes y medios burgueses, el CCE es el organismo cúpula que reúne a
los grupos más poderosos y ricos de los capitalistas mexicanos. Por ejemplo,
allí están los hombres que con Slim representan el trío de los capitalistas
más acaudalados del país: Germán Larrea (Ferromex y Grupo México compañía
minera) y Alberto Bailléres (El Palacio de Hierro, finanzas e industrias
diversas). Ellos son los sectores del CCE que públicamente llaman a sus
empleados a no votar por López Obrador recurriendo, con poco éxito es
verdad, a los argumentos de que AMLO es el Maduro mexicano o que México se
convertirá en otra Venezuela e incluso llegan a sacar del baúl lleno de
telarañas los discursos anticomunistas y antisoviéticos. El caso de Larrea,
el gran patrón minero, es especial dentro de la jornada electoral pues él
tiene un particular interés en evitar la victoria de AMLO debido a que uno
de los candidatos a senador de Morena es Napoleón Gómez Urrutia supremo
dirigente del poderoso sindicato de los trabajadores mineros, metalúrgicos y
siderúrgicos. El sindicato minero viene dando una lucha sistemática que
obligó a su dirigente a exiliarse en Canadá y su regreso como senador electo
representa una bofetada a Larrea quien también ha sido el obstáculo para que
se investigue a profundidad una de las tragedias mineras más terribles: el
colapso de los túneles de la mina de Pasta de Conchos en Coahuila propiedad
del Grupo México en donde murieron 65 trabajadores en 2006.

 

El fantasma del fraude

 

Como se dijo arriba, a un mes de la cita con las urnas en cualquier otra
democracia burguesa tradicional teniendo en cuenta los resultados de las
encuestas el desenlace de las jornadas electorales estaría cantado: AMLO
presidente. No en México, en donde la tradición del fraude electoral es
mucho más profunda que la de la democracia, burguesa incluida. Por tanto
esta incertidumbre que permanece en amplios sectores de la población no es
ni mucho menos gratuita. Personajes del mundo de la política burguesa tan
curtidos y cínicos como Porfirio Muñoz Ledo declaran que hay ruidos que
anuncian el fraude en el Instituto Nacional Electoral (INE) debido a la
influencia notable que mantiene el PRI entre los consejeros dirigentes del
mismo. ¿Cuál sería el escenario posible de esa operación que realizarían los
proverbialmente fraudulentos órganos electorales mexicanos?

 

Al respecto destaca el caso de Santiago Nieto Castillo quien fue despedido
por el gobierno de Peña Nieto como director de la Fiscalía Especializada
para la Atención de Delitos Electorales (FEPADE) y que hoy es aliado de
AMLO. El choque con Peña Nieto que provocó su salida fue la investigación
que realizó del flujo de 16 millones de dólares en pago de sobornos de la
empresa brasileña Odebrecht que se concentraban en Emilio Lozoya Austin
quien fuera director de Pemex y en 2012 el jefe de la campaña electoral de
Peña Nieto. En una entrevista publicada en la revista Proceso (27.05.2018)
constata lo ya sabido desde siempre de la forma en que el gobierno a través
del PRI realiza los fraudes que se han repetido una y otra vez. Según él hoy
el fraude se prepara ya con el debilitamiento de las instituciones
encargadas de las elecciones como son el propio FEPADE, el INE y el Tribunal
Federal Electoral. Los fondos para la observación electoral disminuyeron
drásticamente de 2012 (93.6 millones de pesos) a 2018 (18 millones). Cita el
ejemplo del programa oficial más importante para combatir la pobreza, el
Prospera el cual pasó de ejercer en el primer trimestre de 2017 14 mil 313
millones de pesos a 20 mil 532 millones de pesos en los primeros tres meses
de 2018 en plena campaña electoral y con incrementos superiores en los
estados en que habrá también elecciones de gobernadores o donde el PRI busca
defender su voto “duro”. El gobierno federal es el operador de 6 mil 491
programas sociales. La institución principal encargada de administrar estos
enormes recursos es la Secretaria de Desarrollo Social (Sedesol) de la cual
fueron secretarios durante el presente gobierno la notoria corrupta Rosario
Robles (ex presidenta del PRD hoy conspicua colaboradora de Peña) y el
propio José Antonio Meade. A través de estos recursos se ponen en práctica
los métodos de condicionamiento (compra) de votos: entrega de credenciales
para votar o para sacarle fotocopias, votar directamente por un candidato,
acudir a un mitin hasta la descarada entrega en mano de billetes.

 

Tradicionalmente durante el imperio del PRI era algo sabido que el “voto
verde”, el voto en el medio rural era suyo. En la medida en que la población
del país ha dejado de ser mayoritariamente rural y, por el contrario en las
últimas tres décadas México se ha convertido en un país con una población
urbana predominante, precisamente la declinación del PRI ha sido notoria
llegando a su situación actual que lo coloca al borde de una implosión que
lo convertirá en un partido irrelevante.

