Colombia/ Elecciones: la realidad del discurso de la paz al desnudo [Gearóid Ó Loingsigh]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Dom Jun 3 18:17:10 UYT 2018


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Correspondencia de Prensa

3 de junio 2018

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Colombia

 

Las Elecciones y La Paz 

 

La segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Colombia deja al
desnudo la realidad del país, su clase dirigente y la realidad del discurso
de la paz que nos han vendido en estos años. También deja al desnudo la
realidad de la izquierda y sus intentos de salvar lo que queda de un proceso
que ya logró todo lo necesario para las élites del país.

 

Gearóid Ó Loingsigh 

 

El Salmón, 1-6-2018

http://www.elsalmon.co/

 

Vamos a segunda vuelta y hay dos opciones, un exguerrillero, Petro, quien es
muy EX y el hijo político de Uribe, Duque. La contienda es presentada por
unos como una disputa entre los que quieren la paz y los que quieren la
guerra. Sin embargo, la realidad de las declaraciones de grupos sectarios
como el MOIR, neoliberales como Fajardo, y el negociador del gobierno y de
alguna manera el arquitecto del acuerdo de paz firmado con las FARC,
Humberto de La Calle, nos dicen otra cosa.

 

Del MOIR, no hay que esperar mucho, una secta exmaoista, donde el Gran
Timonel de Robledo es quien más sabe y sus intereses personales están por
encima de todo. El MOIR cree en las bondades de lo que denominan la
burguesía nacional, así no les asusta mucho que una facción, abiertamente
criminal, de esa burguesía llegue al poder. Lo importante para ellos es que
el MOIR ostente el poder en la izquierda.  Lo más interesante y diciente es
la actitud de Fajardo y Humberto de La Calle.

 

Hace cuatro años la izquierda, sobre todo el Polo pidió un voto en segunda
vuelta por Santos, argumentando que era necesario apoyar a esa sección de la
oligarquía que quería la paz. Así lo hicieron, y Santos ganó, y su adalid de
la paz, Humberto de la Calle, prosiguió con la tarea encomendada de
desmovilizar a las FARC y lograr lo que eufemísticamente llamaban la paz y
el fin del conflicto.  Ahora, cuatro años después, una vez más nos
encontramos ante una posible victoria de un candidato Uribista, el niño
Duque. Si la supuesta paz y fin del conflicto fuera tan importante, y si
fuera real, pues, la burguesía apoyaría a Petro, el candidato de la paz,
cuyas propuestas más radicales no van más allá de propuestas social
demócratas cuando no burguesas liberales.

 

Sin embargo, así no es. Fajardo el neoliberal, pide el voto en blanco,
figura que no tiene efectos legales en una segunda vuelta, solo aplica en
las elecciones para el Congreso y en primera vuelta. El parentesco de
Fajardo con la esposa de Uribe, no tiene importancia, la oligarquía, y la
nueva burguesía ascendente, bien sea el lado “modernizante”, tradicional o
narco, es bien incestuosa, clasista y racista. Pero Humberto de La Calle es
el arquitecto del acuerdo de paz, el negociador del gobierno, quien, en sus
declaraciones públicas garantizó desde el principio que no tocarían el
modelo económico en el acuerdo de paz. Cumplió con su palabra, el acuerdo no
toca en lo más mínimo, la estructura económica del país, ni el agro, ni la
mal llamada locomotora de la minería o en políticas de equidad social.  Ni
siquiera logra una reforma tibia del sistema de salud que mata a tantas
personas al año (más que la misma guerra).  La paz que nos pregonaban no era
tan importante, lo importante era que las FARC aceptaran la legitimidad del
Estado, acataran y defendieran la Constitución Política de Colombia, la
legislación y el orden social establecido. Todo eso hicieron. Las FARC hoy
en día son un partido que es más tibio en sus propuestas que el mismo Petro,
mucho más. La amenaza armada de las FARC terminó, la amenaza al sistema
capitalista que representaban sus demandas, también se acabó. Esa es la
realidad de todos los procesos de paz y ahora que lo más importante ya se
logró, les importa cinco el acuerdo como tal y están dispuestos a jugárselo
contra el ELN y las disidencias de las FARC.

 

No se explica de otro modo la decisión de Humberto de La Calle de votar en
blanco el próximo 17 de junio. O de pronto alguno de las ONG o social
demócratas y los hinchas del proceso de paz nos pueden dar otra explicación.
Lo dudo.

 

La Alternativa de Petro

 

Tampoco puede haber duda, que Petro ya no es el guerrillero del M-19, no
solo porque no está armado, sino porque no pretende retar el poder de la
oligarquía.  Petro ha denunciado públicamente el fraude de la primera
vuelta, pero se resigna a confiar en las instituciones, como la Fiscalía que
ya ha anunciado que sí hubo fraude, pero no van a decir ni quienes ni como
(como si no supiéramos ya) ni abrir expediente hasta después de la segunda
vuelta cuando será muy tarde. La respuesta de Petro tenía que ser en la
calle, pero la realidad es que igual que Humberto, él no pretende tocar el
modelo. Petro en vez de declararse en ruptura con el sistema corrupto, sigue
siendo el único que juega limpio en medio del lodazal electoral. Sin
embargo, juega como todo político, su reacción inmediata a los resultados de
la primera ronda fue de intentar negociar a puerta cerrada acuerdos con
Fajardo, Claudia López y los Verdes. Así si pierde por fraude el 17 de
junio, no podemos esperar una oposición por fuera de las instituciones, es
decir, no podemos esperar una oposición real.

 

El 17 de junio, el acuerdo de paz no está en juego, si estuviera en juego,
el más vocal promotor de Petro sería Humberto de La Calle. Lo que está en
juego es el viejo sueño de Pablo Escobar, la reconfiguración de la
oligarquía colombiana. El 17 se decide si la narco burguesía entra por la
puerta principal a ser parte de esa oligarquía, con el apoyo del Partido
Liberal y el Conservador. Se decide si una oligarquía criminal finalmente
acepta en su seno, los hampones, asesinos y torturadores que les hicieron el
trabajo sucio durante años. Los sicarios entran formalmente a ser socios por
derecho de la Cosa Nostra que ha gobernado el país durante 200 años.

 

Sin duda alguna, será un régimen más abiertamente criminal, más retrogrado y
si resulta necesario más sanguinario a la hora de reprimir a los campesinos,
indígenas, comunidades negras y la clase obrera si hace falta.  Eso sí está
en juego, el acuerdo de paz no, eso ya cumplió su función. Si gana Petro, la
represión va a seguir, quiérala o no él, que no sea que sus votantes ejerzan
una oposición real al sistema, si finalmente deciden tocar el modelo que ha
sustentado una clase criminal durante 200 años y ahora pretende premiar a
sus hampones.

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