 

Se calcula en alrededor de seis millones el voto duro del PRI. Es evidente
que ante el alud que se preve de votos para el 1° de julio esa cantidad
representa un poco más del 10 por ciento pero menos del 15 por ciento. En el
porcentaje de indecisos el PRI no tiene muchas posibilidades de lograr un
incremento considerable. Esto explica ese tercer lugar que no rebasa el 20
por ciento en el cual se ha colocado permanentemente José Antonio Meade en
las encuestas. Así un fraude el 1° de julio tendría que ser directamente
electrónico y se mostraría de inmediato como tal. Sería una provocación
colosal en un país que asemeja una presa con un caudal a punto de
desbordarse.

 

La nueva élite del poder

 

Los fraudes y los atentados (¡Luis Donaldo Colosio en 1994!) más
escandalosos tuvieron la marca del PRI. Hoy no es ya este partido el que
decide la política del poder burgués asentado en la presidencia de la
República. La nueva élite del poder la constituyen la mancuerna de los
políticos (los altos) y los magnates ya mencionados. La entrada de estos
últimos dentro de la rosca de la política del poder es un hecho reciente.
Fue a partir del giro neoliberal de los años ochenta que el imperio del PRI
comenzó su declinación.

 

Aunque México durante la mayoría del siglo XX fue el país del “imperio del
PRI”, esa dictadura se expresó contradictoriamente a través de una sucesión
regular de elecciones “democráticas” que ganaba sin dificultad el partido
dominante. Así la política nacional tuvo durante casi un siglo a las
elecciones presidenciales sexenales como sus momentos claves en un sistema
que en la práctica era de partido único, casi totalitario. Ello explica el
oximoron de la fórmula que definió al sistema como “revolucionario
institucional”, también calificado con la famosa frase de Mario Vargas Llosa
de la “dictadura perfecta”. La perpetuación en el poder de esta oligarquía
política, con su firme control del ejército, se hizo a través de las
elecciones presidenciales cada seis años, definidas y propagandizadas como
“democráticas”, cuando de hecho desde 1924 el sucesor en el poder era el
personaje escogido por el presidente saliente. La consciencia popular acabó
identificando esas citas sexenales como los momentos decisivos de su
participación política, donde se forjaba su destino nacional. La proverbial
estabilidad priista de casi un siglo mantuvo esa circunstancia enajenante
sin cambios.

 

La importancia de las elecciones del 1° de julio reside en que la crisis
social y económica que no logran superar el gobierno y sus apoyos burgueses
ha roto esa larga tradición, que ha llegado a un punto de quiebre. Hoy las
condiciones y las necesidades de las masas populares chocan cada vez más
fuerte e incluso violentamente con esas ficciones democráticas. La burguesía
ha tratado de dar una salida a esta situación favorable a sus intereses. En
el 2000 eso fue la transición pactada que llevó a Vicente Fox del PAN a la
presidencia con el tácito acuerdo del presidente priista Ernesto Zedillo,
como lo ha reconocido recientemente Francisco Labastida quien fue el primer
candidato presidencial priista perdedor. Las consecuencias de los
desastrosos gobiernos del PAN, el de Fox del 2000 al 2006 y el de Felipe
Calderón del 2006 al 2012, permitieron la restauración priista de Peña
Nieto. Y con éste el priismo se ha precipitado a su caída vertiginosa actual
y previsiblemente definitiva.

 

Contexto internacional

 

La ruptura que está produciéndose en México es contemporánea de los hechos
que definen el caos político que presenciamos a nivel mundial. En primer
lugar, por supuesto, está el factor del poderoso vecino del norte. La
llegada de Trump a la Casa Blanca ha dislocado por completo la tradicional y
estable armonía que la burguesía mexicana mantuvo durante décadas como socia
menor privilegiada de Washington. Tal vez después de su vínculo estratégico
con el estado sionista de Israel, la relación de Washington con la Ciudad de
México estaba entre las más estables e importantes. Se trataba del vecino
del sur con quien Estados Unidos comparte tres mil kilómetros de frontera,
la fuente de trabajadores migrantes baratos y seguros y el socio, junto con
Canadá, del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), tratado
con el cual esa asociación llegó a su nivel más alto. La llegada de Trump ha
desquiciado por completo ese panorama.

 

El muro fronterizo, la puesta en jaque de la renovación del TLCAN y la
constante propaganda xenofóbica antimexicana del inquilino de la Casa Blanca
hn hecho pedazos la vieja relación y dificulta el surgimiento del nuevo
trato entre ambos países. Aunque timoratas, las reacciones de Peña Nieto y
de su secretario de Relaciones Exteriores Luis Videgaray ante los
despropósitos de las agresiones de Trump, han producido una evidente
confrontación. Hoy permanece vacante el puesto de embajador de Estados
Unidos en México. Conclusión, las elecciones del 1° de julio se realizarán
en momentos de un deterioro notable de la relación entre ambos países.

 

Lo que sucede en los espacios de la frontera sur es de importancia debido a
que México es vecino directo de una de las zonas más violentas del mundo, el
constituido por el triángulo de Guatemala, Honduras y El Salvador. En
Honduras el golpe contra el presidente Manuel Zelaya en 2009 mostró que el
gobierno demócrata de Barack Obama y su secretaria de Estado Hillary Clinton
no desmerecía en nada los comportamientos de sus antecesores republicanos.
La consecuencia ha sido la llegada de Juan Orlando Hernández cuya dictadura
se ha perpetuado con un fraude colosal en las elecciones del 2017.

 

Y en este año, otro país de América Central, también muy cercano a México,
ha sorprendido con la erupción de la rebelión popular contra el gobierno del
traidor Daniel Ortega y su conyugue Murillo. Las llamas de la rebelión en
Nicaragua son también un factor centroamericano que está presente en la
situación mexicana.

 

Más al sur, la crisis del llamado “progresismo” en Brasil, Argentina,
Bolivia y del gobierno chavista de Nicolás Maduro en Venezuela son
experiencias que se asoman a los acontecimientos mexicanos. Igualmente
importante es lo que pasa en España, posiblemente el país europeo más
conocido e influyente en México. La defenestración de Mariano Rajoy y la
caída de su gobierno conservador, con muchas relaciones con el gobierno de
Peña Nieto, es un hecho mayor en el juego de los factores internacionales
que están presentes hoy en las jornadas políticas mexicanas.

 

Perspectivas

 

Como se puede apreciar por todo lo anterior, en estas elecciones tan
importantes está ausente la representación de los trabajadores, campesinos y
pueblo oprimido y explotado de México. El intento frustrado de registrar a
la candidata indígena e independiente María de Jesús Patricio, conocida como
Marichuy, impidió que su nombre apareciera en los millones de boletas. La
corriente de masas que se va expresar en la votación por AMLO busca en esa
acción reivindicar políticamente sus intereses. Es una votación que no
corresponde de hecho a los intereses tanto inmediatos como históricos de
dichas masas, colocándose de hecho en la tradicional política que determinó
la posición de los trabajadores y sus aliados durante prácticamente todo el
siglo XX: subordinados a los liderazgos burgueses.

 

Pero, a diferencia del siglo XX, hoy no estamos ante un panorama en que la
hegemonía burguesa se asiente en un curso de crecimiento, estabilidad y
bienestar. Los tiempos actuales del capitalismo mundial son los de
competencias aguerridas, de explotación decimonónica de los trabajadores y
de ausencia completa de un horizonte de libertad, igualdad y fraternidad.
Todas las señales indican a un recrudecimiento de la lucha de clases. No
habrá ya un largo periodo de décadas de estabilidad al estilo del priato en
el siglo XX.

 

A diferencia de los movimientos de trabajadores del sur de América y en
sintonía con la situación de los trabajadores del país vecino del norte, el
proletariado mexicano, considerado en el sentido más amplio del concepto, se
encuentra huérfano de representación política nacional. ¿Cuánto tiempo más
prevalecerá esa situación? Muchos factores determinarán su pronta
desaparición o en cambio su persistente presencia. Pero una cosa si es
segura, sean cuales sean los resultados de las elecciones del 1° de julio
hay corrientes de miles y cientos de miles de trabajadores que buscan una
alternativa real para reivindicar sus intereses y lograr realizar sus
objetivos clasistas.

 

Esta anomalía, si podemos llamarla así, será colmada en un próximo futuro y
precisamente las condiciones de la constitución del amplísimo apoyo
electoral que ha obtenido la candidatura de AMLO así lo señala. Nuestra
candidatura no es la de AMLO, pero así lo consideran miles, millones de
trabajadores. Ante ellos nuestra actitud es de respeto pero también de firme
crítica que, de forma fraternal y sencilla, desde hoy expresamos y después
del 1° de julio incrementaremos ante el previsible desaliento que cundirá
cuando surja con evidencia que AMLO no llegará a la presidencia de la
República para delinear un nuevo curso sino para intentar parchar y aliviar
los problemas que aquejan al capitalismo hoy en México.

 

La responsabilidad de los numerosos grupos socialistas independientes y
revolucionarios que ya existen y que, por cierto, han estado muy activos en
foros y reuniones en estos días en que se ha desatado la actual fiebre
política en el país, es una gran responsabilidad. Será clave para contribuir
a las tareas de la definición ideológica, la experiencia política y las
prácticas organizativas que se acumulan ya en el horizonte de los próximos
días. Ante este desafío la única posibilidad de victoria reside en la
vocación de unidad que se imponga al sectarismo estéril. La unificación que
ya se da en ciertos grupos es una buena señal para el futuro.

 

Sean cuales sean los resultados de las elecciones del 1° de julio, abrirán
en México la perspectiva de una nueva y prometedora situación política para
la causa y los intereses de los trabajadores. 

 

* Militante de la Liga de Unidad Socialista (LUS).

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